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Luces en mucha sombra

Fuentes: Rebelión

El actual gobierno se dedica a la acumulación de riqueza de unos pocos, a la evasión y a la mentira a costa del empobrecimiento creciente de la mayoría de las familias ecuatorianas.

En este tiempo de Navidad, ¡cuántas luces en muchas casas, cuantas luces en las calles, cuántas luces en los almacenes! Todo un mundo de belleza y de sueño. Lastimosamente, en estas luces, en esta belleza, en estos sueños hay mucha fantasía, mucho engaño, mucho vacío, mucho robo, mucha tristeza, mucha desesperanza. ¿No será que nos estamos equivocando y que nos están engañando?
Hace poco hemos salido de la pandemia que ha sido como una masacre en muchos lugares nacionales. Mientras morían decenas de miles de víctimas, otros se enriquecían descaradamente, creando más pobreza y desigualdades en nuestro país. Los cuatro años del morenismo han significado la destrucción de las instituciones de la nación, provocando desempleo nunca visto antes. El actual gobierno se dedica principalmente a la acumulación de riqueza de unos pocos, la evasión y la mentira a costa del empobrecimiento creciente de la mayoría de las familias ecuatorianas. En este fin de año hemos llegado a un nivel de violencia poco común: femicidios, asaltos, robos, extorsiones, sicariatos… a pesar del toque de queda, de más policías y militares patrullando en las calles de nuestras ciudades. Las protestas y los levantamientos finalizaron con una docena de muertos entre los indígenas y centenares de heridos y presos. Las negociaciones terminaron en una gran farsa y mucha rabia acumulada. La migración se dispara y no cesa. En estos 6 últimos años, por una consulta mañosas y aprobaciones de leyes desfavorables a los sectores medios y pobres, muchísimas personas fueron desalojadas de su trabajo. Para sobrevivir el sistema neoliberal imperante las obligó a robar, a vender droga, a extorsionar, a matar: Allí están las causas de tanta violencia y desgracia. Así llegamos a un nueva Navidad con muchas luces artificiales que esconden una desesperanza real.
La actual situación se parece en muchos aspectos a la de la época de la primera Navidad de hace 2,000 años. Los campesinos y los artesanos vivían en la extrema pobreza por la explotación de los terratenientes, las deudas impagables, los impuestos de las autoridades y la extorsión implacable del imperio romano invasor del país. La situación era tan catastrófica que un tal Jesús tuvo que nacer en una provincia aledaña de la de sus padres y en una gruta para animales del campo. Además, a los pocos días de nacido en la pequeña ciudad de Belén, sus padres tuvieron que salir corriendo del país para escapar a una matanza de niños de la ciudad, yéndose a Egipto… Los pastores de Belén se quedaron con la sorpresa de una noticia sorprendente en medio de la oscuridad: ¡Les había nacido un salvador! “¡Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra!”
Dentro de unos pocos días vamos a volver a cantar la misma proclama que hace 2.000 años: “¡Gloria Dios en el cielo y paz en la tierra!” ¿No será más que una mentira piadosa y una ilusión desesperada para la gran mayoría de nosotras y nosotros? ¿Nos aportarán la novena de Navidad y las posadas con sus alegres villancicos verdadera alegría y esperanza certera? Eso depende de nosotros y nosotras porque Dios no deja de visitarnos, encender pequeñas luces, enviarnos señales de esperanza y abrirnos nuevos caminos.
Se trata de repetir entre nosotros las actitudes y vivencias que realizaron los que descubrieron en Jesús un salvador que los enrumbó hacia una nueva manera de vivir, esperar y construir una realidad que los hizo hermanos felices. María de Nazaret supo entrar en la dinámica del proyecto de Dios que decidió cumplir sus promesas de renacimiento de un pueblo nuevo y una humanidad reconciliada. Segura de ella misma y del Dios de sus antepasados, María decidió compartir esa buena noticia con su prima Elizabet: Las dos, embarazadas, explotan de alegría por la encarnación en sus hijos del proyecto de Dios. El carpintero José, compañero de vida y de fe de María, decide también colaborar en esa empresa con su esposa y el niño que va a nacer.
Hoy: ¿tenemos nosotros las mismas decisiones y actitudes que María, José, Elizabet, Juan Bautista, los pastores y Jesús? Si, contrariamente al caso de María, no creemos que Dios continúa de nacer entre nosotros, porque estamos ocupados y ocupadas en cosas más importantes, no va a pasar nada relevante en nuestra vida. Si, contrariamente a José, no colaboramos con quienes buscan y trabajan para una vida mejor para ellos y para los demás, Navidad seguirá siendo una fiesta pagana por su consumismo desenfrenado. Si, contrariamente a Elizabet, no sabemos abrir nuestra casa y reunirnos entre familiares para hablar de Dios y reconocer su presencia entre nosotros, seguiremos de indiferentes e individualistas que han perdido el rumbo de una vida verdaderamente feliz. Si, contrariamente a Juan Bautista que saltó de alegría en el vientre de su madre, no nos sacudimos en el ‘vientre’ de esta nuestra sociedad materialista, nunca tendremos el valor de entender la realidad de un mundo perdido ni el valor de hablar de conversión y esperanza. Si, contrariamente a los pastores que aceptan como salvador a un recién nacido en medio de mucha pobreza, nos somos capaces de reconocer en los pobres de hoy el camino hacia Dios, seguiremos perdido en un mundo de fantasía, derroches, cómplices de la explotación de los demás. Si, contrariamente a Jesús que nace en la incomodidad de una gruta de pastores pobres, dejaremos que la comodidad, el egoísmo y la indiferencia sigan fortaleciendo un sistema que nos deshumaniza y nos destruye.
Navidad no es un simple recuerdo emocionante, ni una historia inventada para sorprender a los niños con regalos engañosos. Navidad es una opción de vida. Navidad es la decisión de construirnos según el sueño de Dios que se hace vida en María, Elizabet, José, Juan Bautista, Jesús y miles más: otra vida es posible, otra sociedad es necesaria y otro mundo es urgente.

¡Que esta Navidad sea la oportunidad de emprender caminos de fe, compartir, fraternidad y lucha para una vida mejor para nosotros y los demás… contra todos los Herodes que siguen matando toda esperanza y cambio!

Dónde encuentro a Jesús para vivir la alegría de la Navidad
Las luces que Dios enciende
Son aceite para que prenda la vela

Dios nace entre los pobres: allí está la alegría y la fraternidad, el compartir.

Las posadas: nos visitamos para encontrar, construir la alegría, el compartir, la salud, la fraternidad, ¿cuál es nuestra actitud?
Tal vez decimos, siga su camino egoísmo, indiferencia, comodidad
Ya es tarde, no hay lugar, busque otro mesón
El papa noel nos tuerce el camino: nos lleve a lo excesivamente material, al consumismo innecesario, a lo dañino, a lo materialista
Nos olvidamos de lo importante. O abrimos nuestra mano,
nuestra casa, nuestro corazón.
Nos abrimos a nuevas amistades, nuevas alegrías, nuevos caminos.
Nuevas organizaciones.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.