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En el centenario de la fundación del primer Partido Comunista cubano

Mella y el Partido

Fuentes: Rebelión

Los principios martianos, marxistas y leninistas del actual Partido Comunista de Cuba, constituyen fundamentos de orden ideológico, teóricos, organizativos y táctico-estratégicos, que están en la base del proyecto revolucionario en curso y su sistema político. Sin embargo, no siempre nos ocupamos de su estudio, evaluación histórico concreta y debate. En esta dirección Julio Antonio Mella, uno de los fundadores del primer Partido Comunista de Cuba en agosto de 1925, tiene mucho que decirnos.

Julio Antonio fue asesinado el 10 de enero de 1929 en la ciudad de México, por órdenes expresas del tirano-presidente de la república neocolonial Gerardo Machado y Morales (1869-1939), sin haber llegado a cumplir los 26 años de vida (1). La acción criminal del imperialismo y su lacayo de turno, sólo le permitieron a Julio Antonio dedicar seis años a la lucha revolucionaria -desde finales del 1922-, y en ese tiempo alcanzó el más alto protagonismo de las generaciones de revolucionarios que fundaron el primer Partido marxista y leninista, y desde unas y otras organizaciones populares, nacionalistas, anti oligárquicas y antimperialistas, fracturaron y adelantaron en la llamada Revolución del 30, la primera crisis del modelo de explotación y dominación neocolonial en Cuba.

En hechos probados, en la prensa y en documentos, en leyenda también Mella dejó un legado de acción y reflexión, que marcó con su ineludible presencia, todo el quehacer político revolucionario del siglo XX cubano. Mella nos permite conocer, honrar y reafirmarnos con genuino orgullo revolucionario, de dónde venimos los comunistas cubanos. En buena medida, con Julio Antonio aprendemos, además, a discernir con respeto y sentido histórico sobre desaciertos y no saberes. En aplicación de una certera máxima leninista, Mella nos permite decidir sobre qué herencia asumimos y a cual herencia renunciamos (2).

La militancia comunista

Antes del contacto con el movimiento obrero y comunista en 1922-23), Julio Antonio Mella, líder del movimiento estudiantil y de la Reforma Universitaria, no comprendía en toda su dimensión, la protesta de los trabajadores, no podía hacerlo desde los arranques vitalistas de revolucionarismo juvenil. Entonces creía en la necesidad de una élite, preferentemente de jóvenes, que destruyera mediante la acción las lacras neocoloniales y las ominosas diferencias sociales. Mella reclamaba para sí el protagonismo del peruano Manuel González Prada (1844-1918): “los viejos a la tumba y los jóvenes a la obra” (3). Pronto comprenderá que la revolución no es “una cuestión de glándulas, canas y arrugas,” y que, a pesar del ímpetu y la rebeldía juvenil, también hay jóvenes tan viejos como el inmovilismo y el pensamiento retrógrado del que son portadores.

En medio del combate estudiantil encontrará Mella la solidaridad militante de la clase obrera. El sindicalismo revolucionario de Alfredo López Arencibia (1894-1926) y el magisterio del marxista Carlos Baliño López (1848-1926), le ratifican que no puede haber verdadera reforma universitaria sin liberación nacional y socialismo; y que la unidad obrero estudiantil tiene un carácter estratégico, en el combate revolucionario.

La vinculación de Mella con la clase obrera, con López y Baliño, le abren una nueva y definitoria universidad. Eran precisamente los momentos en que maduraba el proceso de constitución de la clase obrera cubana como una clase nacional con conciencia de sí y para sí. Y López y Baliño representan las figuras cimeras de este proceso.

De la mano del precursor Baliño, desde finales de 1923 Julio Antonio se acercó al incipiente movimiento marxista cubano. En diciembre de 1923 es un activo miembro de la Agrupación Comunista de La Habana. La presencia de Baliño y de los militantes de esta Agrupación, en la fundación de la Universidad Popular “José Martí” el 3 de noviembre de ese año resulta un hecho indicador de tal relación.

Cuando Mella el 31 de enero de 1924, tras el fallecimiento de Vladimir Ilich Lenin (1870-1924) (4), interviene en el homenaje realizado en el ultramarino pueblo de Regla, en la colina que quedó desde entonces bautizada con el nombre del genial conductor de la Gran Revolución de Octubre, ya cumplía su primera tarea de Partido.

La fundación del Partido

Los días 16-18 de agosto de 1925, Mella participa en la fundación del primer Partido Comunista de Cuba (PCC). Fue delegado al Primer Congreso Nacional de Agrupaciones Comunistas, por la Agrupación Comunista de La Habana y la de Manzanillo, que al no tener recursos económicos para enviar a sus representantes delegó en el joven. El hecho de ser designado por la Agrupación Comunista de La Habana, donde militaban reconocidos luchadores del movimiento obrero, que revolucionarios como los manzanilleros, alejados de la capital, al otro extremo del país, confiaran en el joven, nombrándolo para representarlos, y la posterior elección como dirigente del PCC, nos ratifica lo enorme que era el prestigio alcanzado por joven líder del movimiento de la Reforma Universitaria.

Durante las sesiones del Congreso, Julio Antonio tuvo una activa participación en las discusiones y debates. Cumplió cabalmente la responsabilidad que se le dio -las secretarías Prensa y Publicidad-, y sobre todo se destacó por su modestia y honradez revolucionarias: preguntó lo que no sabía, discutió con fervor sus ideas, mostrando su capacidad de atender las opiniones contrarias a las suyas y aceptarlas cuando estas eran las más correctas.

El Congreso de las Agrupaciones Comunistas, fue para Mella una escuela, sus maestros, los revolucionarios más experimentados y, sobre todo, el comunista mexicano Enrique Flores Magón (1877-1954), representante del Partido Comunista de Mexicano y de la Internacional Comunista.

Los presupuestos programáticos aprobados en el Congreso, ratificaron los veintiún puntos o condiciones aprobados en el Segundo Congreso de la Internacional Comunista (1920), y en tanto el Partido que nace asume su membresía como Sección de la Internacional Comunista. En el Congresos se fijan las demandas específicas de la clase obrera, los trabajadores y campesinos cubanos, como la jornada de ocho horas y no al pago en vales; el derecho al uso de todas las vías de comunicación controlados por los monopolios; la creación de un impuesto sobre el capital y la nacionalización de los servicios públicos.

El primer Congreso de los comunistas cubanos definió que la tarea principal de los militantes, era la de llevar las tesis revolucionarias al seno de las organizaciones de masa de los trabajadores y el pueblo, a los sindicatos y liceos, a los campesinos, la juventud y la intelectualidad. El PCC se propuso ampliar su impacto político desde el trabajo de base, y para ello incrementar la creación de las organizaciones de base -células- del Partido.

Mella fue elegido, con solo 22 años, miembro del Comité Central del PCC junto con su maestro Carlos Baliño de 77 años, cinco trabajadores y otro militante de oficio intelectual, los acompañarían en esa primera dirección partidista. La militancia en el Partido de los comunistas vincula definitivamente a Julio Antonio Mella con el trabajo político diario, en el seno de la clase obrera y del pueblo.

El Partido

El Partido Revolucionario Cubano creado en 1892 por el Héroe Nacional José Martí Pérez, sería para Mella su primer modelo de partido, en rechazo a la partidocracia corrupta en que devino el pulseo político en la república neocolonial. Como martiano, el carácter colegiado, la unidad orgánica, ideológica y política, construida en pleno ejercicio democrático para unir todos los patriotas en la tarea emancipatoria, sería para Mella el referente por excelencia del Partido de la Revolución.

En 1848 en el Manifiesto del Partido de los Comunistas, Carlos Marx había defendido la necesidad de un partido de los comunistas, pero su certeza naufragó en medio de las pugnas políticas, y los reformismos proburgueses de la socialdemocracia europea de finales del siglo XIX y principios del XX. En las filas del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, el marxista Vladímir Ilich Uliánov, quien se conocerá como Lenin, asumió la tarea de crear el partido comunista de nuevo tipo, el Partido Bolchevique.

A Mella, Lenin le aportó el modelo del Partido Bolchevique. También una organización colegiada, de unidad orgánica, ideológica y política, con la misión de imprimir un carácter consciente y organizado al movimiento obrero, y llevarlo al asalto y la toma del poder político. Pensada por Vladimir Ilich desde la formación, la construcción y acción democrática de consensos.

Las actas del congreso fundacional del Partido cubano, dejan constancia de cómo el joven pregunta sobre la organización del trabajo partidista. Su profusa obra educacional desde El Machete, el órgano del Partido Comunista Mexicano (1927-1929) (5), confirman cuanto creció en concepto leninista y criterio organizacional. En tanto, se hace evidente en las reflexiones que refiero, la fértil articulación por las esencias de las matrices partidistas de Martí y Lenin.

Mella defendía la posición principista sobre la disciplina que Martí -en combinación de mesura y firmeza- no dudó en ejercer, enriquecida con la concepción leninista del centralismo democrático. Este hacer se alejaba diametralmente del centralismo autoritario, el mandonismo, el voluntarismo y la negación de la democracia interna, que se instauró en el Partido soviético, en la Internacional Comunista y en el movimiento comunista internacional, a partir del triunfo de Iósif Stalin (1878-1953) y sus seguidores, en el XIV Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética (1925).

La concepción de sometimiento y anulación del pensar, de la iniciativa decisoria y el protagonismo de los sujetos, tanto en aras de “la gran causa”, como en función del interés “del Partido” y su corolario de adoración al “gran líder” –a su vez transmutada en obediencia a los dictados de la burocracia partidista-, paralizó el aporte crítico y propositivo de los militantes, sus organizaciones y las bases colectivas, y sería un modo de actuación fuertemente cuestionado por Mella.

La imprescindible “unidad de pensamiento en el Partido” será para el joven líder un proceso de “creación” en el que debe participar toda la militancia y el pueblo revolucionario: “Esta labor-insistía- no es solamente del Comité Ejecutivo y de la redacción del órgano oficial del Partido, sino que ha de ser también obra de los locales del Partido, de las células en las fábricas, de los simpatizantes en general” (6).

Junto a la defensa de la “necesidad de una dirección, de una disciplina…”(7), Mella postula también la necesidad “de un estudio, de un perfeccionamiento diario en la acción y la teoría, para servir mejor la causa”(8).

La labor de los militantes

Para Julio Antonio la más trascendente tarea del Partido era la de “construir la vanguardia inteligente del proletariado. Pues no “basta QUERER emancipase” había “que saber” hacerlo. ¿Qué es un comunista? se preguntaría Mella , para responderse: “El revolucionario sincero que acepta el programa del Partido y contribuye diariamente con su trabajo a realizarlo”(9).

Mella privilegia la labor directa de los militantes persona a persona: “cada miembro del Partido debe ser un propagandista diario y eficaz”… El comunista que no lleva un poco de convencimiento a alguien en los días que pasan entre junta y junta es un comunista inútil, una rémora” (10). Había que estar preparados para “comprender y dar satisfacción al anhelo justo de las multitudes” (11).

Para Mella resultaba fundamental la labor de formación cultural y política dentro del Partido. Tanto el “obrero inculto” –en el sentido de la instrucción educacional y la cultura política que necesita un revolucionario- como el intelectual reformista que no ha roto el puente que lo une a la burguesía, son sujetos que deben ser reeducados dentro del Partido. Y propone: “Enseñar a los obreros lo que es el socialismo como crítica, como organización, como ciencia, y pone al no obrero en contacto con la masa trabajadora, en la célula, en el comité, en la local, en el campo, en la distribución de propaganda. He aquí el trabajo que hará al partido verdadera vanguardia de la clase obrera y campesina”. Esta labor de crear trabajadores de la Revolución hará al partido fuerte y de un solo haz, irrompible en la lucha de hoy y capaz mañana de realizar su misión desde el poder” (12).

El liderazgo del Partido, la formación y el trabajo de los cuadros

Mella encuentra en Martí los valores del liderazgo revolucionario. Para Mella es ineludible, más en la tradición y cultura carismática de nuestros pueblos, el papel de las personalidades en la historia, y el lugar de los líderes revolucionarios. Así confiesa en sus Glosas dedicadas a pensar a Martí, la emoción que siente por las grandes figuras de la historia, y cita al Apóstol cuando afirma que “todas las grandes ideas tienen su Nazareno” (13).

Con Martí, Julio Antonio llega a una concepción histórica superior sobre el liderazgo. Entiende que más que un líder, la Revolución precisa de construir el liderazgo de un Partido revolucionario para hacer la Revolución. Martí en plenitud de liderazgo, consciente de ese liderazgo, es el primer conductor de un movimiento de liberación nacional que ve la necesidad de crear un Partido político, que ve la oportunidad de multiplicarse y perpetuarse en ideas y acción en una organización partidista de nuevo tipo, superadora de los esquemas partidistas liberales, y lleva a feliz término la fundación del tal ente partidista.

Los aprendizajes martianos y leninistas, los ratifica Mella en su propia praxis de trabajo partidista. En particular Julio Antonio comprendió que la construcción del liderazgo del Partido Comunista, precisaba como elemento central la formación y el trabajo con los cuadros.

De la mano de Lenin que aboga por la necesidad de la formación de “revolucionarios profesionales”, Mellalaboró porcrear y formar los trabajadores de la Revolución”. Sin dudas Mella adelanta en certezas las reflexiones de Antonio Gramsci (1891-1937), sobre la necesidad de que los cuadros del Partido se forjen como intelectuales orgánicos del proletariado.

No todo lo determinan las circunstancias. Ni se resuelve con sentido de clase, buena voluntad e ímpetu revolucionario.El estudio resultaba para Mella una condición de principio en todos los militantes y en los cuadros un deber ineludible. Sus compañeros recuerdan el especial cuidado que concedía a la preparación teórica.

Más, no siempre la causa justa, la honestidad, la buena teoría, estrategia o táctica política, hallan la oportunidad histórica. La debilidad o la fortaleza operacional de las resistencias -incluso dentro del propio Partido de la Revolución-, también deciden:

La práctica del hacer revolucionario, el trabajo concreto de masas, precisan de la madurez de los sujetos de dirección, de la inteligencia, la audacia y el carisma de sus promotores. Julio Antonio Mella comprendió esta realidad y con agudeza proclamaba: “donde cambia el aspecto de la cuestión es cuando hay que practicar las frases. Entonces se da uno cuenta del gran abismo que va de la realidad a la teoría” (14).

Mella no asumió el criterio de “funcionario” para el cuadro profesional del Partido, concepto creado por el liderazgo estalinista tras eliminar a los cuadros leninistas, burocratizar la dirección del Partido y fundirla con el Estado. Tampoco se plegó a los métodos de ordeno y mando. Nada, en el martiano y leninista Julio Antonio, podía ser “funcional” a la jerarquía burocrática partidista que fue minando a la Internacional y a los partidos comunistas. Esta realidad le creó al joven líder cubano, un conflicto creciente de principios, enfoque y métodos dentro del movimiento comunista del momento.

Mella, praxis y contemporaneidad

Preservar el carácter de vanguardia lúcida, organizada y combativa del Partido Comunista, en la lucha revolucionaria; asegurar la solidez y unidad orgánica e ideológica de sus cuadros, militancia y organizaciones; y el cuidar y profundizar constantemente la estrecha vinculación de los comunistas con las masas, con su sentir y necesidades históricas; constituyen las tres ideas centrales que recorren la concepción de Mella sobre el Partido.

Los esfuerzos de Julio por poner en práctica los criterios más revolucionarios, el cómo enfrentó y venció las contradicciones dentro de las propias filas del movimiento comunista de la época, cómo hizo para sobreponerse a la separación del Partido, a esa y otras sanciones y exclusiones, pelear su reincorporación, avanzar sus propuestas y nunca renunciar a la lucha revolucionaria y al honor de ser militante del Partido Comunista; conforman una historia que merece ser más conocida, y a la que dedicaremos en este año centenario otras entregas.

En este inicio del 2025 de frente a los retos que ya asumimos y los que aún están por develarse, el recordar y estudiar a Mella en su hermosa intransigencia y entrega revolucionaria, en lo que pensó hacer, en lo que dejó escrito, y en lo que pudo concretar en las circunstancias históricas nacionales e internacionales en que las que nació y peleó el primer Partido Comunista, constituye un ejercicio de obligada reflexión para entender el presente y su prospectiva.

Acredito que Julio Antonio Mella es imprescindible para pensar el Partido de la Revolución Cubana y el socialismo en el Siglo XXI.

Notas

1 Nació en la ciudad de La Habana, el 25 de marzo de 1903.

2 Vladimir Ilich Lenin: ¿A qué herencia renunciamos? Obras Escogidas, Tomo I, Edición: Progreso, Moscú 1961. Digitalización: Koba. Distribución: http://bolchetvo.blogspot.com, p 40. En: https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe3/lenin-obras-1-3.pdf,

3 Julio Antonio Mella: Editorial de “Juventud” , en Mella Documentos y Artículos, Editorial de Ciencias Sociales La Habana, 1975, p 79.

4 Falleció el 21 de enero de 1924.

5. Ver: Raquel Tibol: Julio Antonio Mella en El Machete, Casa Editora Abril, La Habana, 2007.

6. Julio Antonio Mella: “Cursillo para corresponsales”, en Mella Documentos y Artículos, Ob.cit.p.288.

7. Julio Antonio Mella: “Nuestras enfermedades infantiles”, en Mella Documentos y Artículos, Ob. cit.p.427.

8. Julio Antonio Mella: “Nuestras enfermedades infantiles”, en Mella Documentos y Artículos, Ob. cit., p 427.

9. Julio Antonio Mella: Glosas al pensamiento de José Martí, en Mella Documentos y Artículos, Ob. cit., p. 273.

10. Ident. ant. Julio Antonio Mella: “Proletarios de todos los países, uníos…”, en Mella Documentos y Artículos, Ob. cit., p. 200

11. Julio Antonio Mella: “Mensaje a los compañeros de la Universidad Popular”, en Mella Documentos y Artículos, Ob. cit., p 229.

12. Julio Antonio Mella: “Nuestras enfermedades infantiles” en Mella Documentos y Artículos ,Ob. cit. P 428

13. Julio Antonio Mella: Glosas al pensamiento de José Martí, en Mella Documentos y Artículos, Ob. cit., p. 273.

14. Julio Antonio Mella: “Proletarios de todos los países, uníos…”, en Mella Documentos y Artículos, Ob. cit., p. 200

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.