El único debate electoral
La extrema derecha (PP y VOX) más que miedo, tiene pavor a los debates con argumentos razonados.
En las elecciones del 4-M se habían programado para la campaña electoral varios debates, pero al final se redujeron a sólo uno por influencia de esta temerosa extrema derecha.
Voy a analizar y valorar escuetamente las intervenciones de los líderes de los 6 partidos que intervinieron en el único debate electoral: Pablo Iglesias, Mónica García, Ángel Gabilondo, Isabel Díaz Ayuso, Rocío Monasterio y Edmundo Bal.
Pablo Iglesias tuvo la mejor intervención con gran diferencia del resto.
Mónica García también estuvo muy bien pero en un momento dado cometió un error en su exposición, mostró una interesante gráfica de barras con diversos colores, pero sin ninguna referencia. Fallo que aprovechó rápidamente Díaz Ayuso para reclamarle referencias.
Gabilondo resultó menos soso de lo que él mismo se declaraba y más sensible y humano de lo que suele ser un político.
Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio se expresaron casi en la misma onda, incapaces de hablar de los problemas de los ciudadanos porque sólo saben hablar de consecutivas simplezas como por ejemplo cañas a la madrileña (yo creí que a la madrileña eran los callos), libertad a la madrileña, Madrid es España, etc. Tenían una completa falta de argumentos por lo que se fundamentaron en gritos, amenazas, insultos y satanizaciones sobre todo al más peligroso (por ser el mejor): Pablo Iglesias.
Edmundo Bal representa a la derecha capitalista, los poderes fácticos financieros que quieren encubrir este aspecto hablando de centro y de democracia. Resulta que por esos días los medios de desinformación en una encuesta sobre valoración de líderes de los seis partidos, Iglesias resultó el peor valorado, pésimamente valorado. La sombra del neoliberalismo global, la de los del crecimiento económico oligárquico, del poder mediático y del pensamiento único es ultra-alargada.
Encuestas post-debate
La intervención de Iglesias fue un éxito, conjuntamente con las de Gabilondo y Mónica García. Apareció un grupo de izquierda muy unido, tal vez nunca tan unido como desde el frente popular, potente y convincente, algo que asustó a una derecha que se mostró dividida, con ataques violentos de Edmundo Bal contra Ayuso y Monasterio. Y fue convincente pese a la existencia de una población madrileña, «zombificada» y “cañificada”, sumida en la mayor ignorancia gracias a los medios de desinformación y pese a una terrorífica satanización de Pablo Iglesias. Como consecuencia las encuestas del día siguiente al debate no pudieron dejar de dar como ganadora a la izquierda.
Reacción de la reacción, campaña de terror
Los del crecimiento económico oligárquico, el único crecimiento que existe (no nos engañemos) se encuentran emboscados principalmente en los partidos de derechas (PP y VOX) y gran parte del PSOE (la vieja guardia del corrupto Felipe González).
En vista del éxito convincente de Iglesias, Mónica García y Gabilondo, aunque sobre todo de Iglesias, en el debate electoral, la derecha entró en pánico al pensar en posibles futuros debates que podrían seguir dando puntos al bloque unido de la izquierda. En consecuencia pensó en hacer todo lo posible para que no se volvieran a celebrar más debates. ¿Pero cómo conseguirlo?, pues sin dudarlo, como suele hacerlo la derecha en la que se ocultan los del crecimiento económico oligárquico. Estaba claro, aumentando las amenazas violentas dirigidas principalmente a Iglesias y al Gobierno de coalición.
¿Pero cómo actuar para lograrlo?, sencillo usando las macabras amenazas de cartas con balas. En efecto a partir de lo de las balas se anunció que no habría mas debates electorales. Ya liberada de los peligrosos debates la derechona se encontró a gusto navegando en el mundo de las frivolidades, en dónde aumento la trivialización electoral: ¡viva el botellón!, las terrazas, las cañas, ¡viva vivir alegremente el Madrid a la madrileña! Y es que a la mayoría de la gente le gustan muchísimo más las mentiras coloreadas que la verdad de infinidad de muertes por covid-19 y de un futuro donde la economía neoliberal nos va aportar aún mucha más precariedad y despidos.
Pero lo que no decía Ayuso es que en realidad lo que estaba haciendo era abrir los bares a base de saturar las UCIS, a base de aumentar aceleradamente las muertes por la covid-19, a base de cerrar y privatizar hospitales públicos y precarizar aún más y despedir al indispensable personal sanitario vital. Y en medio de su desfachatez aún se atrevió a pedir sanitarios voluntarios para el “hangar” Isabel Zendal.
Y en efecto, este nuevo enfoque trivial de Ayuso tuvo gran éxito ante una enorme y superficial masa de «ignorantizados», «zombificados», «egoistizados» y profundamente «consumistizados».
Resultados electorales
Voy a exponer escuetamente las cifras concretas de los resultados electorales de los diferentes partidos participantes: PP: 65 escaños; Mas Madrid: 24; PSOE: 24; VOX: 13; Unidas-Podemos: 10.
Resaca electoral, dimisiones y recomposición de partidos
La reseca electoral ha tenido importantes consecuencias, se ha caracterizado por la desaparición de la escena parlamentaria madrileña de un partido (Ciudadanos), dimisiones significativas de candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid (Pablo Iglesias, Ángel Gabilondo) y el presidente del PSOE madrileño José Manuel Franco. También como consecuencia de este terremoto fueron expulsados dos destacados miembros del PSOE (Nicolás Redondo y Joaquín Leguina), que durante la campaña electoral estuvieron llamando a votar a Isabel Díaz Ayuso. Como consecuencia hubo una fuga de más de 50.000 votos del PSOE a la candidatura del PP; además José Luis Ábalos, responsable de organización del PSOE y figura fuerte del partido en la actualidad, ha convocado unas elecciones primarias para elegir nuevo secretario general del PSOE andaluz con la finalidad hacer lo posible para relevar a Susana Díaz la actual presidenta.
En Unidas Podemos también, como es lógico, después de la retirada de Pablo Iglesias se ha abierto una situación de remodelación. Iglesias es relevado por una bicefalia femenina representada por la gallega Yolanda Díaz como vicepresidenta tercera del Gobierno de España (de Izquierda Unida) y la navarra Ione Belarra, actual ministra de Derechos Sociales (de Podemos).
Fulminación macabra de Iglesias
A partir del fracaso de la derecha en el único debate electoral la derecha el PP y VOX (donde se esconden el IBEX-35 y los intereses de los del crecimiento económico oligárquico, como puedan ser entre muchos más: Felipe González y todos los de las “puertas giratorias” (que prefieren a Ayuso), se dedicaron obsesiva y macabramente a destruir la imagen de Iglesias, profundizando en su satanización y emprendiendo una terrorífica campaña (algo parecida a la del 23F) basada en el envío de cartas con balas, principalmente a Pablo Iglesias y a otros ministros del Gobierno de coalición, con la finalidad de crear un estado general de temor.
En una intervención en la TVE de Gabriel Rufián, de Esquerra Republicana, comentó con respecto del acoso y derribo de Iglesias lo siguiente:
“Con la desaparición de pablo Iglesias hemos perdido un gran líder para la democracia y para la izquierda”.
Errores de enfoque de Pablo Iglesias
Uno de los obstáculos del insuficiente apoyo a Iglesias en las urnas fue que las masas no le comprendieron a pesar de hablar con gran claridad [1].
No hay duda que Iglesias en un principio tuvo más aciertos que errores. Y sobre todo le debemos la clara ruptura del bipartidismo, que no se había conseguido al inicio, ni en los más de 30 años de transición. La política desde Pablo Iglesias ya es completamente diferente. Ahora los Comunes, el indispensable movimiento ecofeminista y los que están más a la izquierda lo tienen mas posible, prueba de ello es que las cuatro vicepresidencias del Gobierno de España son mujeres y la nueva presidenta de una coalición política como Unidas Podemos también será una mujer.
Pero en cuanto a la campaña electoral, destacando la intervención de Iglesias, (como ya he mencionado) fue apabullante y muy por encima de los otros cinco debatidores. Aunque a raíz de los sobres con balas y del acoso satanizador tan brutal del que fue victima, consiguieron mellar su serenidad y su tenacidad.
Y a partir de lo cual comenzara a irritarse, cayendo incluso en expresiones violentas de revancha no propias de él.
Pero no solo fueron los nervios los que le traicionaron sino también graves desenfoques estratégicos y en la apreciación de cómo de vertiginosamente han evolucionado la sociedad española y la madrileña. Cuando él confiaba en que con los trabajadores pasotas votando serian más que los votantes de la derecha se equivocaba. Se equivocaba con el eslogan “Que vote el Pueblo”, pues al pensar esto demostraba que en alguna medida su percepción de la sociedad se había estancado en verla tal y como era en los últimos decenios del siglo XX. Su pensamiento aún tenia mucho de anticapitalista (a la clásica usanza) no se percataba de que ahora había que ser más anti-neoliberalismo-global más anti-crecimiento económico oligárquico. Y esto podemos analizarlo sencillamente según cuatro aspectos:
En primer lugar Iglesias aún veía a clase obrera como numerosa [2], pero la realidad de hoy es muy diferente desde que apareció el neoliberalismo global (1989) dirigido desde Washington por un programa que se aplicaría mundialmente denominado precisamente El consenso de Washington (W.C., por sus siglas en inglés) y que programaba en todo el mundo una generalización de una pauta global de sometimiento, disminución (en número) y degradación de esta “clase obrera”. Esto se hizo siguiendo la pauta de la creadora del neoliberalismo Margaret Thatcher y de su ferviente seguidor y entusiasta Den Sioping). Este “consenso” permitió la liberalización del mercado, de los precios, de los despidos, de los salarios, etc. Esto ocasionó dos estados de ánimo en la tradicional “clase obrera”: a) pánico al despido y depresión y b) incapacidad psicológica y organizativa de protesta.
En resumen la luchadora clase obrera se hizo sumisa y escasa. Y su segunda generación, desde la aparición del W. C., ni siquiera supo qué era eso de una contundente lucha sindical. Falló la memoria histórica, apareció una tendencia a la evasión, a las drogas, al botellón, a los macroconciertos gregarios y vaciadores de las mentes, etc. Todo esto redujo el número y la conciencia de clase luchadora. En definitiva se redujo el número de trabajadores activos, activos en las fábricas y activos en las justas protestas.
En segundo lugar la revolución informática logró, aceleradamente, unas asombrosas capacidades de rendimiento fabril por lo que el crecimiento económico oligárquico está necesitando cada vez muchas menos horas de trabajo asalariado. De modo que este es un factor más que genera la fuerte disminución de la clase obrera o del trabajador asalariado. Pondré sólo unos pocos ejemplos que puede que no sean los más importantes pero si buenos indicadores de la destrucción inevitable de empleo, y en consecuencia, del número de trabajadores:
En un momento, debido a la automatización de los billetes de metro desaparecieron de golpe todos los expendedores de metro que trabajaban en sus ventanillas, en una factoría de fabricación de autos ya solo trabajan los robots y unos pocos trabajadores técnicos, en la banca cada vez que se dan fusiones se suelen realizar ERES que afectan a miles y miles de trabajadores. En definitiva, la revolución informática redujo el número de trabajadores activos.
En tercer lugar legiones de parados se han auto-reconvertido haciéndose emprendedores, es decir auto-esclavizándose, porque es casi una quimera poder competir con tu chiringuito contra las multinacionales globales acaparadoras casi de forma absoluta de todo el mercado existente. Precisamente gracias a la aceleración profunda de la explotación debida a la revolución informática (y apoyada por el W.C.) se puede producir mucho más rápido y abundante. Por todo esto las multinacionales pueden permitirse ofrecer precios mucho más bajos que los de la pequeña empresa.
Pese a todo, y precisamente por eso, la pequeña empresa es la que está dando en conjunto mayor número de empleos. El caso, tal vez el más frecuente, es del minúsculo empresario que procede de un trabajador despedido, que con su escasa indemnización, unos pequeños ahorros y un pequeño préstamo, ha logrado abrir un minúsculo bar. Y con esta nueva situación de “emprendedor” en él se esta produciendo un cambio de su mentalidad, pasando de la clase obrera a la de pequeño empresario, partidario acérrimo del consumismo y del crecimiento.
Y como, según acabo de señalar, la mayoría se encuentra en la hostelería, por lo que el covid-19 y el estado de alarma les están haciendo un daño de muerte. Por ello pasó de clase obrera a empresario de derechas y a ser partidario de Ayuso y a ampliar lo más posible la enfermedad mental del consumismo para tener clientes y hacer caja, y punto. Para él, el W.C sólo existe en un rincón de su chiringuito y la memoria histórica la olvidó.
En cuarto lugar, lo único que queda de lo que se podía llamar “clase obrera” cae en un profundo temor hacia los emigrantes, por que piensa (y sobre todo le hacen pensar los medios de desinformación) que los extranjeros le va a “robar” el empleo, cayendo así de obrero progresista y reivindicativo a gran reaccionario y racista.
Así que Pablo Iglesias falló en pensar que bastaba con que aumentara la participación en las urnas para que ganara la izquierda, porque había una bolsa muy grande de progresistas de izquierda que solo se encontraba desanimada en votar. Pero la cruda realidad hizo ver que con el aumento de votos no salía beneficiada la izquierda, sino precisamente la derecha.
Los grandes éxitos estratégicos de Ayuso fueron, por un lado tener en cuenta esta cruda realidad del descenso de población de la izquierda, por otro, la existencia de una enorme masa desesperada por no poder abrir sus chiringuitos y finalmente una gran masa de trabajadores precarios cuyo único refugio consiste en la evasión del botellón o en el consumo de una cañita, supo hacer confundir esta triste evasión con la “libertad”.
Existen unas estimaciones basadas en encuestas estadísticas que arroja para el conjunto del Estado español en los últimos 40 años un porcentaje de “trabajadores de la clase obrera” con respecto al total de la población activa que va desde el 60% a menos del 16%. Este dato, y el acierto de la manipulación estratégica de Ayuso, pueden servir de confirmación de todo lo anterior y del porqué del batacazo electoral de la izquierda en el 4M y del gran error de apreciación de Iglesias.
De cara al futuro un colectivo que sí que puede ser abrumadoramente mayoritario es el feminismo. De hecho ya tanto Unidas Podemos como Más País ya están apuntando a unos lideratos femeninos que pueden hacer comprender bien esto.
Notas:
[1] “Aquellos que pueden ver mas allá de las sombras nunca serán entendidos, y mucho menos comprendidos, por las masas” (Platón, 427-374 a.C.).
[2] De hecho fichó a Agustín Moreno, fue de la minoría (aún honrada de CCOO en los 80), que presentó oposición a la que ya era corrupta dirección de este sindicato.
Julio García Camarero es doctor en Geografía por la Universidad de Valencia, ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid, exfuncionario del Departamento de Ecología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y miembro fundador de la primera asociación ecologista de Valencia, AVIAT.