La amistad que nos une a Santiago Alba y a mí, hace que él suela hablar habitualmente muy bien de mí, pero en esta ocasión creo que me ha desbordado y me ha abrumado, por lo que creo que, siempre que tenga que presentar un libro o busque un testigo para un juicio, o alguna […]
La amistad que nos une a Santiago Alba y a mí, hace que él suela hablar habitualmente muy bien de mí, pero en esta ocasión creo que me ha desbordado y me ha abrumado, por lo que creo que, siempre que tenga que presentar un libro o busque un testigo para un juicio, o alguna cosa así, tenga que recurrir a Santiago.
Cuando uno vive en España, se ve obligado de alguna manera a leer la prensa diaria que se edita allí, a ver la televisión que se emite en nuestro país. Santiago lo ha logrado evitar viviendo en otro país diferente, por lo que solamente en los viajes tiene que soportar esos diarios; pero cuando uno vive allí, entonces todos los días lo tiene que hacer, y claro, va viendo, va encajando diariamente las estupideces y las mentiras y se va desesperando. Una cosa es que uno lo tenga que soportar, pero otra peor es que crean que no nos estamos dando cuenta, o que crean que no nos importa. Por eso, nace la idea del libro ahora, y antes las perlas que citaba Santiago Alba, que como bien ha dicho era una idea propuesta además por un periódico de izquierda, el periódico del Partido Comunista de España, Mundo Obrero, que me propuso hacer una pequeña columna recogiendo todos los meses pequeños detalles, anécdotas, de los medios de comunicación.
Yo había hablado ya en algún momento con algunos amigos cubanos de la posibilidad de publicar un libro aquí sobre los medios españoles, cómo trataban, cómo manipulaban y cómo mentían sobre Cuba y Venezuela, y mi sorpresa fue cuando estando haciendo el otro libro español, el de perlas, pude comprobar cómo dos terceras partes de esas perlas, de esas informaciones tenían como objetivo de agresión a Cuba y Venezuela. Es decir, parecía claro que buscando todas las mentiras y todas las manipulaciones, todas esas trapacerías en los medios de comunicación españoles, Cuba y Venezuela parece que eran objetivos prioritarios del juego sucio de los medios españoles. Por eso, mientras estaba preparando el libro en España, sin darnos cuenta se estaba haciendo el libro de Cuba.
Además, si de algo está convencida la derecha neoliberal en nuestro país y de lo que están muy orgullosos, es de la libertad de expresión que hay en el capitalismo. Los sectores más tolerantes o más racionales podrían reconocer que en el socialismo y en Cuba hay cierta preocupación o ciertas garantías de la salud, de la educación, pero por nada del mundo estarían dispuestas a pensar que el socialismo podría tener un modelo de libertad de expresión mejor que el del capitalismo, en la medida en que ellos están convencidos y seguros de que el mejor ejemplo, el más emblemático de adonde ha podido llegar en sus bondades el sistema capitalista, es en las libertades públicas, en el derecho de información y en la libertad de expresión.
Por eso, otro objetivo de esta obra era, con esos ejemplos, decir que todo eso era una soberana mentira, y también parecía importante que se editara en Cuba porque, probablemente, muchos ciudadanos cubanos piensen que en España y en Europa en general existe esa pluralidad informativa porque hay varias televisiones, hay varios periódicos que de alguna manera podría permitir que las diferentes opciones políticas, o diferentes tesis políticas, si no estaban en un periódico pues estaban en otro, ese es el argumento neoliberal con el que defienden su presunta pluralidad. Por eso, también es bueno saber que muchos de los contenidos de este libro a modo de cartas, de rectificaciones, de solicitudes o de envíos a los diferentes medios, nunca fueron contemplados, ni rectificados, ni siquiera tenidos en cuenta, para revisar alguna de las afirmaciones que eran claramente mentiras; no opiniones, ni siquiera lapsus freudianos, sino mentiras llanas que nunca fueron rectificadas. Es decir, que ni pluralidad, ni siquiera interés por corregir las cosas, o, dicho de otra manera, la mentira forma parte de la política editorial de los medios en España.
Probablemente con un trabajo, con una intención de ese tipo los académicos serios habrían hecho un trabajo de investigación concienzudo, largo, documentado. Mi libro no lo es, no es un trabajo concienzudo y documentado, como bien digo en el prólogo, lo que quiero es simplemente recoger, yo digo tropezar, porque eso es lo que se hace cuando uno está asistiendo a las tropelías de los medios de comunicación españoles, va tropezando con esas patrañas y las va un poco pescando y poniéndolas ahí. Además tiene también otro sesgo y es que uno se las encuentra en los medios masivos que se entiende son menos malos, los que de alguna manera es a los que se dirige cuando tiene que buscar un gran periódico.
Podríamos haber buscado a los de la derecha más montaraz, pero también como digo en el prólogo tendríamos una antología del disparate, sería mucho más escandaloso lo que encontraríamos, es decir, que lo que se puede encontrar en este libro son los de los medios más supuestamente cercanos, o que incluso algunos alardean de ser los medios de referencia para la izquierda, o para la prolesía, como ellos gustan llamarlo.
En esa dedicación es en la que uno ha estado durante más de tres años, creo que también de alguna manera lo va sufriendo su entorno. También relato en algún momento cómo mi familia está acostumbrada que a mitad de la comida salto rápidamente de pie con el bolígrafo para apuntar algo en la agenda, porque acaba de salir algo en la televisión o que en el tren todo el mundo te mira porque te dedicas a romper todos los periódicos, a destrozarlos cogiendo cositas, o cuando son los periódicos de la cafetería y no te dejan romperlos, estar pidiendo servilletas de papel para ir apuntando las cosas.
En cuanto a los cubanos, pensaba mucho en ellos, pensaba fundamentalmente decirles que aunque parecemos pocos los que vamos viendo esas trastadas de los medios contra Cuba, quiero decir que somos muchos más, lo que pasa es que no somos a los que nos dejan opinar, a los que nos dejan denunciar.
Piensen que detrás de este libro, lo que veo, lo que denuncio en este libro, no lo denuncio en un caso aislado, lo están denunciando muchas personas que de alguna manera lo reconocen, lo aplauden, mandan propuestas, mandan ideas, sugieren temas, lo que confirma que somos toda una legión, los que estamos conscientes de cómo se intenta engañar sobre Cuba, sobre Venezuela y sobre todas las cuestiones informativas.
Además, ellos en algunas de las acusaciones nos culpan de defender a Cuba, como si creyeran que con eso nos están acusando de un delito y creo que ni siquiera cuando nos pretenden injuriar diciéndonos que defendemos a Cuba, ni en eso tienen razón, pues la mayoría de las cosas que hacemos, este libro y otras tantas cosas, no las hacemos para defender a Cuba, las hacemos para defender lo que entendemos que es la verdad y para fastidiar y dañar a quienes estamos convencidos de que dicen la mentira. Eso probablemente es lo que más les duele, no que defendamos a Cuba, sino que digamos que ellos engañan, mienten, y que quieren abusar de su gran poder económico para imponer sus criterios y sus engaños.
Creo que simplemente solo me queda agradecer, como podéis ver en el libro, a Santiago Alba y a Belén Gopegui que no solamente hicieron el epílogo, hicieron mucho más, primero me animaron a escribirlo, ese fue Santiago, luego revisaron un poco el texto, para ver si sobraba alguna perla, si otra había que reforzarla, sugirieron algunas inclusiones de algunos textos más amplios. Quiero también agradecer a la Editorial José Martí, a Rosa, a Lourdes, y a todas las personas que en Cuba están detrás de todos los proyectos editoriales con mucho más amor que dinero, a diferencia de nuestros países, a todos los cubanos que de alguna manera, pues son los que nos ayudan a ir descubriendo la verdad en la medida en que tenemos relación con este país, con esta gente, con la gente de la calle, con los amigos que aquí uno tiene, son los que te están ayudando a descubrir las mentiras de los medios españoles y bueno, por supuesto a mi familia, que ha tenido que soportar cómo no les haces caso porque tienes que estar encontrando y peinando perlas, hasta el punto que mi niño de seis años que está por ahí, está aprendiendo ahora a leer y lee con un lápiz en la mano rayando los libros, porque él cree que como se lee es con un lápiz marcando las cosas. Así que bueno, agradecerles a todas estas personas que este proyecto pueda salir adelante y a ustedes por querer compartir estos ratos.
Transcrito para La Jiribilla por Yinett Polanco
La versión en España de este libro es «Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación». Pascual Serrano Ediciones de Intervención Cultural. S. L. Editorial El Viejo Topo. Barcelona. Enero 2006
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