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«Libertad» y crecimiento

Fuentes: Rebelión

“Ser libre es querer la libertad de los demás” (Simone de Beauvoir)

Fervor actual por la “libertad”

Los trumpistas-ayusistas, son de lo más peligroso. Al grito de ¡Libertad! se alzan violentamente en contra de las mascarillas, de las vacunas y de la sanidad pública. Son muy peligrosos pues a causa de los “libres botellones” se hacen insolidarios con los ancianos y gente que no es tan prepotente como ellos. El escritor vasco Pío Baroja escribió un libro titulado Juventud y egolatría. Al parecer, buena parte de este colectivo prosigue con las mismas características, aunque afortunadamente no es algo generalizado. No quisiera dar la impresión de ser un viejo que odia a los jóvenes, nada más lejos, los quiero mucho y me preocupan las dos generaciones que me siguen. Tengo un hijo y dos nietos y temo mucho el futuro que les espera, lo de la pandemia del covid-19 es sólo un ligero prólogo del colapso mundial que vendrá ya en muy pocos lustros. A las generaciones venideras les tengo especial afecto por varias razones:

Ya empiezan vivir peor que sus padres, se les avecina (sobre todo si continuamos la obsesión suicida del crecimiento de PIB): un colapso mundial generado por el tan considerado sagrado crecimiento del Producto Interior bruto (PIB). Un mundo plagado de desempleo y trabajo precario en el que se acelera vertiginosamente la brecha social. Además, los colectivos que cada vez se quedarán más abajo serán los jóvenes las mujeres y los campesinos. El caso extremo será: la mujer campesina. Por eso me duele que precisamente los jóvenes que son los que más van a tener que adaptarse a la inevitable resilencia y los que deberían además ser más conscientes de algo que será cada vez más necesario y que es la  solidaridad. Pareciera que sólo les interese el botellón y el gregarismo asocial.

 Los jóvenes, precisamente son los que más deberían tener claro que lo prioritario debe ser destapar el engaño del neoliberalismo, que los tiene equivocados precisamente más a ellos por que pudieran ser los mas peligrosos. Precisamente es lo que busca el neoliberalismo global en los jóvenes es la que Franco “Bifo” Berardi llama: UNA CRISIS DE LA MENTE CRÍTICA [1], y lo está consiguiendo. Les hacen confundir, por ejemplo, la libertad con el ciego grito de ¡libertad!, una libertad ególatra y egoísta forjada en un mundo regido absolutamente por la competitividad y la represión del contrario. Así es el modelo de lo que llaman una escuela de calidad como por ejemplo la de la cultura de los video juegos, una semántica enajenante. A los del botellón, a los negacionistas del covid-19, no los culpo porque están totalmente imbuidos por el Poder Mediático, pero lamento que no se enteren. Y es que temo que este tipo de joven ególatra, aunque no esta generalizado, se expanda cada vez más frecuentemente, incluso hasta llegar a formar mayorías. Y esto no solamente me duele, sino que resulta ser extremadamente peligroso. Estos personajes, prepotentes e insolidarios, han propiciado con su actitud miles de muertes por covid-19. Y no sospechan que a ellos también les vaya a perseguir el maldito virus. En ocasiones llegan incluso a una cierta “violencia libertaria”, sin tener en cuenta que precisamente lo profundamente anarquista y libertario es el apoyo mutuo, los bienes relacionales, solidarios y pausados. A mí no me molestan los jóvenes, lo que sí que me molesta (y mucho) es que cada vez haya más jóvenes engañados por la seudo libertad, debido a lo cual resultan sin posibilidad de defenderse.  

Decía Simone de Beauvoir “Ser libre es querer la libertad de los demás”. Según este pensamiento la libertad tiene mucho de solidaridad con los demás, y no es compatible con el egoísmo individualista como se expresan cada vez más los trumpistas que gritan “libertad”. Ponerse la mascarilla, vacunarse, guardar la distancia de seguridad, etc., tiene mucho de verdadera libertad solidaria.

Recientemente se dio el caso, en el metro de Madrid, que un trumpista-ayusista, en pleno arrebato de “libertad”, hizo perder un ojo de un sanitario que estaba preocupándose por él, por su salud e intentado que se logre llevar a cabo una sana y necesaria actitud de solidaridad con los demás. Ésta fue la respuesta del trumpista-ayusista a la propuesta del sanitario de que se pusiera la mascarilla[2].

Desde  que surgieron partidos como Vox se han dedicado a difundir el odio y lo están logrando con insospechado éxito. Según últimas noticias dadas por el ministro del interior Fernando Grande-Marlaska a día 29 de julio de 2021: “la violencia por odio había subido en el año 2020 en un 9%, contando entre los agresores con un 80% del género masculino.

La palabra libertad

Solo existen las libertades, la LIBERTAD como algo único y absoluto no existe.

La palabra «libertad», de la que se abusa constantemente, se suele mencionar de forma aislada y fuera de contexto. Y por mucho que la gritemos, y por mucho que queramos expresar algo con ella, no deja de ser por sí sola una idea imprecisa, casi siempre engañosa y hueca.

¡Libertad! Y esta palabra la gritan miles y cientos de miles de personas con energía. Pero si no se concreta más, no sirve ese grito para nada, todo quedará en una algarabía.  

Además esas manifestaciones con las pancartas con la única palabra absoluta LIBERTAD, frecuentemente  es el resultado de una manipulación originada por los intereses de crecimiento económico oligárquico que le conviene fomentar una “crisis en la mente crítica”.

Los capitalistas más atroces y salvajes, cuando hablan de libertad, naturalmente, hablan de «su libertad». Y no solo eso, nos hacen creer que esa es la única libertad que existe. Por ejemplo, nos dicen que la única forma de conseguir la libertad es a base de crecimiento capitalista, a base de liberalismo. Así que cada persona, inmersa en este sistema, piensa que para ser libre la única vía posible es hacerse rica.

¿Y cómo puede uno hacerse rico? Pues practicando las reglas competitivas del capitalismo, en donde unos poquísimos ganadores ganan mucho y otros muchísimos perdedores pierden mucho. Precisamente a esto una importante mayoría de la gente es a lo que confusamente llaman LIBERTAD Y esto se puede conseguir, principalmente, robando al perdedor, corrompiéndose o jugando a la lotería. Si, jugar a la lotería se ve, sobre todo, como una vía abierta y posible hacia la libertad. Sucede que en la lotería cada jugador pierde un poco pero son muchísimos perdedores y sólo ganan unos poquísimos. Es decir, es exactamente lo opuesto a la redistribución de la riqueza.

La palabra libertad sólo la llegarán a verla, con sentido, la inmensa mayoría de la población, si llega a ser complementada con otros elementos de pensamiento que las llenen de sentido: a base de valor, de rigor y de concreción.

En efecto, después de gritar «¡libertad!» tendremos que hacernos, necesariamente, unas cuantas preguntas: ¿libertad?, ¿para quién?, ¿para cuantos?, ¿para qué?, ¿hasta dónde? Y sí contestamos a todas estas preguntas, ya empezaremos a llenar de contenido un continente vacío, un precioso tarro de mermelada que no tenía mermelada (la libertad), sino que  tenía porquería competitiva e individualista.

Muy potente es hoy “la libertad del trumpismo-ayusismo”, la del botellón y la de la caña, que esgrime como estandarte hueco la palabra “libertad”, cargada de confusión.

¿Libertad para quién?

Los grandes empresarios y corporaciones transnacionales nos contestarán: seguridad y libertad para el mercado. Los ciudadanos más solidarios nos dirán: libertad, por ejemplo, de expresión, esto suena mejor.

Pero las grandes corporaciones y el sistema capitalista, obsesionados con el crecimiento económico oligárquico e indefinido, ya se encargarán de convertir esta necesaria “libertad de expresión” en un eufemismo que hable de “libertad de prensa”, “libertad de información”. Pero ellos se referirán al poder mediático, al llamado “cuarto poder”, que es un controlador de toda la actividad humana, algo completamente opuesto a la libertad de pensamiento y de opinión de los humanos. Más aún, el poder mediático, potenciado por los del crecimiento económico oligárquico indefinido, nos distraerán constantemente, con tertulianos de la subcultura, con olimpiadas, con múltiples programaciones futbolísticas (la Liga, la Copa de Europa, los Mundiales, etc.), con rentabilísimos macro-conciertos gregarios, etc., etc., todo ello para robarnos nuestro tiempo más valioso, el de la libertad de pensamiento, con la finalidad de que la gente no esté capacitada para reflexionar y de enterarse de que les están engañando, manipulando; y en esta tesitura están incapacitados ante los abusos de oligarquía. Además están incapacitados para pensar por si mismos. Están cayendo cada vez más en una diluyente CRISIS DE LA MENTE CRÍTICA.

Pues bien, a esto continuamente se le está llamando “libertad” (una falsa libertad), pues en realidad, mundialmente hoy, sólo existe la que es para una reducida minoría oligárquica, la que posee y controla el Poder Mediático. Y que es una negación de libertad para el resto de los humanos.  Por ejemplo, según describe Eduardo Galeano en “Las venas abiertas de Latinoamérica”: “En el año 1845, los EE UU se anexionó los territorios mexicanos de Texas y California, en donde se restableció la esclavitud en nombre de la libertad”.

¿Libertad para cuántos?

Aquí, en el sistema que sufrimos la mayoría, está claro que solo cabe libertad para unas poquísimas y poderosas oligarquías, o para unos pocos solventes. Porque, como decía José Luis Sampedro: “¿Libertad de comercio? ¿Libertad de elección?, muy bien, vaya usted a una gran superficie portando un sólo euro y verá cuántas cosas puede elegir libremente”. Y en el planeta la mitad de la población (el Cuarto Mundo) cada persona dispone de memos de 2€ al día para poder elegir libremente. Pero es que ni siquiera nos queremos enterar de que es eso del Cuarto Mundo.

Por supuesto no es el caso del Madrid del Barrio de Salamanca en dónde abundan (lógicamente) los trumpistas-ayusistas. Aunque, por desgracia, Pablo Iglesias (el de la coleta, no el otro decimonónico), en la campaña electoral de la Comunidad de Madrid del 4 de mayo de 2021, no contaba con que también en Vallecas existían multitud de ciegos trumpistas-ayusistas, obsesionados con la libertad de Ayuso, dispuestos a depositar la papeleta a favor de Ayuso que les garantizaba un futuro cada vez más precario y cada vez menos libre. Así de fuerte e infalible es el engaño del poderoso Poder Mediático.

¿Libertad para qué?

Pongamos algunos ejemplos emblemáticos: ¿qué es la guerra sino la libertad para matar impunemente y sin el menor miramiento, tanto a militares como a civiles, a hombres como a mujeres, a ancianos como a niños?, ¿qué es la libertad de mercado laboral, sino un mercado para vender humanos como ganado?, ¿qué es la explotación, sino la libertad para poder explotar al hombre, y a través de él, a la naturaleza, sin freno, “libremente”, de una forma totalmente desmesurada, inhumana y que tiene trazas de llegar a ser apocalíptica?, ¿Qué es la libertad en la forma de vestir, sino la dictadura de la moda impuesta y cambiante cada temporada?, ¿Qué es la práctica del consumismo sino, la adquisición de seudo necesidades, eso si condicionadas por la obsolescencia programada?, ¿Qué libertad se puede encontrar en una uniformidad impuesta, porque es “lo que se lleva”?. Todas estas reflexiones se pueden sintetizar esquemáticamente así:

La semántica de la moda

es como el pandero

del capitalista poderoso

a cuyo son baila el/la consumista

haciendo el oso.

Podemos poner un ejemplo evidente de estos logros mencionados: el doctor Cornely, expresidente de la American Public Health Association, declaró que “la responsabilidad principal de la pésima dieta de los ciudadanos estadounidenses corresponde al intenso uso de del marketing por las corporaciones del ramo alimenticio”. Este es el concepto de libertad universalizado que ha impuesto el neoliberalismo global. Tampoco se puede considerar “hombre libre” al pequeño campesino que pasó a la condición de asalariado. Pues, según nos dice Celso Furtado: «Convertido en asalariado, el campesino que antes cultivaba su pequeña parcela no mejoró con la nueva situación, pues no gana suficiente dinero para comprar los alimentos que antes producía para sí» Y según esto queda claro que el crecimiento mata, en este caso de hambre.

¿Libertad hasta dónde?

En España los ministerios de Justicia y de Interior y organizaciones civiles como Manos Limpias, quieren justificar las medidas represivas de la «ley mordaza» (eufemísticamente llamada por la oficialidad Ley de Seguridad Ciudadana), que será aplicada contra ingentes masas indigentes, que piden libertad de expresión, de acción y de democracia directa.

En general la dictadura del neoliberalismo global funciona mediante el lema: «La libertad de unos termina donde empieza la libertad de otros [la de la oligarquía opresora que ejerce la libertad de oprimir]».

El sistema neoliberal nos presenta a la libertad de la persona con un aspecto múltiple:

Libertad de consumir las pseudonecesidades del consumista, libertad de una enseñanza que, desde el parvulario, te enseña a ser competitivo, consumista y productivista, a aprender a poder explotar a otros, a admitir la libertad de respetar las guerras, por ejemplo como las del petróleo, las del coltán, etc., a consentir que se agoten los recursos naturales, a admitir que las universidades estén destinadas solo al beneficio de las sociedades anónimas en lugar de en beneficio de toda la sociedad humana, etc.

También resulta ser una libertad para no cumplir La Cumbre del Clima de París, etc.

Pero el eslogan “la libertad de uno termina donde comienza la libertad de otro” resultará justo si la libertad de las élites opresoras terminaran donde comienza la prioritaria libertad de inmensas masas hoy oprimidas.

Bueno, hasta aquí un pequeño análisis de algunas preguntas que pueden surgir en torno al tan manoseado concepto de la libertad y que suele ser empleado de forma tan simple como vacía. Pero seguro que podríamos encontrar muchísimas más preguntas al respecto. Así que resulta indispensable ponerle al menos algún complemento o adjetivo a la palabra libertad: libertad de expresión de las masas, libertad de pensamiento de las masas, libertad de acción directa de las masas, libertad de democracia directa de las masas… para que al bonito tarro mermelada de la libertad se le llene de verdad con mermelada.

En conclusión podemos decir que a la dictadura universal del neoliberalismo global le es indispensable la “libertad” de poder explotar sin freno y hasta el agotamiento final a las personas y a los recursos para poder seguir existiendo sin que llegue a tener en consideración el suicidio que esto supone.  

Notas:

[1] Esta idea la expresa de forma palpable según Franco Berardi en su frase: “Después de cuarenta años de devastación sistemática de tipo nazi-liberal se dará una CRISIS EN LA MENTE CRÍTICA. La perspectiva más probable de futuro es un proceso caótico de autodestrucción del género humano.

[2] “En la estación de Alto del Arenal de la Línea 1 de Metro de Madrid, el 19 de julio de 2021 18:29h, el enfermero del Hospital 12 de Octubre recriminó a un pasajero por no llevar mascarilla, obligatoria en el transporte público. […] Ante esta legal y solidara solicitud, el sanitario recibió una violentísima egresión con un puño americano, a la vez que el grito de: “¡gilipollas, que te quede claro; ojalá te mueras!” […] La víctima fue atendida en su propio Hospital 12 de Octubre. Como consecuencia del impacto, la víctima ha perdido parte de la visión de un ojo”. Tomado de: https://www.eldiario.es/madrid/identificado-presunto-agresor-sanitario-le-pidio-pusiera-mascarilla-metro-madrid_1_8150614.html