El 21 de enero de 1924, luego de permanecer enfermo seis años debido a las secuelas del veneno que contenían tres balas disparadas por un contrarrevolucionario cuando salía de visitar a los obreros de la fabrica Michelson, fallecía en la Rusia socialista el revolucionario e intelectual Nicolás Ilich Ulianov, Lenin. Guía y maestro de la […]
El 21 de enero de 1924, luego de permanecer enfermo seis años debido a las secuelas del veneno que contenían tres balas disparadas por un contrarrevolucionario cuando salía de visitar a los obreros de la fabrica Michelson, fallecía en la Rusia socialista el revolucionario e intelectual Nicolás Ilich Ulianov, Lenin. Guía y maestro de la gran Revolución de Octubre de 1917, fundador de la URSS, a cuyo I Congreso asistió a pesar de su salud, regresa ahora, a 86 años de su muerte, a la arena política y económica internacional a través de sus ideas, vigentes en lo que hace a la comprensión y transformación revolucionaria en los nuevos contextos locales, regionales y mundiales.
En septiembre de 1917, poco antes de producida la Gran Revolución de Octubre y en el marco de la crisis provocada por la guerra interimperialista, Lenin esbozó el programa de transición hacia el socialismo haciendo hincapié en la necesidad de controlar y fiscalizar a la gran burguesía rusa y sus satélites, y desnudar frontalmente al complejo militar-industrial-burocrático, adelantándose a la realidad actual del capitalismo. El programa esbozado por el revolucionario ruso en ese momento planteaba cinco puntos: 1) Fusión de todos los bancos en un banco único y control estatal de las operaciones (nacionalización de los bancos), a fin de evitar fuga de capitales y especulaciones financieras; 2) Nacionalización de todos los consorcios capitalistas, constituídos por las asociaciones mas importantes (petróleo, azúcar, etc.), con el objetivo de impedir que la alianza industrial-bancaria, a través de distintas maniobras, neutralizara los avances de la revolución democrática; 3)Abolición del secreto comercial; 4)Agrupación obligatoria de todos los industriales, comerciantes y patrones en general, a fin de controlar su accionar e impedir sabotajes a la nueva economía; 5) Organización obligatoria de la población en cooperativas de fomento y consumo, en función de poder planificar la distribución de alimentos y racionalizar recursos para incentivar la producción y distribución equitativa de bienes básicos.
En cuanto a los bancos, Lenin enfatizaba que «hablar de la regulación de la vida económica y eludir el problema de la nacionalización de los bancos significa hacer gala de una ignorancia supina…» («La Catástrofe que nos amenaza y como combatirla»- Obras Completas- Tomo XXV, Cartago, Página 309). Y en relación con el complejo militar-industrial-
En cuanto a «El Estado y la Revolución», escrito en diciembre de 1918 (Obras Escogidas, página 272, Editorial Progreso), donde Lenin esboza la teoría marxista del Estado, el paso de la primera etapa del socialismo al comunismo y la organización proletaria y popular que permitirá al «Estado de nuevo tipo» asentarse sobre las ruinas del viejo Estado, el mismo Ernesto Che Guevara comentó : «Este libro es como una Biblia de bolsillo para los revolucionarios. La última y más importante obra teórica de Lenin donde aparece el revolucionario integral y ortodoxo» ( «Apuntes Críticos a la Economía Política», Ernesto Che Guevara, Ocean Sur, 2006, página 245)
Este integral y ortodoxo revolucionario pretendió ser ignorado, amén de calumniado y tergiversado, en todas las épocas y, fundamentalmente, luego de la caída de la URSS. Pero su espíritu revolucionario y su visión acertada de la realidad campea en todos los espacios donde se combate al capitalismo y al imperialismo, su engendro directo.
Dicen que no es posible tapar al sol con un dedo.
Y Lenin sigue iluminando.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.