Las elecciones del 5 de febrero del 2023 no responden ni a la realidad del país ni al carácter del Estado Plurinacional declarado en la Constitución ecuatoriana.
Este problema ideológico y político se evidencia en el proceso electoral que vive el país. Muchas personas piensan exclusivamente en la cantidad de candidatos indígenas que hay para estas nuevas elecciones, y sostienen entonces, que esto es un gran adelanto en la movilidad social, pero no se dan cuenta de la gran paradoja que encierra: por un lado, muestra indudablemente la influencia cada vez mayor de los indígenas en la política del país, pero por otro , los indígenas mandan al saco del olvido sus primeras raíces de identidad y cambian sus relaciones de intercambio comunal, por relaciones de cambio capitalista.
Hay casos muy curiosos en el proceso eleccionario: en Cotopaxi, por ejemplo, los candidatos a prefectos son seis indígenas: Guamangate, Ugsha, Chiguano, Tipantuña, Tibán, Umaquinga. En Azoques, hay un candidato quichua que lleva los tradicionales nombres de los incas-quichuas en Ecuador. Su nombre, Cuzco Wallpa, recuerda muy de cerca al último de los incas del Cuzco, Atau Wallpa. En Chimborazo, una candidata al Consejo de Participación Ciudadana, Manuela Daquilema es descendiente del héroe del pueblo quichua Fernando Daquilema. Los antropónimos han conservado la historia de los pueblos indígenas, lo que no sucede con los candidatos, que ya no la recuerdan.
Las elecciones oficiales reducen la conciencia comunitaria, la coherencia y el orden comunal espontáneo que aseguran la identidad y pertenencia de los indígenas, saca a los comuneros de sus territorios y los integra a la sociedad de leyes, es decir, que el Estado les asegura la ciudadanía, pero a costa de la nacionalidad.
Está muy bien que los indígenas lleven adelante una política activa, pero no lo está cuando a los candidatos se les olvidan sus comunidades que sufren intensamente por la falta de tierra, agua, luz eléctrica, alimentos adecuados y suficientes, educación propia y moderna, migración incierta a las ciudades, y repiten las mismas consignas de todos los demás candidatos: “canasta básica”, que no es la que los indígenas necesitan de acuerdo a su cultura; “seguridad” que se entiende de otra manera en las comuna;, “movilidad” que es diferente en el campo.
Los candidatos indígenas para alcaldes también renuncian a su pertenencia originaria, se inclinan por una ciudadanía única, pero no por una plurinacionalidad. En la ciudad se deben encontrar mecanismos para que los pueblos indígenas retengan su memoria y su respecto al pasado, no hay ninguna institución para ello en las ciudades. No hay ni instituciones culturales, ni de apoyo a los migrantes, ni instancias para la justicia indígena. Los municipios cuentan con muchos inmuebles locales apropiados y desocupados, pero no hay iniciativas políticas para volverlos funcionales a las necesidades indígenas.
Ileana Almeida: Filóloga, profesora universitaria y escritora. Entre sus libros figuran Mitos cosmogónicos de los pueblos indígenas del Ecuador e Identidades históricas de los pueblos indígenas del Ecuador.
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