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Los desafíos históricos en la construcción del socialismo del siglo XXI

Fuentes: Barómetro Internacional

Luego de un periodo de reflexión decidimos retomar nuestros trabajos de investigación, para adentrarnos en un nuevo debate sobre las nuevas visiones del modelo socialista, como una experiencia de sociedad mas sustentable que la capitalista, que ha sido denominado como del Siglo XXI, en un intento de diferenciarse de las experiencias fallidas en el Siglo […]


Luego de un periodo de reflexión decidimos retomar nuestros trabajos de investigación, para adentrarnos en un nuevo debate sobre las nuevas visiones del modelo socialista, como una experiencia de sociedad mas sustentable que la capitalista, que ha sido denominado como del Siglo XXI, en un intento de diferenciarse de las experiencias fallidas en el Siglo XX, considerando que estos modelos socialistas se desviaron de los objetivos, creando un modelo sin participación ciudadana, con un gobierno piramidal. Hoy el desafío del modelo socialista se sustenta en la necesidad de crear una nueva sociedad, donde se articule el poder a través de organizaciones populares, con una gran participación del pueblo en las decisiones ciudadanas y en las distintas estructuras, en la búsqueda de conformar una democracia participativa, donde los trabajadores, los campesinos y las clases sociales, tengan el derecho al trabajo y al desarrollo económico.

En ese marco de construcción de un modelo participativo surgen varias improntas como la necesidad de elevar los niveles de conciencia y formación integral de nuestros ciudadanos, porque estamos imbuidos en una sociedad de consumo, donde la necesidad material de bienes han sido manipulados por las empresas capitalistas, donde la oferta y la demanda de servicios no regula las verdaderas necesidades del individuo, lo cual genera una reeducación de nuestra sociedad, porque vemos a muchos dirigentes socialistas o de izquierda viviendo como clase media alta, con vehículos del ultimo año, con viviendas lujosas, con un estándar de vida muy diferente al de nuestras comunidades. Este hecho genera una contradicción entre el discurso político, donde hasta se menciona al Che (como imagen de fidelidad a los valores revolucionarios) y su forma de vida. No estamos defendiendo las teorías de rasgarse las vestiduras, de querer vivir como monjes de una manera mecanicista, hablamos de una conducta coherente con los principios y valores, adecuando nuestra practica a nuestra teoría, para que se pueda caminar hacia una sociedad mas justa e igualitaria.

El sistema capitalista explota la sociedad y destruye al planeta

En nuestros trabajos siempre buscamos el vocabulario sencillo, porque creemos que debemos comunicar a nuestros lectores ideas y conceptos para el debate -no como iluminados con respuestas para todo- sino que el desarrollo de nuestras ideas es en conjunto. Debemos aprender a trabajar en colectivo, con el aporte de nuestros compañeros. En ese marco de trabajo, definimos que el capitalismo no da bienestar y desarrollo a la sociedad en su conjunto, sólo crea un modelo de organización individual, crea un sistema de competencia entre los seres humanos. Este modelo económico genera una sociedad dividida en clases sociales. La Burguesía , que es dueña de las empresas nacionales y trasnacionales, además controla el Estado para su propio beneficio, para lo cual genera una burocracia y una franja social denominada clase media, que sueña algún día ser parte este poder económico del modelo capitalista, y otras clases con niveles de pobreza, los trabajadores, los campesinos, la economía informal y grandes sectores marginales.

De esa manera el modelo capitalista sustenta su ideología en el mercado, es decir en el control de los recursos naturales, petróleo, agua, minerales, producciones agrícolas, así como todo el comercio de alimentos, ganadería, pesca, etc. Pero maneja este control de una manera desordenada, sin planificación, ajustándose a la leyes de la oferta y demanda, pero no a las necesidades de los sectores mas pobres, sino de las clases que pueden adquirir productos de consumo. Esto lleva a un consumo desmesurado, que ha llevado al agotamiento de reservas como el petróleo, al uso de energía atómica en centrales eléctricas, a emanaciones de gases tóxicos que van destruyendo nuestro planeta. Por solo citar un ejemplo, tenemos la tragedia de Japón, donde un fenómeno natural como un terremoto demostró la fragilidad de una central nuclear. Tal como dijeran varios analistas, estamos sembrando una bomba atómica en cada país que usa esta fuente de energía, otra demostración que la voracidad de ganar dinero de las empresas trasnacionales, no contempla los efectos devastadores de sus fábricas, que han vuelto desiertos a hermosos valles con árboles, que han envenado los mares con desechos tóxicos y miles de residuos que son indestructibles o llevan miles de años para disolverse.

También parte de este modelo de dominación mundial, que conllevó a la humanidad a guerras por territorios y recursos naturales, donde millones de seres humanos murieron (pueblos originarios) en la conquista de América, en la esclavitud y devastación de África, en la conquista de Medio Oriente y Asia, y además en la dos guerras mundiales, con el solo objetivo de mayores ganancias para los modelos coloniales e imperialistas. Hoy vemos a EEUU y al presidente Obama consolidar ese poder mundial, en nombre de un falsa democracia, con miles de soldados, tecnología atómica en sus armas, modelos sofisticados de espionaje, bajo el solo objetivo de adueñarse del petróleo del Medio Oriente y de las riquezas energéticas del mundo, condenando al planeta al arbitrio de su poder militar y policial.

Pero, qué implica la concepción de un modelo socialista del Siglo XXI  

Ante una realidad tan inhumana como es el sistema capitalista, surge la necesidad de crear un modelo socialista diferente a los del siglo XX, ya que estos sucumbieron al alejarse de los principios que los originaron. Esencialmente no estructuraron un modelo de democracia participativa, sustentaron el poder en el Estado y el Partido Comunista, logrando elevar los niveles de vida, con una masificación de la educación, de la salud, la vivienda, y con altos niveles de desarrollo científico. Este modelo no permitió la participación del pueblo en las decisiones de la sociedad socialista, lo cual fue degenerando en un sistema de burócratas vitalicios en lo cargos del estado y la sociedad, en una nueva elite que gozaba de beneficios, cuentas en dólares en el exterior, con un control casi policial sobre los miembros del partido, a los cuales condenaban por cualquier desviación, siendo las cúpulas las que desviaron esta experiencia, a los nuevos capitalistas en Rusia, y de las ex naciones que conformaron el modelo socialista real.

Hoy a la luz de una nueva experiencia de sociedad socialista, debemos cuestionarnos los métodos y errores del pasado, porque la tendencia al control en los partidos políticos, en las decisiones individuales de funcionarios públicos que no aceptan trabajar en equipos, asumiendo posturas de lideres en desmedro del colectivo político, genera un distanciamiento con las bases, solo acudiendo a ellas cuando hay una campaña electoral o para mejorar sus estadísticas. Algunos de estos políticos apelan a métodos de la burguesía, al comprar votos, regalar enseres, ofrecer apoyo económico de una manera oportunista. Para construir el modelo socialista debemos combatir estos mecanismos capitalistas, debemos crear servidores públicos, no burócratas, debemos incentivar la moral, la honestidad y la ética como parte de la acción política y administrativa, planificar nuestra economía y sociedad, para no caer en la improvisación y el coyunturalismo político, debemos crear una verdadera contraloría social, para combatir las desviaciones monetarias. Sólo estos mecanismos de control, de honestidad y transparencia, unidos a planes económicos, de vivienda, en todas las áreas y con la participación del Poder Popular en las decisiones de Estado nos permitirán hablar de la construcción de un verdadero modelo socialista.