Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano. Estábamos en los frentes. ¿Qué significaron esos frentes democráticos antifascistas en tu opinión? Te pido una descripción breve, […]
Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano.
Estábamos en los frentes. ¿Qué significaron esos frentes democráticos antifascistas en tu opinión? Te pido una descripción breve, no un ensayo de 1.917 páginas. ¿Tiene sentido hablar de ellos en estos momentos? ¿Nuestra situación no tiene nada que ver con la de aquellos años?
Los frentes populares son una propuesta elaborada por la Kommintern cuyo espíritu consiste en impulsar la autoorganización de las fuerzas populares, los trabajadores, los campesinos, las clases urbanas pequeñoburguesas, las clases medias. En favorecer instancias de participación y protagonismo político de la propia sociedad, no solo instancias electorales, no solo listas unitarias para la elección de los órganos de representación institucional. No se trataba de una simple unidad de acción electoral, de una coalición. Se reconocía el gravísimo error cometido con el campesinado y se recogía sus aspiraciones. Recordemos que sólo Lenin había sido capaz de comprender y considerar al campesinado y sus reivindicaciones una fuerza demo revolucionara; ni los demás dirigentes comunistas, ni, aun mucho menos, los de la socialdemocracia. Tampoco el grueso de los partidos demo republicanos. Y dentro del anarquismo, en aquellos países en los que existía esta corriente, se daba lo mismo, un obrerismo que pretendía imponer proyectos al campesinado, o lo reprimía duramente si sus proyectos no eran aceptados. Los frentes populares pretendían la construcción organizada, por la base, la autoconstitución, de un Pueblo, o mayoría social de trabajadores. Le devolvía el protagonismo político -la soberanía verdadera- a los subalternos para organizar, de abajo arriba, un verdadero movimiento popular, un verdadero demos, el movimiento de la democracia. Por ello, lo fundamental era la creación de organismos unitarios de base. Se pretendía que el núcleo impulsor fuera el movimiento obrero, y para ello, se proponía la reunificación, sobre bases políticas demo populares, no supeditadas a la burguesía, de las dos corrientes socialistas, la comunista y la socialdemócrata. El caso del PSUC es ejemplar, un partido que fusiona comunistas y socialistas. Era la devolución del protagonismo político a las clases explotadas, como forma de derrotar al fascismo y de crear regímenes democráticos, repúblicas democráticas. Su proyecto nos es explicado por Chaplin en el emocionante discurso que el actor pronuncia al final de la película El gran dictador. Y tienes toda la razón, nuestra situación exige alternativas políticas de ese tipo.
¿Qué exige por ejemplo?
Exige liquidar el rapto de la actividad política por parte de los profesionales, exige que las fuerzas políticas sean generosas y que estas fuerzas ayuden a construir instrumentos que permitan a las clases subalternas organizarse e intervenir directamente en política, instrumentos unitarios que posibiliten que los explotados ejerzan control, poder, sobre su vida cotidiana, esto es, sobre la totalidad de su actividad cotidiana, y además, ejerzan, también, control sobre los programas electorales y sobre quienes son elegidos como representantes. La unidad de acción. Que no es solo una coalición electoral. Todo esto es devolver a la democracia su sentido verdadero; entender la democracia como poder popular -eso significa el término-, un sentido o significado que era todavía muy vivo en aquella época, y que era el rechazado precisamente por el liberalismo, que pretendía reducir la política a la elección de representantes institucionales.
La última pregunta… por el momento. Te cito: «La contrapartida a los derechos sociales reconocidos [tras la II Guerra Mundial] era que las organizaciones políticas debían abandonar su tarea de organización popular y debían convertirse en fuerzas liberal representativas» (p. 96). ¿Es una conjetura? ¿Quiénes pactaron en esos términos? Cuando hablas de organizaciones políticas, ¿incluyes a los partidos comunistas y socialistas de aquello años? ¿También a los sindicatos?
El gran enemigo a destruir tras 1945, como en 1935, eran los frentes populares democráticos antifascistas, el proyecto político unitario que promovía la organización y la participación activa de los explotados en la política. Tras 1945, en una Europa arrasada, el capitalismo, esto es, la economía organizada existente, había colapsado y las clases sociales populares simpatizaban con el socialismo. Pasolini nos cuenta estas cosas en algún lugar de sus obras. Los frentes populares eran movimientos democráticos de masas vivos, activos, también en el este de Europa. Nos lo explica el gran historiador E. P. Thompson, que en 1946 estuvo como voluntario en los Balcanes; y cuenta de su experiencia del Frente Popular en Bulgaria, etc. Se puede leer todo esto en la interesantísima entrevista que está publicada como capítulo final del volumen que he citado, Tradición, revuelta y conciencia de clase. Pero en 1946 precisamente, se inicia la Guerra Fría protagonizada por los Estados Unidos. Winston Churchill pronuncia en Fulton, Missouri, el 5 de marzo de 1946 un discurso, presentado nada menos que por el propio presidente de los EE.UU., Truman, que es la consigna: combatir a la URSS, fortalecer el capitalismo. So capa de ser considerados «agentes rusos» todo movimiento demo popular pasa a ser considerado peligro. Se comienza la lucha por la descomposición de los movimientos de masas unitarios y la caza de brujas se da en todas partes de una u otra forma. En Italia, en Francia etc. se ayuda a los grupos anticomunistas y antisocialistas de las fuerzas socialdemócratas, se protege a los fascistas y se los recicla para que sean cuadros de partidos democráticos, se inyecta dinero en ayudas a los países arrasados por la guerra para reconstruir el capitalismo y para crear alternativas sociales al socialismo. Todo ello pasaba por la promoción del aislamiento de los partidos comunistas.
Sí, sí, no hay duda, y la red Gladio por si fuera necesario.
Estos partidos estaban en varios países en los gobiernos de unidad nacional, como consecuencia de la importancia de su papel en la lucha contra el fascismo, lo cual los había convertido en grandes fuerzas de masas. La desmovilización social pasaba por la concesión del estado social, universalización de la sanidad, la escuela, las pensiones, ciertamente. Los partidos comunistas, particularmente el italiano y el francés, resistieron todo lo que pudieron. Hubo asesinatos de militantes y cuadros comunistas y de activistas sociales. Incluso se atenta contra la vida del secretario general del PCI, Palmiro Togliatti.
Sí, sí, conviene recordarlo.
En general, una colosal revolución pasiva había sido puesta en marcha. La nueva sociedad de consumo iría transformando la cultura cotidiana de las clases explotadas y las direcciones políticas de los partidos no registraban ese cambio social radical. Algunas fuerzas social demócratas, por ejemplo el partido de Pietro Nenni, trataron de resistir durante un tiempo también; otras sin embargo, desde el comienzo, fueron instrumentos de guerra fría, por ejemplo la SED alemana de la RFA.
Ante la liquidación de la democracia -la participación política directa de la ciudadanía y el poder popular, no representado- en la parte de Europa, controlada por los EE.UU., ante la conversión de la verdadera democracia, la organización de la actividad política de los subalternos, y su conversión en un sistema electoral representativo, y la lucha institucional contra los partidos comunistas, la respuesta soviética fue eliminar en su área de influencia esas mismas experiencias. Y convertir en países supeditados a su política a estados que en un comienzo había dejado ser neutrales, como lo siguieron siendo, por diversas razones, Austria y Finlandia. El interés previo de la Unión Soviética había consistido en crear un centro Europa neutral, y una Alemania unificada neutralista también, cosas a las que se opuso la política de EE.UU. con todos sus medios.
Me refería a todo esto.
De acuerdo. Continuamos más tarde, te dejo descansar un poco.
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