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Miguel Enríquez: la radicalidad de pensar el futuro

Fuentes: Rebelión

Con este título, hace poco más de diez años, unas quinientas personas nos dábamos cita en la Universidad de Concepción con el propósito de desarrollar una instancia de reflexión académico-política sobre el legado del líder del MIR. Dicha actividad, impulsada por un grupo de amigos penquistas, militantes o simpatizantes rojinegros, buscaba discutir en clave contemporánea […]

Con este título, hace poco más de diez años, unas quinientas personas nos dábamos cita en la Universidad de Concepción con el propósito de desarrollar una instancia de reflexión académico-política sobre el legado del líder del MIR. Dicha actividad, impulsada por un grupo de amigos penquistas, militantes o simpatizantes rojinegros, buscaba discutir en clave contemporánea los aportes de «Viriato» y sus compañeros. Llegaron participantes de varios rincones de Chile al auditorio de la Facultad de Medicina, mismo lugar que había acogido a Miguel como estudiante en los años 60′.

El título no era antojadizo, pues siempre que se evoca a Miguel, se hace en perspectiva de futuro. Sin acuerdo previo, los homenajes que se realizan en distintas partes del mundo, se proponen no caer en el martirologio de la derrota ni en el lamento (cabe reconocer que no siempre lo logran). Sin embargo, no cabe duda que pensar en Miguel es pensar en el futuro; es pensar en la construcción de una sociedad distinta. Es rebelarse ante el conformismo.

Hoy a 40 años de su muerte, a 40 años de esa jornada épica de resistencia en la calle Santa Fe de San Miguel, su legado nos vuelve a interpelar, su memoria vuelve a recorrer las calles de Concepción, las aulas del Liceo Enrique Molina y los patios de la Universidad de Concepción, todos lugares donde se forjó su temple rebelde. Hoy Miguel vuelve a ser patrimonio de las izquierdas que luchan y se erigen indómitas ante la injusticia.

Entonces, ¿cuál sería el legado de Miguel Enríquez a 40 años de su caída en combate? Creo que hay 3 cuestiones fundamentales:

Primero, la promoción de una ética de las convicciones y una consecuencia a toda prueba. Miguel se comprometió con la causa de los pobres del campo y la ciudad y se dedicó a ello con incondicionalidad. Se movía por convicciones. Qué importancia tiene eso hoy, cuando la política se ha transformado en el imperio de las negociaciones y consensos cupulares. Que importante es eso hoy, cuando se nos ha enseñado que la política se hace en la medida de lo posible. Que importante es remecer las estructuras, correr las fronteras del sentido común imperante. Cuan necesaria es hoy la rebeldía de Miguel.

En segundo lugar, Miguel contribuyó decisivamente a levantar una organización política, que ofreciera al pueblo chileno una alternativa para superar la dominación y transformar sus vidas. Abandonó la trinchera de los convencidos y apostó por la convergencia de los esfuerzos revolucionarios yendo a debatir y convencer a muchos otros y otras. No olvidemos que el MIR nace de la confluencia de una serie de pequeños grupos, hasta ahí de nula incidencia en la actividad política, para transformarse en una organización de gran masividad y protagonista indudable de la historia reciente de Chile.

Por último, aportó una visión no dogmática del marxismo, incorporando las lecturas de intelectuales latinoamericanos. Esto le sirvió además para rebelarse ante el burocratismo e idear nuevas categorías de análisis, que remecieron a la izquierda chilena. A veces se confunde el respeto al legado de Miguel, con la asimilación mecánica y acrítica de sus tesis política o con el apego irrestricto a una identidad, discurso y estética determinada de «lo mirista». Nada más lejano a la praxis política e intelectual de Miguel, que la inercia o la comodidad del panteón de las certezas.

Por ende seguir su ejemplo no pasa por repetir cíclicamente sus discursos como si nada hubiera pasado, como si nada hubiésemos aprendido. Pensar el futuro con radicalidad, es apostar por incidir en el plano político, superando las concepciones esencialistas, netamente identitaria y testimoniales. La radicalidad de pensar el futuro, es la fuerza que tuvo Miguel para construir una herramienta al servicio de las causas populares. Ese es su legado, esa es nuestra tarea histórica.

 

San Miguel, octubre de 2014

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.