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Antiterroristas encarcelados en EE.UU.

Mientras la justicia no está conseguida, se pelea

Fuentes: Rebelión

Alrededor de las 5:30 AM del 12 de septiembre de 1998, el FBI de los EE.UU. detuvo a varios cubanos, entre los que figuraban los licenciados en Relaciones Internacionales Gerardo Hernández Nordelo y Fernando González Llort, el piloto e instructor de vuelo René González Sehwerert, el licenciado en economía Ramón Labañino Salazar y el ingeniero […]

Alrededor de las 5:30 AM del 12 de septiembre de 1998, el FBI de los EE.UU. detuvo a varios cubanos, entre los que figuraban los licenciados en Relaciones Internacionales Gerardo Hernández Nordelo y Fernando González Llort, el piloto e instructor de vuelo René González Sehwerert, el licenciado en economía Ramón Labañino Salazar y el ingeniero civil Antonio Guerrero Rodríguez.

Horas después, el FBI informó de la operación a los congresistas de origen cubano Ileana Ross Lehtinen y Lincoln Díaz Balart, ambos de reconocida posición contra su país de origen.

El 21 de septiembre, los detenidos fueron acusados ante la Corte Federal de Miami por «trabajar como agentes del gobierno de Cuba». Siete días después, René y Antonio resultaron los primeros en ser confinados al llamado hueco, celda de castigo donde los mantendrían 17 meses.

La misión de los Cinco era evitar acciones terroristas, para lo cual penetraron agrupaciones contrarias a la revolución cubana y observaron a los extremistas de Miami.

Era solo el comienzo de una bochornosa cadena de arbitrariedades halada por el odio irracional de la extrema derecha cubano-americana y del gobierno autoproclamado defensor mundial de los derechos humanos.

El 19 octubre de aquél año, el Comandante en Jefe Fidel Castro explicó, en entrevista concedida a la CNN en Lisboa, que Cuba tiene el derecho de defenderse de acciones criminales planeadas en territorio estadounidense con absoluta libertad y con el respaldo de las autoridades de la mayor potencia mundial, y destacó que a la Isla no le interesa información alguna de asuntos estratégicos de los EE.UU.

Los abogados de la defensa insistieron en la necesidad de que no fuera Miami la sede del juicio, pues allí, precisamente, operaban los más connotados terroristas y ejercían amplia influencia en la vida de la urbe. No obstante, ignoraron tales argumentos.

Y no sólo ellos. Por ejemplo, se sabe que Lawrence Wilkerson, quien se desempeñó como jefe del equipo de Colin Powell durante su etapa como Secretario de Estado (2001-2005), comentó que era imposible que los Cinco tuvieran un juicio justo en aquella ciudad.

Defensores y víctimas basaban su demanda en el más elemental razonamiento; no sabían entonces que el gobierno de EE.UU., mediante el Buró de Gobernadores de Transmisiones (BBG), su agencia de propaganda oficial -y no se por qué recuerdo ahora a Joseph Goebbels y a Adolf Hitler- pagaban secretamente a influyentes periodistas de Miami para crear una atmósfera pública perjudicial para los detenidos. Esto, a pesar de que la Ley Smith-Mundt, de 1948, prohíbe al gobierno estadounidense financiar actividades para ejercer influencia y hacer propaganda dirigida a la opinión pública local.

No es resultado de la casualidad que periodistas ligados a la extrema derecha del llamado exilio cubano, autores de virulentos trabajos periodísticos, aparezcan en documentos que revelan las generosas recompensas recibidas del Buró de Radiotransmisiones del Gobierno (BBG).

Entre esos mercenarios podemos citar a Pablo Alfonso y Ariel Remos, autores de ponzoñosos artículos
Pablo Alfonso, veterano reportero de El Nuevo Herald, recibió pagos de BBG por $58 600.00, precisamente durante el proceso de acusación de los Cinco, en el período comprendido entre el 1 de noviembre de 1999 y el 3 de diciembre de 2001. Pero esa cifra es parcial, pues el «señor» Alfonso cobró, hasta el 22 de agosto de 2007, un total de $252 325.00.

Mientras, Ariel Remos, viejo periodista del Diario Las Américas, recibió, entre el 1 de noviembre de 1999 y el 9 de febrero de 2001, $10 400.00, y, en total, hasta el 20 de noviembre de 2006, $24 350.00.

En exaltados y sensacionalistas artículos, Alfonso y Remos insistían en que debían condenar a Fidel Castro por el «asesinato» de los recurrentes violadores del espacio aéreo cubano. ¿Qué pasaría si una nave aérea cubana sobrevolara territorio norteamericano sin consentimiento de las autoridades correspondientes de esa nación?

Solo cuatro días después del arresto de los Cinco, sin fundamento alguno, Pablo Alfonso vinculó en la prensa a esos jóvenes con el mal, en un artículo publicado en El Nuevo Herald, titulado «Posible Alianza con el Terrorismo.»

Gerardo Hernández Nordelo, quien estaba en Miami cuando ocurrió el derribo, en aguas cubanas, de las avionetas de la organización terrorista Hermanos al Rescate, y, por tanto, no pudo participar y no participó en el hecho, fue acusado, por ese acontecimiento, por «conspirar para cometer asesinato».

Pero no solo los citados «profesionales» de la prensa recibieron importantes sumas por participar en la vergonzosa campaña:

Wilfredo Cancio Isla, recibió $4 725.00 del 30 de septiembre de 2000 al 3 de diciembre de 2001, precisamente durante el proceso de acusación a los Cinco, y en total le pagaron $21 800.00, hasta el 20 de noviembre de 2006.

Entre otros, cobraron también:

Enrique Encinosa, defensor de los ataques con bombas a hoteles cubanos, quien se jacta de «estar involucrado en organizaciones paramilitares en contra de Castro».

Julio Estorino, empleado del gobierno de EE.UU. y miembro de la denominada Junta Patriótica Cubana, que propugnaba la violencia contra Cuba.

Alberto Müller, quien formó el Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE), autor de ataques terroristas dentro de Cuba. Se infiltró en 1961 para tratar de organizar acciones en el Escambray, antes de la invasión de la Brigada 2506. Fue capturado, condenado y luego de 20 años en prisión, se convirtió en reportero en Miami.

(Con razón, Andrés Gómez, director de la revista Areito, ha dicho: «¡Ay de los que en Miami estamos sometidos diariamente a las mentiras y engaños de los medios de prensa sobre Cuba y todo lo relacionado con Cuba! ¡Ay de aquellos que en los medios de prensa en Miami, en los asuntos relacionados con Cuba, han asumido la mentira como razón de ser!»).

Pero no fueron solo los personajes citados quienes participaron y participan en la manipulación de la verdad sobre el caso de los Cinco, ni lo hacen únicamente desde territorio de EE.UU.

De manera más o menos abierta, a veces con cierta sutileza, se nota la intencionalidad de crear opiniones negativas acerca de los Cinco y de la Revolución, en ocasiones con ironía o con irrespeto absoluto por la verdad.

Un farsante irremediable, connotado mentiroso, asalariado de la mafia miamense y aliado del gobierno de los Estados Unidos, Carlos Alberto Montaner, ha sido, y es, uno de los «intelectuales» al servicio de la campaña contra los Cinco.

René González, como sus otros cuatro compañeros, no claudicó, sin embargo, el señor Montaner, en un artículo publicado en octubre último intentó influir en él para que traicione la patria a la que defendió en las mismas entrañas del imperio y por la que padeció más de una década de prisión. Montaner no sabe de conciencia, ni de ética.

Los plumíferos que han servido a la maquinaria contra la causa de los Cinco, lo hacen también contra la Revolución toda.

Este Carlos Alberto, al cual los amigos dominicanos impidieron hace unos años pronunciar su profanadora conferencia «La segunda muerte de José Martí», se esfuerza ahora, de manera especial, en sacar partido de lo ocurrido en Libia, «descubre» similitudes con la Revolución cubana, para lo cual, por supuesto, debe ignorar todas las profundas diferencias esenciales, empeñado en augurar, otra vez, el próximo fin del socialismo cubano.

No obstante, como advirtió Fidel en 1999, Internet es un arma de penetración ideológica empleada por los Estados Unidos y sus aliados, es cierto; pero en nuestras manos sirve, también, como instrumento poderoso para difundir nuestras ideas y nuestra verdad, la verdad.

Lejos aun de lo óptimo, una búsqueda, este viernes, por ejemplo, nos dice de la existencia en la red de 15 mil 900 documentos que califican de espías a los Cinco; pero, al mismo tiempo, 85000 se refieren a ellos como antiterroristas. Por supuesto, no se trata de un estudio completo, pero ilustra.

Los Cinco son símbolo, impedir su liberación, atacarlos, es también agredir a Cuba.

En fecha reciente, mientras crece la condena a la demora de la unificación geográfica de la familia de René González, este «caballero» Montaner (y ahora recuerdo a José María Aznar), se refiere a Olga Salanueva como «su mujer, que también es un agente de inteligencia», con el claro propósito de santificar la injusticia de mantener al patriota lejos de los suyos, y demonizar a quien permanece impedida de compartir con su esposo.

Como en tantas ocasiones ha advertido Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento cubano, Barack Obama tiene la autoridad legal suficiente para liberar a los Cinco. Está en sus manos la decisión y la posibilidad de solucionar la disyuntiva de pasar a la historia como un hombre justo o como una marioneta conducida por los hilos de la extrema derecha.

Más de una década después del encarcelamiento, el ex- presidente Jimmy Carter afirmó: «Creo que no hay razón para mantener a los Cinco cubanos en prisión, existen dudas en las cortes de EE.UU. e incluso entre las organizaciones de derechos humanos en el mundo. Ahora, ellos han estado en prisión 12 años, y espero que en un futuro cercano sean puestos en libertad para retornar a sus hogares.»

El secuestro de los Cinco, su injusta y bochornosa condena, es fruto de la manipulación, de oscuros intereses, de la labor degradante de periodistas que alquilan su cerebro y secundan lo que se trama en tinieblas.

Confío, no obstante en que el siguiente fragmento, tomado de un libro que pertenece a la cultura de la humanidad, más que a los religiosos únicamente, sea comprendido y materializado:

«Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.» (Versículo 12, San Lucas).»

Ninguna voz es débil para la lucha de pensamiento. Los periodistas cubanos tenemos la responsabilidad de afianzarnos, cada vez más, en la primera línea, sin pausa, porque, dijo aquél hombre extraordinario que tenía de Bayamo el alma intrépida y natural: «Mientras la justicia no está conseguida, se pelea.»

* Intervención del autor, MSc. Eugenio Pérez Almarales, periodista y profesor de la Universidad de Granma, Cuba, en el espacio de reflexión En nombre de la paz, en la delegación provincial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. Bayamo, Monumento Nacional. 5 de noviembre de 2011.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.