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Lectura y comprensión

Fuentes: Rebelión

«El fiel escudero de Sacristán, Salvador López Arnal, sale en su defensa pertrechado con las armas de la indignación. En esa tesitura, en vez de usar la sana argumentación utiliza la descalificación a priori, sin justificación previa». Así inicia Jordi Soler Alomà su respuesta a mi último comentario [1] sobre sus críticas al pensamiento marxista […]

«El fiel escudero de Sacristán, Salvador López Arnal, sale en su defensa pertrechado con las armas de la indignación. En esa tesitura, en vez de usar la sana argumentación utiliza la descalificación a priori, sin justificación previa». Así inicia Jordi Soler Alomà su respuesta a mi último comentario [1] sobre sus críticas al pensamiento marxista de Sacristán. Me esfuerzo pero no logro ver dónde he usado la descalificación a priori, sin justificación previa.

Continúa JSA señalando que «de este modo, su crítica «de urgencia» a la segunda parte de mi artículo sobre el tratamiento de que Marx es objeto por parte de Sacristán, consiste en un repertorio de improperios. SLA me acusa de: mentiroso, poco riguroso, ignorante abismal, persistentemente engreído, ilógico y otras perlas». Vuelvo a leer mi comentario y no observo casi nada de lo que JSA señala. Acaso una ausencia de detalle argumentativo en la defensa de algunas de mis posiciones motivada, sin que sirva de justificación satisfactoria, por la falta de espacio y de tiempo. En todo caso, yo no logro ver mis insultos ni mis descalificaciones, inadmisibles desde luego si fuera el caso.

JSA afirma igualmente que «SLA sigue en su papel de fiel escudero cuando los hechos (que en mi artículo aduzco en texto del propio Sacristán) no obedecen a sus deseos, sosteniendo que «Sacristán, una y mil veces, en éste y en otros trabajos, nunca ha comparado Das Kapital con un manual de física o de genética». Y esto lo dice ante un texto donde Sacristán afirma lo contrario». Dejo sin comentario el uso por parte de JSA de la expresión «fiel escudero» (que creo que él hace sinónima de sumisión al pensamiento de Sacristán o algo muy similar), pero volviendo a la lectura del artículo-conferencia del traductor de Engels, «El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia», el único de sus trabajos comentado por JSA, yo no consigo ver que Sacristán considere El Capital como un manual de economía o de ciencias sociales, y que lo compare en su escrito, para determinadas finalidades gnoseológicas, con manuales de física o genética.

Transitando por la misma senda, JSA apunta: «Para rematar, otra perla: «Entre otras razones, porque ni Sacristán ni nadie informado puede sostener razonablemente que El Capital es un manual.» ¿Esto es un argumento? Supongo que cualquiera de las «otras razones» debe tener más peso que esta puerilidad, que, además, es falsa, ya que alguien bien informado puede sostener que El Capital es un manual, y equivocarse (o no, depende de cómo se mire, ya que en USA tuvo gran éxito de ventas precisamente porque se vendió como un manual para enriquecerse rápidamente)». Lo entrecomillado por JSA obviamente no es un argumento, es una afirmación mía aunque no sé si tan pueril por lo que él mismo comenta a continuación. JSA sostiene que alguien puede estar bien informado y sostener que texto marxiano es un manual y puede no equivocarse ya que, por ejemplo, El Capital se vendió «como un manual» en Estados Unidos. Me esfuerzo pero no entiendo ni veo la validez de ese «argumento». Sea como sea, destaco la posición defendida por JSA: alguien informado puede sostener que El Capital es un manual y estar equivocado o no dependiendo del cristal desde el que contemplemos el asunto. Yo no ceo que ninguna atalaya permita esa conclusión sobre las características ensayísticas del texto de Marx.

Después de un apunte de economía y filosofía, innecesariamente denso y con algunas gotas de pavoneo intelectual en mi opinión, JSA afirma que «un lego no puede (o al menos no debería) sentar cátedra en materias que no domina, y debe, honestamente, mantenerse en ellas en su condición de lego, como simple opinante, no como juez y parte: esto vale para Sacristán, para SLA y, por supuesto, para mí mismo». Sin ninguna duda, JSA tiene toda la razón. Incluso, puestos en materia, es bueno no sentar cátedra ni tan siquiera en ámbitos en los que uno no es un lego.

No sé si he confundido «el culo con las témporas» como JSA afirma algo más tarde, pero su afirmación de que no es «deontológicamente correcto el uso que hace Sacristán de ciertos materiales» es posición respetable pero en absoluto contraria a lo que yo intentaba apuntar: que la aproximación que hizo Sacristán a esos materiales no editados de Marx (entre ellos, su correspondencia) no es en absoluto singular. Casi todos los autores que han cultivado la tradición marxista, algunos de ellos con reconocimiento generalizado, han operado de ese modo, procedimiento por lo demás usual cuando se trabaja con otros autores. La edición de las obras completas de Newton, por ejemplo, incluye varios volúmenes de correspondencia [2]. Para la comprensión de la teoría de los transfinitos de Cantor, el uso de su correspondencia con el Papado donde queda palpable su preocupación por no ser un nuevo caso Galileo no es irrelevante. Lo mismo puede decirse en el caso de G. Frege como un estudioso tan ejemplar y admirable como Michael Dummett ha argüido. ¿Es deontológicamente inadmisible operar de forma similar en el caso de Marx? No logro verlo aunque alguien desde luego, parece ser el caso de JSA, pueda sostener consistentemente la tesis contraria y apuntar a una potente reconsideración de los estudios históricos.

La pregunta que JSA formula al finalizar su comentario -«¿sabe SLA de dónde provienen los axiomas ante los que tan sumisamente se postra? Quizás le convendría leer más a Charles Lutwidge Dogson (Lewis Carrol) y menos a Quine y a Peano (sin negar su interés)»- soy incapaz de responderla. Para ser sincero, ignoro incluso cuáles son exactamente esos axiomas a los que tan sumisamente me postro. Tomo nota, eso sí, de la recomendación de JSA: releeré a Lewis Carroll -un autor por cierto muy apreciado por Montserrat Roig y Sacristán, del que este último solía hablar en sus clases de Metodología de las Ciencias Sociales- con la devoción e interés a él debidos.

Lo dejo aquí. Yo no he conseguido ver a lo largo de esta polémica que la tesis de fondo defendida por JSA -acaso que el traductor castellano de El Capital, que el autor de Sobre Marx y marxismo, que el marxista más sólido que seguramente ha generado la filosofía ibérico, haya leído mal a Marx, no lo haya entendido en absoluto, haya abonado un marxismo indocumentado contrario a la obra del propio Marx o poco interesante, trivial, sin aristas de las que estirar con ganancias epistémicas- esté fundamentada de forma plausible. Y, desde luego, demostrar, sea cual sea el concepto que consideremos tras ese término, no es tarea que JSA haya realizado en lo más mínimo en mi opinión. Haya mucha tela pendiente de corte y tratamiento para tal tarea. No puede falsarse la aportación teórica global de un autor a partir del análisis de una de sus aportaciones. Ni en el caso de Sacristán ni en el caso de Marx ni en el caso de Carnap ni en el caso de Gramsci ni en el caso de Popper ni en ningún otro caso.

Más allá de lo señalado hay otro punto de divergencia, en este caso profunda, con JSA y que tiene que ver con el estilo intelectual que practica. Sin ánimo de ofender, me parece francamente intolerable. Y como soy ya algo viejo y me siento cansado, yo no estoy dispuesto a dar más aliento a esas prácticas tan poco afables que me recuerdan, lo confieso, algunos de los peores rasgos de tendencias marxistas que pisaban fuerte, muy fuerte, y con mucha seguridad sonambúlica.

Notas:

[1] «Como no ha sido demostrado http://www.rebelion.org/noticia.php?id=110681

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.