En este artículo el autor analiza el legado de Lenin desde una perspectiva ecomunitarista.
Hace poco se recordó el centésimo aniversario de la muerte de Lenin. Aquí, a modo de homenaje crítico, abordaremos en óptica crítica ecomunitarista y brevemente la concepción que de la Democracia se hizo Lenin a partir de 1917. Así aclaramos de entrada que nos referiremos aquí solo a lo que dijo y escribió Lenin acerca de la democracia, rescatando algunos pocos de sus pronunciamientos medulares sobre el tema, y no analizaremos la coherencia con la que aplicó o no dicho pensamiento en su práctica (y la de su Partido desde 1917 hasta la muerte de Lenin en 1924) tras la Revolución de octubre.
Para estas líneas recuperamos la selección de textos leninistas que hasta ahora habíamos publicado solo en un libro escrito en portugués (López Velasco 2017).
Y mostraremos que si al principio de la Revolución triunfante en octubre de 1917 Lenin tenía una visión muy democrática del nuevo orden soviético, por lo menos desde 1921 y hasta su muerte deja entrever otra visión, más estrecha-partidista, que preanuncia el estalinismo (a pesar de la crítica explícita de Stalin que Lenin estampó en su llamado Testamento político).
Por último, finalizaremos este trabajo reiterando algunas ideas fundamentales acerca de la democracia en perspectiva ecomunitarista.
El intento revolucionario de 1905 había visto nacer espontáneamente en Rusia a los soviets, que funcionaron como órganos de democracia directa de los trabajadores, que, reunidos en asambleas, elegían a sus delegados revocables. En febrero de 1917 muchos obreros, campesinos y soldados, reaccionando ante la masacre de la Primera Guerra Mundial (y la explotación y el hambre), de la que eran las principales víctimas en Rusia, reorganizándose en soviets, derribaron a la monarquía en ocho días.
El 3 de abril Lenin llega desde Finlandia a Petrogrado y defiende la tesis de que la revolución en curso debe orientarse hacia el socialismo, bajo la dirección de la clase obrera (en alianza con los campesinos e incorporando a los soldados) e hizo suya la bandera que había aparecido en una manifestación con la consigna “Todo el poder a los Soviets”.
Al principio de setiembre el Comité Ejecutivo del Soviet tenía una débil mayoría favorable a Kerensky (97 votos) contra 86 votos que defendían la toma del poder por los soviets. Una semana después 229 de los delegados del soviet de Petrogrado votaron por un gobierno de trabajadores y campesinos, habiendo 115 votos contrarios y 51 abstenciones. Aquí vemos cómo la Revolución de octubre se preparó con el recurso democrático de votaciones de los delegados de los trabajadores, campesinos y soldados. Por idea de Lenin la insurrección del 24 y 25 de octubre de 1917, que depuso al gobierno provisorio y estableció el poder de los soviets, coincidió con la apertura del segundo Congreso de los Soviets de Rusia (Kerensky abandonó Petrogrado en un vehículo proporcionado por la embajada norteamericana).
De inmediato en el diario “Rabotchi i Soldat”, aquel Congreso publicó una “Declaración a los trabajadores, soldados y campesinos” que resumía la significación de la nueva revolución: “El gobierno provisorio ha sido depuesto. La mayoría de sus miembros ha sido arrestada. El poder de los Soviets propondrá una paz inmediata y democrática a todos los pueblos y el armisticio inmediato en todos los frentes. También asegurará la entrega sin indemnización de las tierras de los terratenientes y de los monasterios a disposición de los comités campesinos. Y defenderá los derechos de los soldados procediendo a la democratización total del ejército. Establecerá el control obrero de la producción. Asegurará la convocación de la Asamblea Constituyente. Asegurará también a todas las naciones que pueblan Rusia el derecho de disponer de ellas mismas”.
En esa declaración están condensadas ideas fundamentales de la nueva democracia que pretende instalar la revolución de octubre. El control obrero sobre la producción (reivindicada por Marx) rompía el monopolio capitalista sobre los medios urbanos de producción y la tiranía que aquellos ejercían a través de sus representantes (capataces, jefes de personal, etc.). Recuperaremos esa idea en nuestra propuesta de democracia ecomunitarista.
La entrega gratuita de las tierras a los comités de campesinos realiza una transferencia similar del poder en el medio rural, liquidando la dictadura de los terratenientes (y la nobleza y los latifundios pertenecientes a la Iglesia, que de ellos hacían parte). Por primera vez se da a los campesinos la gestión de sus vidas, por vía democrática. Incorporaremos esa idea en nuestra propuesta de democracia ecomunitarista.
El ímpetu democrático se lleva incluso hasta al interior de ese paradigma de la falta de democracia (por la disciplina vertical que no se puede cuestionar so pena de graves sanciones, incluso la pena de muerte) que es el ejército. Habremos de pensar esa idea en los organismos militares que tengan que sobrevivir, por lo menos provisoriamente, en la marcha hacia el ecomunitarismo.
La reorganización del imperio ruso como una unión-federación de naciones instala la democracia como mecanismo de solidaridad horizontal entre pueblos, antes dominados verticalmente. En base a esa idea, aplicada hasta el respeto de la decisión soberana de separación, Finlandia logró pacíficamente su independencia (en gestión aprobada por Lenin), que mantiene desde entonces. Retendremos esas ideas en los contextos nacionales (en los Estados Plurinacionales) e internacionales en nuestra propuesta de democracia ecomunitarista.
Condición para la mejor realización de todas esas vivencias democráticas era la paz, defendida sin ambages contra una carnicera guerra inter-imperialista.
El análisis de la democracia revolucionaria rusa y luego soviética (la URSS fue creada en 1922 y Lenin muere en 1924), desde su inicio hasta su fin en 1991, merece por sí sólo una voluminosa obra. Ahora, como ya lo dijimos, en este trabajo nos contentaremos con recordar algunos textos capitales de Lenin acerca de la democracia soviética, y a comentarlos brevemente en óptica ecomunitarista.
Vayamos pues al grano.
Lenin, en la sección “El desarrollo de la organización soviética” del texto “Las tareas inmediatas del poder soviético” (publicado en el nº 83 de “Pravda” el 28 de abril de 1918) aclara de entrada que la democracia soviética (que dice es una forma superior de democracia que supera la deformación burguesa de la misma, que, en afirmación discutible, -dice- que los pobres jamás la hacen suya) es la de las masas trabajadoras y explotadas, excluyendo explícitamente a la burguesía; y en ella “desaparecen todas las formalidades y restricciones burocráticas en las elecciones: las propias masas determinan las normas y el plazo de las elecciones, gozando de plena libertad para revocar a los elegidos”. Así, dice, “se aborda por vez primera la tarea de que aprenda a gobernar y comience a gobernar realmente toda la población”, y más adelante machaca: “Nuestro objetivo es lograr que cada trabajador, después de ‘cumplir la tarea’ de ocho horas de trabajo productivo, desempeñe sin retribución las funciones estatales. El paso a este sistema es particularmente difícil, pero sólo en él está la garantía de que se consolide definitivamente el socialismo”, generando condiciones “que permitan el comienzo de la extinción del Estado”. Dándole importancia decisiva a los soviets, Lenin advierte que “Existe la tendencia pequeñoburguesa a convertir a los miembros de los Soviets en ‘parlamentarios’ o, de otro lado, en burócratas. Hay que luchar contra esto, haciendo participar prácticamente a todos los miembros de los Soviets en el gobierno del país”, aplaudiendo la fusión de los mismos con los Comisariados (que ejecutaban la gestión diaria de cada área). Reconociendo que se cometen y cometerán muchos errores en esa gigantesca transformación de la democracia, insiste: “La lucha contra la deformación burocrática de la organización soviética está garantizada por la solidez de los vínculos de los Soviets con el ‘pueblo’ -entendiendo por tal a los trabajadores y explotados- por la flexibilidad y elasticidad de esos vínculos”; y agrega, después de volver a criticar al parlamento burgués y la obsesión por la Asamblea Constituyente: “Es precisamente esta proximidad de los Soviets al ‘pueblo’ trabajador la que crea formas especiales de control desde abajo -derecho de revocación, etc.-, que deben ser desarrolladas ahora con un celo singular. Por ejemplo, los Consejos de Instrucción Pública, como conferencias periódicas de los electores soviéticos con sus delegados para discutir y controlar la labor de las autoridades soviéticas en este terreno, son dignos de la mayor simpatía y apoyo”, pues si las funciones ejecutivas son confiadas a personas singulares con gran poder, “…tanto más variadas habrán de ser las formas y los métodos de control desde abajo, a fin de paralizar toda sombra de posible deformación del Poder soviético, a fin de arrancar reiterada y constantemente la mala hierba burocrática” (en Lenin, 1969, pp. 446-449; también en https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas08-12.pdf en las Obras Escogidas de Lenin en 12 tomos de Ed. Progreso de 1973 in https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/index.htm).
En ese texto capital queremos destacar varios aspectos.
En primer lugar que la democracia soviética, definida como proletaria (Marx había defendido la dictadura del proletariado) reserva el derecho de voto sólo a los trabajadores, excluyendo explícitamente a la burguesía; Lenin dirá que prefiere esa franqueza (así como ocurría en la democracia de Atenas, agregamos nosotros, pues allí la vida democrática era explícitamente reservada solo a los hombres libres/adultos atenienses), a la hipocresía de la dictadura burguesa que se disfraza por tras de la seudodemocracia liberal seudorrepresentativa.
En segundo lugar que los propios electores son los designados para determinar las normas y plazos electorales. Ello va incluido en la tarea propuesta de que aprenda a gobernar y gobierne toda la población (no burguesa, agregamos nosotros), al modo ateniense (para quienes en Atenas eran ciudadanos), en el caso ruso después de cumplir sus ocho horas diarias de trabajo productivo (canonizando una duración de la jornada laboral diaria que debería dejar tiempo libre para la cosa pública general); y ello es considerado tan importante, que Lenin juzga que es “la garantía de que se consolide definitivamente el socialismo”. Creemos que la falla en la implementación del principio del gobierno de toda la población trabajadora fue el gran talón de Aquiles que quedó al descubierto como tarea no cumplida, y que determinará muchas décadas después la caída de la URSS.
En tercer lugar, esa participación ciudadana general apunta a la extinción del Estado (como lo quería Marx en el Comunismo) como objetivo de la organización soviética, ya que una vez llegados a la sociedad sin clases, no cabe mantener esa máquina de opresión de una clase sobre otra(s) que es el Estado.
En cuarto lugar, se diferencia a los Soviets (órganos de ejercicio de la democracia directa, o al menos participativa) de la función burguesa representativa de los Parlamentos y los parlamentarios, que son llamados explícitamente “burócratas”; como vimos al fin de este texto Lenin llama a “arrancar reiterada y constantemente la mala hierba burocrática”.
En quinto lugar y en consonancia con los conceptos anteriores, destacamos que si se reconoce la dirección (incluso dictatorial) de ciertas personas en ciertas actividades, lo que marca la urgencia de la tarea ciclópea de edificar el nuevo orden en condiciones totalmente adversas en lo interior y en el plano internacional, Lenin insiste en que a ello debe hacer contrapeso una variada gama de “métodos de control desde abajo, a fin de paralizar toda sombra de posible deformación del Poder soviético…”; una vez más planteamos la hipótesis de que en la falta de la realización efectiva de esa directriz residió una carencia de una vivencia democrática fundamental, que acabó por llevar a la URSS a la tumba.
Dicho esto hay que notar no obstante que en dos textos posteriores hay algunas inflexiones. Así Lenin hablará de concesiones hechas a los funcionarios del antiguo régimen y del valor de la formación de nuevos funcionarios soviéticos (ver el informe al IV Congreso de la Internacional Comunista el 13 de noviembre de 1922, e intitulado “Cinco años de la revolución rusa y perspectivas de la revolución mundial” , publicado el 15 de noviembre de 1922 en el núm. 258 de «Pravda», T, 45, págs. 2780294, en las ya citadas Obras escogidas online en 12 volúmenes, vol. 12, p. 140-146), en lo que pudo haber sido una semilla de la deformación ulterior del régimen estrictamente y verdaderamente “soviético” (porque anclado en los soviets) en manos y bajo la conducción y para beneficio de la “nomenklatura”. Simultáneamente Lenin, en el contexto del lanzamiento de la Nueva Política Económica (NEP, que siguió al “comunismo de guerra”) avalará en su informe al III Congreso de la Internacional Comunista, el 12 de julio de 1921 (in Obras escogidas, Ed. Progreso, 1969, p. 668, también in Tomo XII de Obras escogidas online) las concesiones hechas al capitalismo a través de favores económicos hechos al campesinado, que consistían en la autorización de vender para provecho propio los excedentes de su producción, y también en el arriendo de algunas minas, bosques, explotaciones de petróleo, etc., a capitalistas extranjeros; Lenin justifica tales medidas “para obtener… equipos industriales y máquinas suplementarias que nos permitan apresurar el restablecimiento de la gran industria soviética”, y desde que la industria y los transportes quedasen bajo poder proletario, en un “capitalismo de Estado” así inaugurado. [Hoy esa cuestión tiene una candente actualidad cuando se discute el caso de la actual China (donde creo que lo que queda de supuesto camino hacia el socialismo es sólo el nombre del Partido dirigente), que alcanza también al heroico Vietnam (y se prolonga en las actuales discusiones en Cuba sobre los Nuevos Lineamientos Económicos y sociales en fase de ejecución en la tercera década del siglo XXI).
Ahora bien, volviendo a los albores del régimen soviético, en diciembre de 1918 Lenin concibe otro texto capital para el tema central que aquí nos ocupa, intitulado “Democracia y dictadura” (publicado el 3 de enero de 1919 en el núm. 2 de «Pravda», T. 37, págs. 388″393, in Obras escogidas online vol. IX 1918-1919). En este texto destacamos inicialmente su denuncia de la dictadura burguesa camuflada bajo el ropaje de la supuesta democracia liberal representativa; no obstante también llama a que los asalariados usen esa democracia (considerada un enorme progreso en relación al feudalismo) para su lucha. Aquí hay que apuntar por lo menos dos cuestiones polémicas fundamentales.
La una es una posible visión lineal-progresista (incluso fatalista) de la Historia, hoy superada porque la realidad nos ha mostrado que todo retroceso es posible, y que son los seres humanos quienes con sus acciones y omisiones hacen y rehacen el imprevisible curso histórico (incluso para ponerle fin, por ejemplo, con una guerra nuclear generalizada, o un holocausto ecológico general); la otra es la delicadísima cuestión de hasta dónde y cuándo la lucha para superar al capitalismo puede y debe ceñirse a los límites que le traza la seudodemocracia burguesa; en la solución de esa intríngulis han fracasado grandes Partidos legales supuestamente socialistas/comunistas, y han triunfado iniciativas aparentemente suicidas (como lo muestra el ejemplo cubano), logrando hacer revoluciones que fueron locomotoras de la Historia.
Y en segundo lugar ese texto reafirma la pertinencia y función de la dictadura (democrática) del proletariado, incluso para hacer real para las grandes mayorías, libertades tan caras como lo son la de reunión y la de prensa. Los días de hoy confirman la aplastante hegemonía de la gran prensa capitalista, cuando de supuesta libertad de prensa se trata.
También destacamos en este texto la reafirmación del modelo de democracia pretendida, cuando se cita el ejemplo de la Comuna de París de 1871, y se reafirma al “Estado del tipo de los Soviets”, para que la humanidad se vea libre “del yugo del capital y de las guerras”; así se dará la “sustitución del Estado burgués por el Estado proletario, sustitución que es el único camino hacia la extinción absoluta del Estado”. (Por nuestra parte reivindicamos en perspectiva ecomunitarista, y, por tanto, intercultural, el Estado Plurinacional que se intenta construir en Bolivia desde 2006).
Y Lenin advierte (ante detractores de la democracia soviética oriundos de los países mencionados) que “en Alemania y en Austria esa resistencia aún no se ha desplegado abiertamente, porque no ha empezado todavía la expropiación de los expropiadores; esa resistencia será desesperada, rabiosa, cuando empiece dicha expropiación”. Tal afirmación es confirmada por toda la experiencia histórica ulterior, incluso en los países que han enarbolado la bandera del “socialismo del siglo XXI” y que admiten la propiedad privada de grandes y medianos medios de producción (en manos “nacionales” o extranjeras), y a ella deben estar muy atentos tod@s l@s luchadoras-es por el socialismo (ecomunitarista); recuérdense, por ejemplo, los Golpes en Chile en 1973, en Venezuela en 2002 y en Bolivia en 2019.
Ahora, poco después del texto anterior, y volviendo a los fundamentos de la nueva democracia, que ya hemos reseñado previamente, Lenin pronuncia el discurso intitulado “¿Qué es el Poder soviético?” [grabado en disco fonográfico a fines de marzo de 1919 y publicado en “Pravda” nº 18, recién el 21 de enero de 1928, T. 38, págs. 238-239, in Obras escogidas, vol. IX (1918-1919), en https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas09-12.pdf), que, por reafirmar conceptos decisivos y ser breve, transcribimos integralmente aquí; allí dice Lenin: “¿Qué es el Poder soviético? ¿En qué consiste la esencia de este nuevo poder, que no quieren o no pueden comprender aún en la mayoría de los países? Su esencia, que atrae cada día más a los obreros de todas las naciones, consiste en que el Estado era gobernado antes, de uno u otro modo, por los ricos o los capitalistas, mientras que ahora lo gobiernan por primera vez (y, además, en masa) precisamente las clases que estaban oprimidas por el capitalismo. Mientras exista la dominación del capital, mientras la tierra siga siendo propiedad privada, el Estado lo gobernará siempre, incluso en la república más democrática y más libre, una pequeña minoría, integrada en sus nueve décimas partes por capitalistas o ricos. Por primera vez en el mundo, el poder del Estado ha sido organizado en Rusia de manera que únicamente los obreros y los campesinos trabajadores, excluidos los explotadores, constituyen los Soviets, organizaciones de masas a las que se transfiere todo el poder público. Esa es la causa de que, por más que calumnien a Rusia los representantes de la burguesía de todos los países, la palabra ‘Soviet’ no sólo se ha hecho comprensible en todo el mundo, sino popular, entrañable para los obreros, para todos los trabajadores. Y precisamente por eso, el Poder soviético, cualesquiera que sean las persecuciones de que se haga objeto a los partidarios del comunismo en los distintos países, triunfará en todo el mundo de modo ineludible o indefectible en un futuro próximo. Sabemos muy bien que tenemos todavía muchos defectos en la organización del Poder soviético. Este poder no es un talismán prodigioso. No cura de golpe las lacras del pasado, el analfabetismo, la incultura, la herencia de la brutal guerra, la herencia del capitalismo rapaz. En cambio, permite pasar al socialismo. Ofrece a los oprimidos de ayer la posibilidad de elevarse y de tomar cada vez más en sus manos toda la gobernación del Estado, toda la administración de la economía, toda la dirección de la producción. El Poder soviético es el camino al socialismo, hallado por las masas trabajadoras y, por eso, un camino acertado e invencible”.
Por nuestra parte, señalamos nuevamente (a la par de las características ya antes reseñadas de la nueva democracia) el equívoco que hay en ese discurso al manifestar una concepción lineal-progresiva-fatalista de la Historia, cuando se dice que el Poder soviético “triunfará en todo el mundo de modo ineludible o indefectible en un futuro próximo”, para proclamar de inmediato la invencibilidad del socialismo; y ello a pesar de que se reconoce con toda franqueza todas las debilidades y errores cometidos, y lo titánica que es la tarea de superar el capitalismo y su seudodemocracia. Los hechos ocurridos desde entonces confirman la gravedad del primer equívoco, y la dimensión y dificultad colosal de la tarea apuntada (al punto de que el socialismo continúa siendo buscado, sin haber sido conquistado aun, y sin que nadie, como lo admitiera Fidel Castro tras la caída de la URRSS, pueda ufanarse de tener la receta para construirlo).
Dicho todo lo anterior, destacamos ahora que, como lo dijimos al principio de estas líneas, por lo menos desde 1921 y hasta su muerte en 1924 Lenin deja entrever una reducción estrecha-partidista de su visión de la democracia en la URSS. Así, en el X Congreso del Partido Comunista realizado en 1921 parece reducir la dictadura del proletariado a la dictadura del Partido dirigente de la revolución (en el caso ruso, el bolchevique, luego Comunista) cuando dice: “El marxismo enseña que el partido político de la clase obrera, esto es, el Partido Comunista, es el único capaz de agrupar, educar y organizar a la vanguardia del proletariado y de todas las masas trabajadoras; que es el único capaz (…) de dirigir todas las actividades unificadas del conjunto del proletariado, es decir, de dirigirlo políticamente y, por medio de él, de guiar a todas las masas trabajadoras. De lo contrario, la dictadura del proletariado es imposible”. Y se puede a su vez entender que la dictadura del Partido dirigente se resume a la dictadura de su dirección central cuando en ese mismo Congreso (ver el punto 7 de la Resolución del mismo en https://pcb.org.br/portal2/30714) Lenin aprueba las tesis de que quedan prohibidas las fracciones dentro del Partido y de que con dos tercios de sus votos el Comité Central tiene la potestad de expulsar a cualquier miembro del Partido (incluyendo a cualquier miembro del propio Comité Central).
Esa visión más estrecha-partidista se confirmará en uno de los últimos textos atribuidos a Lenin, o sea el texto dictado entre el 23 de diciembre de 1922 y el 2 de marzo de 1923, intitulado “Carta al Congreso” (se trataba del XIII Congreso del Partido). Allí Lenin, muy enfermo, elabora una especie de Testamento político en el que se ocupa únicamente del Partido, para destacar que el mayor peligro para el socialismo en la URSS viene de una posible escisión (en especial por la disputa entre Stalin y Trotski), y recomienda ampliar considerablemente el número de integrantes de su Comité Central. Por fin remacha con el siguiente agregado (Adición a la carta del 24 de diciembre de 1922): “Stalin es demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio y en las relaciones entre nosotros, los comunistas, se hace intolerable en el cargo de secretario general. Por eso propongo a los camaradas que piensen la forma de pasar a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos sólo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas, menos caprichoso, etc. Esta circunstancia puede parecer una pequeñez insignificante. Pero creo que, desde el punto de vista de prevenir la escisión y de lo que he escrito antes de las relaciones entre Stalin y Trotski, no es una pequeñez o se trata de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva”(Lenin, taquigrafiado por L. F., 4 de enero de 1923, en Obras escogidas online, vol. 12 p. 154).
En este texto vemos como el futuro de la URSS y del proyecto soviético se depositan enteramente en lo que pueda ocurrir en el seno del Partido (en especial a través de una posible escisión en sus filas por las diferencias existentes entre dos hombres), sin que, notémoslo, no se diga ni una sola palabra acerca de los Soviets, ni de la participación-gestión-control de toda la población, que en los discursos y textos de Lenin del inicio del régimen soviético eran indicados insistentemente como las verdaderas novedades y piezas clave de la nueva democracia y del socialismo. Ahora bien, sabemos qué ocurrió con la democracia soviética, incluso dentro del propio PCUS, cuando Stalin tomó las riendas del Partido y del país.
El Che dijo: “…el tremendo crimen de Stalin: el haber despreciado la educación comunista e instituido el culto irrestricto a la autoridad” (Guevara, 2006, p. 195).
Por nuestra parte creemos que uno de los grandes errores que marcaron el destino de la democracia en la Rusia revolucionaria y en la URSS que la sucedió, fue el hecho de que el centro del poder decisorio pasara de los soviets (en aplicación de la consigna “Todo el poder a los soviets”), al Partido dirigente (Bolchevique, luego PCUS), para concentrarse de inmediato en el Secretario General de dicho Partido (en especial tras la asunción de ese cargo por Stalin); en perspectiva ecomunitarista, privilegiando las formas de democracia directa, trataremos de rescatar el contenido conceptual fundamental que encerraba para la democracia socialista aquella consigna de “Todo el poder a los soviets”.
Para terminar estas líneas, recordemos telegráficamente y como eco o complemento o distanciamiento de las ideas de Lenin en los textos antes citados, algunas de las principales características de la Democracia pensada-propuesta en perspectiva ecomunitarista.
En el plano de la economía ecológica y sin patrones, que caracteriza al Ecomunitarismo (tanto en las áreas urbanas como en el campo), la democracia es vivida cotidianamente mediante la participación de cada persona en la elaboración/evaluación/corrección y gozo de los resultados del Plan de producción-distribución-consumo, que hace posible la realización del principio que reza “de cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”.
En el plano político concebimos tal Democracia como una “política de tod@s” apoyada lo más posible en la democracia directa (en especial mediante asambleas, plebiscitos y referendos, hoy muy facilitados por medio de la internet); las comunidades originarias de Abya Yala tienen una milenaria experiencia en materia de algunos de esos espacios de democracia directa, como lo son los asamblearios, donde, por ejemplo, en la tradición aymara, se busca la decisión unánime discutiendo todo el tiempo que sea necesario, para que el grupo no se divida mediante el voto en mayoría y minoría.
Ahora bien, como es imposible que tod@s discutan todo en todo momento, habrá que admitir instancias de democracia representativa y participativa. En los espacios de democracia representativa los mandatos deben ser restringidos a un máximo de dos, y deben ser ejercidos de manera rotativa, para que el mayor número de personas pase por el ejercicio de esas funciones. Los electos también serán revocables por los electores a cualquier momento de su mandato. A su vez, los espacios de democracia participativa incluyen las diversas instancias en las que l@s ciudadan@s pueden acceder a la información y preguntar/cuestionar las directrices en vigor o que pretenden ser implantadas (aunque en ese caso siempre podrá haber una instancia plebiscitaria que las apruebe o no), como lo son las audiencias públicas y los Portales de organismos públicos, entre otras.
Esa política incluye el mutuo aprendizaje y la cooperación mutuamente solidaria entre los pueblos y culturas de Abya Yala y del mundo, creando a nivel estatal, mientras subsistan los Estados, Estados Plurinacionales regidos por procesos constituyentes con amplia participación popular (como el ocurrido en Bolivia en 2006) y por la vivencia cotidiana de la interculturalidad solidaria y ecológica; y a nivel planetario creando la Organización de los Pueblos Unidos para la práctica permanente y a escala mundial de la entreayuda solidaria de los pueblos, eliminando el dominio o primacía de cualquier pueblo sobre otro.
En el plano militar y mientras sean necesarias las estructuras armadas, se formarán Milicias Populares de integración rotativa y que combinen las instancias democráticas con la disciplina imprescindible, para sustituir a los actuales cuerpos militares y policiales estatales y privados.
Para hacer posible y perpetuar la economía ecológica y sin patrones y la democracia a nivel político son imprescindibles sendas revoluciones en el plano educativo y en el plano comunicacional.
Nos referimos, en primer lugar, a la implementación de una educación ambiental ecomunitarista socialmente generalizada (tanto en la educación formal como en la no formal, donde mucho hay que aprender de los pueblos de Abya Yala, por ejemplo, en su amor-respeto cotidiano hacia la Pachamama y los ancianos, y en su manejo de las hierbas medicinales). De esa educación hacen parte una educación sexual libertaria (que promueve el libre placer compartido de manera consensual, y combate el machismo y la homofobia, y también incluye la renuncia voluntaria a la sexualidad, como la practicó Gandhi), y una educación física formativa y cooperativa (que deja atrás al deporte competitivo y crematístico, predominante en el capitalismo).
En la educación formal se deben desarrollar espacios de discusión democrática de las problemáticas y directrices en las instituciones educativas, y también proceder a la elección de los dirigentes por parte de la comunidad educativa (como ocurre ya en varios países en los que docentes, alumn@s, egresados y/o funcionarios eligen al Rector de cada Universidad y a los Directores de Facultad, que desempeñan sus cargos por un período preestipulado, al cabo del cual se procede a una nueva elección); y para mejor control de la comunidad (a la que siempre debe servir cada Universidad) cabe que la institución oiga a esa comunidad e incorpore en su gestión a miembros de la comunidad extraescolar (como ocurre ya hoy en las educaciones primaria y secundaria cuando las madres y padres o encargad@s de l@s alumn@s participan, además de la comunidad educativa, en la elección de los Directores de las Escuelas).
A su vez, la institución educativa que funciona democráticamente puede y debe servir de polo de irradiación hacia su comunidad circundante, ayudando a crear en la misma, o reforzando en la misma los espacios de democracia ciudadana, como sucede cuando una institución educativa apoya la creación y acción de una asociación de vecinos.
Y en el área comunicacional habrá de instaurarse una comunicación horizontal y simétrica que pone en manos de las comunidades (también de las indígenas) los actuales monopolios u oligopolios mediáticos (de prensa escrita, radios, TVs, y/o en redes vía internet). Esa reorganización democrática permite que a partir de cada comunidad urbana barrial y de cada localidad rural, el conjunto de l@s ciudadan@s participe de la elaboración y puesta en práctica de la agenda informativa, cultural (en el sentido más amplio del término, que incluye las acciones de educación no formal y a las artes) y deportiva, difundida a través de las radios y TVs comunitarias, por ejemplo, y de las redes vía internet; y cada una de esas comunidades también debe poder vehicular sus acciones comunicativas, aunque sea periódicamente (y de forma rotativa), en los medios de comunicación de alcance regional, nacional, continental y planetario (ver López Velasco 2013).
En la Rusia soviética los Partidos (menos el bolchevique, ya llamado Comunista) fueron prohibidos en 1921. Y vimos que por lo menos de ese mismo año (que es el del X Congreso del Partido Comunista) data el estrechamiento de la visión que tuvo Lenin de la democracia revolucionaria.
En lo que tiene que ver con el pluralismo de ideas y organizaciones en filas populares el Ecomunitarismo pregona una amplia participación de todas las fuerzas que empujan hacia el poscapitalismo y se oponen a la perpetuación o vuelta del capitalismo (y de la economía con patrones y no ecológica, del racismo, el machismo, la educación “bancaria” y la manipulación mediática en una in-comunicación vertical y asimétrica, que le son connaturales). Así la propuesta ecomunitarista incentiva la acción codo a codo, y mutuamente crítica, para el enriquecimiento de tod@s y el beneficio de la Humanidad y del planeta, de creyentes y no creyentes (pues la discusión acerca de la alienación religiosa habrá de irse procesando pacífica y pacientemente en filas populares a muy largo plazo), de las comunidades indígenas, los colectivos ambientalistas, anti-racistas, feministas, sindicalistas, verdaderos cooperativistas, las asociaciones vecinales, y los miembros de todas las organizaciones sociales y políticas con intención poscapitalista existentes o que vengan a existir (sean ellas de inspiración anarquista, socialista, comunista, etc.); el futuro dirá cuándo en el avance hacia el Ecomunitarismo los Partidos políticos en su formato actual habrán de extinguirse (antes de, o junto al Estado).
Bibliografía
Guevara, Ernesto (2006). Apuntes críticos a la Economía Política. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales/Centro de Estudios Che Guevara/Ocean Press.
Lenin, Vladimir I. Obras escogidas, Ed. Progreso, Moscú, 1969
— Obras escogidas en 12 vol., Ed. Progreso, Moscú, 1973, en https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/index.htm
Sirio López Velasco, Ética ecomunitarista (2009), Ed. UASLP, disponible gratuitamente en https://rebelion.org/download/etica-ecomunitarista-etica-para-el-socialismo-del-siglo-xxisirio-lopez-velasco/?wpdmdl=654430&refresh=5ffa00fe3411b1610219774
y en https://www.scribd.com/document/557262193/Etica-ecomunitarista
— , La TV para el socialismo del siglo XXI: ideas ecomunitaristas, Ed. 13, Quito, 2013.
— Contribuição à Teoria da Democracia – Uma perspectiva ecomunitarista (2017), Ed. Fi, Porto Alegre, Brasil, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/196sirio
José A. de la Fuente y Ricardo Salas (Orgs., 2021), Introducción al Ecomunitarismo y a la Educación Ambiental – Una lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco, Ed. Ariadna, disponible gratuitamente en http://ariadnaediciones.cl/ https://doi.org/10.26448/ae9789566095330.16
y en https://zenodo.org/record/5745105#.YaZXEdDMI2w
y en https://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/handle/10535/10827
en https://library.oapen.org/handle/20.500.12657/51640
y en https://es.scribd.com/document/561776175/Introduccion-Al-Ecomunitarismo-y-Educacion-Ambiental
Sirio López Velasco (2023, Org. Claudinei A. de Freitas da Silva), Filosofía ecomunitarista aplicada, Ed. Fi, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/ebook/a042-filosofia-ecomunitarista-aplicada
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