Incluye entrevista de Lidia Penelo del 2010
El italiano Antonio Tabucchi, considerado un referente literario en Europa, ha muerto en Lisboa a los 68 años, víctima de una breve enfermedad, ha informado la editorial Feltrinelli en un comunicado.
El autor de Réquiem. Una alucinación (1992), cuyos libros han sido traducidos en cuarenta lenguas, fue profesor de literatura portuguesa en prestigiosas universidades de Estados Unidos y Francia y es el mejor conocedor y traductor italiano de Fernando Pessoa.
El tiempo envejece deprisa (2010) fue una de las última publicaciones del escritor [1]. En ella relata nueve cuentos en los que no abandona la temática del tiempo, primordial en su trayectoria, y trata de rendir homenaje al estadounidense J. D. Salinger, creador de El guardián entre el centeno .
El compromiso civil y el aura de misterio que predominan en su estilo literario se encuentran en La cabeza perdida de Damasceno Monteiro (1996) Tristan Muere (2004) y Se está haciendo cada vez más tarde (2001), algunas de las obras más recientes del autor, que ha sido reconocido por la crítica literaria como un maestro de las narraciones cortas.
Formaba parte del Parlamento Internacional de Escritores, una asociación de solidaridad con literatos perseguidos. Colaborador del diario italiano Il Corriere della Sera, el francés Le Monde y el español El País, inició su carrera como escritor en 1975 con la novela Piazza Italia , a la que siguieron varias antologías de cuentos.
Pero se consagró definitivamente gracias a las novelas Réquiem. Una alucinación y, sobre todo, con Sostiene Pereira (1996): ambientada en la dictadura de Salazar en Portugal, cuando el fantasma de los totalitarismos recorría Europa, fue llevada al cine por Roberto Faenza en 1996, en la que Marcello Mastroianni interpreta a su protagonista.
Con esa novela, donde, con la reiteración estilística como recurso literario más notorio, sugiere cómo las razones del pasado pueden alargarse hasta alcanzar las del presente, quien fue un europeísta tan convencido como decepcionado, obtuvo el premio Campiello, mientras que Nocturno Indiano le valió el galardón francés Médicis étranger. En 2004 recibió en España el Premio Francisco Cerecedo de periodismo. El Viareggio-Répaci en Italia; el Prix Européen de la Littérature o el Prix Méditerranée en Francia, son otros de los reconocimientos que ha recibido la obra del italiano, amante confeso de Portugal.
Tabucchi, que estaba internado en el hospital lisboeta de La Cruz Roja, será enterrado el próximo jueves en la capital lusa, según han informado los medios estatales del país.
PS. Entrevista 2010: «Tabucchi se pone de puntillas para ver mejor». El italiano vuelve al cuento y se lamenta por su país
LÍDIA PENELO BARCELONA
Público, 16/3/2010 [1]
La nostalgia es el aliño que adereza los cuentos de El tiempo envejece deprisa (Anagrama, Edicions 62), el último libro de Antonio Tabucchi (Vecchiano, 1943). «Entendemos la nostalgia como el deseo de algo hermoso que hemos perdido, pero no siempre es así. Uno de los personajes siente nostalgia por el muro de Berlín. Otro, un viejo judío rumano que está en un asilo de Israel, siente nostalgia de Bucarest. La nostalgia es un sentimiento complejo, es el contenedor de un vacío que cada uno llena como puede», argumentó el autor de Sostiene Pereira ayer en Barcelona.
Con este volumen, Tabucchi demuestra que continúa disfrutando con el cuento y que el tiempo es un tema que no ha dejado de fascinarle. Esta vez, ofrece nueve historias, un número buscado para rendir homenaje a J. D. Salinger. «Sus Nine stories son el libro de cuentos más bello del siglo XX», explicó en un español teñido de italiano y portugués.
El tiempo envejece deprisa está conectado con la época actual, que es como «una quinta estación, que probablemente no tiene nada que ver con las cuatro clásicas: primavera, verano, otoño e invierno».
A su juicio, es difícil calibrar la temperatura y el rumbo del presente, por lo que Tabucchi fabula a su antojo con el pasado y el futuro.
La mitad de los relatos del libro se desarrollan en Hungría, Polonia y Rumanía. «Me he centrado en una Europa que estuvo en el congelador hasta la caída del Muro de Berlín; en unos países que, cuando se reincorporaron a Europa volvieron con otro calendario, con un tempo distinto», comentó un escritor obsesionado con la idea de no repetirse.
A su juicio, la literatura es un termómetro que capta señales pero no analiza los indicios. Con esa idea conecta la fotografía de Philippe Rametteque ilustra la cubierta del libro, una versión moderna del cuadro Viajero ante un mar de niebla de Friedrich: «El heroísmo inútil, así titularía esa imagen. Hacer literatura es ponerse de puntillas para intentar ver un poquito más allá».
Interesado en la composición de los cuadros de Arcimboldo, en los que la figura principal se capta tomando distancia, el escritor italiano reveló que ha cocinado estos nueve cuentos «con una mirada mediterránea y sin verduras exóticas». Terminada la lectura, el lector percibe que las figuras singulares creadas por el autor son el reflejo de esa «quinta estación» que tanto recelo le despierta.
El futuro de Europa
Invitado por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona para cerrar el ciclo de conferencias Pensar el futuro, que abrió Orhan Pamuk en enero, Antonio Tabucchi, a pesar de ser un europeísta convencido, mostró su de-silusión «al ver que los ideales de los padres fundadores de Europa se han arrinconado. Hoy, a los dirigentes sólo les interesa el libro de las cuentas». Crítico con la situación actual, lamenta la «hostilidad contra los planes económicos de Obama. «Aquí los bancos no se tocan, no se investigan», añadió.
Otra cuestión que le preocupa es la simplificación de los discursos. «Italia es un país en el que la palabra intelectual es casi un insulto, los políticos hablan pero apenas piensan. Vivimos un momento de populismo, en el que la ideología y la educación se transmiten a través de la televisión», sentenció.
Notas:
[1] http://www.publico.es/
Fuente:
http://www.publico.es/427105/