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Leonardo Boff, el agua de la discordia

Fuentes: Rebelión

La carta pastoral «Danos hoy el agua de cada día» elaborada por el obispo de Aysén Luís Infanti -es tal vez- el documento más valiente elaborado por un integrante del episcopado chileno, desde la recuperación de la democracia. Si a ello se suma que quien acompañó la presentación, es nada menos que uno de los […]

La carta pastoral «Danos hoy el agua de cada día» elaborada por el obispo de Aysén Luís Infanti -es tal vez- el documento más valiente elaborado por un integrante del episcopado chileno, desde la recuperación de la democracia. Si a ello se suma que quien acompañó la presentación, es nada menos que uno de los teólogos más potentes de América Latina (Leonardo Boff) castigado por la curia romana, en tiempos que el supremo inquisidor, era el actual Papa Joseph Ratzinger, el asunto no podía pasar inadvertido.

Luego de la presentación en la ciudad del extremo sur de Chile, Boff llegaría a Santiago para dar una charla abierta en la sede de la Conferencia de Religiosos ubicada en calle dieciocho esquina Vidaurre, pleno centro de la capital, según diversos medios de prensa, los obispos chilenos representados por Alejandro Goic, manifestaron su disconformidad con la presencia del teólogo de la liberación en el recinto educacional, siendo trasladada la actividad hacia la universidad ARCIS.

Ante un auditorio al tope, compuesto por creyentes y no creyentes, religiosos y religiosas de diversas congregaciones, Leonardo Boff pudo exponer los elementos centrales del documento «Carta de la tierra».

La esfera católica tradicional, incluyendo la oficialidad de la iglesia, no pudo ocultar su molestia por la invitación cursada por el obispo Infanti, al teólogo brasileño. El diario «El Mercurio» con fecha 31 de agosto en el cuerpo D página 23 publica un reportaje titulado «El ex cura que dividió las aguas del Episcopado chileno» elaborado por Gustavo Villavicencio, el mencionado escrito no tendría ninguna importancia, sin la vitrina que el propio medio proporciona.

En síntesis, el artículo parece detenerse en tres temas a juicio del autor «importantes» en primer lugar su calidad de ex – sacerdote, suponiendo que la fuerza o debilidad de sus argumentos, tuvieran relación alguna con este hecho, pero no sólo eso, el texto destaca un elemento de la vida personal del teólogo, su relación con Marcia Monteiro, quien es madre de seis hijos fruto de una relación anterior.

No contento con eso, Villavicencio en un acto de relación con la divinidad -y sin ningún remordimiento intelectual- se deja iluminar por el artículo elaborado por Josep Miró i Ardevol, titulado «Una crítica a Leonardo Boff: El caso del hijo soberbio y desobediente» publicado en Agencia Católica de México, sustentado en las sombras de su investigación, el bachiller en teología nos devela que el nombre de Leonardo es Genesio Darci y agrega en tono pastoral «Lo cierto es que sigue firmando sus artículos y libros con el nombre que escogió cuando profesó sus votos como religioso franciscano».

Tenemos entonces tres cargos, contra un teólogo que tiene más de cien libros publicados y es reconocido como uno de los intelectuales más relevantes del continente: el primero que es laico y no sacerdote, es decir no tiene contratado el «Tag de la salvación» e insiste en circular por la vía exclusiva de los religiosos consagrados, haciendo uso del derecho de opinión que cada uno de los creyentes tiene.

Su segundo cargo es que comparte la vida con una mujer que tiene seis hijos, o sea, como comparte no tiene la claridad de la vida contemplativa, pudiendo incluso ser tentado por los placeres de la carne, tan dañina para la elaboración teológica, sin embargo el mismo Josep, indica que es una mujer comprometida con las comunidades de base, cuestión que Villavicencio «omite».

Su tercera acusación es que no escribe con su nombre sino con un seudónimo, adoptado desde su compromiso de religioso franciscano, insisto, estos son profundos cuestionamientos elaborados por el periodista y bachiller en teología Villavicencio, contra un hombre que ha desarrollado toda una propuesta eclesial, en el transcurso de una producción erudita con textos como «Iglesia Carisma y Poder» que desde su publicación significó abrir un debate serio e intenso, en el propio seno de la iglesia sobre sí misma «que la Iglesia como institución no estaba en el pensamiento del Jesús histórico, sino que surgió como evolución posterior a la resurrección, especialmente con el progresivo proceso de desescatologización» (Pág. 123).

Años más tarde Boff, reflexiona sobre los elementos que a su juicio, significaron una posición tan intransigente del santo oficio: «En ese libro (Iglesia Carisma y Poder) quise demostrar que la forma en que la Iglesia se organiza atenta contra los Derechos Humanos sea de la mujer, a la que no se le concede la representación que merece, o de los laicos: sometidos al peso y rigor de su estructura jerárquica. De esta forma la Iglesia se ha convertido en un instrumento de represión que se suma a los que funcionan en el estado secular. Se plantea entonces la cuestión de cómo la Iglesia puede liberarse de sí misma para ser más efectiva en la lucha por una liberación integral». (Extraído de la página de un fraile franciscano Felipe Ortiz, de México, ¡¡Coraggio fratelli!!).

Ya en 1971, con su texto «Jesucristo liberador» integra las nuevas investigaciones históricas, hechas hasta ese entonces, para explicar el contexto social del Jesús histórico y por tanto reelaborar una mirada teológica sobre los mismos, con tinte latinoamericano, obligando a la teología tradicional a contemplar con asombro los avances de América Latina.

«El símbolo es humanamente más real y significativo que la historia fáctica y los datos fríos y objetivos. El mito y la leyenda (decía Guimaraes Rosa, y tenía razón, que en la leyenda todo es verdadero y cierto porque todo es inventado), cuando son concientizados y aceptados como tales por la razón, no alienan, no magifican ni sentimentalizan al ser humano, sino que le hacen sumirse en una realidad en la que comienza a percibir lo que significan la inocencia, la reconciliación, la transparencia divina y humana de las cosas más banales y el sentido desinteresado de la vida, encarnado todo ello en el divino niño aquí, en la Navidad ¿Qué hacer, pues, con los relatos de la Navidad y con el pesebre? Que continúen Pero que sean entendidos y revelen aquello que quieren y deben revelar: que la eterna juventud de Dios penetró este mundo para nunca más dejarlo; que en la noche feliz de su nacimiento nació un sol que ya no ha de conocer ocaso». (Del Capítulo Los relatos de la infancia de Jesús: ¿Teología o Historia? Jesucristo liberador Capítulo 9, Ediciones Sal Terrae, 1980) Extraído de servicios Koinonia.org

En un sentido más amplio, el pensamiento europeo se vio obligado ha volcarse en los años setenta y ochenta a revisar a estos hombres que abrieron un forado en las catedrales de la razón instrumental con su discurso teológico, que se extendía a lo cultural, filosófico e histórico instalándose en la historia global, ese es el aporte de Gustavo Gutiérrez, Leonardo y Clodovis Boff, Enrique Dussell entre muchos otros.

Hubo discusión, condenas como el texto «Instrucción sobre algunos aspectos de la «teología de la liberación» elaborada por la Congregación para la Doctrina de la Fe ex-Santo Oficio, fechado el 6 de agosto de 1984. Los ataques generaron una férrea solidaridad de destacados teólogos como Congar, Chenu, Metz, Karl Rahner, entre otros .

Los obispos brasileños no quedaron conformes con la redacción y castigos que se desprendían del primer documento y lograron con la propia intervención del Papa Juan Pablo II, levantar el castigo de Leonardo Boff, además de un tibio avance, para la teología latinoamericana en una segunda redacción titulada «Sobre libertad cristiana y liberación» redactada por Joseph Ratzinger.

Apreciaciones como el hecho de que dicha teología tiene una base exclusivamente marxista y que manipula los textos bíblicos, reduciéndolos a una lectura política, desconociendo el magisterio de la iglesia son aminoradas.

En abril de 1986, el cardenal Gantin es el encargado de transportar la carta de Juan Pablo II al episcopado brasileño, en que afirma: «la teología de la liberación es conveniente y necesaria». (Ver historia breve de la teología de la liberación de Roberto Oliveros)

De seguro no era Todo que se esperaba, pero con ello se reconoció formalmente a la teología de la liberación, como una apuesta importante de un número indeterminado de fieles y de hombres y mujeres dispuestos a reflexionar desde la opción preferencial por los pobres.

Volvamos al agua

La riqueza de la carta pastoral de monseñor Infanti, es que está fortalecida por el método de reflexión pastoral, centrado en el Ver, Juzgar y Actuar, no es una entelequia perdida en el rito, es a juicio de su presentador Leonardo Boff «… uno de los mejores documentos que he leído en los últimos años. Podría decir que es un documento mío, yo mismo hablo así: tan pertinente es su discurso. Incluso dentro de una retórica tiene poesía. Es un texto que hará historia». (OCLACC.org 2-09-08)

La belleza de la redacción conmueve, sin embargo no es sólo sensibilidad, aporta datos, que son un llamado de atención para todos aquellos que tienen sentido de responsabilidad, sin embargo el señor obispo Emérito de San Bernardo Orozimbo Fuenzalida, considera un error muy grave del obispo Infanti, la invitación a Leonardo, ni una sola palabra sobre la carta, únicamente la amenaza «esto le podría costar la mitra» (Artículo del Mercurio antes citado) el obispo emérito no tiene ojos para ver, ni oídos para escuchar palabras tan asertivas como esta «Esta carta es para ti y para la comunidad en que estás. Quiere ir en beneficio de todos nosotros, de las generaciones futuras, como una alabanza que le debemos a Dios con nuestra vida grata a sus ojos y la veneración que le debemos a todas las creaturas. Surge de un pueblo que ama a su tierra, ama a su Dios, y se siente amenazado por los «lobos con piel de oveja» que quieren invadir y pisotear su jardín».

De hecho llama la atención que el periodista haya escogido a una persona como el jubilado obispo de San Bernardo, para atacar a Luís Infanti y descalificar la presencia de Boff, en Chile.

Porque el señor obispo no cuenta con los meritos intelectuales, para cuestionar a ninguno de los dos, ni es un teólogo de fuste y mucho menos un experto en ecología, el último documento conocido de su autoría «Me duele el alma» fechado el 12 de mayo del 2003, en el contexto de la ley de divorcio, es una verdadera condena pre-conciliar dirigida a los congresistas católicos que apoyaron la ley de divorcio.

La propuesta de Villavicencio, es entonces desatinada y vergonzosa, buscando levantar una discusión improcedente, acompañado además de fundamentos muy escuálidos, usando la descalificación como única herramienta de análisis. Lamentablemente el tiempo juega en nuestra contra, la naturaleza día a día nos pasa la cuenta y el tema del agua es tan serio que algunos prefieren perderse en nimiedades «El bien natural más escaso de la tierra, no es el oro ni el uranio, es el agua potable. El tres por ciento del agua del mundo es dulce, y de ese tres por ciento, el 0,7 por ciento es asequible al uso humano. Debido a estos escasos recursos, hay una corrida mundial para privatizar el agua, y la más grande privatizadora es la Coca Cola». L. Boff exposición en Argentina.

Cuando pasen los años, aquellos que estuvieron en Aysén, en la presentación del documento elaborado por el Obispo Infanti, los que tuvieron la suerte de asistir a la charla de Leonardo, en la universidad ARCIS, podrán recordar que uno de los pensadores más sobresalientes de Latinoamérica estuvo acá, solidarizando con quienes están dando la batalla por las futuras generaciones, para ellos los principios éticos de sensibilidad, cuidado, cooperación y responsabilidad abordados por el teólogo, difícilmente podrán ser olvidados, exceptuando al bienaventurado Villavicencio, quien termina el bendito reportaje diciendo «Por más de una hora, Boff habló de medio ambiente y cambio climático. Nada de teología».