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Lo que la Universidad Arcis se llevó (o las razones de un autodespido)

Fuentes: El Desconcierto

Enfrentado a la más absoluta incertidumbre, recorridos y agotados todos los caminos de solución a las denuncias que hemos realizado, decidí presentar mi autodespido cumpliendo así con un voto político sindical. En los inicios de los años 90s me integré a Universidad ARCIS, primero como joven estudiante de periodismo y luego como trabajador contratado. Han […]

Enfrentado a la más absoluta incertidumbre, recorridos y agotados todos los caminos de solución a las denuncias que hemos realizado, decidí presentar mi autodespido cumpliendo así con un voto político sindical.

En los inicios de los años 90s me integré a Universidad ARCIS, primero como joven estudiante de periodismo y luego como trabajador contratado. Han sido muchos años de permanencia y compromiso libertario. Un compromiso crítico que se mantiene en pie pero una permanencia que ahora se delimita. Porque si bien Universidad ARCIS ha experimentado en su historia -más de 30 años- una serie de situaciones complejas navegando siempre a contracorriente del sistema de educación privada y de mercado, jamás se había enfrentada a una crisis económica tan aguda como ésta -en lo académico, político, ético e institucional- provocando inaceptables transgresiones a los derechos laborales de sus trabajadores y a las libertades de opinión disidente de estudiantes y académicos.

En mayo de 2014 se prendió la luz roja, una de tantas, tal vez la última. Desde ese momento a la fecha, la vulneración de los derechos laborales han sido reiterada, expresándose inicialmente en el atraso en el pago de sueldos durante los meses de mayo a agosto de 2014, tiempos angustiantes e inflamables acompañados de justas protestas de estudiantes, académicos y funcionarios. Finalmente, desde octubre de 2014, agudizando al máximo la crisis generalizada, cesaron definitivamente los pagos de remuneraciones, cotizaciones previsionales y sociales en salud, cumpliéndose ahora más de seis meses sin pagos, sumado a dementes e increíbles explicaciones bancarias. Ningún trabajador/a soportaría tanta humillación e injusticia laboral, mucho menos en un espacio que predica el pensamiento crítico y los sabemos contemporáneos.

En medio de este contexto de violaciones a los derechos fundamentales e integrando el Sindicato Histórico de Trabajadores/as de U. ARCIS, asumí la Secretaría General del Sindicato. Tal responsabilidad ocupada con la firme convicción de buscar soluciones efectivas para nuestros compañeros/as ha tenido múltiples costos. Junto a la valoración de mi compromiso como dirigente sindical, social y político, debo sumar el hostigamiento y las amenazas directas e indirectas a mi rol directivo recibidas a través de distintos medios. El trabajo sindical es duro pero llama la atención que el descrédito a la labor de organización y denuncia laboral ocurra en un espacio académico e intelectual que predica la valoración de las diversidades políticas, sociales, culturales y sexuales.

Mucho más alarmante ha sido el silencio de la élite política gobernante y de la mismísima Central Unitaria de Trabajadores/as, CUT, que enfrentada a justas denuncias e interpelaciones de clase solo responde con mutismo cómplice. De igual modo, duele verse reñido con «autoridades universitarias» que militan y/o simpatizan con partidos políticos de izquierda que dicen defender libertades pero que -contradictoriamente- violentan diversos derechos y deberes. ¿Qué diría Luis Emilio Recabarren, padre del movimiento obrero, sobre la Demanda Laboral por Derechos Fundamentales y Unidad Económica interpuesta en los Tribunales de Justicia por el Sindicato Histórico de Trabajadores de Universidad ARCIS en contra de la Corporación ARCIS, Inmobiliaria Libertad, Partido Comunista de Chile e Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, ICAL?

Hoy, enfrentado a la más absoluta incertidumbre, recorridos y agotados todos los caminos de solución a las denuncias que hemos realizado junto a estudiantes y académicos críticos, decidí presentar mi autodespido o despido indirecto cumpliendo así con un voto político sindical, determinación no exenta de dolor y contradicciones, pero sabiendo que es la única herramienta que nos ofrece la Ley Laboral para resguardar nuestros derechos como trabajadores ante el reiterado incumplimiento de las obligaciones del empleador. Sumo a este dramático escenario el inminente ingreso de un Administrador Provisional o de Cierre a Universidad ARCIS contemplado en la flamante Ley 20.800 que solo reguardará a los estudiantes, omitiendo los legítimos derechos laborales de académicos y trabajadores. Una figura político – administrativa que esconde otros objetivos. No seré cómplice de las maniobras desplegadas por el Ministerio de Educación que -gracias a sus asesores de partidos- pretende legalizar la impunidad política en la crisis económica e institucional de Universidad ARCIS.

Muchas gracias a todos/as quienes comprenden y solidarizan con las luchas de lo que Pedro Lemebel llamó «El Arcis de Noé», especialmente al ex dirigente estudiantil y ahora diputado independiente Gabriel Boric que levantó su valiente voz para denunciar las malas prácticas e irregularidades institucionales, develando las responsabilidades políticas del Partido Comunista de Chile en la crisis económica de Universidad ARCIS.

Por la memoria de nuestra querida e inolvidable compañera Gladys Marín demando que esa histórica responsabilidad sea asumida a la brevedad pensando en la Comunidad de Universidad de Arte y Ciencias Sociales ARCIS, así como en el devenir ético – político de un valeroso, centenario e imprescindible partido obrero.

http://eldesconcierto.cl/lo-que-el-arcis-se-llevo-o-las-razones-de-un-autodespido/