El imperialismo es una política que impone intereses particulares de un pueblo o de sus clases dominantes a otros pueblos. En la historia hemos conocido muchos tipos de imperialismos, desde el imperio chino, Asoka en la India, Babilonia, Roma, los Incas, Gengis Kahm, Carlos XV, los Otomanes, Inglaterra, los Estados Unidos. Sin embargo, desde el […]
El imperialismo es una política que impone intereses particulares de un pueblo o de sus clases dominantes a otros pueblos. En la historia hemos conocido muchos tipos de imperialismos, desde el imperio chino, Asoka en la India, Babilonia, Roma, los Incas, Gengis Kahm, Carlos XV, los Otomanes, Inglaterra, los Estados Unidos. Sin embargo, desde el desarrollo internacional del sistema capitalista, se trata precisamente de la absorción de riquezas de otros por una minoría interna que posee el capital.
Hoy día tenemos dos aspectos paralelos del imperialismo. Por una parte, el sistema capitalista mismo, que siempre ha sido imperialista y por otra parte el imperialismo de los Estado Unidos que asuman el papel protagonista de este mismo sistema.
1. El imperialismo del capital
La lógica del capital es de acumular ganancias lo que, para él, es el motor y el fin de la economía y por eso necesita un control siempre mas estrecho de las riquezas del mundo. A este propósito, el capital, se apropió y exploto el trabajo y desarrollo siempre nuevas tecnologías para mejorar la productividad. Últimamente son la informática y las comunicaciones que contribuyeron a la globalización real de su actuación. El capitalismo no necesita hoy de ser colonialista y de ocupar territorios. Basta de controlar espacios económicos, es decir los mecanismos de funcionamiento de la economía. Los ejemplos más visibles son las normas de la Organización Mundial del Comercio, es decir la libre competencia globalizada que de hecho da el poder a los poderosos, las medidas impuestas a las economías nacionales por el FMI o el Banco Mundial, y muchos otros.
Actualmente es el capital financiero que predomina sobre el capital productivo, es decir los bancos, seguros, fondos de pensión. Este capital impone su lógica de ganancia, sin preocuparse de otros factores. Por eso todo tiende que trasformarse en mercancía. Para controlar mejor, hay ventajas a fragmentar de los espacios (desmantelamientos de ciertos estados o lo que se llama la descentralización). De hecho, el poder de decisión económica tanto como la riqueza se concentran en tres lugares principales, que se llaman la triada : Estados Unidos, Europa, Japón.
Frente a las crisis tanto del capital productivo (sobreproducción, de carros por ejemplo) y financiera (crisis de México, Argentina, Rusia, Asia, etc.) el capitalismo contemporáneo esta buscando nuevas fronteras. No son geográficas sino sectoriales. La primera es la agricultura campesina. Se trata de transformar la pequeña y mediana producción en grandes entidades de tipo productivista y capitalista, porque los pequeños campesinos no contribuyen o muy poco, a la acumulación del capital. Por eso se debe concentrar la propiedad de la tierra y realizar verdaderas contrarreformas agrarias. Se trata en ese caso de la apropiación de grandes extensiones por empresas multinacionales, en particular para monoculturas (soya, eucaliptos, azúcar, etc.) o del control total del mercado, tanto de los insumos, como de la comercialización de los productos agrícolas por las mismas compañías del agrobusiness, que someten totalmente los pequeños o medianos productores.
Hasta la segunda guerra mundial, hubo guerras inter-imperialistas, como entre Alemania y Japón y los aliados. Hoy, la situación esta totalmente cambiada, porque los mecanismos de apropiación de ganancia por el capital no exigen mas territorios sino espacios económicos. Existe una competencia feroz en este campo, pero las guerras «calientes» son exportadas a las periferias, como Irak, Afganistán, Colombia, Sudan, Congo, etc.
Sin embargo, el capitalismo imperialista no es únicamente un hecho económico. El sistema necesita instancias no económicas para poder reproducirse, por ejemplo el Estado. De verdad, se dice que el Estado-nación tiene cada vez menos poderes, por la internacionalización de las decisiones económicas. De hecho, el capitalismo globalizado esta reorientando las funciones del estado, disminuyendo su papel de redistribución de la riqueza, pero aumentando también sus funciones de represión y de protección de la propiedad privada. No debemos olvidar que las empresas multinacionales se apoyan sobre sus estados respectivos para actuar en el mundo.
También hay una necesidad de instancias culturales, para realizar una hegemonía sobre las mentes y las mentalidades. Es por eso que existe hoy una tal concentración en la prensa y los medios de comunicación, bajo el poder del gran capital. El aparato jurídico por su parte y en particular el derecho internacional tienen también una gran importancia para el establecimiento del nuevo imperialismo. En el plan internacional, se desarrolla un derecho de los negocios por encima del derecho de los pueblos. Finalmente, ningún imperio puede imponerse sin un aparato militar y en el mundo actual eso es precisamente el papel especifico de los Estados Unidos.
La lógica fundamental de todo este proceso imperialista es un desarrollo espectacular de 20% de la población, cuando el resto, o vive en la pobreza y la miseria, o está cada vez más vulnerable en sus posibilidades económicas. De verdad, es más provechoso para la acumulación del capital de producir bienes sofisticados para el 20% de una población que tiene poder de compra que de producir bienes ordinarios para el resto del mundo. Las ganancias son más grandes y la circulación del capital, más rápida.
Algunos autores dicen, frente al carácter múltiple del imperialismo, que se trata hoy de un «imperio» soberaneo, pero sin lugar particular (la tesis de Michael Hardt y de Antonio Negri). Una tal perspectiva olvida los actores concretos que tienen generalmente una implantación nacional bien definida. Es precisamente por eso que los Estados Unidos son el principal país imperialista en el mundo actual, sin menospreciar el papel imperialista europeo o japones. Este tipo de concepto del imperio, relativamente vago, no da una real base intelectual a la resistencia y a la construcción de contra poderes necesarios en el mundo actual.
El carácter imperialista del capital tiene actuaciones muy concretas. Se trata por ejemplo de un aparato importante de lobbyng frente a los órganos de decisión, como el Congreso norte americano, la Unión europea, los órganos de las Naciones Unidas. La relación de los intereses privados con lo político lleva más y más a una corrupción generalizada, bastante útil para el sistema y que permite su reproducción.
La sumisión de las periferias del capitalismo central y imperial se realiza por muchos medios, como el servicio de la deuda, el precio de las materias primas y de los productos agrícolas, las políticas agrícolas de subvenciones, la absorción de los cerebros, etc. Por otra parte hay una exportación de capital hacia el Sur, para aprovechar de los costos más bajos del trabajo. Se ha visto también como se exportaron las crisis, tanto en la producción, como en el aspecto financiero. La sobreproducción agrícola se resuelve por una invasión de los mercados del Sur por productos del Norte a precios bajos. La economía dominada por el capital financiero ha tenido impactos enormes sobre países como México, Argentina y los países asiáticos del este y de sur este.
El resultado global de la lógica del imperio capitalista es catastrófico para una gran mayoría de la humanidad. Jamás tantas riquezas han sido producidas y jamás hemos tenido tantos pobres en el mundo. Las consecuencias son sociales y humanas: una persona muere de hambre en el Sur, cada cuatro segundos. Por otra parte la destrucción del clima es un asunto que nadie puede negar hoy.
2. El imperialismo de los Estados Unidos
Este imperialismo se define por la misma lógica que la del capitalismo. No solamente los Estados Unidos tienen el poder relativo económico mayor: (48% de las empresas transnacionales tienen su sede en los Estados Unidos), sino que el papel especifico de los Estados Unidos es de ejercer la hegemonía política y militar. Por eso, después de la caída de la Unión Soviética se definió un Nuevo Orden Mundial (palabras de George Bush padre), evidentemente dominado por los Estados Unidos. El antiguo canciller Kinsinger decía: «solo una potencia planetaria puede asegurar la paz». Evidentemente se trata de una paz equivalente a los intereses norteamericanos.
La gran ventaja por el imperialismo norteamericano es de ser, en general, no colonial. Desde este punto de vista se puede decir que es el primer imperio realmente capitalista. Lo que lo preocupa es el control de los recursos naturales, en particular enérgicos y la posibilidad de distribuir sus productos y sus servicios, al fin de acelerar la acumulación del capital.
Para ejercer este poder hegemónico, los Estados Unidos actúan políticamente y militarmente. Desde un punto de vista político, se trata de controlar los grandes organismos internacionales, en particular el Banco Mundial y el Fondo Monetario internacional, donde son el único país que posee un derecho de voto. Se trata evidentemente de políticas muy vinculadas con la economía. Utilizan los «aliados», europeos, asiáticos, africanos y latinoamericanos, para realizar una parte de la tarea, pero siempre bajo su propia autoridad. Eso se verifica por ejemplo en las políticas de los órganos internacionales, como la OMC, o también la organización de las Naciones Unidas para la protección del clima. Los Estados Unidos utilizan países amigos para promover sus propias políticas. Las amenazas son también una arma política, tanto como los embargos económicos. El caso de Cuba durante los últimos 45 años es bastante obvio.
Por la misma razón, los Estados Unidos están combatiendo los países emergentes. Por una parte se trata de promover divisiones internas y por otra de entrenarlos en alianzas de sumisión, como fue en el caso del ALCA o de los Tratados de Libre Comercio. A pesar de las apariencias, la oposición al desarrollo económico y político de China es bastante real.
Desde un punto de vista militar, los Estado Unidos quedan la superpotencia única. La bomba atómica de Hiroshima fue el símbolo de esta realidad y jamás el gobierno norte americano aceptaría de no tener el papel clave en el mundo. Ellos utilizan su poder, no solamente para agredir ciertos países, sino en particular para provocar el miedo: importa mostrar que nadie puede realmente afrontar este poder. De hecho, los aliados capitalistas de los Estados Unidos están satisfechos del papel que este país juega al nivel internacional, en la ausencia de otros mecanismos.
Los Estados Unidos poseen más de 700 bases militares de diferentes tipos en el mundo, con más de medio millón de hombres y en presupuesto militar que sobrepasa los 500 billones de dólares. Organizan acuerdos militares, realizan maniobras en varias partes del mundo y poseen la fuerza atómica la más importante. No dudan a instalar misiles en otros países, bajo el pretexto de lucha contra el terrorismo o el narco trafico. Actúan también por organismos o países interpuestos. Es el caso de la OTAN, el Tratado Atlántico, donde los Europeos son utilizados militarmente en Afganistán y en el Kosovo. Fue el caso también de la «Contra» en Nicaragua o de los mercenarios en la guerra de Irak. Guerras reales existen también en lugares estratégicos, como el Medio Oriente para el control de los recursos enérgicos. Se debe recordar que ni Afganistán, ni Irak, constituían amenazas reales para los Estados Unidos ni para el Mundo Occidental.
Sin embargo, el imperialismo americano tiene también sus flojeas. Por una parte desde un punto de vista económico el enorme déficit presupuestario y la deuda externa son factores de inquietud. También la flojea del dólar es un punto débil. Estos factores son compensados en gran parte por los capitales del exterior que se invierten en Estados Unidos o que compran los bonos del tesoro. Se trata en particular de capitales asiáticos, japoneses y chinos. Por otra parte el fracaso de la guerra en Irak y la resistencia creciente en Afganistán, son también expresiones de la dificultad de un control militar, especialmente cuando la doctrina militar de un país como los Estados Unidos se apoya sobre la superioridad técnica, tratando de evadir una presencia física de las tropas. Es evidente que un país, aún tan fuerte como los Estados Unidos, no puede realizar un estado permanente de guerra, aún si eso parece necesario para salvar el sistema económico.
3. Las resistencias
Si existe hoy un imperialismo de tipo capitalista mundial y también un imperialismo de los Estados Unidos, también existen resistencias. Lo vemos en muchos ordenes, tanto políticos que sociales y culturales. El Nuevo Orden Económico esta ahora puesto seriamente en cuestión por las resistencias del continente latino americano, en particular la victoria contra el ALCA y el inicio de las nuevas iniciativas, como el ALBA, el Banco Sur, los acuerdos mutuales, fuera de los grandes canales del mundo capitalista. Por otra parte, la recuperación de la soberanía sobre los recursos naturales es también una forma de resistir y de crear nuevos medios para las políticas internas y externas de algunos estados, como Venezuela, Bolivia, Ecuador.
Desde un punto de vista subjetivo, las resistencias son también muy importantes. Se trata de las manifestaciones de millones de personas contra las políticas económicas y militares mundiales y también de la organización de los Foros sociales, como expresión de los movimientos sociales, de las ONG progresistas y de los intelectuales comprometidos.
Todo eso converge en una oposición siempre más grande al modelo imperialista vigente, que obtuvo ya victorias reales, pero que no puede fortalecer sin movimientos sociales fuertes y organizados. La resistencia al imperialismo no se hace solamente con palabras y con manifestaciones. Se trata primero de deslegitimar el sistema económico capitalista, por razones económicas y morales, lo que exige un trabajo importante de comunicación y de educación. Pero también la organización sistemática de movimientos sociales y políticos para acumular fuerzas que pueden ser obstáculos al cumplimiento de la lógica del capital es necesaria. Finalmente, una organización de redes entre movimientos de las diferentes clases y capas de las sociedades, tanto en el Norte como en el Sur, constituye un peso indispensable.