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Lucha Mapuche : testimonios al otro lado de la tranquera

Fuentes: Azkintuwe

  El motor de un vehículo que se acercaba centró la atención de todos. De una camioneta todo terreno bajó Mittersteiner acompañado por su hijo, inmediatamente rompió el silencio, dirigiéndose a los carabineros gatilló visiblemente molesto: «Me faltan dos animales y me dañaron el tractor. Me hicieron destrozos». Interrumpiéndolo, sereno pero firme, un dirigente mapuche […]


 


El motor de un vehículo que se acercaba centró la atención de todos. De una camioneta todo terreno bajó Mittersteiner acompañado por su hijo, inmediatamente rompió el silencio, dirigiéndose a los carabineros gatilló visiblemente molesto: «Me faltan dos animales y me dañaron el tractor. Me hicieron destrozos». Interrumpiéndolo, sereno pero firme, un dirigente mapuche tomó el guante.


 

 

 

 


 – Ocupación mapuche del Fundo El Notro. Foto de Hernán Scandizzo.

 

(+) Imágenes de la recuperación del fundo El Notro I Mapuches recuperan Fundo El Notro


«Los hijos salen, porque no hay tierras para quedarse. Yo tengo dos hijos hombres y una hija mujer, ellos no están más aquí. Me dicen: ‘Mami, si nos quedamos, ¿en qué nos vamos a ganar la vida?'».


«El negocio que hizo la CONADI aquí es muy turbio, se hizo con gente que nunca ha tenido derechos sobre esta zona y que nadie conoce realmente», afirmó Mario Curihuentro.


Los primeros en llegar lo hicieron alrededor de las 5, cuando el día apenas despuntaba y el frío calaba profundo, contaban ayer alrededor del fuego encendido al otro lado de la tranquera, dentro del fundo El Notro. Tres papay se mantenían allí – no les importa que las llamas desaparecieran por momentos y humeara más de la cuenta -, no sólo custodiaban el agua que calentaban para café o mate, también calentaban sus cuerpos y entre tanto charlaban.

Afuera, en la entrada, neumáticos ardiendo elevan columnas de humo negro. Sobre el alambrado, la tranquera y postes, varias pancartas sintetizaban el reclamo. Desde temprano unas 50 familias mapuches ingresaron al establecimiento, pertenecen al lof Cariman Sanchez y Gonzalo Marin, que desde 1908 reclama la posesión de ese predio de 360 has. ubicado en el sector Huilio, comuna Freire, en la IX Región.

«Los hijos salen, porque no hay tierras para quedarse. Yo tengo dos hijos hombres y una hija mujer, ellos no están más aquí. Me dicen: ‘Mami, si nos quedamos, ¿en qué nos vamos a ganar la vida?’, y salen para afuera. Nosotros también pensamos en ellos, quizás si tenemos más tierras ellos puedan volver con nosotros, a acompañarnos. Porque todos tenemos hijos viviendo lejos de la familia», explicó Margarita Marín, pegada al alambrado, desde donde observaba los movimientos de los carabineros llegados de la 5º Comisaría de Pitrufquen y un par de civiles que, teléfono en mano, observan todo desde lo lejos. El arribo de los uniformados no alteró la tranquilidad de las familias, tal vez generó un poco de ansiedad, pero nada más. Su decisión no varió con el arribo, ingresaron con el objetivo de permanecer allí, ponerse al frente de la producción del fundo. Tomar ese territorio en sus manos, trabajar, no sólo ocuparlo.

Los carabineros descendieron de sus móviles y los representantes de la comunidad salieron al paso, mientras el resto aguardaba detrás de un gran portón cerrado con gruesas cadenas y una barricada de neumáticos ardiendo. Al estar frente a frente saludaron a los comuneros y comenzaron las preguntas de rigor, el tomar nota, las observaciones oculares, las fotografías desde lo lejos, el reconocimiento del terreno, incluso dentro del fundo. Los policías fueron, volvieron, dieron vueltas. Y los comuneros no sólo no les impidieron el ingreso al predio sino que pidieron que realizaran además un inventario con las pertenencias de Bernardo Mittersteiner, ex propietario de El Notro y actual arrendatario, «para que no nos acusen después de causar daño o robar algo del gringo»,argumentaron los dirigentes. Sin embargo, los policías no accedieron a la solicitud excusándose en que no estaban facultados para hacerlo.

Puestos en situación comunicaron el escenario a su jerarquía: «están decididos a permanecer en el lugar, esperan que representantes de CONADI vengan con respuestas» – podría sintetizarse la comunicación. Concluido el diálogo, se quedaron allí, hablando con los comuneros. Mientras los neumáticos ardían frente a la tranquera, alguien arrojaba sobre las llamas unas varas de zarzamora y un caballo maniatado dibujaba círculos con su accidentado andar. «El gringo – dijo doña Margarita en relación a Mittersteiner – tenía como tres trabajadores de la comunidad en el fundo, nadie más. Nunca dio trabajo a la demás gente, traía pura gente de afuera. Yo misma tuve que salir de la comunidad a ganarme la plata pa’ afuera, tuve un tiempo fuera, trabajando como empleada doméstica, pero después volví a mi tierra, que tampoco es mía, es un pedacito chiquitito que tiene mi hermano.» La mirada de la papay es clara, como sus palabras.

Junto a ella estaba el lonko Juan Bautista Sánchez Lincaqueo, quien escuchaba atento, en silencio, asintiendo con la cabeza. «El objetivo nuestro es recuperar de una vez por todas esta tierra, que tiene una historia ya larga de lucha por parte nuestra comunidad – explicó entonces la autoridad tradicional. La CONADI nos ha estado tramitando desde hace años y nosotros aún no entendemos cuál fue el motivo para que le comprara esta tierra a otra gente, de otro lado. Nosotros teníamos acuerdo, estábamos pacíficamente haciendo los trámites y de repente, alguien nos informó que la tierra había sido comprada», relata.

«Nosotros no creíamos en un principio – añadió el lonko Sánchez Lincaqueo -, era una mala sorpresa que nos llevamos y para estar seguros fuimos a ver al dueño antiguo del fundo y él nos dijo que ya no era dueño, que había vendido y que todo estaba legal…» (‘El diablo metió la cola’, podría decir alguien en Puelmapu al escuchar el relato.) Y el hombre, seguro de sus palabras, continuó: «Yo no tengo problemas que a otros hermanos mapuches le compren tierra, pero que no los manden a cualquier lado a vivir, como gitanos que andan con sus cosas para allá y para acá. Nosotros nos alegramos cuando una comunidad consigue tierras, pero no se puede andar recibiendo tierras en cualquier lado. Nosotros aquí luchamos por la tierra que le perteneció a los antiguos de la comunidad, no andamos en otros lados, quitándole a otros lo que les pertenece. A nosotros nos aburrió la CONADI».

Sara Cariman, parada junto Margarita Marín y lonko Sánchez Lincaqueo, escuchaba atenta. Esperó la oportunidad e intervino: «La CONADI es la que anda armando peleas, buscando que la gente se pelee una con otra». La señora – de las varias que se mezclaban entre jóvenes y niños – hizo una pausa en su tranquilo pero seguro hablar y reafirmó sus dichos: «Imagínese, aquí gran parte de los jóvenes no tiene tierra para trabajar, viven al lado de los viejos, de allegados, y cómo va a ser que CONADI traiga otra gente a ocupar esta tierra por la cual tanto tiempo, años enteros, hemos luchado». «Del tiempo de [Salvador] Allende, yo tengo memoria, que están los dirigentes luchando por esta tierra» – apuntó doña Sara. «La CONADI anda puro trampeando, dijeron que en marzo tendríamos una solución, que estábamos en lista de espera para la compra del fundo, y salen después [con] que le compraron a esta otra gente de Imperial. De un día para otro, sin avisarnos a nosotros nada.»

«Nosotros tenemos documentos que nos reconocen que esta tierra es nuestra» – agregó el lonko Sánchez Lincaqueo. «En los años de la Unidad Popular, nosotros encontramos estos documentos y ocupamos el fundo, nos instalamos aquí dentro con las familias de cada uno, pero cuando se iba a regularizar la entrega de las tierras vino el golpe militar y todo quedó en nada. Lo poco que habíamos recuperado, lo perdimos, y varios dirigentes de ese tiempo terminaron detenidos en Temuco», recordó. «Ahora último, cuando hicimos la demanda, entregamos todo a la CONADI, los dirigentes jóvenes se la pasaban en Temuco, pagábamos vehículo para ir todos a Temuco, nos aburrimos de ir a la CONADI. Nos decían: ‘Están en lista de espera’… Y después nos salen con esta noticia, que la tierra había sido entregada a otros peñi y más encima que ellos la habían arrendado después al mismo gringo… Hay una cosa muy oscura en la forma en que trabaja la gente de CONADI, a nosotros nos aburrió la CONADI», sentenció.

Los rumores de Mister


El motor de un vehículo que se acercaba centró la atención de todos. De una camioneta todo terreno bajó Mittersteiner acompañado por su hijo, inmediatamente rompió el silencio, dirigiéndose a los carabineros gatilló visiblemente molesto: «Me faltan dos animales y me dañaron el tractor. Me hicieron destrozos». Interrumpiéndolo, sereno pero firme, un dirigente mapuche tomó el guante: «Esos son rumores, antes de afirmarlo consiga pruebas. De usted se dice que es un ladrón y sinvergüenza, pero yo no lo puedo afirmar porque no tengo pruebas». Se escucharon algunas risas, discretas, bajas, se cruzaron miradas, pero nadie se animó a la carcajada. El hombre que había llegado atropellando tuvo que frenar abruptamente y bajar la voz. El intercambio de palabras puso los ánimos sobre la mesa, más que una muestra de sagacidad, la respuesta marcó el terreno y condicionó el resto de la discusión.

El ex señor propietario no salía de su asombro, se amansó, asimiló el golpe y accedió a la propuesta planteada por los comuneros: realizar un inventario de sus pertenencias, retirar todos sus animales y maquinarias de su antiguo feudo. Mister aceptó, en todo caso que CONADI responda luego. Pero inesperadamente un nuevo actor entró en escena, un trabajador del fundo se obstinaba en no acceder a las peticiones mapuche, era más patrón que los patrones, se sentía el dueño del fundo y estaba dispuesto a defenderlo – genuina vocación de servicio. Se negaba a cooperar, incluso había saboteado un tractor y sobre insistía con la versión de que los comuneros mapuches habían cometido serios daños. Finalmente fue disuadido, depuso su actitud, la maquinaria y animales de Mittersteiner cruzaron el cerco y dejaron el fundo.

En tanto los carabineros informaron que sus superiores se habían comunicado con CONADI y desde allí respondieron que no irían a dialogar en terreno. Luego de los sucesos de Temucuicui – donde representantes de la Corporación salieron con algunos machucones de la comunidad – las negociaciones se realizan sólo en la sede del organismo, les informaron desde Temuco. Además de las secuelas de Síndrome de Temucuicui, el titular de esa dependencia, Jaime Andrade, se encontraría fuera de Chile y según especularon en Freire, ‘nadie quiere asumir responsabilidades’.

Crear conflictos es gobernar


Los mates y las tazas con café empezaron a andar de mano en mano, también sopaipillas, pan, huevos duros y carne asada. Mientras el sol brillaba la temperatura era agradable, pero cuando las nubes atajaban su calor la situación cambiaba. «Nuestra demanda actual es de 360 hectáreas – dijo Mario Curihuentro, presidente de la comunidad, y explicó – pero la lucha nuestra es mayor, son casi 2000 hectáreas las que queremos recuperar en esta zona. Por eso no queremos que otras personas vengan a ocupar este espacio, sabemos que todos tenemos necesidades, pero no nos parece que el gobierno esté haciendo estos negocios – que más bien son negociados oscuros entre políticos – y genere este tipo de problemas entre comunidades.»

«El negocio que hizo la CONADI aquí es muy turbio, se hizo con gente que nunca ha tenido derechos sobre esta zona y que nadie conoce realmente», afirmó Mario Curihuentro. «Ahora ellos están arrendando al mismo winka que estaba antes y si estaban tan necesitados, no entendemos cómo hacen eso – continuó. Imagínese que el gringo sigue viviendo aquí mismo, como antes. Entonces, ¿qué compra de tierras es esa? ¿qué recuperación de tierras mapuches es esa donde el winka sigue viviendo en la tierra y explotando como siempre? Nosotros queremos que la CONADI regularice esta situación. Ellos han cometido un error muy grave. ¿Por qué lo hicieron? No sabemos, pero cometieron un error y tienen que resolverlo», sostuvo.

«Nosotros no estamos robando nada a nadie, estamos reclamando sólo nuestro justo derecho sobre esta tierra» – aclaró el presidente de la comunidad y demandó: «creemos que debiera hacerse una investigación al respecto». «Nosotros luchamos por la Ley Indígena y la ley dice que debe proteger las tierras indígenas y resolver los problemas. Pero parece que la CONADI más que resolver problemas está creando problemas… Eso quiere decir que el organismo no funciona o funciona para los intereses de algunos, que se arreglan como compadres para lograr beneficios», deslizó.

«No vamos a permitir que se rían de nosotros, acá estamos los dirigentes de la comunidad, dando la cara, y vamos a actuar pacíficamente mientras no nos violenten a nosotros. Le dijimos a carabineros que estábamos de manera pacífica, no en actos de violencia, pero no vamos a salir de aquí hasta que se regularice esta situación. Nos vamos a mantener en este lugar y vamos a trabajar, porque entendemos que es nuestro y el problema de los papeles es asunto de la CONADI, ellos deben resolver el entuerto que armaron», concluyó Mario Curihuentro.

«No esperamos a nadie»


Mientras los comuneros se distribuían las tareas para sostener la recuperación y continuar con la puesta en marcha del establecimiento – dedicado a la producción de lácteos – llegó la noticia: Sandalio Millaquir, dirigente de la comunidad a la que CONADI transfirió El Notro, había denunciado la situación del fundo ante la Intendencia Regional. No hubo alarma, sólo se comunicó el hecho. En los últimos días Millaquir estuvo en el candelero por sus vínculos con la represión militar, la familia Collihuin -tiroteada por efectivos de carabineros en una zona rural de Nueva Imperial- señaló al dirigente como parte del grupo que los persiguió y hostigó en los años del dictador Augusto Pinochet. Un elemento a investigar, toda vez que la familia Collihuin señaló haber estado preparando -antes del fatal baleo- la presentación de una querella por torturas en su contra en tribunales.

En una amplia ronda formada junto a la tranquera se pusieron todos los ocupantes en conocimiento los detalles de la situación. El dirigente Rubén Sánchez tomó la palabra: «Tenemos información que la CONADI no viene, pero eso importa poco si tenemos el convencimiento de que vamos a permanecer aquí hasta lograr nuestro objetivo. Así que debemos pensar que no esperamos a nadie y preocuparnos mejor de armar las comisiones: quiénes van a cocinar, dónde vamos a dormir, quiénes van a juntar leña, cómo vamos a sobrevivir en este lugar, y entender que esto recién está empezando», sostuvo.

Sánchez hizo una pausa y recalcó: «Hay que quedarse aquí, comer, estar tranquilos y vigilar el fundo, nadie puede entrar sin permiso nuestro al predio. Esta tierra es nuestra y vamos a actuar como los dueños, controlando todo esto. Nosotros no creamos el conflicto, el conflicto lo originó la CONADI y ellos deben ver ahora cómo lo resuelven, no nosotros. Ya nos cansamos de tocar sus puertas, ahora ellos tienen que venir hasta acá a dar explicaciones y a decirnos cómo lo van a hacer, en cuánto tiempo y bajo qué mecanismo. Dicen que tenemos que ir nosotros a Temuco, que ellos no hacen más reuniones en comunidades. Bueno, tendrán que hacerla no más, porque aquí vamos a quedarnos y aquí también vamos a resistir si tienen la mala idea de venir a sacarnos».

Terminada la exposición cada uno ocupó su lugar, comenzó el acopio de ollas, leña y comida para preparar el almuerzo. Por la tarde, ya de noche, vigías mapuches apostados en el perímetro del fundo, observaron a efectivos del Grupo de Operaciones Policiales Especiales realizando un reconocimiento del terreno.