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Más allá de la consigna «No + AFP»

Fuentes: Portal Rodriguista

El debate instalado en el país respecto a las pensiones de miseria entregadas por el sistema de AFP fue producto no de voluntades políticas, sino de la expresión de la gente en la calle. Digo «debate» porque constituye una paradoja el hecho de que no se trata precisamente de un debate, acá no hay dos […]

El debate instalado en el país respecto a las pensiones de miseria entregadas por el sistema de AFP fue producto no de voluntades políticas, sino de la expresión de la gente en la calle. Digo «debate» porque constituye una paradoja el hecho de que no se trata precisamente de un debate, acá no hay dos o tres puntos de vista de la comunidad que se ven enfrentados, se trata pues de un gran desencuentro de la clase trabajadora con el gran capital, con el sistema neoliberal y los fanáticos defensores de éste.

El gran número de manifestantes (más de 700 mil personas a nivel nacional en la primera marcha), como en diversas partes se ha señalado, no respondió exclusivamente al llamado de la coordinadora No + AFP, ni al hecho de que hoy se estén jubilando los primeros afiliados a las AFP, ni tampoco al destape de las generosas pensiones en gendarmería, ni al caso Caval y SQM, ni a las colusiones, ni siquiera al escenario de movilización estudiantil, sino que, principalmente, se debe al malestar con todo esto junto y acumulado, se debe al rechazo de un modelo económico y social que funciona en base al robo, la usura y la especulación y, por cierto, a la desaprobación con la casta política que, en claro acto de abandono de la patria, y sin dignidad, avala y se involucra en el saqueo del Estado por parte de privados.

Si la demanda estudiantil del 2011 se podía resumir bajo la consigna «no + lucro», era porque, fundamentalmente, lo que los estudiantes -y la sociedad chilena en general- cuestionaron fue la irresponsable intromisión de las leyes del mercado en los derechos sociales, el que la vida de las personas no fuera más que un número sujeto a servir al negocio y voluntad de unos pocos, la misma intromisión causante de la crisis que hoy vive el sistema de pensiones en Chile -que de pensiones no tiene nada, pues es un sistema de obligado ahorro individual-, no obstante, existe una diferencia fundamental entre el sistema de «jubilaciones» y los demás derechos sociales privatizados: el sistema de AFP constituye la piedra angular del modelo neoliberal impuesto en dictadura a punta de fusiles y bayonetas. ¿Qué quiere decir esto? que el lucro que existe hoy en educación, o en salud con las isapres, por ejemplo, no hubiese sido posible sin las cotizaciones de los chilenos en el sistema de AFP. Quiere decir que el sistema capitalista en su experimento neoliberal chileno, además de explotar a los trabajadores y apropiarse de su plusvalía, los viola, despoja y estafa, abusos y ultrajes que constituyen una condición de existencia del modelo económico que nos fue impuesto, no hay reconciliación posible: queremos una sociedad donde se aseguren derechos mínimos para la vida -incluyendo el acceso al agua, y la soberanía sobre los recursos naturales- enmarcada en un sistema socialista, o deseamos mantenernos en una sociedad donde, a costa de obtener una presunta «libertad» de elección -que sólo es efectiva para menos del 5% de la población-, los viejos se nos sigan muriendo desnutridos y esperando ser operados, los adultos enfermen de cáncer y deudas, los jóvenes sean arrojados a un mercado precario e inestable de trabajo, y los niños más desprotegidos sean abusados y mueran abandonados, siendo el Estado quien ha consentido y construido los mecanismos para que ello ocurra.

El sistema de AFP abarca mucho más que el asunto de las pensiones, cuestionarlo es cuestionar al sistema mismo, en consecuencia, una AFP estatal es un chiste, pues el dispositivo que permite el robo de las cotizaciones de toda una vida de la clase trabajadora no se detendrá, y no sólo eso; el impedimento para ser un país industrializado tampoco, pues una AFP estatal -al igual que la privada actual- contribuirá al mantenimiento de una matriz productiva extractivista y monoexportadora. Nadie nos preguntó si, en definitiva, con nuestro dinero queríamos financiar empresas y negocios que cotidianamente nos estafan, endeudan y envenenan, así como nos privan de la tierra, el agua, el bosque y el mar. No, no queremos! Chile no quiere que un puñado de delincuentes sea quien administre y se apropie temporalmente de los US$169.241 millones que los cotizantes, en conjunto, mantienen en los fondos. No olvidamos la estafa de La Polar con la repactación unilateral de deudas que afectó a millones de compatriotas entre 2010 y 2011, donde las AFP habían invertido una cifra superior a los US$700 millones y perdieron US$350 millones. Tampoco olvidamos que con la colusión del papel confort, el año pasado, las AFP perdieron US$159 millones, lista que puede seguir creciendo con el caso de Johnson, la colusión de las farmacias y los pollos.

Durante enero de 2016 los fondos más «rentables» (A, B y C) de las AFP perdieron todo lo ganado en 2015 y, quienes pierden, por cierto, no son los directivos ni altos cargos de estas administradoras, son, una vez más los trabajadores del país. La fórmula en que el dinero se multiplica por dinero SIEMPRE implica desposesión a un otro, eso hay que tenerlo claro, pues nos gobierna una clase económica parasitaria, improductiva, lacaya del imperio que se llena los bolsillos a costa del despojo de la naturaleza y de las comunidades que en aquellos territorios habita y que, paralelamente, especula en el mercado bursátil con lo robado a los trabajadores por concepto de cotización. Hoy las AFP tienen invertidos US$6.500 millones en el grupo Luksic; US$4.500 millones en el grupo Matte y; US$1.600 millones en Cencosud (Paulmann), sólo en estos tres grupos económicos hay cerca de US$12.000 millones, consideremos, por contraparte, que el presupuesto estatal de educación para el año 2016 -año de reforma educacional- se acerca a los US$17.000 millones, mientras que el presupuesto público total (2016) asciende a los US$66.228.

Por otro lado, entre 2015 y 2016 los casos más grandes de colusiones (de los pollos y papel confort) junto a aquellos de evasión de impuestos (SQM, CAVAL y PENTA), han representado para el Estado y, en definitiva, para todos los chilenos, una pérdida de US$1.813 millones, ya sea por medio de evasión impositiva o por el sobrepago que los consumidores realizan. La clase política no está dispuesta a gobernar para las mayorías del país, el 70% de los trabajadores del país gana menos de 400 mil pesos, el 50% menos del salario mínimo y la recomendación de los expertos es a ser más responsables y ahorrar más. A ¿ahorrar?, el mercado y la flexibilización del trabajo, la precariedad y los bajos sueldos no son un «accidente», no se trata de algo no presupuestado que hoy impide a los chilenos llenar el mercedes con bencina, sino que como antes se señaló, es la condición de existencia para el modelo neoliberal.

Hay que dejar de sectorizar las luchas sociales, como izquierda tenemos el deber y la necesidad de convertirlas en una gran lucha política, una lucha de carácter revolucionaria y antiimperialista. No basta con solidarizar con la «causa de los jubilados» pues, si bien, la gran grieta de las AFP que hoy expone y deslegitima al sistema neoliberal -impuesto en dictadura y perfeccionado por los gobiernos de la concertación y el de derecha- que ha privatizado y mercantilizado la dignidad humana, se nos presenta a la vista con las primeras pensiones de miseria, el robo a los cotizantes, y con el escandaloso maridaje entre la clase empresarial y la clase política, sabemos que la falla no consiste en un conjunto de fisuras aisladas, se trata de un problema estructural, cuya única solución está en exigir y organizarse por un cambio de sistema, ya que el actual definitivamente, ha quedado demostrado, no es perfectible.

Portal Rodriguista

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.