«El hombre del pueblo enviado al presidio, se encuentra en su propia sociedad, o tal vez en una sociedad más elevada. Es mucho, ciertamente,
lo que pierde: el país natal, la familia, etc., pero su ambiente es el mismo.»
-Fiódor M. Dostoievski
Preludio
Fue ayer, último viernes de este septiembre de pesadumbres, que muchos supieron que la fórmula anticorreísmo versus correísmo es inservible como química del éxito político prolongado, apenas sirve para ganar unas elecciones que se creían perdidas, pero es de esos triunfos que por su sabor a desquite tienen amarguras perceptibles que no están ahí sino en la memoria de reales y supuestas ofensas antiguas por aquella gobernanza efectiva aun con errores e injusticias. Hoy las distancias de aproximación favorable a barrios y parroquias de necesidad son imposibles de recorrer en apariencia, sea por terquedad ideológica o porque cierto grupo social jamás cede privilegios. Ni a ruegos ecuménicos.
Tú te crees que metes cabra porque ladras cuando hablas1
El 29 de septiembre hacia el mediodía se supo del motín en la antigua Penitenciaría del Litoral, con el paso de las horas se empezó a conocer la dimensión del problema. La cifra de la tragedia ha quedado en decenas de asesinados. Por comentarios pescados a vuelo de pájaro se sabe que algunos de los asesinados estaban por delitos de poca significancia o estuvieron en el sitio equivocado. Aquello que haya sido, ya es irremediable, fueron matados en un territorio excepcional, porque el Estado ecuatoriano no pudo (o no quiso) garantizarles sus vidas. ¿Y ahora las autoridades ecuatorianas cómo les responden a sus familiares? Silencio sepulcral. O farándula mezclada con ejercicio del cargo gubernamental. O frases malaventuradas: “¡qué se maten entre ellos!” Antes había ocurrido y los asesinatos aumentaban, pero se esperaba el milagro que la crisis del sistema penitenciario se acabara por sí mismo, Sin embargo volvió y para peor. Se da esta cifra sujeta a corrección hacia el aumento: 118 personas asesinadas.
Así son las cosas, lírica mala, mañosa
Se la escuché en una entrevista a Pedro Granja, activista de los Derechos Humanos, antes la comentaban con una resignación unas mujeres en la espera del Registro Civil de Esmeraldas, o el joven desharrapado que mostraba un periódico gritando: “¡esto no ocurría con Correa!” Confieso que no sé a qué se refería, tampoco le pregunté. Y ya están con la cantaleta responsabilizando del desastre a… él. A Correa. Aquellos que no nos inscribimos en esa absurda polarización de anticorreísmo versus correísmo sentimos que es la excusa idiota hasta para justificar los malos resultados de nuestro equipo de fútbol favorito. ¡Encabronamiento a 100 °C! Punto de ebullición de la insatisfacción popular. Aunque hay sectores de la ciudadanía que aún comen de aquello que brinda la propaganda corporativa. ¿Y qué? Acaso “una mentira repetida tantas veces…” Así es, el contrabando de mentiras se naturalizó como verdad a veces inapelable. Es enfermizo eso de andar explicando que no uno es como es y tiene libertad de aplaudir o reprobar a quien, diablos, se quiera. Sea quien sea. Mientras ocurre ese esparcimiento de basura ambiental de odiosidades se deterioran los servicios estatales.
Por qué será que el que menos puede / Es el más guasa que habla, pero entretiene
Es como el desastre que fue anunciado en clave de desacuerdos ciudadanos pendejos y ya los padecemos. Ahora mismo y en las mismas jornadas (en el 2021), porque nos devuelve a la desesperanza de décadas pasadas que acarrearon gente hacia la migración, se siente como pesimismo social indiscutible y convidando a la resignación. Esta semiología sociológica tiene el límite descriptivo de las propias palabras de este jazzman. Y en las de mujeres y hombres según cómo les va en este carnaval miserable. Es la calle melancolía de Joaquín Sabina, pero extendida al Ecuador con más o menos impacto emocional. Y no hay barrios de la alegría cercanos para mudarse. Cabe, entonces el cimarronismo ancestral y combativo: ¡la lucha es aquí y ahora! Aunque en estas geografías equinocciales no hay, la imaginación no nos engaña: llegó el otoño de todos los patriarcados sociales y políticos (y de repente, culturales) que gobiernan o están en cola esperando turno. La palabra al Gabo: “…el rudo embajador Mac Queen le replicó que ya no estamos en condiciones de discutir, excelencia, el régimen no estaba sostenido por la esperanza ni por el conformismo, ni siquiera por el terror, sino por la pura inercia de una desilusión antigua e irreparable, salga a la calle y mírele la cara a la verdad, excelencia, estamos en la curva final, o vienen los infantes o nos llevamos el mar, no hay otra, excelencia…”2 En el caso del Gobierno ecuatoriano sustituyan al “rudo embajador Mac Queen” por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y para todos los Gobiernos americanos, “salgan a la calle y mírenle la cara a la verdad”.
Deje
el tirirí tarará que yo estoy viejo pa’ eso, ya
métele como
es o no le meta naa’
Este culpar a Rafael Correa de todos los problemas del Ecuador deja el hándicap lógico y desesperado: que él retorne a solucionarlos. El triqui-traca no paró en el cuatrienio del presidente Boltaire y continúa por perniciosa inercia o quizás para disimular enraizados intereses de clase y grupo sociales a los cuales no se quiere que cumplan con los mandatos legales, por ejemplo uno de los más importantes: pagar sus impuestos, En vez de cobrarles los tributos de ley, se les suplica filantropía. Este jazzman no bromea.
¿A dónde quieren llegar las autoridades gubernamentales ecuatorianas? De esa a esta otra pregunta. ¿Por eso me acordé mis lecturas, de los libros de GGM? Quizás, pero no es Macondo. Acá no ocurren los absurdos maravillosos combinados con la realidad más pedestre. Salir a la calle y mirarle directamente el rostro a la realidad (o a la verdad social) que quizás es de Macondo, pero mucho más de Comala3. Esta Comala andina, costera y diversa. Este conjunto de circunstancias (comaltecas) transcurre en nuestro país cuyos servicios se deterioran sin remedio, sus instituciones las que sean se vuelven fantasmales, sus gobernantes están en otro lado (en otro patín se rapea en el barrio) y sus voceros propios y prestados explican la dimensión culposa del correísmo. Se desgañitan. ¡Por Dios! 118 ánimas piden una caridad de justicia del Estado ecuatoriano. (A sus familiares les espera el purgatorio sin fin del olvido estatal, porque la culpa es de… ya se sabe).
Ninguno puede, ninguno apunta / A encontrar de esta sandunga
A esta hora con los afiches de la campaña electoral aún frescos se dice que el índice de confianza popular, en las probables mejoras del Gobierno de G. Lasso, está alto y también su credibilidad. Es un tilín-tilín repicado todos los días para que se convierta en artículo de fe. Estas dudas colectivas son válidas: ¿son estadísticas de y para el horóscopo personal o del Gobierno? Este jazzman se tropieza con la incredulidad en los primeros pasos por las calles de mi ciudad. Y no debo ser el único. La desesperación está en la mirada de las personas que esperan el bus y un mal chiste se responde con sonrisas que no tienen otro propósito que hacer un brekendito (de break) al desasosiego de ese lunes 27 de septiembre, 48 horas antes de la masacre en la Penitenciaría del Litoral.
De hacerle caso a Sara España que reporta desde Guayaquil, ella escribe que “En 2018, los homicidios no llegaban a 1.000 al año en todo el país y la cifra ha ido creciendo año a año hasta los 1.427 asesinatos anotados este 2021 en nueve meses…”4 El combo de expertos en seguridad la canta en coro: “disputa de bandas de narcotraficantes en conexión con carteles de otros países”. Es posible, pero no se sabe si es la siembra o la cosecha criminal en un país cuesta abajo en su rodada. El sistema carcelario ecuatoriano es la muestra funesta del total social y político: desinstitucionalización planificada del Estado, desmadre político en los niveles de gestión estatal y crisis económica tenebrosa. Y ahora la violencia se afinca en las ciudades con su cuota de calamidad en las familias, alertas impensables y nerviosismo colectivo. ¿El futuro del país? Una broma macabra.
No hay perdón pa’ nadie sigo dando puercos / Parte de nuevo, la clave la suelto, la cojo y me la llevo
¿Es el segundo tiempo del Gobierno Bolteriano? Muchos creemos que sí. Y por ahora acertamos. Con las mismas estrategias comunicacionales que se resumen así: la culpa es de R. Correa. O el correísmo. O un fantasma parecido.! ¡Ayúdanos Freud!, paráfrasis a Ricardo Arjona. (118 PPLs asesinados). Son 40 mil PPLs (persona privada de libertad) en el sistema carcelario. Absolutamente abarrotado. Sara España de El País: “A lo que se añade que más del 40% de los encarcelados no tiene ni siquiera sentencia. Están siendo procesados pero no han recibido condena”. O sea 16 mil personas. ¡Qué fallo terrible!
El Estado ecuatoriano reconoce a las personas privadas de libertad “Contar con los recursos humanos y materiales necesarios para garantizar su salud integral en los centros de privación de libertad”. Artículo 51 de la Constitución de la República. Pero además: “Se reconoce y garantizará a las personas: El derecho a la inviolabilidad de la vida. No habrá pena de muerte”. Artículo 66. 118 personas asesinadas. La cantinela continúa: anti correísmo versus correísmo. Es como atisbar la mortalidad confundiéndola con navidad. El cómo gobernar desde un dogma fe ya no es posible ni será porque necesidad y hambre son y serán los consejeros del descontento. La calle está como pedernal para que la yesca de la impaciencia popular haga saltar chispas. Así se empecinen a culpar a quién sea.
“Memoria de la casa muerta” es un un préstamo del título de la novela de Fiódor M. Dostoievski: en ruso, Записки из Мёртвого дома. En Occidente se ha vendido como El sepulcro de los vivos y también como Recuerdos de la casa de los muertos. La cita inicial de Dostoievski pertenece a dicho libro.
Notas:
1 Tego Calderón de ahora en adelante todos subtítulos corresponden a frases de sus temas urbanos.
2 El otoño del patriarca, Gabriel García Márquez, Editorial Club BRUGUERA, p. 101.
3 Escenario geográfico escogido por Juan Rulfo para su novela Pedro Páramo.
4 El País (el periódico global), edición digital del 2 de octubre de 2021, 19:31 ECT.
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