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Réplica a Marcelo Marchese

Más sobre Artigas

Fuentes: Rebelión

Marcelo: Lejos de «bondadosas admoniciones», envío un fraterno saludo a quien piensa por su cabeza, …aunque no se haya puesto a pensar cuál es el sustento documental del Sr Berra. Aquí van algunas precisiones sobre temas muy graves que tratas ligeramente [1]: 1) Dices, creyendo enfrentarme: «ser uruguayo no es garantía suficiente para estar libre […]

Marcelo: Lejos de «bondadosas admoniciones», envío un fraterno saludo a quien piensa por su cabeza, …aunque no se haya puesto a pensar cuál es el sustento documental del Sr Berra. Aquí van algunas precisiones sobre temas muy graves que tratas ligeramente [1]:

1) Dices, creyendo enfrentarme: «ser uruguayo no es garantía suficiente para estar libre de manipulaciones». ¡De acuerdo! Yo no soy uruguayo: soy oriental. Un habitante de Concordia o Gualeguaychú es más uruguayo que yo, aunque tenga ciudadanía argentina: yo en todo caso (geográficamente hablando) soy más rioplatense. La «uruguayez» ya es una manipulación, aunque en el extranjero no puedo obviarla, pues al destruir la Patria Grande me quitaron por ahora el derecho a ser «oriental» de una unidad nacional mayor. Lo que yo quise decir es que no se puede subestimar la memoria del pueblo cuando perdura 200 años.

2) Dices que Artigas fue potable para el Estado porque «no integraba por inexistentes ninguno de los dos partidos políticos…». Si entiendes partido como «color» aún no estaban diferenciados; pero si entiendes partido como herramienta de una propuesta política, ambos coexistieron con el ciclo artiguista, esperando agazapados su oportunidad histórica. Para acelerarla, uno de los jefes partidistas abandonó a Artigas en 1817 y el otro intentó asesinarlo.

3) Dices: «la poesía gauchesca no demuestra que los gauchos tuvieran algún tipo de ideología particular para optar por un caudillo o por otro… sostienes que en todo caso mostraría la «ideología de intelectuales con lenguaje pseudo gauchesco» pues «la poesía gauchesca no fue escrita por gauchos». En primer lugar, los gauchos nunca se dividieron entre caudillos diferentes, quizás con la excepción de 1896, cuando Justino Muniz, usando su anterior prestigio, logró posponer por un tiempo la adhesión de toda la campaña a Saravia. Una de las más grandes falsificaciones históricas es la estatatua del Entrevero en Plaza Fabini de Montevideo, donde se ve a gauchos guerreando entre sí, cuando en realidad nuestras guerras civiles siempre fueron entre gauchos y ejército de línea. Pero me preocupa más otro aspecto. Seguramente sabés que los mitos mayas kichés fueron recogidos en el Popol Vuh, escrito por un sacerdote, pues los mayas usaban otro tipo de lenguaje escrito. Que la mitología guaraní tal como la conocemos fue recopilada por León Cadogan y Batomer Melia, porque la macroetnia guaraní no tenía lenguaje escrito si exceptuamos determinados códigos litúrgicos. ¿Y por qué en el caso de la cultura mestiza gaucha los recopiladores de su mensaje, que vivieron entre ellos, son menos fidedignos, cuando coinciden plenamente al describir su forma de ser y su valores éticos? Pero además no soy el único que ha prestado oído atento a payadores y músicos tradicionales del interior profundo, algunos de ellos analfabetos. Desde el triempo que Lauro Ayestarán los recopilaba con el viejo grabador de cinta, hasta lo que queda hoy, podrás comprobar la coherencia ideológica del mensaje gaucho al cantar opinando.

4) Dices: «Los estancieros cimarrones veían que lo mejor que podían esperar era eliminar, ya que no se los podía someter, a gauchos e indios» (¿En qué quedamos? Más adelante dices que los indígenas se dejaron utrilizar «como instrumento político»). Te contesto que el estanciero cimarrón en el campo ganadero, puede equipararse al campesino medio en una economía agrícola. Cuando la crisis le toca, y sólo entonces, no le queda más remedio que abrazar la causa popular. En el caso de los hacendados cimarrones que vivieron el Éxodo, tampoco podemos descuidar el factor subjetivo, la experiencia vivida.

5) Tú me recuerdas que Artigas en 1818 se preocupa por el estado de mendicidad al que ha llegado su padre. Esto no significa en modo alguno una reconciliación y si una profunda culpa. Sus posiciones radicales han hecho que sus enemigos castiguen a su familia. No pudiendo quitarle los títulos de propiedad, le destruyen o roban el ganado. Eso venía ocurriendo desde 1811. Artigas piensa que si de la hacienda común se le devuelven «400 ó 500 cabezas de ganado» (muy poco para la época) podría vivir con sus hijas, pero tratándose de su propio padre no resuelve por él, sólo lo sugiere al Cabildo.

6) Dices que la devoción popular a Artigas «no fue una devoción muy duradera». Primero pensé, disculpame, que estabas delirando: es tal la devoción a Artigas aún hoy en nuestro pueblo que el Ejército uruguayo, demagógicamente, es el único del Continente que no pone sobre sus máquinas de guerra la bandera nacional, sino la de Artigas; y la insurgencia guerrilera usó la bandera de Artigas, porque nadie quiere regalársela al otro. Después me di cuenta que te referías a los «caudillejos» que lo seguían. Supngo no te referirás a Andresito, o a Blas Basualdo o a Andres Latorre que le fueron fieles hasta el fin, porque aludes -cuando no- al Pancho Ramírez. Pues bien; este heroico montonero entrerriano cayó en la trampa de los portugueses que tuvieron como operador de los servicios de inteligencia imperiales a Fructuos RIvera. Los libros del Lic. Picerno dan toda la información documental sobre las cartas que le envió Rivera a Ramírez diciendo lo contrario de la verdad, o sea, que Artigas había traicionado. Aún así Ramírez no decidió de inmediato atacar a Artigas sino queoptó por desligarse de sus compromisos federales, lo cual Artigas, también desconocedor de la intriga, consideró una traición y por ello terminaron enfrentados.

7) Creer que el congreso de Capilla Maciel, donde se desconoció la autoridad de Artigas, era un auténtico proyecto democrático de la oiigarquía que aspiraba a procedimientos transparentes, es ser ingenuo y negar la lucha de clases. El mimo desconocimiento muestras cuando te refieres al término «Purificación» elegido para el humilde rancherío capital de la Liga Federal. Fue propuesto en realidad por el cura jacobino Benito Monterroso inspirado en el mito guaraní de la Yvymara’e»ÿ, la Tierra Sin Mal.

8) Pero lo peor es cuando circunscribes la historia del genocidio americano a una lucha de «indios contra indios» qe nunca existió. Sí hubo opresión de clase precolombina, muy bien utilizada por los conquistadores para acentuar las divisiones y aplastar la resistencia. Pero no fue lucha de culturas, sino de todas las culturas precolombinas cotra el terrorismo de estado inca, o azteca. Tus argumentos me recuerdan que Gran Bretaña explicaba así su tráfico negrero: «son los reyezuelos de África los que los capturan, son negros contra negros, nosotros sólo compramos y revendemos».

9) Ah, y por último: no es una redundancia decir «democracia popular». La democracia griega no lo era, por cierto. Y la democracia popular no necesita de pluripartidismo sino de una adecuada y respetuosa brújula de clase; pero eso ya es otro tema.

Notas:

[1] http://rebelion.org/noticia.php?id=163888

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.