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De Trump a Macron

Mundo convulso, crisis partidarias y emblemas nuevos

Fuentes: Rebelión

Que los partidos están en crisis es una evidencia inequívoca del presente en la política, aquí y en el mundo entero. Lo que pasó en EEUU con la victoria de Trump, y en Francia con la victoria de Macron, son acontecimientos que ponen en evidencia no solamente la crisis de representación de los partidos, sino […]

Que los partidos están en crisis es una evidencia inequívoca del presente en la política, aquí y en el mundo entero. Lo que pasó en EEUU con la victoria de Trump, y en Francia con la victoria de Macron, son acontecimientos que ponen en evidencia no solamente la crisis de representación de los partidos, sino de los bipartidismos.

La crisis tiene que ver con muchos factores, pero el más resaltante es que los mismos han perdido identidad en términos programáticos e ideológicos. En Europa los partidos que se llaman socialistas no son socialistas y no se diferencian en nada a los partidos conservadores. La tendencia por lo que se ve, es la de que hay un proceso de convergencia hacia proyectos conservadores que buscan desesperadamente capear la tormenta sistémica, y en contrapartida no aparecen signos alternativos claros.

Esos proyectos conservadores absolutamente no están encontrando una salida a los grandes problemas consecuentes de un proceso de crisis que en Europa se manifiesta en la creciente tasa de desempleo y crisis migratoria, dos variables concomitantes. Las crisis cíclicas del capitalismo suelen producir este tipo de escenarios, lo que promueve la aparición de partidos ultranacionalistas. Sin embargo la crisis de representación actual de los partidos como referentes políticos, es consecuencia de un proceso de larga data que va más allá de la coyuntura actual en crisis.

América Latina

América Latina no está exenta de esta crisis de representación de los partidos. También los bipartidismos están en proceso de quiebre. Sólo que a diferencia de Europa, los signos de regresión conservadora, no tienen un tinte populista que busca demagógicamente resolver los problemas de la desocupación, sino que son directamente neo liberales y consecuentemente, antipopulares. Esto a la visa de lo que pasa en Argentina y Brasil con los gobiernos de Macri y Temer respectivamente. Los proyectos neoconservadores vienen con un guión brutal que no hace sino atizar los ánimos de la opinión pública. Tarifazos, tributación regresiva, postergación de políticas sociales, son algunos de los signos del repertorio neo conservador en América Latina.

Mientras tanto, asistimos a un escenario mundial en progresiva convulsión, hasta el punto de arriesgar la integridad de la especie humana. EEUU envuelta en una creciente tensión internacional que abarca desde Ucrania, pasando por los países bálticos, el mar meridional de China, la crisis de medio oriente, hasta la península de Corea, con un debilitamiento progresivo de su aliado principal, Europa. Esta vorágine en que está envuelta EEUU, dificulta el control de su tradicional patio trasero. Una región que al mismo tiempo, está fuertemente inficionada por inversiones de China y Rusia.

Este confuso escenario no tiene la precisión de la bipolaridad de los tiempos de la guerra fría en que las disputas de áreas de influencia eran bien identificables. Hoy los polos en conflicto cruzan las áreas que antes eran infranqueables. La deslocalización de inversiones de las multinacionales industriales norteamericanas y europeas, no hicieron sino apuntalar a China para convertirse actualmente en potencia, y hoy casi no hay un Estado latinoamericano en el que no haya cuantiosas inversiones Chinas, y en menor medida, rusas.

Paraguay

Paraguay está encuadrado en este confuso y convulsionado escenario mundial. Rusia es el principal comprador de carne de Paraguay, y hace unas semanas Paraguay firmó un acuerdo de cooperación militar con Rusia, y más tarde un acuerdo de cooperación de Rusia en programas de aprovechamiento nuclear con fines pacíficos.

El partido cartista en ciernes

Mientras tanto Horacio Cartes está trabajando denodadamente en la construcción de un partido cartista. Proyecto que fue facilitado por quienes por todos los medios, trataron de evitar que el actor que lo podía impedir, sea eliminado de la compulsa electoral.

El partido cartista se propone quebrantar los pilares del partido colorado, que se sustenta en el clientelismo prebendario. El partido cartista se propone una conducción estatal compuesta por los que él considera técnicos, para dar una imagen modernizante hacia la consolidación de un modelo neoliberal que iría a poner en riesgo la soberanía nacional, pero sin la participación de los históricos cuadros y militantes colorados.

Perspectivas

Las perspectivas en un escenario mundial, regional y nacional, tan confuso y convulsionado, son muy sombrías y hasta si se quiere, catastróficas. Sin embargo quizá estemos asistiendo a una coyuntura que pueda ofrecer una oportunidad para la consolidación de procesos de cambios emancipatorios en América Latina, en vista de las tremendas tensiones sociales que provocará ineluctablemente esta crisis sistémica en curso.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.