Se da el caso de la deshumanización, del borrado de nuestro rastro, de nuestra memoria. Quienes se hunden y forman con ese borrado son los predispuestos a poner la mano a cuenta.
Quienes conocen el cuento del becerro de oro, y de no ser así es posible que conozcan el del plato de lentejas, saben que ustedes recuerdan a personajes capaces de lo que en esas historia sucede.
El mercenario parte de la ignorancia, es su piedra filosofal, es su base, el oscurantismo en su cabeza, entonces se encuentran dispuestos a sacrificar a los demás, y para ello les adoctrinan con cantos de terror. En estos días algunos han puesto de actualidad a voces su deshumanización, su alardear de sentir añoranza por el asesino Batista. Deshumanización es declararse dispuesto a festivalizar la prisión en que los presidentes estadounidenses tiran a quienes quieren torturar con el sadismo propio de seres condenables por las leyes humanas, la mayor condena por la captura de personas, sin acusación, sin juicio, para experimentar como lo hacían los nazis, la prisión en territorio invadido de una patria que lucha humanizada. Esos que celebran a Batista y a Guantánamo, tragados por la desmemoria, esos que ponen la mano a cuenta de lanzarse a la implantación del terror entre los que odian por su ejemplo de memoria, esos que procuran repetir lo que les mandan se escriban en el pecho y lo enseñan descubierto como aquellos legionarios que iban a las colonias, esos de lenguaje amenazante, de gesticulaciones aprendidas en la escuela de su entrenamiento, esos que llaman a las bombas y la invasión, esos tienen como fin llevar el pánico a la patria que odian. El pánico es el punto desde el que todo entra en desorden y se pierde rápidamente la salud. Significa dinamitar la cultura de la paz, de la convivencia, del ejemplo de humanidad que Cuba representa.
Ustedes que han perdido el rastro humano, antes supieron, debieron saber, que Cuba es la solidaridad mayor, que no la dividen ni tácticas ni estrategias de castigo imperial, que cualquier pueblo en problemas encuentra a Cuba como al mejor amigo. Si mirasen a su pagador, a los 10.000 niños estadounidenses que el magnate del sombrero y barbas de chivo declara que los tiene en cárceles, 3.000 de ellos hasta su muerte, si ustedes fuesen capaces de sentir humanamente, capaces de recordar la leche que les hizo crecer, la cultura en que se hicieron… y si quieren algo de cultura, cantantes, miren quién ha destruido los centros de toda la cultura sobre la que se levantó occidente, Babilonia, Nínive, Mosul, Bagdad, quiénes robaron sus bibliotecas, sus museos, sus tablillas de barro escritas, sus estatuas, sus palacios, los textos literarios más antiguos… también tuvieron entonces sus voceros, como ustedes que se manifiestan capaces de matar al pueblo del que han salido.
¿Cómo puedo mirar a éstos bárbaros? Con la destrucción que ustedes propugnan en tantos lugares quedó todo arrasado para que el invasor hiciese negocio… ¿han leído el cuento de Alejo Carpentier que habla de la guerra, de su libro Guerra del tiempo?, lean el cuento Semejante a la noche, puede que despierten, que les sirva para saber a quien le hacen el negocio, y que lo que ese les da es la paga del mercenario, del ignorante que invoca al terror cantando, que es capaz de asesinar por un plato de lentejas.
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