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Entrevista a Juan Dal Maso sobre "El marxismo de Gramsci. Notas de lectura sobre los Cuadernos de la cárcel"

«Lo específico de Gramsci es la ligazón que establece entre la cuestión filosófica y la problemática de la hegemonía»

Fuentes: Rebelión

Juan Dal Maso nació en Buenos Aires en 1977 y desde hace 20 años milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas de Argentina. Vive desde 2007 en la zona del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, en la Patagonia y desde una década está investigando el pensamiento del revolucionario sardo. *** Nos habíamos […]

Juan Dal Maso nació en Buenos Aires en 1977 y desde hace 20 años milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas de Argentina. Vive desde 2007 en la zona del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, en la Patagonia y desde una década está investigando el pensamiento del revolucionario sardo.

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Nos habíamos quedado en este punto. El capítulo I lleva por título: «Criterios de lectura». ¿Cuáles han sido sus principales criterios de lectura?

El criterio o los criterios de lectura que propongo sería tomar los conceptos de «traducibilidad de los lenguajes» y «nueva inmanencia», que en el enfoque de Gramsci hacen a la unidad interna de los distintos componentes del marxismo, como inherentes a la propia construcción de los argumentos gramscianos. Esto implica que hay una unidad de los planos histórico, político, filosófico y económico que se expresa en la tentativa de Gramsci de construir conceptos «integrales», en especial el de hegemonía que muchas veces se considera como un equivalente de una autonomía absoluta de la política, mientras para Gramsci el rol fundamental del grupo social en la actividad económica es insoslayable para pensar cualquier política hegemónica. En este sentido, mi propuesta de lectura es mantener una correlación entre los conceptos filosóficos y los políticos de los Cuadernos y ver cómo las definiciones que Gramsci hace en un plano impactan en el otro.

Pero ese impacto del que habla, de un plano no es otro, ¿no es muy frecuente o general en la tradición marxista? Pienso, por ejemplo, en Lenin, en su lectura de Hegel y en sus posiciones y reflexiones políticas. Por no hablar de la influencia del Mariátegui filósofo en muchos planteamientos políticos de partidos latinoamericanos.

 

Sí, desde ya en todos los grandes pensadores marxistas hay una cierta correlación entre las cuestiones filosóficas y las políticas. Sin embargo, lo específico de Gramsci es la ligazón que establece entre la cuestión filosófica y la problemática de la hegemonía. Esto, en el marco de una evaluación que hace Gramsci sobre que el marxismo ha sido sometido a una doble revisión: la de Croce y la del materialismo vulgar. En este sentido, su reivindicación de Labriola sobre la que hablábamos antes el tratamiento mucho más detallado y profundo sobre la problemática de la filosofía de la praxis y su relación con la constitución de la clase obrera como clase hegemónica, que no está planteada con la misma importancia en otros autores marxistas. Respecto de Mariátegui, sin duda uno de los más grandes marxistas latinoamericanos, sus planteos filosóficos se separan de los de Gramsci allí cuando Mariátegui toma como propia la definición de Croce del marxismo como canon de interpretación histórica.

Por cierto, aparte de los Quaderni estarían sus Cartas. ¿Qué opinión le merecen las cartas de Gramsci? ¿Ayudan a entender su obra?

Sin duda las cartas ayudan a entender su obra, por varios motivos. Por el contexto general en primer lugar, pero también porque en ellas aparecen datos que permiten determinar en qué momentos Gramsci estaba interesado en tales o cuales libros o artículos, en qué momentos se interesaba por determinados temas que luego o simultáneamente vuelca en los Cuadernos, además de lo que significan las cartas como tales para entender su situación como detenido, las relaciones con sus seres queridos y las cuestiones políticas.

¿Alguien que diga que le interesa más de Gramsci son sus cartas, ¿dice una barbaridad?

No lo creo, al margen de que no soy quién para emitir un juicio de ese tipo. Las cartas son muy importantes y merecen un estudio detallado. En este trabajo no las tomé con especial atención porque está centrado casi exclusivamente en el análisis de textos de los Cuadernos.

Titula usted el epílogo: «Gramsci, la crisis capitalista y la reconstrucción del marxismo». ¿Qué nudos del marxismo hay que reconstruir en su opinión? Gramsci, fallecido va a hacer ahora 80 años, nos puede servir de ayuda? ¿Era acaso un adivino del futuro de la Humanidad?

Empezando por el final, en Argentina tenemos un chiste que dice «mandé la bola de cristal al service«…. hablando en serio, sin elevar a nadie a la categoría de adivino, sí podemos considerar que ciertas previsiones tuvieron mucha fuerza. Por tomar un ejemplo, la importancia que daba Gramsci a lo que en ese momento le parecía un imperialismo norteamericano en ascenso, a base de fordismo y americanismo, cuestión en la que dicho sea de paso coincidía con ciertos análisis de Trotsky. Respecto de la reconstrucción del marxismo, considero que están planteadas, por así decirlo, ciertas «tareas» de Marx, esencialmente la lucha por la independencia política de la clase obrera, ciertas «tareas gramscianas», que tienen que ver con la lucha por la hegemonía que a esta altura hace no sólo a una clase obrera consciente de su interés que se relaciona con otros sectores sociales sino que influye también en la propia lucha por recomponer su unidad interna, en una clase obrera, joven, mujer e inmigrante que se yuxtapone con el movimiento obrero sindicalizado tradicional y tareas de Trotsky en tanto las luchas que comienzan por razones o demandas democráticas o populares elementales no pueden lograr triunfos más o menos duraderos si no se direccionan en un sentido de revolución permanente. En este contexto, la cuestión de la hegemonía es clave para pensar una estrategia marxista que busque crear una fuerza material y no solamente una izquierda testimonial o electoral. Esto a su vez supone una lectura de la hegemonía que no la reduzca a una acumulación de consenso, sino a un proceso más complejo que incluye una serie de coordenadas: el rol fundamental del grupo social en la actividad económica, la conquista de autonomía, la política y la ideología independientes y por último, lo que Gramsci llama la «relación de fuerzas militares». Esto último no necesariamente implica una concepción «militarista», sino la centralidad del análisis de relaciones de fuerzas y del arte político-estratégico tendiente a modificarlas. Algo de esto hemos tomado en un artículo publicado con posterioridad al libro, a propósito del reciente trabajo «The heirs of Gramsci» de Perry Anderson.

Ya que lo cita, ¿qué opinión le merece el libro de Anderson sobre las antinomias de Gramsci?

 

Creo que Las antinomias… es un texto pionero de lo que sería una crítica «por izquierda» a un Gramsci leído en clave más o menos togliattiana. Sin embargo, creo que hay varias críticas que le hace Gianni Francioni, en un texto clásico de los estudios gramscianos, son acertadas: cierta falta de rigor filológico y el desconocimiento de la importancia de la categoría de Estado integral que es clave para pensar el problema de la relación entre estado y sociedad civil que es uno de los ejes de la crítica de Anderson. El capítulo III del libro está dedicado a este tema del Estado integral que generalmente se analiza como una primacía del consenso y la sociedad civil, mientras que para Gramsci implica una unidad de consenso y coerción, sociedad civil y sociedad política, que genera fenómenos como que los partidos de masas y sindicatos juegan un rol de policía. Sobre toda esta problemática, exploramos confluencias entre Trotsky y Gramsci, al mismo tiempo que establecemos un diálogo crítico con obras como las de Francioni u otros estudios e intervenciones recientes como las de Fabio Frosini.

¿Hay alguna edición completa de los Quaderni en castellano? Si no es el caso, ¿qué explicación puede tener? ¿Por la facilidad para entender el castellano?

La edición de Ediciones Era de México, publicada en 1984, es una traducción de la edición crítica de Valentino Gerratana de 1975. Creo que las razones por las cuales se ha publicado esta edición en castellano antes que en otros idiomas (en portugués hay una edición medio crítica-medio temática, en inglés una selección de notas, en francés selecciones más limitadas), es por la influencia de Gramsci en América Latina desde los años ’60, que a su vez pegó un salto en los ’80, aunque dentro de lecturas que lo tomaban como referencia para pensar la «transición democrática».

Por cierto, ¿qué opinión le merece esta edición crítica de Gerratana? ¿Es superable?

Antes de responder esa pregunta, tengo que aclararle que soy un outsider de cualquier tipo de academia, por lo que lo que le voy a decir es la opinión de alguien que trabaja con la edición Gerratana y conoce ciertos debates de los estudios gramscianos, pero no más que eso.

De acuerdo. Su opinión vale.

 

Creo que hay una especie de acuerdo generalizado entre los investigadores sobre que la edición Gerratana es la que permitió leer a Gramsci superando ciertas limitaciones impuestas por las ediciones temáticas realizadas por Togliatti y Felice Platone entre 1948 y 1951. Bastaría solamente mirar por arriba el «aparato crítico» de la edición Gerratana para darse cuenta de que es un trabajo formidable. Esta edición a su vez abrió camino para otros investigadores que buscaron comprender más detalladamente cómo trabajaba Gramsci en la redacción de sus notas, ver la evolución de ciertas posiciones, destacar aspectos que estaban poco presentes en las ediciones temáticas, entre otros temas.

Actualmente se encuentra en preparación una nueva edición crítica por un equipo de investigadores encabezado por Gianni Francioni. Hay ciertas cuestiones que tienen que ver con temas muy específicos, como ciertas fechas de redacción de las notas o si el Cuaderno 10 I es un cuaderno «especial» o no, que quizás resulten un poco áridas para el lector no especializado. Por lo que he leído de autores como Fabio Frosini, Guido Liguori o el propio Francioni, quienes están trabajando en la nueva edición crítica consideran el texto de los Cuadernos menos sistemático de lo que lo consideraba Gerratana, así como asignan una importancia mayor a las notas de primera redacción (que Gerratana clasifica con la letra A), lo cual entiendo supone considerar menos «acabados» los cuadernos «especiales» (en los que predominan las notas de redacción «definitiva» que Gerratana clasifica con la letra C) y más en general se interesan por el «ritmo» de escritura de las notas para reconstruir lo más posible la evolución del pensamiento de Gramsci, como se puede ver en ciertas ponencias de los seminarios de la International Gramsci Society. Lógicamente todo esto incluye interpretaciones, pero hay aportes que podríamos llamar «científicos» importantes para comprender a Gramsci. Habrá que ver el impacto de la nueva edición crítica una vez publicada.

En la bibliografía, le hablo ahora desde coordenadas españolas muy provincianas, las mías, no cita usted a dos autores que han sido muy importantes para conocer, divulgar y desarrollo entre nosotros, aquí, en España, el pensamiento del filósofo sardo. Le hablo de Manuel Sacristán y de Francisco Fernández Buey. ¿Por qué no les cita? ¿No le merecen una atención especial?

Lamento contradecirlo, pero creo que en este caso el «provincianismo» corre por mi cuenta. Sin duda tanto la obra de Sacristán como la de Fernández Buey merecen una valoración especial basada en una lectura atenta y razonada. Son autores sobre los que no llegué a trabajar en detalle, a pesar de conocer en líneas generales su trabajo. Otras ausencias podrían ser las de Zavaleta Mercado, sobre todo en el capítulo acerca de América Latina, además de otros trabajos de autores que están citados en la bibliografía, pero no necesariamente están los trabajos que ellos podrían considerar más importantes. Quizás la elección de una bibliografía sea un acto un poco arbitrario, condicionado por el interés específico del autor y también por sus limitaciones como lector.

¿Limitaciones? ¡Quien no las tiene! Lo podemos dejar por el momento. Pero no le extrañe que le vuelva a importunar. Gracias por su generosidad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.