Son simios cercopitécidos, sagrados en la India. Usados por el francés conde de Gobineau para ilustrar la diferencia entre la raza blanca y las razas «inferiores». Todas las demás. Gobineau vivió como diplomático en Brasil. Observó, aterrado el mestizaje de razas. Brasil era, dijo, «de población mulata, con sangre viciada, espíritu viciado y fea de […]
Son simios cercopitécidos, sagrados en la India. Usados por el francés conde de Gobineau para ilustrar la diferencia entre la raza blanca y las razas «inferiores». Todas las demás.
Gobineau vivió como diplomático en Brasil. Observó, aterrado el mestizaje de razas. Brasil era, dijo, «de población mulata, con sangre viciada, espíritu viciado y fea de meter miedo».
Comparó Brasil con una sociedad de monos macacos. Afirmó que el mestizaje degeneraba su raza. En 1855 publicó una obra, en cuatro tomos, sobre la superioridad de la raza blanca.
Para los imperialistas europeos las razas «inferiores» eran como macacos. Lo mismo creían los blancos en EEUU. Entre unos y otros ultimaron a millones de personas. Indios, negros…
En la batalla de Omdurman, en1898, el oficial Winston Churchill se ufanaba del resultado. «En 5 horas el más fuerte ejército salvaje fue destruido por una pequeña fuerza europea».
Murieron 20 británicos y 11.000 sudaneses. «El mayor triunfo conseguido por las armas de la ciencia sobre los bárbaros», apuntilló Churchill. Primer ministro inglés cuando Hitler.
En Iraq EEUU usará un robot asesino, dirigido por control remoto. Dispara 750 balas por minuto. Y el general James Mattis dice que es divertido disparar contra afganos e iraquíes.
Es natural. Son como macacos. De sangre viciada, espíritu viciado. Perfectos para morir.