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Manual para pasajeros aéreos

Fuentes: Rebelión

Ya que últimamente han variado algo las condiciones establecidas para poder utilizar el transporte aéreo, y dado que las instrucciones que nos facilitan las autoridades competentes no siempre son lo suficientemente claras, puede ser oportuno hacer un resumen de algunas cosas que conviene saber. 1. Recuerde que cuando adquiere un billete para viajar en avión, […]

Ya que últimamente han variado algo las condiciones establecidas para poder utilizar el transporte aéreo, y dado que las instrucciones que nos facilitan las autoridades competentes no siempre son lo suficientemente claras, puede ser oportuno hacer un resumen de algunas cosas que conviene saber.

1. Recuerde que cuando adquiere un billete para viajar en avión, y definitivamente cuando entra en la zona de embarque del aeropuerto, usted renuncia a buena parte de los derechos que le asisten como ciudadano, como consumidor o simplemente como ser humano.

2. Tenga en cuenta que su billete aéreo, aunque lo haya pagado, no le da derecho a viajar a ningún lugar del mundo ni mucho menos en la fecha y hora que figura en el mismo. Usted carece de derecho a que el vuelo que usted contrató se realice; la compañía aérea le puede comunicar en cualquier momento, anterior o posterior a la fecha y hora en que teóricamente se iba a producir el viaje, que el vuelo se ha cancelado por una infinidad de causas (que para no complicar más la vida de los pasajeros se suele resumir en la enigmática expresión de «causas técnicas»), o que el vuelo se efectúa pero a destino distinto del anunciado, o en hora y fecha diferente, o incluso con el destino, la fecha y la hora anunciadas, pero sin que usted tenga asiento en él. La compañía quizás le ofrezca viajar a otro lugar, o en otra hora, o en otra fecha, pero al fin y a la postre su único derecho efectivo es que le devuelvan el importe del billete.

3. Si usted finalmente es transportado al destino deseado, y más si es en la hora y la fecha deseadas, considérese afortunado, dé gracias al cielo y sobre todo a la magnanimidad de la compañía aérea. Y júzguese afortunado si la compañía aérea sigue existiendo y sigue operando el día que usted pensaba viajar, porque también puede darse el caso contrario.

4. Al entrar en el aeropuerto recuerde que usted es sospechoso. Lleve su documentación a mano porque se la pedirán a cada paso; tenga su equipaje preparado para que pueda ser revisado en cualquier momento; esté prevenido de que le puede ser requisado cualquier objeto peligroso de su equipaje de mano, teniendo en cuenta que un bote de líquido conservador de lentillas se convierte en sospechoso de ser empleado para la fabricación de explosivos si tiene una capacidad mayor a 100 mililitros. No se ponga esos pantalones que se le caen hasta los tobillos sin cinturón, porque le harán quitárselo en los controles de seguridad. No calce esas botas altas con cremallera, porque también se las harán quitar. Por si acaso elija con cuidado su ropa interior porque no es descartable que le hagan desnudarse si resulta lo suficientemente sospechoso. Evite tener la tez morena y el pelo negro, y si no puede hacer esto último sobre todo no lleve barba, porque resultará todavía más sospechoso de lo habitual, alarmará a otros pasajeros y obligará a los servicios de seguridad a identificarle más veces.

5. Una vez que ha accedido al aeropuerto y sobre todo al avión recuerde que no tiene derecho a la libertad de movimientos. Deberá dirigirse a los lugares que le indiquen y no es libre de irse cuando quiera, deberá esperar a que le indiquen el momento en que puede hacerlo. Siga las instrucciones que le den sin discutirlas. Tenga en cuenta que el criterio para distinguir su situación de la de un secuestro es que en este segundo caso recibirá amenazas de muerte.

6. Procure no molestar con preguntas al personal que está trabajando en el aeropuerto o en el avión. Están muy ocupados como para atender a los pasajeros. Tenga en cuenta que los trabajadores del aeropuerto no tienen ni idea de lo que hacen las líneas aéreas; que los trabajadores de las líneas aéreas no tienen información sobre el funcionamiento del aeropuerto; que los agentes de seguridad no saben nada ni sobre la gestión del aeropuerto ni sobre la de las líneas aéreas, y que los trabajadores que atienden los servicios de información no saben absolutamente nada que no figure en el ordenador que tienen delante. Esté atento a la información que se suministra por megafonía o por las pantallas de televisión, y si no le dan ninguna pues tenga paciencia y espere.

7. Si sufre algún problema, como que su vuelo se retrasa o desaparece, o que su equipaje haya sido enviado a otro continente, no se enfade con las personas que le atienden en el aeropuerto. No son responsables de nada. Los responsables del sistema de transporte aéreo nunca están en los aeropuertos, o al menos en el mismo aeropuerto donde está usted. Si sus problemas no son debidos a la mala suerte, a la meteorología o a «causas técnicas» de los que nadie es culpable, probablemente están originados en un aeropuerto de otro país y los empleados con los que usted hable son igualmente víctimas.

8. Recuerde que los más modernos aeropuertos suelen ser grandes. Es muy posible que si está de paso entre un vuelo y otro la puerta por la que usted llegue esté bastante alejada de la puerta por la que usted se tiene que ir. En algunos aeropuertos tienen la amabilidad de indicarle el tiempo que tardará de ir de un lugar a otro, y no es infrecuente que tenga que caminar durante veinte o treinta minutos. Asegúrese de estar en buena forma como para hacer esos trayectos a paso ligero y cargado con su equipaje. Haga deporte antes de volar o aténgase a las consecuencias.

9. Tenga en cuenta que el nivel de vida en los aeropuertos no tiene nada que ver con el de los países en los que se hayan ubicados. Tomar un café le costará el doble que en la calle, un bocadillo le puede costar el doble, y una bolsa de caramelos el triple. Afortunadamente un periódico cuesta lo mismo.

10. Y si no le gusta como funciona el transporte aéreo, pues viaje por otros medios, nadie le obliga a volar. Recuerde que Europa está surcada de autopistas, que a Gran Bretaña se puede llegar por un túnel, que Asia se recorre en el transiberiano hasta Vladivostok, que a África se llega fácilmente en el ferry Algeciras-Tánger, y que puede ser muy interesante emular a Cristóbal Colón y alcanzar América en barco.