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Las pruebas de los servicios de inteligencia de Pinochet contra Posadas Carriles

Fuentes: Crónica Digital

Una de las figuras más «emblemáticas» de la dictadura militar chilena ha confirmado la participación del terrorista Luis Posada Carriles en la decisión de asesinar al ex canciller Orlando Letelier y atentar contra una nave de Cubana de Aviación. El ex director de la extinta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), general en retiro Manuel Contreras, […]

Una de las figuras más «emblemáticas» de la dictadura militar chilena ha confirmado la participación del terrorista Luis Posada Carriles en la decisión de asesinar al ex canciller Orlando Letelier y atentar contra una nave de Cubana de Aviación. El ex director de la extinta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), general en retiro Manuel Contreras, en los últimos años ha proporcionado antecedentes sobre la materia a la Corte Suprema de Chile y a la Justicia Federal de los Estados Unidos. Sin embargo, estas evidencias parecen no ser suficientes para que los tribunales chilenos o el Gobierno del Presidente Ricardo Lagos adopten medidas para esclarecer la eventual responsabilidad de Posada en el crimen. Una solicitud de extradición a Estados Unidos, o una petición de interrogatorio, seguramente podrían despejar las interrogantes que aún persisten en relación al crimen de uno de los más cercanos colaboradores del Presidente Salvador Allende. Pero nada se ha hecho en ese terreno. Contreras ha señalado que los contrarrevolucionarios de origen cubano que participaron en el crimen de Letelier y su colaboradora Ronni Moffit en septiembre de 1976 eran hombres de la CIA. Su director era entonces George Bush, el padre del actual Presidente de los Estados Unidos.

EL INFORME DE MAYO

El pasado jueves 12 de mayo, Contreras hizo público un Informe respecto del paradero de 508 detenidos desaparecidos. Una de las materias que desarrolla más extensamente es el crimen de Orlando Letelier. A este respecto, manifestó: «El subdirector de la CIA, general Vernon Walters, informó al Presidente de la República de Chile (Augusto Pinochet) que Orlando Letelier constituía un peligro para los Estados Unidos, ya que informaciones obtenidas por la CIA establecieron que se había comprobado que trabajaba como espía de la KGB dentro del territorio de los Estados Unidos». «De acuerdo a lo planificado en la reunión de Bonao, en República Dominicana, y a la previa concertación del subdirector de la CIA con el Presidente de Chile, este último dispuso en forma personal, exclusiva y directa la acción de (…) Michael Townley en contra del señor Orlando Letelier del Solar, ordenándole a Townley partir a los Estados Unidos en septiembre de 1976 y dar cumplimiento al plan que se había elaborado en mayo de 1976 en República Dominicana», agregó. Era la primera vez que Contreras imputaba directamente a Pinochet como responsable del asesinato del ex canciller chileno, aunque no era la primera ocasión en que se refería a la participación de la CIA. Esa pista siempre fue desechada por los tribunales chilenos, que consideraron que era una mera estrategia de Contreras para eludir la responsabilidad de la DINA. Sin embargo, el ministro Adolfo Bañados -quien instruyó la investigación del caso Letelier en Chile- señaló al diario «La Tercera» que «en el fallo incluso expuse que es posible que la CIA haya tenido algún grado de participación, porque la CIA ha hecho muchas barbaridades y no se puede descartar nada, pero que no existía ninguna duda de que, de ser así, fue en concordancia con la DINA». Respecto a la reunión en Bonao, República Dominicana, con la participación de la CIA y organizaciones contrarrevolucionarias cubanas, reconoció que esa pista se investigó sólo «superficialmente». Explicó: «Faltaban documentos y testimonios en esa época. Recuerdo que envié un oficio a Estados Unidos, al Presidente George Bush padre, quien se había desempeñado como jefe de la CIA, preguntando por el contenido de esa reunión en República Dominicana. Bush respondió, por intermedio de uno de sus subsecretarios, y dijo que en esa reunión no se habló jamás de un proyecto para eliminar a alguien». Ese encuentro en Bonao, es el nexo de Posada Carriles con el asesinato de Letelier.

CUBANOS EN VENEZUELA

Fue el martes 23 de diciembre de 1997, cuando Contreras presentó en la Corte Suprema un recurso de revisión de sentencia, buscando que se reconsiderara la condena aplicada en su contra como autor intelectual de la muerte de Letelier. Por entonces, permanecía recluido en el penal de Punta Peuco y había cumplido algo más de dos años de condena. Se sentía abandonado por el Ejército y resolvió jugar una buena cantidad de cartas que mantenía ocultas. En agosto de 1975, recordó, viajó a Estados Unidos, donde sostuvo varias «reuniones de trabajo» con el general Vernon Walters, el subdirector de la CIA, quien le manifestó que estaba «muy interesado» en que visitara la Dirección de Seguridad e Inteligencia Pública (DISIP) en Caracas, «para lo cual me entregó una invitación extendida a mi nombre por el director de ese servicio». Le explicó que el director y los siete más altos funcionarios de la DISIP «eran cubanos y pertenecían a la CIA». Uno de estos funcionarios era Luis Posada Carriles, el cual contó en sus memorias, «Los Caminos del Guerrero», que en 1969 se incorporó a la inteligencia venezolana, tras ser recomendado por la CIA para trabajar «en el campo de la lucha antisubversiva»… Llegó a Comisario Jefe de la División General de Seguridad. Según Contreras, los cubanos de la DISIP participaron en un conclave que se efectuó en las montañas de Bonao en 1976, al cual convergieron grupos terroristas de Miami. «No cabe duda que en esta localidad de la República Dominicana se planificó el asesinato de Orlando Letelier», señaló el ex jerarca de la DINA. En los libros «Asesinato en Washington» de John Dinges y Saul Landau, y «Laberinto» de Taylor Branch y Eugene Propper, ex fiscal del proceso por el asesinato de Letelier en Estados Unidos, se indica que la reunión fue convocada por el terrorista Orlando Bosch Ávila y en ella se formó el denominado «Comando de Organizaciones Revolucionarias Unidas» (CORU), que adoptó la «guerra por los caminos del mundo» como su estrategia de enfrentamiento con a la Revolución Cubana. Las investigaciones recogieron informaciones en Miami que sostenían que esta reunión en Bonao contó con el «apoyo activo de la CIA» y con «la aquiescencia del FBI». El 21 de septiembre de ese año, Orlando Letelier fue asesinado en Washington. Un poco después, el 6 de octubre, ocurrió el atentando contra la nave de Cubana de Aviación con el resultado de 73 muertos.

TERRORISTAS EN BONAO

Al respecto, Contreras consignó que en la investigación judicial chilena del asesinato de Letelier ya existían antecedentes que apuntaban a Luis Posada Carriles y otros cubanos contrarrevolucionarios. En efecto, el 16 de diciembre de 1991, el comisario general de la DISIP, Osmeiro Carneiro Gutiérrez, compareció frente al ministro Adolfo Bañados y su declaración consta a fojas 3.935 del proceso 1-91. En esa oportunidad, Carneiro se refirió a su participación en una entrevista realizada en Miami en 1981, en la que concurrió el periodista Francisco Chao Hermida, el abogado Raymond Aguiar y el cubano de la DISIP Ricardo Morales Navarrete, alias «El Mono», el cual «dio a conocer que por instrucciones de la CIA» entre mayo y junio de 1976 se había realizado la ya citada reunión de «los máximos cabecillas o jerarcas de los grupos anticastristas que existían especialmente en Estados Unidos». Morales había sido comisario general, director de inteligencia y contrainteligencia de la DISIP, y agregó que en Bonao se planificó el asesinato de Letelier y la «destrucción de una aeronave cubana». Asimismo, a fojas 6.480 el abogado venezolano Pío Alberto González, declaró que, en su calidad de defensor de Orlando Bosch, éste le informó «que estaba en conocimiento de que en la concentración de Bonao se planificó el asesinato de Letelier». Agregó que Posada Carriles «estaba en conocimiento anticipado de este plan delictivo». En su recurso de revisión, Contreras entregó nuevos documentos. Entre ellos, crónicas de la revista venezolana «Zeta», publicadas en agosto y septiembre de 1991, en las que se proporcionaban antecedentes de la reunión en la que Morales hizo sus confesiones y en la que participó Carneiro. Indicaban que este encuentro se efectuó el 9 de diciembre de 1981 en la Suite 1534 del Hotel Holliday Inn de Miami, y se efectuó con el propósito de conversar del «caso de la voladura del avión de Cubana de Aviación», a partir de lo cual emergió la relación entre ese atentado y la muerte de Orlando Letelier. Todos los participantes en el encuentro, a excepción de Carneiro, fallecieron en extrañas circunstancias. «Raymond Aguiar fue baleado más tarde en Caracas, en una calle de la urbanización Las Mercedes (…) Ricardo Morales Navarrete, fue asesinado en un bar de Miami, sin que nadie haya visto su cadáver. Chao Hermida murió en su oficinas del diario venezolano 2001, supuestamente por un infarto fulminante». Según Contreras, Morales Navarrete «fue asesinado por la CIA en Miami», entre otras cosas por haber «delatado» la reunión de Bonao.

EL GUERRERO POSADA

En una entrevista a Osmeiro Carneiro, divulgada por Contreras antes de que presentara el citado recurso de revisión, se encuentra el siguiente diálogo: – ¿Hubo agentes de inteligencia venezolanos en Bonao y puntualmente Luis Posada Carrilles? – Él participó en la reunión, él participó, él lo sabe todo (…) Luis Posada participa en la reunión en la parte direccional. No fue como oyente, ni participante, ni para opinar, fue como directivo para conformar el grupo del CORU. En el recurso, Contreras citó un documento, originado también en Venezuela, titulado «La verdad sobre Carlos Andrés Pérez», emitido por el «Movimiento de Solidaridad Iberoamericana», fechado en 1993. Sostenía: «La CIA ayudó en la reorganización de la DISIP de Venezuela a través de varios agentes cubanos entrenados para la invasión de Bahía de Cochinos y posteriores acciones terroristas. Allí se encontraban Luis Posada Carriles y Rogelio Ugarte Bresslau, entonces más cercanos al Gobierno del COPEI, que acababa de terminar, y también Orlando García Vásquez, Ricardo Morales Navarrete y Rafael Rivas Vásquez, vinculados directamente a Carlos Andrés Pérez». Y agregó: «Según Morales Navarrete, a mediados de 1976 se realizó una reunión en Bonao de todas las facciones de cubanos en el exilio cubano para realizar acciones que supuestamente provoquen la caída del régimen de Fidel Castro. Allí estuvieron Morales Navarrete y Posada Carriles, y se acordó un plan general que incluyó el asesinato de Orlando Letelier. Morales explicó, años después los detalles de esas operaciones». Todos hechos no resultan tan sorprendentes, considerando que el propio Posada Carriles en «Los Caminos del Guerrero» incluyó el asesinato del ex canciller Orlando Letelier en un «recuento histórico de las acciones de los cubanos a través de los años en contra de la dictadura de Fidel Castro». Se refirió a Letelier como «agente castrista» y a los hombres del CORU como «combatientes del aparato secreto».

TOWNLEY Y EL CORU

No es todo. En su recurso de revisión, Contreras sostuvo que el principal imputado por la autoría material del crimen de Letelier, el norteamericano Michael Vernon Townley Welch, también participó en la reunión de Bonao. Este sujeto había vivido durante cinco años en Miami, lapso en que estableció vínculos con los grupos contrarrevolucionarios. En efecto, el 3 de abril de 1993, fue enviado a la República Dominicana el exhorto Nº 29649, «con el objeto de comprobar fehacientemente los ingresos y salidas de Michael Townley a dicho país en mayo de 1976», cuando se realizó la reunión de Bonao. El 17 de de agosto llegó la respuesta, por Oficio Nº 2630. La Secretaría de Estado de Interior y Policía – Dirección General de Emigración informó que Townley salió de este país, con fecha 1 de mayo de 1976, con el falso nombre Juan Torres, que había utilizado en el Frente Nacionalista Patria y Libertad en el Gobierno de la UP y «uno de los tantos que usó en sus numerosísimos viajes al exterior que hizo mientras se encontraba en Chile», acota Contreras. Asimismo, con el nombre de Michael Welch salió de dicha República el 18 de mayo de 1976, otra de las 15 falsas identidades que usaba para desplazarse por el mundo. En ninguno de los dos casos «se conoce la fecha de entrada a la República Dominicana, como tampoco los nombres que utilizó para entrar a ésta». Y explicó: «Son tantos los nombres falsos que Townley usó en sus repetidas entradas y salidas de Chile, muchos de los cuales no logramos conocerlos, que no cabe la menor duda de que para ingresar a República Dominicana, en las dos oportunidades señaladas, tiene que haber usado uno de éstos, lo que en todo caso no desvirtúa en nada el hecho cierto de su estadía en la reunión de Bonao en mayo de 1976, donde (…) se planificó, entre otras acciones terroristas, el asesinato de Orlando Letelier». Advirtió que Townley no mencionó su participación en la reunión de Bonao en ninguna de sus seis declaraciones, agregada a la que prestó ante el Gran Jurado en Washington. Contreras consignó que «en Bonao se expresó, y esto por lógica lo hizo Townley, que el general Augusto Pinochet había condenado a muerte a Orlando Letelier y que la DINA había adquirido un compromiso con el Movimiento Nacionalista Cubano para llevar a cabo la planificación y ejecución del asesinato». Guillermo Novo Sampoll, uno de los jerarcas del «Movimiento Nacionalista Cubano», colaboró con Townley en el asesinato de Letelier. Y se encontraba junto a Luis Posada Carrilles en Panamá, en noviembre del 2000, cuando fueron sorprendidos intentando la ejecución de un atentado contra la vida de Fidel Castro.

El autor es periodista y Editor General de Crónica Digital