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Libres como nunca

Fuentes: Rebelión

La libertad depende de quien la ostenta, hay quienes son libres aun en la cárcel. Assange, Snowden, Manning y otros más, son libres pese a las dificultades momentáneas que pasan, mientras que los gobernantes de EE.UU., Inglaterra, Suecia y de otros países, que los acosan y rastrean, no son más que viles esclavos, presos del […]

La libertad depende de quien la ostenta, hay quienes son libres aun en la cárcel. Assange, Snowden, Manning y otros más, son libres pese a las dificultades momentáneas que pasan, mientras que los gobernantes de EE.UU., Inglaterra, Suecia y de otros países, que los acosan y rastrean, no son más que viles esclavos, presos del sistema oprobioso que defienden. Los unos son próceres de la libertad cuyas primeras luces proclaman con su heroica lucha, son el destello de la aurora matutina que anuncia el fin de esta larga noche neoliberal; los otros, por más que mientan, amenacen y maten, saben que están contados los días del sistema opresivo que defienden.

Assange, al ver a Internet «transformarse en el facilitador más peligroso del totalitarismo que se haya visto» y en «una amenaza para la civilización humana», hizo lo que todo hombre libre hubiese hecho, y Ecuador, lo que todo Estado soberano debe hacer. Desde la embajada ecuatoriana, Assange sostiene: «Estamos ganando… Formamos parte de un nuevo cuerpo político internacional que se desarrolla gracias a Internet» y predice la derrota del Estado totalitario en gestación, porque la juventud descubrirá que «las agencias para las que trabaja no se comportan de un modo legal, ético y moral». De ahí que la disidencia se va a extender y a hacer público el nivel de engaño y corrupción del poder estatal. Estas conexiones deben conducirnos hacia un futuro libre, imaginado en nuestro corazón colectivo.

Ecuador conoce de los crímenes que en la mal llamada «guerra contra el terrorismo» el imperialismo norteamericano comete, de la detención ilegal y brutal en Guantánamo de inocentes, de las torturas y abusos de las fuerzas armadas de los Estados Unidos en Irak y Afganistán. Todo esto fue denunciado por el fundador del portal de documentos secretos WikiLeaks, Assange, por lo que su vida y la de su familia, incluida su madre, que «*han recibido amenazas de muerte,*»corren peligro. De ahí que, según él, la posición del gobierno ecuatoriano constituya un «elemento disuasorio importante» contra quienes lo persiguen por denunciar las «graves violaciones de los derechos humanos realizadas por los EE.UU. y sus aliados», incluidos «más de 100.000 asesinatos». Assange pidió a Eric Holder, Fiscal General de los EE.UU., que «anule la mayor investigación criminal de la historia a un editor»*y que «debería dimitir» si no pudiera hacer lo correcto.

En rueda de prensa, concedida desde la Embajada de Ecuador en Londres, Assange declara que, según le informa su equipo legal, «existe todavía un riesgo importante de ser extraditado a los Estados Unidos». El fundador de WikiLeaks se refugió en esta sede diplomática para evitar que el gobierno británico lo entregase a Suecia, que lo reclama para interrogarle por presuntos delitos sexuales que nunca cometió. Estocolmo *rechaza entrevistarlo en la embajada ecuatoriana de Londres, lo que hace sospechar que lo más probable es que, luego de pisar territorio sueco sea extraditado a los Estados Unidos, donde sería torturado y, probablemente, condenado a muerte o a largos años de prisión.

Su delito fue realizar bien el trabajo que hace mal, calla o tergiversa la llamada prensa libre, es decir, denunciar el pisoteo de la ley, el orden y el derecho internacional por parte del gobierno de EE.UU. y sus aliados por todo el planeta. Por algo en Canciller Patiño, en rueda de prensa conjunta con Assange desde Quito y Londres, se lamenta de la falta de apoyo de Der Spiegel, Le Monde, El País, The New York Times y The Guardian, que «usaron la información exclusiva» facilitada por el portal y «tomaron crédito», para luego distanciarse de su fundador.

También criticó la falta de agilidad en el caso del australiano, que el 19 de junio cumplió dos años de refugio en la Embajada de Ecuador en Londres, después de que el Presidente Rafael Correa le concediera asilo, pues la comisión de juristas británico-ecuatoriana que se debió formar hace un año para encontrar una solución diplomática «ni siquiera se puso en marcha», por no haber un acuerdo con el gobierno inglés sobre sus objetivos.

Indicó que «como Estado ecuatoriano hemos hecho lo que debíamos hacer», y pidió a «la sociedad civil y a los periodistas en todo el mundo» denunciar la violación de los derechos humanos del fundador de WikiLeaks, en cuyo caso no se respetan los tratados internacionales de asilo político y refugiados, porque Assange está encerrado en una pequeña habitación de la embajada, con poco acceso a la luz natural, lo que le «está afectando a su salud» y le «podría costar la vida» si llegara a necesitar atención médica, por estar en cautiverio durante 24 horas del día, con la embajada rodeada de policías británicos dispuestos a detenerlo si saliera a la calle, aseguró el Canciller Patiño.

La causa justa de Julián Assange triunfará.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.