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Montserrat Roig escribía siempre

Fuentes: Diagonal

La editorial A Contravent recupera el primer periodismo de la escritora catalana Montserrat Roig coincidiendo con los 20 años de su muerte.

El catalanismo, la izquierda y el feminismo. Y podríamos añadir, también, la lucha incansable contra el olvido y la desmemoria. Estos son los ejes que motivaron la trayectoria de la escritora y periodista catalana Montserrat Roig (Barcelona, 1946-1991). El 10 de noviembre se cumplieron 20 años de la muerte de una autora conocida fundamentalmente por su prolífica vertiente literaria, truncada por una muerte prematura, pero de la que también es destacable una fértil trayectoria periodística de elevado compromiso político que, demasiado a menudo, ha quedado relegado a un segundo plano.

Coincidiendo con el vigésimo aniversario, las redes sociales han reivindicado estos días su legado, vigencia y pasión. El Grup de Periodistes Ramon Barnils impulsó una iniciativa en Twitter donde se recuperaron algunos de sus textos más icónicos, convertidos en mensajes de 140 caracteres bajo el hilo #MontserratRoig, que inundaron el ciberespacio. Ese mismo día, escritora y periodista fueron recordadas con más de 200 entradas en la blogosfera catalana. El músculo colectivo de la memoria volvió a contrastar, empero, con la tibieza y falta de eco que ha tenido la conmemoración en la cultura oficial e institucional.

En noviembre se cumplieron 20 años de la muerte de Roig, conocida sobre todo por sus novelas

Montserrat Roig sigue siendo recordada como la autora de grandes novelas como Molta roba i poc sabó… i tan neta que la volen! (1970) o El temps de les cireres (1977). Esta faceta literaria es inseparable de sus trabajos de investigación periodística, de sus columnas en la prensa diaria -como la del diario Avui, que mantuvo hasta el día anterior a su muerte- o en su etapa televisiva en el programa Personatges, del circuito catalán de TVE donde sufrió la censura tardofranquista de UCD. Montserrat Roig reproduce, una vez más y como suele ocurrir con los grandes nombres de la cultura catalana, el sesgo que se impone a su imagen y recuerdo: mucho más edulcorada de lo que realmente fue.

En esa línea de reivindicar una Montserrat Roig que nunca dejó de ser una periodista comprometida con su tiempo, la editorial A Contravent acaba de recuperar sus primeros artículos en prensa de la etapa 1975-1981. La recopilación, que lleva por título Diari d’uns anys (Diario de unos años), muestra sin ambages una autora culturalmente inquieta y periodísticamente incisiva. Quim Torra, editor de A Contravent, razona en el prólogo del libro que la generación de «hijos forzados del Franquismo» -expresión tomada del título de un artículo incluido en la recopilación- «me interesaban especialmente Ramón Barnils y Montserrat Roig, por su literatura, por su compromiso y porque de alguna manera eran dos periodistas que tuvieron siempre muy clara la tradición en la que se enmarcaba su trabajo. Probablemente, fueron los dos primeros en volver la vista atrás e intentar reconectar y vincularse con la tradición republicana, salvajemente destrozada».

Roig colaboró activamente con cabeceras como Mundo Diario, Tele/Exprés, Avui o Guía del Ocio, además de publicar regularmente en Treball, el órgano de propaganda del PSUC -partido en el que militó en varios períodos- donde escribía bajo el seudónimo de Capità Nemo. Abordaba holísticamente la cultura: música, cine, literatura… Sobre cultura en su sentido más amplio y también, claro está, sobre las cuestiones políticas más candentes. En un período dónde el periodismo, sobre todo el que analizaba cuestiones laborales y sociopolíticas, era un coto vedado y exclusivo para hombres -¿no lo sigue siendo hoy, en gran medida?-, Roig destaca por encima de muchos de sus coetáneos masculinos con artículos contundentes, documentados y atrevidamente valientes.

«La lucha por la liberación no culmina con la desaparición del amo, sino con su muerte moral», escribió Roig

Cronista de un tiempo y un país, en la recopilación editada por A Contravent podemos encontrar apuntes sobre recitales como el ofrecido por Raimon en el Palau d’Esports de Barcelona el 30 de octubre de 1975, pocos días antes de la muerte de Franco. Se puede leer -«La Trinca también es Cataluña»- una encendida defensa de La Trinca como expresión de la cultura popular catalana frente a la elitización promovida por la gauche divine. Y siempre reflexiones sobre la Guerra Civil – «Los cuervos de la memoria»- o inquietantes crónicas sobre la situación política del momento, como en «Marc Palmés», una denuncia abierta de las amenazas de la extrema derecha contra el histórico abogado laboralista catalán.

Catalanes en los campos nazis

En cuanto al periodismo, no cabe duda que la obra más impactante de Montserrat Roig es Els catalans als camps nazis, un documento pionero y un ejercicio de investigación mayúsculo que puso sobre la mesa una materia reservada. En el tiempo en que fue escrito, era un auténtico tema tabú: la experiencia de los prisioneros republicanos de los Països Catalans en los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La obra recoge los testimonios vivos a los que Roig pudo acceder y los ordena en un texto que es un alegato benjaminiano en favor de la memoria histórica. Impulsado por el historiador Josep Benet y redactado entre 1973 y 1976, Els catalans als camps nazis es un documentadísimo texto que, abiertamente, no pretende ser objetivo en su pretensión: está escrito desde el punto de vista de las víctimas. Haciendo añicos un largo silencio, impuesto no sólo por la dictadura franquista, la obra -reeditada en numerosas ocasiones- es un libro que documenta el horror del nazismo y que se alza contra el posterior olvido, todavía hoy demasiado espeso.

Escribía sobre cultura en su sentido más amplio y también, claro está, sobre las cuestiones políticas más candentes

Consciente de que la memoria es el antídoto que permite descodificar las derivas del presente y explorar otros futuros, Roig escribió que «los deportados me habían parecido, sobre todo, unos hombres que no aceptaban la hipocresía de las palabras, que habían llegado al fondo del pozo de la comedia humana». Era 1977 y añadía a los supervivientes: «podría haberles dicho que los deportados murieron por un mundo mejor. Pero hoy a la vista de una América Latina torturada, vistos los campamentos palestinos arrasados en el Líbano, visto como ‘el vientre inmundo de la fiera, por decirlo en términos brechtianos, todavía respira, no puedo pensar en ese ‘mundo mejor’ que ellos querían». Para concluir: «no hay duda que todos los que murieron en la deportación nazi, y los que la han sobrevivido con dignidad, son hombres y mujeres mejores. Ante la barbarie nazi, organizada para degradar la condición humana, la lucha de los deportados para resistir y mantenerse fieles a sus ideales es, para nosotros, nacidos bajo el Franquismo, extraordinariamente fecunda y esperanzadora». Para nosotros, nacidos bajo la democracia de la amnesia, también. Gracias a la misma Montserrat Roig que certificara que «la cultura es la opción más revolucionaria a largo plazo» y que «la lucha por la liberación no culmina con la desaparición del amo, sino con su muerte moral».

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Montserrat-Roig-escribia-siempre.html