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Las Elecciones de la CUT y las posibilidades de un nuevo sindicalismo

Fuentes: Rebelión

La renovación de la directiva de la principal Central de Trabajadores chilenos fue acompañada de una atención impensable unos años atrás. La recuperación del protagonismo social de los trabajadores organizados es el principal hecho de este fenómeno, principalmente gracias a las movilizaciones que llevaron a cabo sectores no tradicionales del sindicalismo: los subcontratados del cobre […]


La renovación de la directiva de la principal Central de Trabajadores chilenos fue acompañada de una atención impensable unos años atrás. La recuperación del protagonismo social de los trabajadores organizados es el principal hecho de este fenómeno, principalmente gracias a las movilizaciones que llevaron a cabo sectores no tradicionales del sindicalismo: los subcontratados del cobre y los trabajadores forestales del sur de Chile. Asimismo, la correspondencia en el ámbito gubernamental de este proceso, a través de la labor del Ministerio del Trabajo que, si bien no ha significado grandes transformaciones del código laboral creado en la dictadura, ha implicado reposicionar al Trabajo en el debate nacional.

No sólo nuevos liderazgos emergieron de este contexto, sino que sobre todo nuevos actores colectivos y nuevas prácticas sindicales, parecieron configurar la aparición de un sindicalismo renovado (en el buen sentido de la palabra) en un contexto de precarización y desprotección abismante. Precisamente este hecho dio pie para que se interpretase la elección gremial de la CUT como la primera gran prueba de confrontación entre dos formas de concebir el sindicalismo: una dada por la reproducción de lógicas cupulares, con bases de trabajadores distorsionadas en el papel (infladas) y con prácticas calificadas por algunos como burocráticas, pero que tuvo el mérito de sobrevivir a la dictadura y a la desmovilización en «democracia»; y otra dada por la combatividad y masividad de la acción sindical de trabajadores precarizados y externalizados, cuyo mérito principal está dado por la capacidad de enfrentar el nuevo escenario laboral creado por el sistema económico y que el viejo sindicalismo no fue capaz de enfrentar coherentemente.

¿Cómo leer entonces los resultados de la elección? En primer lugar cabe destacar, un significativo aumento del número de dirigentes que participaron en la votación (casi 8.000), lo que supone también un aumento de cantidad de trabajadores representados (casi 400.000 Fuente: El Mostrador), este crecimiento de la base sindical no puede ser interpretado como un mero inflamiento artificial del padrón electoral, sino que obedece en gran medida al nuevo protagonismo adquirido por el movimiento sindical del que hablamos en un comienzo, en el cual la CUT ha sabido posicionarse como una de las voces cantantes.

Otro hecho significativo es la mayor proporción de trabajadores del sector privado (63% según EMOL) por sobre el público en la votación, lo que también nos habla de un germen de transformación del sindicalismo, por lo menos en el ámbito de sus componentes. Hasta ahora uno de los principales factores de sobrevivencia del sindicalismo en un marco de crisis postdictadura del mismo ha sido la estabilidad y fortaleza de los sindicatos del sector público: la ANEF y el Colegio de Profesores, quien ha aportado una dimensión de consistencia y respaldo masivo a la praxis entorno a la CUT. En este sentido, la presencia de los trabajadores del sector privado responde a la ampliación de la laboral sindical a ámbitos que hasta ahora permanecían huérfanos y vírgenes de acción organizada por parte de los trabajadores.

Asimismo también vale notar la disminución de la votación de la Democracia Cristiana (en la elección anterior la lista más votada) a favor del crecimiento de los sectores ligados al PS, del que el actual Presidente de la CUT es parte, quienes alcanzaron cerca de un 44 %; y del PC al que pertenecen Cristián Cuevas (CTC) y Jorge González (Forestales) quienes bordearon el 35%. La recuperación de la hegemonía PS y PC en la central sindical está lejos de representar un retorno a las características del movimiento sindical de antaño que bajo el alero de estos dos partidos llegó a constituirse en uno de los actores sociales con mayor capacidad organizativa y transformadora del continente.

Para subrayar está la votación individual de Arturo Martínez quien fue la primera mayoría (31.000), lo que supone un respaldo contundente a su gestión en los últimos años, pese a que los cuestionamientos a su liderazgo han aumentado sea por el manejo de fondos o por la exclusión de los sectores críticos a su forma de dirigir la CUT.

Si asumimos la hipótesis de un «viejo» y «nuevo sindicalismo» la evidencia muestra que el «viejo sindicalismo», lejos de verse sorprendido por la fuerza de una nueva tendencia, tendió a fortalecerse. ¿Debemos interpretar esta elección, entonces, como una derrota de este «nuevo sindicalismo»? La elección más que ser efectivamente la primera disputa real entre estas dos formas de sindicalismo parece más bien ser una extensión de la dinámica de relación de estas dos lógicas. El «nuevo sindicalismo» nunca se ha declarado en ruptura con las posiciones de la CUT y sus dirigentes históricos, sino que más bien ha incorporado nuevas prácticas mediante hechos mismos (movilizaciones, nuevos sindicatos etc) respetando los espacios ya existentes; mientras que la CUT y particularmente Martínez han tenido el mérito de adaptarse a este nuevo escenario, incorporando este movimiento y logrando que la irrupción del mismo sea un factor de fortalecimiento del movimiento en general, sin deslegitimar sus propias posiciones.

En este sentido, la gran prueba para los nuevos actores no era esta elección, el gran desafío precisamente es mantener su fuerza innovadora y consolidar su poder organizativo más allá de las demandas particulares de sus sectores, conviviendo con el sindicalismo que logró sobrevivir a la dictadura, alimentándose mutuamente, pero sin adquirir las mismas prácticas del mismo y que lo han llevado a ser cuestionado desde diferentes lugares; en otras palabras la tarea es no diluirse en lo que ya existe, sino que enriquecerlo, extenderlo y transformarlo.

Alexis Cortés Morales (Sociólogo)