Decía recientemente Iñigo Urkullu que la independencia del País Vasco es muy bonita y le parece muy buena «pero que hay que ser conscientes del momento político, económico y jurídico actual»; que la independencia del País Vasco es un objetivo irrenunciable del Partido Nacionalista Vasco «pero que el concepto de independencia hay que trabajarlo, plantearlo […]
Decía recientemente Iñigo Urkullu que la independencia del País Vasco es muy bonita y le parece muy buena «pero que hay que ser conscientes del momento político, económico y jurídico actual»; que la independencia del País Vasco es un objetivo irrenunciable del Partido Nacionalista Vasco «pero que el concepto de independencia hay que trabajarlo, plantearlo y modularlo»; que la independencia del País Vasco es una meta de la que él también participa «pero que, de momento, sólo aspiro a un ejercicio mayor de soberanía»; que la independencia del País Vasco es el fin que plantea su partido, «pero que hay que esperar a que haya una voluntad mayoritaria»; que la independencia del País Vasco es el firme propósito por el que se trabaja «pero que es muy consciente del siglo en que vive…»
O lo que es lo mismo, que la independencia del País Vasco debe seguir esperando a otros momentos políticos, económicos y jurídicos; debe seguir esperando a que su concepto se trabaje, se plantee y se module algunos años más; debe seguir esperando a que se consigan mayores ejercicios de soberanía; debe seguir esperando a que se alcancen nuevas mayorías; debe seguir esperando, en definitiva, a un próximo siglo.
Total, sólo faltan 88 años para que entremos en el XXII, caso de que entonces, que podría ocurrir, no haya que seguir esperando a nuevas y favorables coyunturas, mayorías y cuotas de soberanía, y eso si para el nuevo siglo ya se ha trabajado, planteado y modulado lo suficiente el concepto independencia.
Alguien dijo una vez, y no se equivocaba, que la independencia del País Vasco sin el Partido Nacionalista Vasco sería muy difícil, pero con el Partido Nacionalista Vasco resultaría imposible.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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