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Las enseñanzas de la revolución china (Parte I)

Fuentes: Rebelión

El 1° de Octubre de 1949, cuatro años después de culminada la II Guerra Mundial, triunfa la Revolución China y se proclama la República Popular China, en el más poblado país del continente asiático y del mundo. Haremos en esta oportunidad un primer análisis de las luchas por la implantación de la República Popular China […]

El 1° de Octubre de 1949, cuatro años después de culminada la II Guerra Mundial, triunfa la Revolución China y se proclama la República Popular China, en el más poblado país del continente asiático y del mundo.

Haremos en esta oportunidad un primer análisis de las luchas por la implantación de la República Popular China y posteriormente escribiremos sobre lo acontecido desde 1949 hasta hoy que lleva a China a convertirse en la 2ª economía del mundo. Se trata de opinar sobre más de un siglo de lucha de un pueblo que en estos días celebra por todo lo alto el 70° Aniversario de su Revolucion.

Las luchas que culminaron con la instauración de la República Popular China en 1949 se remontan a mediados del Siglo XIX cuando se produjo la llamada I Guerra del Opio que se inició en 1840 y culminó con la cesión de parte del territorio chino a Inglaterra en 1842, con la firma del Tratado de Nankin por parte de la Dinastía Ching, donde se reconoció dominio británico por 150 años sobre Hong Kong. Pero no sólo era ésta la única «concesión» que tenían las potencias imperiales en territorio chino, también Shangai y la Península de Shandong, por sólo referirnos a las más emblemáticas, formaron parte de ese despojo.

Más de un siglo de humillación sufrió el pueblo chino por parte de las potencias imperiales dominantes en ese entonces, que se repartían territorios, riquezas y áreas de comercio, no sólo en China, sino también en el resto de países pobres del mundo, sometidos a su coloniaje y subordinación. En el caso de China, no sólo fue Inglaterra y Japón. También Francia, Alemania, Italia, Rusia, Austria e incluso EEUU, se beneficiaron de la entrega vergonzosa de la soberanía, entendida en su más denigrante expresión, que hicieron durante siglos las sucesivas y corruptas dinastías que «gobernaron» China, hasta inicios del siglo pasado. Fue, pues, lo que es hoy una potencia mundial, una semicolonia durante más de un siglo.

En ese extenso territorio que era y es hoy China, diversos movimientos se alzaron en Provincias y regiones del norte y sur del país. Carentes de organización y dirección adecuada fueron derrotados en forma sangrienta. La «Rebelión de los Taiping» o «Reino Celestial de Taiping» (1850-1864) y la Rebelión de los Boxers de 1900 a 1901, fueron dos de los levantamientos con mayor repercusión. El primero en contra de la dominación feudal y opresión nacional de la Dinastía Ching y el segundo un movimiento de lucha armada contra las fuerzas aliadas de agresión de las ocho potencias imperialistas EEUU, Inglaterra, Japón, Francia, Alemania, Rusia, Italia y Austria. Estos Movimientos fueron el germen de las luchas libradas en la primera mitad del siglo pasado contra el sistema feudal, la ocupación colonial y por la Liberación Nacional. En ellos la participación del campesinado fue decisiva, dado el carácter fundamentalmente rural de la sociedad china.

En 1905 Sun Yan Sen funda el Partido Kuomintang (KMT), partido de orientación socialdemócrata, auspiciado y financiado por EEUU. El 1° de Julio de1921 se funda el Partido Comunista Chino (PCCH) en Shanghai, bajo la influencia soviética y Chen Duxiu es nombrado Secretario General. Mao Zedong participa entre los 12 delegados que aprobaron sus primeros estatutos. Ambos partidos fueron protagonistas, representando contrapuestos intereses clasistas, de las luchas fundamentales que se libraron desde 1924, contra las potencias imperialistas y contra el feudalismo, por la Liberación Nacional, independencia y Unificación de China.

En 1911 se desarrolla una Revolución Democrático Burguesa, también conocida como la «Rebelión de las Provincias» o Primera Revolución China que insurgió contra la Dinastía Ching, liderada por caudillos militares de las distintas provincias del territorio chino. Esta revolución puso fin al Régimen de las Dinastías que había gobernado el país asiático durante milenios. Se instauró, entonces, el Régimen de los Caudillos del Norte que continuó con la opresión y exclusión de las mayoritarias masas campesinas, la incipiente clase obrera y resto de clases pobres. Las ilegales posesiones de porciones del territorio y mar chino, por parte de las potencias imperiales quedaron intactas.

En 1912 se declara la República China, bajo el control del KMT y bajo la Presidencia Sun Yan Sen. No obstante, la Independencia, Estabilidad y Unificación de China seguían siendo un sueño.

Entender las victorias y derrotas, los avances y retrocesos del pueblo chino en su lucha antimperialista, antifeudal y por la Liberación Nacional en sus distintas etapas, pasa por comprender en primer término dos premisas básicas: la necesidad de una organización o Partido Revolucionario y lo que fue y es una acertada sentencia leninista: «Sin teoria revolucionaria, no hay movimiento revolucionario». En segundo término, que si no hay un diagnóstico y comprensión de las características de la sociedad que se pretende transformar, tarea de primer orden del partido revolucionario, las luchas que se libran, por muy justas que sean están condenadas al fracaso. En tercer término, y muy estrechamente relacionado con lo anterior, si no se ubica en cada etapa la Contradicción Principal, los aspectos integrantes de esa contradicción y como se interrelacionan y se van desarrollando esos aspectos en la dinámica de la lucha, si no se ubican las contradicciones secundarias y se les da a cada una el tratamiento adecuado de acuerdo a la particularidad de cada contradicción, las luchas sufren tropiezos y retrocesos y en consecuencia se hace más largo el camino y es mayor el sacrificio para obtener la victoria.

Culminada la I guerra Mundial, El Kuomintang al frente de la recién creada República, pero sin un control político y militar del territorio, desarrolla una política colaboracionista con las potencias imperiales. En el reparto del botín, las potencias ganadoras firmaron en 1919 el Tratado de Versalles que determinó entregar a Japón la península y provincia de Shandong, antes en posesión de Alemania. Este hecho produjo el repudio, en primera instancia, de los estudiantes de Pekín que se lanzaron a la calle en protestas que fueron salvajemente reprimidas. Ello ocasionó que el movimiento se extendiera a todo el país y a él se sumaran los obreros, pequeña burguesía e incluso sectores de la incipiente clase burguesa. Este movimiento que se extendió por más de un mes, conocido como el «Movimiento 4 de mayo», aunque fue finalmente derrotado, sirvió para cohesionar y blindar la conciencia antimperialista en la sociedad china. En su derrota jugó un papel determinante la ausencia de un Partido Revolucionario que asumiera la vanguardia de la lucha y le diera organicidad y trascendencia a las protestas espontáneas.

A partir de 1919 y fundado el PCCH en 1921, este partido junto con el KMT, la correlación de fuerzas entre ellos y la política de alianzas desarrollada en las distintas etapas de la lucha anti-feudal y anticolonial desde 1924 hasta 1949, determinaron el curso y desenlace de las distintas guerras libradas.

Fueron distintas las condiciones de la política de alianzas y el manejo de las contradicciones de clase en la Guerra de 1924-1927 que el manejo de un escenario también contradictorio y en esencia con los mismos partidos y clases sociales en el período de Guerra de 1937-1945. La guerra que culminó en 1927 fue una derrota para las fuerzas revolucionarias y las aspiraciones del conjunto de clases explotadas. Sirvió para afianzar el Control del KMT en la República China y el predominio de las corrientes más reaccionarias y anticomunistas lideradas por Chiang Kai Shek, que asumió el control absoluto del Kuomintang, después de fallecer Sun Yan Sen en 1925. Chiang Kai Shek dio un Golpe de Estado e inició una feroz persecución contra el PCCH y fueron ejecutados algunos de sus dirigentes. La dirección de una corriente de derecha del PCCH, liderada por Chen Duxiu y el abandono de las iniciativas políticas propias, para subordinarse a la alianza temporal con el KMT, fueron factores determinantes en la derrota. Mao Zedong decía en 1935. Refiriéndose a esta derrota: » Esta leccion pagada por nuestra propia sangre, nos enseñó que la ausencia de un fuerte núcleo dentro de las fuerzas revolucionarias, lleva la revolución al fracaso»

En septiembre de 1931 Japón invade cuatro provincias del nordeste de China, ante la actitud colaboracionista de Chiang Kaí Shek que sostenía la tesis de «Primero hay que acabar con los bandidos («los comunistas») y luego nos defenderemos de los invasores japoneses». Mao Zedong comienza a afianzar su liderazgo al Interior PCCH no sólo por sus acertados planteamientos teóricos de la formación de un Frente Único Nacional Revolucionario, sino por el impulso de la Guerra Revolucionaria Agraria, la formación del Ejército Rojo y la liberación de territorios con formas de gobierno revolucionario locales. Sin embargo, el acoso y pretensiones de cerco y aniquilamiento por parte del gobierno del Kuomintang hacen que Mao lidere la Gran Marcha e inicie un necesario repliegue de fuerzas hacia una zona liberada en el norte del país. La Gran Marcha recorrió 12.500 kilómetros y atravesó 11 provincias, dejando tras de sí bases de apoyo que fueron determinantes en el triunfo de la Guerra Civil que luego se desarrolló entre 1945 y 1949.

El Frente Único Nacional Revolucionario (FUNR) fue conformado con la participación de todas las clases sociales, incluido un Sector de la Burguesía Nacional que ya había participado en 1924-1927. La participación del KMT sólo fue posible cuando Chiang kai Shek fue hecho preso por sus propios compañeros de partido y obligado el 23 de diciembre a que incorporara el Kuomintang al FUNR, cuando ya los japoneses tenían más de 5 años de haber invadido China. Intensos debates se libraron al interior del PCCH para derrotar las posiciones sectarias de la política «de puertas cerradas» que objetaban la participación de la Burguesía Nacional en el Frente Único.

Como ya dijimos anteriormente, el PCCH estaba en mejores condiciones para participar en esta nueva Guerra Anti-japonesa. Ya Mao había asumido la dirección del partido y gozaba de gran prestigio, tanto internamente como entre las masas campesinas, obreras y resto de clases aliadas. Ya el PCCH tenía su propio Ejército Revolucionario, el Ejército Rojo, y núcleos guerrilleros formados contra el asedio a la Gran Marcha y en el desarrollo de la Guerra Agraria desde 1927.

Esta guerra antijaponesa que se registra en la historia como iniciada en 1937 tiene en realidad sus inicios antes, dado que los japoneses habían invadido desde 1931. Fue, entonces, una guerra que duró más de diez años. La derrota de Japón coincide con la finalización del conflicto mundial y la victoria de las fuerzas aliadas encabezadas por EEUU. Este país junto con el resto de las potencias vencedoras intentan sin éxito conciliar las posiciones del Kuomintang y el PCCH, en resguardo de sus propios intereses y planes futuros, bajo la aparente preocupación de la paz de China, su unificación y estabilidad.

Lo que fue el territorio contra la invasión japonesa, se convierte ahora en escenario de una guerra civil de quienes hasta ese momento habían sido aliados. La contradicción entre los intereses de clase representados por el PCCH y el KMT retoman su naturaleza antagónica. Ambas fuerzas se enfrentan abiertamente por el poder politico y el control territorial de China. Al Partido Comunita, bajo la dirección de MAO, no lo agarró por sorpresa esta nueva situación. Dentro de la compleja política de alianzas desarrollada en el Frente Único, no perdió su identidad política e impulsó sus propias iniciativas para consolidar su hegemonía como Vanguardia Revolucionaria del pueblo Chino. Mao puso en práctica en el fragor de la lucha, lo que luego sistematizaría teóricamnete en agosto de 1957 en su disetaciónsobre La Contradicción: «El estudio sobre la Contradicción Principal y las no principales y de los aspectos principal y no principal de la contradicción, es uno de los métodos importantes que permiten a un partido revolucionario determinar correctamente su estrategia y táctica en lo político y lo militar».

Las Fuerzas Revolucionarias terminaron derrotando a las fuerzas reaccionarias de Chiang Kai Shek y el Kuomintang, y el 1° de Octubre se declara e instaura la REPÚBLICA POPULAR CHINA en Pekín ( hoy Beijing ). Días antes, el 21 de septiembre de 1949, Mao diría: «Nuestra nación no estará sometida al insulto y la humillación. nos hemos levantado (…) la era en que el pueblo chino era considerado un pueblo no civilizado ha llegado a su fin.»

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.