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Lucha de clases en los caladeros del sur

Los pescadores artesanales se rebelan contra la impunidad de los grandes pesqueros

Fuentes: Punto Final

En estado de alerta se encuentran los pescadores artesanales. El sector vive graves problemas ocasionados por el modelo económico que posibilita a los grandes pesqueros industriales no respetar las cinco millas destinadas a la pesca artesanal. Por su parte, la acuicultura contamina zonas completas del sur del país y la sobreexplotación de recur-sos para fabricar […]


En estado de alerta se encuentran los pescadores artesanales. El sector vive graves problemas ocasionados por el modelo económico que posibilita a los grandes pesqueros industriales no respetar las cinco millas destinadas a la pesca artesanal. Por su parte, la acuicultura contamina zonas completas del sur del país y la sobreexplotación de recur-sos para fabricar harina de pescado es la punta de lanza del modelo exportador. La pesca de arrastre, con redes que «barren» el fondo marino, agota los recursos. La pesca artesanal vive momentos muy complicados.

Es probable que lo ocurrido en la VIII Región sea el comienzo de una cadena de protestas en todo el país. La cantidad y calidad de los recursos a los que tienen acceso los pescadores artesanales ha mermado dramáticamente. Las violentas protestas de febrero en la VIII Región fueron motivadas por la reducción de las cuotas de la sardina común y anchoveta, que significa un drama para miles de familias.

Lota es una de las ciudades más golpeadas por esta crisis. Tiene la más alta tasa de desocupación del país: 14,9 por ciento. Para los ex mineros de Lota, fue un «brutal error» cerrar las minas. Las áreas industriales de la ciudad están prácticamente abandonadas. Más de un 40 por ciento de su población vive en condiciones de pobreza (ver PF 633).
Las cuotas de captura para los pescadores artesanales detonaron graves protestas en Lota, Coronel, Lebu y Talcahuano. El gobierno había prometido 440.000 toneladas de anchovetas y sardinas, pero las cuotas de merluza también están en entredicho. Entre enero y junio, la extracción de merluza establecida por el Consejo Nacional de Pesca es de 7.000 toneladas. Según el presidente de los pescadores artesanales de Caleta Lo Rojas, Omar Bustos, «quienes trabajan la merluza quedaron en muy mala posición». Piden un aumento de 20.000 toneladas.

A fines de febrero los pescadores se enteraron que el decreto del Consejo otorgaba sólo 291.000 toneladas en vez de las 440.000 prometidas. Toda la región se movilizó: más de tres mil pescadores cortaron los accesos a los puertos de Talcahuano, Coronel y al sector Polvorín, de Lota, enfrentándose a las Fuerzas Especiales de Carabineros. Según Cosme Caracciolo, presidente de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales (Conapach), las manifestaciones ocurrieron porque «la cuota otorgada era inferior a lo que el subsecretario de Pesca, Carlos Hernández, comprometió en diciembre pasado».

VICTORIA DE LOS PESCADORES

Los pescadores le doblaron la mano a las autoridades que, finalmente, suscribieron un acuerdo comprometiéndose a enviar al Consejo Nacional de Pesca una propuesta para aumentar la fracción artesanal de la cuota de captura de anchoveta y sardinas en la VIII Región, respetando el acuerdo suscrito por el subsecretario Hernández.
Toda la región vive problemas por la asignación de cuotas de pesca. En Lebu, durante el invierno, escaseó la reineta: «En la municipalidad los pescadores sólo consiguieron algo de mercadería», dice Angel Barrientos, coordinador de la Agrupación de Sindicatos y Asociaciones Gremiales de Lebu. Según la Conapach, la base de datos y fórmulas utilizadas por las autoridades al definir las cuotas presentan «criterios irregulares». Marcelo Segura, presidente de la asociación de pescadores de San Vicente, asegura que ese sistema desconoce el aspecto social. Como ejemplo señala que se castiga a los pescadores asignándoles menor cuota: «El armador de la nave Magdalena II tuvo un accidente, por lo cual estuvo seis meses hospitalizado. Quedó con parálisis y se ha caído varias veces al mar. Empezó con una cuota de 2.200 toneladas, pero por tener la mala suerte de accidentarse, lo castigaron este año dándole sólo 150 toneladas. ¿Podrá vivir con eso?».
En las costas de la VIII Región los recursos se están agotando. Sólo los grandes industriales sacan cuentas alegres: «Ellos extraen sardinas y todo lo que pillan. La ley los favorece, mientras a nosotros nos empuja a desaparecer», dice José Soto, pescador de Lota. «2006 fue un año malo. Muy poco el producto. Eso nos obliga a estar de brazos cruzados». Para el dirigente de los armadores, Juan Vega, el problema es la falta de iniciativa gubernamental: «No hay iniciativas productivas. En Lota no hay industrias ni buenos empleos. Muchos prefieren vivir de subvenciones y se acostumbran a sobrevivir con lo mínimo, perdiendo toda capacidad de emprendimiento. Esto sólo se puede solucionar con planificación e industrialización», dice.

Franklin Alarcón Rozas, presidente del Sindicato de Pescadores Artesanales y Lancheros de Lota, agrega: «En Lota somos más de dos mil personas las que vivimos del mar. Nuestro futuro es cada vez más oscuro. Hay pésima administración de los recursos marinos, demasiada contaminación y sobreexplotación. Son los grandes barcos industriales quienes pescan antes de tiempo, antes que los peces se reproduzcan y, a pesar de las nuevas tecnologías, siguen contaminando nuestro mar. La pesca de arrastre arrasa con todo y las autoridades lo saben».

Según Alarcón, muchos pescadores están cesantes o al borde de la cesantía: «Aunque algunos ven a la pesca como un salvavidas contra el desempleo, cada vez más los pescadores perdemos nuestra independencia. Los grandes empresarios obtienen la mejor asignación de recursos. Pueden explotar a su antojo. Sus embarcaciones poseen mejor tecnología. Sin embargo, tampoco se da estabilidad laboral a sus tripulantes. No hemos sabido defender nuestra actividad. En Coronel, Lo Rojas, Dichato, Lota y otras caletas, se está perdiendo nuestra forma de organización e identidad», dice.

«Sin embargo -agrega- los pescadores más afectados por la privatización del mar seguimos divididos. En Lota se ha llegado al extremo de manifestarse para exigir una canasta familiar. Pero no es sólo una canasta lo que se necesita, sino educación, salud, trabajo, medioambiente sano, defender nuestros recursos. En Lota hay desesperanza. Ya casi nadie cree en promesas», dice.

Miles de familias viven en torno a la caleta de Lota Bajo, pero no poseen títulos de dominio y podrían ser desalojados. Debido al régimen de cuotas de captura, no trabajan más de tres meses en el mar. Muchos no tienen previsión ni pueden acceder a atenciones de salud. «Tenemos que pedir limosna para que nos atiendan», dice José Soto. «No hemos sido capaces de imponer una política que beneficie a los pescadores artesanales. Las organizaciones sindicales de pescadores debieran unirse. A políticos y empresarios les gusta vernos divididos, peleando, mientras entregan el mar a los poderosos. Las autoridades del sector ocupan los cargos por cuoteo político. No saben de pesca. Necesitamos una mejor distribución de las cuotas de captura, una eficiente administración de los recursos, disminuir la contaminación, proteger el medioambiente. Todo eso es calidad de vida. No resuelve la cesantía, pero ayudaría muchísimo».

Promesas y escepticismo

La presidenta Michelle Bachelet visitó en enero la VIII Región para anunciar el Plan Territorio Arauco: «Esto no es un ofertón de verano ni una acción populista. Esto se ha hecho seriamente para impulsar los motores que hagan aparecer el desarrollo y progreso para esta zona», dijo. Entre los anuncios incluyó la licitación de la nueva ruta P-160 Tres Pinos-Coronel, que iniciará su ejecución en 2008. Bachelet prometió que en marzo se licitará la mejora y mantención del camino costero Lebu-Arauco. Anunció también obras en la carretera Tres Pinos-Victoria, un camino entre Tirúa y Nueva Imperial, y el inicio de obras para el tramo Curanilahue-Nacimiento. En Lebu, Bachelet visitó el puerto pesquero artesanal y prometió inversiones para su mejoramiento.

Pocos lotinos creen en los anuncios. El Biotrén, que se presentó como un proyecto emblemático, arrojó un déficit de más de 1.700 millones de pesos, a un año de inaugurado. Para los dirigentes sociales, se engañó a la comunidad: «Fue sólo un aprovechamiento político. El gobierno prometió que el ferrocarril llegaría a Lota, Tomé y Penco. Pero sólo fue para conseguir más votos», dice Luis Cisternas, vicepresidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Lota.

Los lotinos sueñan con empresarios que inviertan en la zona. Recuerdan que dieron un alto respaldo a Bachelet en las elecciones presidenciales. «Lota estuvo entre las más altas mayorías de Bachelet. Pero no se ven gestos hacia la zona del carbón. Los proyectos firmados en mejoramiento e infraestructura por la Intendencia, gobernación y municipio, son a largo plazo».

Las poblaciones España, Isidora Goyenechea y Bannen, de Lota, son algunas de las más afectadas por el desempleo. En Bannen se construyeron las primeras casas Corvi y aún hoy la junta vecinal intenta sanear los títulos de dominio. Ya no hay terrenos donde construir más viviendas.

Víctor López, presidente del Sindicato Solidaridad dice: «Queremos levantar Lota, no sólo por nosotros sino por la juventud. Cada año gran cantidad de estudiantes egresa de los liceos y no encuentra trabajo. La cesantía juvenil supera el 30 por ciento. Si pedimos que industrialicen, lo hacemos pensando en los recursos de nuestra zona: gas natural, carbón, agua potable, electricidad, pesca, plantaciones forestales. Pero no hay voluntad política. El gobierno no ha sido capaz de poner en práctica un plan de desarrollo. Queremos que se instalen empresas para reparar embarcaciones, sembrar el mar, explotar nuevamente el carbón… Pero las autoridades insisten en empleos de emergencia y no generan trabajo productivo. Lota muere porque muchos emigran buscando trabajo», concluye.