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Entrevista a Pablo Sepúlveda Allende, nieto de Salvador Allende

«Las declaraciones de Felipe González son un insulto a las víctimas del franquismo y del pinochetismo»

Fuentes: Rebelión

Pablo Sepúlveda Allende, nieto de Salvador Allende, hijo de Carmen Paz Allende y Héctor Sepúlveda, nació en 1976 durante el exilio de su familia en México donde vivió hasta la adolescencia. En los años 90 regresó a Chile y con 20 años decidió ir a Cuba a estudiar, primero fisioterapia y luego medicina, quizás pensando en su abuelo Salvador, aunque él dice que fue por ética, que ser médico es ser ético. Regresó a Chile en 2006 donde trabajó en un consultorio de atención médica primaria en la ciudad de Coquimbo y desde el año 2009 vive en Venezuela, donde ejerce como médico.

A mediados de septiembre Isabel Allende, su tía, senadora y presidenta del Partido Socialista de Chile, calificó de «desproporcionada» e «inaceptable» la condena a Leopoldo López lanzando duras críticas al Gobierno venezolano. Pablo Sepúlveda Allende, como nieto de Allende, respondió con un «No en el nombre de Allende, no en el nombre del Socialismo» que provocó cierto malestar y tensión en la familia Allende.

Pablo no es un personaje público, ejerce su profesión sin aspiraciones políticas, sin embargo, desde que decidió responder a Isabel Allende, con su sencillez, sin el aparato y la maquinaria de todo un partido político, como es el Partido Socialista de Chile que respalda a la senadora, y sin el apoyo del coro mediático, se ha visto envuelto en un remolino político y mediático, con entrevistas, declaraciones, declaraciones de declaraciones, que no le dejan llevar su vida tranquila en Caracas con sus dos hijas pequeñas. Recibe llamadas de los medios venezolanos y chilenos mientras trata de llegar a tiempo a las guardias del Hospital Psiquiátrico de Caracas, donde trabaja, o al supermercado para hacer la comida de sus hijas. Trata de aliviar tanta tensión con sus amigos y superar la timidez con sentido del humor.

-Pablo, en menudo lío te has metido, ¿qué te impulsó a escribir el «No en nombre de Allende ni del Socialismo»?

-Lo que más me impulso a escribirlo fue el malestar producido por unas declaraciones muy descontextualizadas y desinformadas de mi tía Isabel Allende.

Vivo desde hace muchos años en Venezuela y creo profundamente en el proyecto político que se está construyendo, con sus grandes aciertos y logros, así como con sus grandes errores y fallas. Conozco las dificultades que se pasan día a día, también las vivo y sufro, y creo entender parte importante de las causas de este delicado momento económico e histórico que está pasando el proceso bolivariano.

Declaraciones de ese tipo, en este contexto, son muy desafortunadas y graves porque debilitan en un momento delicado.

Estuve aquí en Caracas cuando Leopoldo López hizo el constante llamado, textualmente, y juzguen ustedes, «al alzamiento» (…) «hasta lograr la salida de quienes nos gobiernan». Vi como estas declaraciones directas y tajantes desembocaron coordinadamente en las llamadas «guarimbas», un tipo de violencia callejera llena de odio clasista que tomó las calles de los barrios acomodados de las principales ciudades de Venezuela y que, como sabemos, costó la vida de 43 personas. Entre los fallecidos se encontraba una chilena, Gisella Rubilar, la cual fue asesinada a sangre fría por los simpatizantes de Leopoldo López simplemente por estar despejando una barricada organizada por semanas que impedía la libre circulación por la vía pública.

Por cierto, les animo a que lean precisamente la «Carta a la senadora Isabel Allende escrita por padre de chilena asesinada en Venezuela«.

Después de haber sufrido esta violencia en carne propia, cuando en cierta forma se defiende a un personaje de la calaña de López, que fue encontrado culpable y responsable político de estos hechos, cuando se conocen sus antecedentes, su forma de actuar, su ideología y práctica fascista (respecto a esto recordemos que Lopéz perteneció a una organización fascista llamada ‘Tradición, Familia y Propiedad’, de la misma línea que el grupo paramilitar y terrorista ‘Patria y Libertad’ que en Chile cometió diversos actos terroristas durante el gobierno de Allende); y se le llama «preso de conciencia», pues eso indigna y molesta, sobretodo porque está el peso de la imagen de Salvador Allende detrás de esas declaraciones. Eso me parece irresponsable, aunque se hagan a título personal pues en este tipo de cuestiones el apellido pesa más que una trayectoria política personal.

Pero no solo es mi indignación, es la del pueblo venezolano, el pueblo chavista, que tiene un cariño muy especial y sincero hacia la figura de Salvador Allende y hacia lo que fue la Unidad Popular, conocen la historia de lo que pasó en Chile, y no comprenden y les duele este tipo de declaraciones y su procedencia; y porque además hay una especie de convicción, de sentido común, de que Allende sería gran simpatizante y defensor de esta revolución.

-¿Y por qué crees que algunos políticos de los «partidos socialistas» (de Chile y España) se juegan su prestigio con comparaciones disparatadas?

-Aquí creo que hay que hacer una clara diferenciación entre las declaraciones de Isabel Allende y las de Felipe González. Las primeras, como ya se dijo, me parecen descontextualizadas y desinformadas respecto a quien aluden (López) y los hechos que provocó.

Pero las declaraciones del señor González, cuando dijo que «Pinochet respetaba mucho más los derechos humanos que Maduro», superaron cualquier límite de la decencia y el respeto, son un insulto a las víctimas del franquismo y del pinochetismo así como para el pueblo venezolano que no ha sufrido en lo más mínimo nada que se le parezca a la tonta y mal intencionada comparación que González hace.

En este sentido, Isabel Allende hizo muy bien en desmarcarse y declarar «lamentar y discrepar profundamente con las declaraciones y lo dicho por Felipe González» (…) «Los derechos humanos son un tema muy delicado y evidentemente no se pueden establecer este tipo de comparaciones. Ofenden a Chile y a Venezuela».  Me pareció muy bien su respuesta.

Ahora a la pregunta de por qué Felipe González se juega su prestigio con decir semejante barbaridad, creo que las razones son varias, desde las personales para ganar titulares de prensa a cualquier precio (aún a costa de su propio ‘prestigio’) o, tal vez, a favores económicos que reciba, o aspire a recibir, por decir disparates contra Venezuela. Es de todos conocido como ha utilizado la política y sus contactos para lograr inversiones, concesiones o privatizaciones que benefician a empresas transnacionales para las cuales ha hecho lobby. Parece que aspira a alguna tajada en el supuesto negado de que caiga la Revolución Bolivariana.

Por otro lado, también hay explicaciones que tienen que ver con lo ideológico: varios de los principales políticos y referentes (sobretodo de épocas más recientes) tanto del PSOE como del PS de Chile han sido muy críticos con la Revolución Cubana y con la Revolución Bolivariana. Han tomado distancia de estos procesos, renunciando a los principios y a los ideales originarios de estos partidos, que al llegar al poder se han dedicado a gestionar, reproducir y profundizar un modelo económico capitalista y neoliberal, en lugar de tratar de transformarlo para construir una sociedad más justa en coherencia con sus principios.

-Pablo, para ti, ¿qué tienen en común la Revolución Bolivariana y el proceso iniciado por la Unidad Popular en el Chile de Allende?

-Creo que hay mucho en común, tanto por ser ambos procesos que plantean cambios estructurales y revolucionarios de forma pacífica, con elecciones democráticas y sin usar la lucha armada como vía para acceder al control de Estado, en la idea de transformar desde adentro las instituciones y el aparato heredado del estado burgués, históricamente al servicio del capital y las clases dominantes para ponerlo al servicio de las mayorías populares, de los explotados de siempre.

Pero también ha habido muchas similitudes en las dificultades que tuvo que enfrentar la Unidad Popular y que ha enfrentado y aún enfrenta la Revolución Bolivariana. Han sido muy similares las estrategias de desestabilización y los intentos por acabar con los procesos de cambios.

De hecho, creo que el proceso venezolano ha aprendido mucho de lecciones históricas que dejó la experiencia de la Unidad Popular para poder enfrentar con mejores herramientas los ataques constantes de los enemigos de la revolución. Tal vez, el ejemplo más paradigmático sea el tema de la necesaria defensa del proceso ante el tarde o tempano inminente ataque violento de las fuerzas que quieren defender y/o restablecer sus privilegios de clase.

En este sentido, Chávez solía decir: «La Revolución Bolivariana es pacífica, pero está armada», como forma de advertencia a los sectores golpistas y violentos de que aquí hay con qué defenderse.

Así tenemos ejemplos como el golpe de estado del año 2002, y más recientemente la brutal guerra económica que en estos momentos está pasando la Revolución Bolivariana.

La necesidad de fortalecer el Poder Popular, la necesidad de controlar cada vez más el comercio de importación y exportación y la distribución, estos son ejemplos de situaciones adversas que en Chile hubo que afrontar y que en Venezuela. de una u otra forma, y en un contexto mundial distinto, también se han ido presentado.

El golpe de estado de abril del 2002 aquí se revirtió en 48 horas por muchos factores: primero que Chávez no se sacrificó (Allende no tuvo opción), se entregó sin renunciar al mandato que el pueblo le diera y éste, al saber que estaba vivo, detenido ilegalmente, salió masivamente a reclamarlo; rodearon cuarteles militares y los oficiales jóvenes y otros bandos medios militares reaccionaron y decidieron rescatar a Chávez. Fue algo épico e inédito, revertir un golpe de estado militar en menos de 48 horas.

En el libro ‘100 horas con Fidel’, de Ignacio Ramonet, Fidel cuenta que logra comunicarse con Chávez por teléfono, en las horas críticas del golpe, y le dice algo como: «no te sacrifiques como Allende, tienes que vivir, vivo el pueblo te reclamará».

-Los que te conocen saben lo mal que lo estás pasando con todo esto y lo mucho que te pensaste escribir el «No en el nombre de Allende, no en el nombre del Socialismo», ¿qué dice tu familia sobre el tema? ¿hay tensión?

-Qué bueno que preguntas eso porque sí que se ha generado algo de tensión e incomodidad pero, ante todo, somos una familia bastante unida a pesar de las distancias físicas como, a veces, también a pesar de las distancias ideológicas. Mi intención fue tratar de desmontar los argumentos con que se criticó la condena de Leopoldo López y cuestionar por qué se habla tanto de este caso cuando se silencian tantos abusos y horrores en otras partes, tanto dentro del mismo Chile como en otros lugares no ajenos ni lejanos.

Parece ser que en ciertos países (como en Chile y España) hablar y criticar sobre los asuntos internos de Venezuela fuera una estrategia mediática de distracción ante los problemas internos.

Por eso quise nombrar los más recientes escándalos de corrupción estructural en Chile, donde se está descubriendo cómo la política chilena no está al servicio del interés general de las mayorías, sino al servicio de los intereses económicos que financian las campañas políticas. Escándalos que están sacudiendo a Chile (y aquí me refiero al Congreso de Chile y a la Cancillería) y, cuando los políticos en Chile están más desprestigiados que nunca por estos escándalos, es cuando se les ocurre agarrarse de los pelos y lanzar condenas hacia Venezuela.

Lo cierto es que dentro de mi familia, al parecer, se ha tomado en cierta forma como algo personal, más que una crítica política, y esa no fue mi intención aunque sea inevitable que se vea así.

La figura de Salvador Allende es universal y le pertenece a todos y todas las que creen en los ideales de justicia por los cuales el luchó toda su vida. Su legado y su peso simbólico no pertenecen a una familia, ni a un partido, por lo que es fundamental tener responsabilidad a la hora de tener posiciones políticas cuando, de una u otra forma, se involucra la imagen de Salvador Allende.

Lo que también quise dejar claro es que el simbolismo que representa Allende no debe ser usado para criticar procesos sociales con los cuales, estoy seguro, Allende simpatizaría y apoyaría plenamente.

Digo esto con pleno convencimiento y responsabilidad porque, a pesar de que no conocí personalmente a Salvador Allende, las personas de esa estatura política y moral, se las conoce más por su práctica política, por sus dichos y sus hechos, por su ejemplo, por su trayectoria y, por su amistad y cercanía con otros líderes populares, a los procesos sociales a los cuales apoyó incondicionalmente y con los cuales se identificó, no veo razón alguna para no creer que Allende estaría al lado de la Revolución Bolivariana.

-Salvador Allende, ahora es considerado por la clase política internacional y por medios medios comunicación comerciales como un gran ejemplo de demócrata, décadas después de su muerte cuando su figura ha dejado de ser una amenaza. Si Allende aún viviera y gobernara, ¿los medios lo tratarían con tanta deferencia?

-Probablemente si Salvador Allende estuviera vivo se comportaría de la misma forma coherente y consecuente a sus ideales y convicciones y, por tanto, sería enemigo público número uno del actual sistema económico y tendría los mismo enemigos que antes, a los que señaló muy bien: « nosotros tenemos enemigos muy definidos y muy claros; el capital extranjero que se ha adueñado de nuestra riqueza, los monopolios, el latifundio agrario y el latifundio minero, los que controlan el comercio de importación y exportación, y los que manejan las finanzas a través de los bancos».

Si Allende tomara las mismas medidas que tomó durante la Unidad Popular como la nacionalización de toda la banca privada, la nacionalización del cobre y demás recursos mineros, profundizar la reforma agraria para acabar con el latifundio agrario, etc… Si hiciera todo eso ahora (y más debido al contexto actual) no creo que fuera tratado por los grandes medios de comunicación como un idealista bonachón, ejemplo de político demócrata y republicano, respetuoso de la actual institucionalidad. Porque ya sabemos que los medios de comunicación siempre han pertenecido y respondido a los intereses económicos de los poderosos y, en la medida que esto intereses se vieran afectados, los grandes medios de comunicación, los monopolios mediáticos, (esos que actualmente en Chile controlan la libertad de expresión y de información), usarían toda su maquinaria comunicacional para descalificar cualquier liderazgo, gobierno o proceso social que cuestionase o afectase sus intereses y privilegios.

Allende ante todo fue un luchador social y un revolucionario pero en ciertos niveles políticos se le ha tratado de quitar contenido ideológico, se ha tratado de ocultar su profunda radicalidad política para hacerlo menos peligroso; se le ha querido pintar solamente como un político demócrata, como un republicano siempre respetuoso de la institucionalidad y la legalidad. Y sí que fue todo eso, pero en el contexto de la tradición política chilena, quiso hacer la revolución social y construir el socialismo en Chile a través de la vía electoral democrática, respetando la legalidad de la constitución existente; él creyó que ésa era la vía correcta para hacerlo en Chile (y logró hacer grandes transformaciones estructurales con esas herramientas), él no creyó que la vía armada en ese momento era lo que Chile requería, o con la cual se podía triunfar y llegar al poder.

Recordemos que Allende fue amigo personal de Fidel Castro, del Ché Guevara, fue a conocer a Ho Chi Min. Allende apoyó abiertamente a la guerrilla del Ché en Bolivia, siendo Presidente del Senado, fue a buscar personalmente a unos guerrilleros a la frontera de Chile con Bolivia para luego ayudarlos en su regreso a Cuba. Recordemos que siendo ya Presidente de Chile protegió a los guerrilleros argentinos que estaban siendo perseguidos y reclamados por el gobierno de Argentina en ese momento y se negó rotundamente a entregarlos. Es decir, Allende también simpatizaba y apoyaba las luchas armadas de ese momento, creía que para esos países, tal vez, si eran viables y convenía la lucha armada para triunfar aunque pensara que ese camino no era el correcto para Chile. Todo esto demuestra que Salvador Allende también simpatizaría plenamente y defendería a la Revolución Bolivariana, además, estoy completamente convencido que hubiese sido un gran amigo del Comandante Hugo Chávez, como lo fue del Comandante Fidel Castro.

Si Allende viviera y gobernara hoy y tomara las medidas que tomó con la Unidad Popular, sería también acusado de dictador.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.