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Los pobres pagarán el precio de la desigualdad

Fuentes: Rebelión

Uno de los aspectos más llamativos de esa obra clásica del pensamiento económico contemporáneo que lleva por título: El precio de la desigualdad, es la preocupación por las afectaciones que generan las actividades de las corporaciones privadas en la biosfera y en los más pobres. Más de una década después de la publicación de esa obra de Stiglitz, así como de muchísimos otros libros, informes y estudios científicos sobre la necesidad de combatir la pobreza y la desigualdad para detener el cambio climático, la humanidad continúa empantanada en la inercia.

Acaban de producirse dos desastres naturales en contextos geográficos y socioeconómicos muy distintos: el azote del huracán Oscar en la región oriental de Cuba y las mega-inundaciones provocadas por la DANA en Valencia.

Durante seis décadas la población cubana ha sido sometida por el imperialismo estadounidense a una política de bloqueo comercial que dificulta su desarrollo económico. Este factor medular se combina con la estrangulación de las fuerzas productivas por los efectos sistémicos del modelo de gestión basado en empresas estatales que la nación caribeña adoptó durante el apogeo de la influencia soviética. La economía cubana encaró el embate del ciclón tropical Oscar en una situación precaria in extremis que se evidencia en el apagón masivo que afectó a toda la población y que se debió a la escasez de divisas para la importación de combustibles fósiles y al deterioro acumulado de la infraestructura para la generación. El saldo de muertes asciende a ocho personas.

En el momento que escribo esta reflexión los reportes de prensa hablan de un centenar de fallecidos por las inundaciones en la Comunidad Valenciana. Europa está consternada. Las imágenes de la devastación muestran un panorama dantesco.

Sin embargo, a largo plazo los efectos de los desastres naturales antes mencionados repercutirán de un modo distinto en las poblaciones de los países afectados. El PIB de España indica que el país peninsular se ha recuperado de los estragos de la pandemia de Covid-19 y la otrora metrópoli colonialista cuenta con capacidad financiera para acometer las labores de reconstrucción. La contracción del PIB cubano no ha podido ser revertida. Para una economía tan debilitada y deformada como la cubana, que depende de los servicios turísticos para nutrirse de divisas extranjeras, la destrucción de la infraestructura, el patrimonio habitacional y las cosechas se traduce inmediatamente en agudización de la escasez y empeoramiento de la calidad de vida de la población más empobrecida.

La pérdida de cien vidas humanas en la Comunidad Valenciana entristece y alarma a la sociedad europea, pero estas lamentables muertes nunca igualarán la magnitud de los daños ocasionados por las lluvias monzónicas en Paquistán en 2022, donde fallecieron más de mil personas y un tercio del país quedó anegado por las aguas.

Los megadesastres naturales ya pasaron a formar parte de la cotidianidad. Las sequías extremas en la cuenca del Amazonas amenazan a la biodiversidad del pulmón verde del planeta. La ciudad de Porto Alegre inundada durante semanas con el consiguiente saldo de muertos y damnificados. Ciclones tropicales que adquieren las máximas categorías de intensidad en cuestión de horas, como sucedió con el huracán Otis en Acapulco. Pérdidas de cultivos por las anomalías climáticas, véase el caso de la caída en la producción de cereales en la península ibérica. Incendios gigantescos en los bosques de Canadá, cuya nube de smog se traslada hasta las costas europeas.

De todo ello estábamos advertidos. La comunidad científica internacional no solo ha alertado sobre la magnitud de la catástrofe ecológica que vamos a enfrentar, sino que además ha abogado por un redimensionamiento total de los procesos económicos y tecnológicos para eliminar la pobreza y garantizar un reparto equitativo de la riqueza.i Incluso Nature, la revista científica de mayor impacto, ha publicado un artículo de Richard Wilkinson y Kate Pickett en el que se aboga de manera explícita por el fomento de modelos empresariales autogestionados por los trabajadores para enfrentar el cambio climático.ii

Aunque Stiglitz recibió una formación académica orientada a la defensa de las políticas de libre mercado, su sabiduría de investigador curtido y su madurez intelectual lo llevaron a abrazar las ideas del cooperativismo. El planteamiento de Stiglitz en la Cumbre Internacional de la Cooperativas de 2016 celebrada en Quebec fue el siguiente:

Hay alternativas al sistema actual, incluso aunque algunos sugieren que no las hay. Algunos opinan que necesitamos ajustes menores en el sistema. Pero los problemas son profundos y fundamentales, y no van a poder ser resueltos con pequeños ajustes. Debemos aprender de las cooperativas. Si lo hacemos, podemos cambiar la forma de nuestra economía, remodelar la globalización y lo que nosotros y nuestros hijos queramos ser. Las cooperativas son más capaces de gestionar los riesgos que el sector privado capitalista. Creo que podemos construir un mundo en el que la economía funcione mejor para todos, basada en la solidaridad.iii

El hecho de que el pensamiento económico de Joseph Stiglitz haya evolucionado desde un enfoque keynesiano hacia una defensa del modelo empresarial cooperativo como alternativa factible para transformar las economías de mercado demuestra cuán importante resulta en nuestros tiempos familiarizar a la ciudadanía con las propuestas de la Economía Social Solidaria.

Arropado bajo esta premisa, me atrevo a esbozar en este artículo algunas acciones específicas que pudieran implementarse mediante alianzas estratégicas entre el Estado, las entidades empresariales autogestionadas y las organizaciones políticas. Un sistema integral para el desarrollo de la Economía Social Solidaria pudiera incluir las siguientes etapas y objetivos:

  1. Planificación
    1. Crear programas de capacitación amenos y didácticos sobre cooperativismo, mutualismo y Economía Social Solidaria.
    2. Diseñar los métodos de auditoría y de certificación sobre aspectos de gobernanza democrática para las entidades de la Economía Social Solidaria.
    3. Conformar planes de marketing y de comunicación.
    4. Definir la estructura y las funciones de los grupos de investigación, divulgación, capacitación y certificación.
    5. Crear centros de información que recopilen infografías, videos, libros y resultados de investigaciones sobre Economía Social Solidaria.
  2. Educación
    1. Adaptar la enseñanza de la economía en la educación superior a los paradigmas de la Economía Social Solidaria.
    2. Introducir nociones sobre cooperativismo en los planes de enseñanza de las escuelas secundarias, los preuniversitarios y las escuelas técnicas.
    3. Utilizar juegos de mesa sobre cooperativismo en las escuelas elementales.
    4. Crear grupos de estudio en los sindicatos y en las organizaciones políticas y de masas.
    5. Impartir cursos sobre Economía Social Solidaria a los legisladores, a los miembros de los gobiernos locales y a líderes de opinión.
    6. Capacitar a los trabajadores de las cooperativas existentes en la correcta aplicación de los principios cooperativos.
    7. Enfocar las evaluaciones en la medición del nivel de conocimientos que tiene la ciudadanía sobre los Siete Principios del cooperativismo y el presupuesto participativo.
    8. Estimular la creación de cooperativas de estudiantes.

Resulta recomendable que las acciones educativas utilicen un lenguaje coloquial y cercano al ciudadano común, con técnicas de animación y juegos de participación que siembren la motivación mediante un estilo alegre.

  1. Promoción
    1. Crear programas especializados sobre Economía Social Solidaria en la radio y la televisión.
    2. Organizar charlas y conferencias en empresas, institutos y casas de cultura.
    3. Divulgar materiales de fácil comprensión en las redes sociales.
    4. Promover la integración de las entidades de la Economía Social Solidaria, como ocurre en las cooperativas de segundo y de tercer grado.
  2. Supervisión
    1. Asesorar el proceso de diseño de los estatutos de las entidades de la Economía Social Solidaria para que se plasmen de forma explícita los principios del cooperativismo y del mutualismo.
    2. Monitorear las votaciones de las entidades de la Economía Social Solidaria y de los presupuestos participativos para asegurarse de que el voto se realiza de forma secreta y democrática.
    3. Verificar la realización de asambleas periódicas y su constancia en las actas.
  3. Evaluación
    1. Monitorear la ejecución periódica del presupuesto participativo en los gobiernos.
    2. Aplicar el Balance Social sobre las acciones de Responsabilidad Social Empresarial en todas las entidades de la Economía Social Solidaria.
    3. Certificar como cooperativas y mutuales únicamente a aquellas empresas que demuestren una verdadera aplicación de los principios cooperativos y mutualistas en sus procesos organizacionales.
    4. Derogar la certificación de aquellas entidades en las que se detecten violaciones de los valores y principios.
    5. Auditar el desempeño financiero de las entidades de las Economía Social Solidaria.
  4. Retroalimentación
    1. Crear un sistema independiente de atención de quejas y reclamaciones de los miembros de entidades de la Economía Social Solidaria que se enfoque exclusivamente en detectar el incumplimiento de los principios organizacionales.
    2. Aplicar sondeos de opinión a miembros de entidades de la Economía Social Solidaria sobre el cumplimiento de los principios organizacionales.
    3. Organizar encuentros periódicos con los sindicatos, los defensores de los asociados y los especialistas de calidad para el análisis del cumplimiento de los principios organizacionales.
    4. Aplicar sondeos de opinión a estudiantes y al resto de la población para detectar el nivel de conocimientos sobre los principios cooperativos y los paradigmas de la Economía Social Solidaria.

Sigue siendo importantísimo hablar de la crisis ecológica que enfrenta el planeta en artículos e investigaciones que sensibilicen a la ciudadanía. Si no se abordara el problema, entonces no tendríamos la certidumbre sobre la necesidad de un cambio sustancial. Pero también va siendo hora de proponer acciones y estrategias concretas para avanzar hacia ese horizonte de transformaciones. Las organizaciones de izquierda y los intelectuales comprometidos con la causa de construir sociedades más justas no pueden olvidar que existe una ciudadanía sedienta de esperanza.

Notas:

i ROCKSTRÖM, J., et al.: «Safe and just Earth system boundaries». Nature, 2023, vol. 619, núm. 7968, págs. 102-111.

ii WILKINSON, R. G., y PICKETT, K. E.: «Why the world cannot afford the rich». Nature, 2024, vol. 627, núm. 8003, págs. 268-270.

iii CO-OPERATIVE NEWS: «Joseph Stiglitz proposes co-op models as an alternative to trickle-down economics». 12 de octubre de 2016. [Consulta: 31 de octubre de 2024]. Disponible en https://www.thenews.coop/joseph-stiglitz-proposes-co-op-models-as-an-alternative-to-trickle-down-economics/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.