» Sí la izquierda quiere seguir siendo izquierda requiere con urgencia de un concilio vaticano segundo con su respectivo «agiornamiento». Urge abrir las ventanas a políticas que razonen una revolución democrática».
Es hora de mirar con atención lo que ocurre ante nuestros ojos. El malestar está en el aire. Este caluroso verano nos propone de un turbulento otoño. La legendaria dignidad rebelde de los pueblos de España ha vuelto caminar por tierra Andaluza. Esta vez lo ha hecho de la mano del sindicato alternativo de Sánchez Gordillo y Cañamero.
Es el renacer de unos movimientos sociales que nacen desde abajo. El punto de arranque fue del 15M. A partir de ese hito, un variopinto conjunto de movimientos sociales, empiezan a actuar de manera independiente de las cúpulas políticas y sindicales tradicionales. La marcha obrera del SAT, la acciones de desobediencia civil, el movimiento de los constituyentes y el todavía incierto 25-S son parte del mismo proceso.
Los políticos tradicionales, de toda el espectro, se han visto sorprendidos por estos nuevos movimientos que desbrozan el camino para políticas de insumisión y rebelión popular.
Lo que pasa es que la crisis que en sus inicios fue económica, ha devenido en crisis política. Las encuestas de opinión revelan, como para un porcentaje mayoritario de la población, el poder constituido pierde legitimidad por los cuatro costados. Esto incluye a los partidos políticos del sistema, al gobierno, a la monarquía, a la judicatura, en definitiva a todo el régimen.
En este escenario, de por sí inquietante para el poder, debemos aguzar los sentidos y descubrir el rol que juega cada uno de los actores de un proceso que da recién sus primeros pasos.
Los sobrinos del Tío Sam.
El imperio sabe muy bien que los pueblos se ponen muy peligrosos cuando son capaces de auto-organizarse y crean sus propias estructuras de participación democrática.
Hace unos pocos días la embajada de Estados Unidos mostró públicamente su nerviosismo por la situación política. Lo hizo dando una señal; remitió a sus ciudadanos residentes una carta en la que advierte de conflictos y se les insta » a alejarse de las manifestaciones que pese a poder tener intenciones pacíficas, pueden terminar en confrontación».
Barruntamos que este es el primer síntoma manifiesto que como el Imperio muestra su preocupación por los acontecimientos. Entre bambalinas su embajada hace saber al gobierno su inquietud . Sus agentes de la calle Serrano empiezan a mover peones ante cualquiera «eventualidad» y a estudiar el futuro «teatro de operaciones».
Por su ubicación geográfica, España, puerta del mediterráneo, siempre ha sido relevante para las estrategias geopolíticas de Estados Unidos y la OTAN. El último episodio de la importancia geo-estratégica de España la escenificó Rodríguez Zapatero. El ex-líder socialista autorizó, a la hora nona y sin consultas al Congreso, la instalación del escudo antimisiles en la base de Rota.
La transición «modélica» puede estar en peligro conjeturan. Norteamérica y sus servicios de inteligencia se la jugaron a fondo, hace más de 30 años dirigiendo con esmero el relevo bipartidista del franquismo. Ahora de nuevo están al cateo de la laucha . No pueden permitir que se les arranque un pajarito tan sabroso.
Como era de esperar aquí en casa, el poder financiero nativo ha tomado debida nota de la situación. Alarmados, su prensa ya no puede esconder el descomunal desprestigio de un régimen con una «clase política» que vegeta a la sombra de una corrupta promiscuidad con la banca y las grandes finanzas.
Por el momento el imperturbable Rajoy y su gobierno se desprestigia a la velocidad del rayo. Su política hace gala de una tremenda insensibilidad social. Los politólogos progresistas elaboran teorías acerca de un Rajoy que no terminará su periodo legislativo.
Lo más probable es que el enfoque de estos especialistas sea apresurado. Sacan cuentas alegres. Sin embargo, lo que se puede verificar es que los piezas del tablero del ajedrez empiezan a moverse.
En el lado más oscuro del cuadrante -y siempre con el respaldo de Estados Unidos- se mueven las fuerzas de ultraderecha que trabajan para imponer una salida antidemocrática a la crisis política y económica
El periódico Alerta Digital es un buen ejemplo de como el fascismo está vivito y coleando. Estos elementos están conspirando y muestran abiertamente el trabajo de zapa que realizan hacia las fuerzas armadas.
En los últimos días han publicando dos amenazantes cartas; una de un militar en activo y otra de un coronel retirado. Os ofrecemos un par de titulares para considerar: «la lealtad a España es más importante que ser lacayo de un partido que la está destrozando» y » han intentado convertir al ejercito en una agrupación pacifista de ilotas sometidos a los herederos políticos que derrotamos en 1939″
(Mirad con cuidado estos enlaces : 1.- «La lealtad a España es más importante que ser lacayo de un partido que la está destrozando» 2.- http://www.alertadigital.com/
Quien lea este periódico digital verá que los neo-falangistas no se quedan en chicas. En el mismo diario se ofrece tribuna a la UPyD y al novísimo partido de Mario Conde. Ningún análisis debe subvalorar el rol asignado a las nuevas caras de la demagogia y el populismo de derecha. Al parecer estos partidos están jugando un juego siniestro. Mario Conde y Rosa Diez son las típicas piezas de recambio que en su momento pueden prestarse para una turbia maniobra actuando de consuno con los fascistas.
La CEOE, más conservadora y hábil, no cambia su proyecto propio. Se trata de repetir, llegado el momento oportuno, el golpe de estado «blando» al estilo de Italia y Grecia. Es decir gobiernos encabezados por tecnócratas con el apoyo abierto o encubierto de partidos de derecha y de «izquierda» como el Pasuk griego y el Partido Demócrata Italiano
En otro lado del tablado, pero subordinado al mismo patrón, está Rubalcaba -hombre educado en Estados Unidos- y la actual directiva del PSOE. Su «oposición soft», no disimula una apuesta estratégica parecida ; formar un gobierno de concentración nacional con el PP y los partidos nacionalistas de derecha , para salvar lo que queda del capitalismo rentista de la banca ibérica y de la transición amañada.
¿A que juegan los sindicatos mayoritarios?
Actores importes en la crisis, los sindicatos mayoritarios han desilusionado a los trabajadores que dicen representar. En la cabezas de los máximos dirigentes sindicales tienen solo una triste y derrotada estrategia ; el pacto con el régimen para salvar lo poco que va a quedando del «estado de bienestar».
La última de sus «tragaderas» ha sido particularmente sangrante. Después un larga y combativa marcha minera, estas las «glorias» sindicales terminaron pidiendo la vuelta al trabajo sin dar explicaciones ni haber ganado nada.
En efecto, las directivas de los sindicatos mayoritarios se mueven a dos bandas; mientras por un lado visitan a Frau Merkel y se reúnen con el monarca, por el otro organizan la cumbre social llamando a una marcha de protesta sobre Madrid para el 15 de septiembre.
Sin embargo la política de negociar y negociar hasta la derrota final ya no engaña a nadie. Los asociados de los grandes sindicatos han perdido la confianza en sus cúpulas y estas lo saben. Aunque la Cumbre Social es un paso adelante, en realidad la movida habla del miedo que tienen de ser superadas por las mareas del descontento popular. Está por verse sí son capaces de seguir avanzando al ritmo que marcarán los movimientos sociales.
¿Precisa la izquierda una concilio vaticano segundo?
El cuadro sería incompleto sin el discurso y la actuación de la izquierda institucional. Mientras la militancia de izquierda. sin atender diferencias de enfoque, trabaja duro volcándose con toda sus fuerzas en las movilizaciones organizadas o espontáneas , la cúpula de la izquierda institucional y sus parlamentarios son superados por los hechos.
Aunque comienzan a utilizar con timidez palabras como rebelión todavía no se escucha en las «altas» esferas el vocablo revolución. Se conforman con salir en la foto, cuando en realidad van a la zaga de las acciones de rebelión popular y no tiene política para los nuevos tiempos.
El apoyo de la directiva de la izquierda institucional a las movilizaciones auto-convocadas tiene mucho de contradictorio. Su respaldo a basculado desde la incomprensión hasta la intención de capitalizar la acción de las masas para intereses meramente electorales.
Como en todos los procesos de conflicto social y político tampoco en el caso español faltan aquellos que solo quieren un cambio cosmético. Una parte de la izquierda institucional está esperando compartir el poder con el PSOE (como en Andalucía) sin medir los efectos que para lo propia izquierda tendría una alianza de este tipo y en este momento.
No se trata de oportunidad se trata de oportunismo. Gobernar con social-liberales, a cualquier costo, es un tremendo error. Han olvidado rápidamente la historia. Fue la socialdemocracia alemana la que al apoyar las políticas conservadores de austeridad, en la década del 30 en el pasado siglo, echaron en los brazos del nazismo a una descontenta clase obrera.
Hoy se empiezan abrir paso con cierta lentitud las posiciones por un cambio revolucionario. La ideología socialdemócrata es transversal y hegemónica en la izquierda política y social de España y de Europa . Esta es la razón de fondo porque a un número significativo de dirigentes y de intelectuales de la izquierda institucional ha demorado tanto en asumir la magnitud de las manifestaciones auto-organizadas y la importancia de los nuevos movimientos.
En este asunto se aprecian males endémicos como el sectarismo y un conservadurismo timorato. Son muchos los dirigentes que aún no logran entender como ha sido posible que a través de medios tan poco tradicionales -para la «cultura de izquierda»- como Facebook y Twitter se auto-organicen movimientos que tienen repercusiones e imitadores a nivel internacional.
Pero, el trance de la izquierda institucional es mucho más complejo. A fin de cuentas el parlamento es un buen lugar para ser tribuno y algunos los intelectuales de izquierda han escalado puestos en las universidades. No han vivido mal en los últimos 30 años. Desde esta perspectiva es fácil entender que su objetivo político sea recuperar un nostálgico estado de bienestar que no volverá.
Entonces, lleva razón Slavoj Zizek al afirmar que : «El mejor indicador de la falta de confianza en sí misma de la izquierda de hoy es su miedo a la crisis: esa izquierda teme perder su cómoda posición de crítica totalmente integrada al sistema, no dispuesta a perder nada. Por lo que, más que nunca, el viejo lema de Mao Ze Dong es pertinente:»Todo bajo el sol está en un caos absoluto; la situación es excelente».
Quienes pretenden que la refundación de izquierda pasa por la creación de un nuevo partido socialdemócrata, dejan de lado algo que saben perfectamente. La izquierda institucional, en la práctica, no es más que otra representación de políticas socialdemócratas. Su resistencia a pronunciarse por la salida del euro y a trabajar abiertamente por un proceso constituyente nacido desde abajo y con los de abajo , son las dos últimas expresiones de la mentalidad imperante en los círculos dirigentes de esta izquierda del sistema.
En realidad todavía muchos intelectuales piensan, con sinceridad, que no ha llegado la hora de un cambio de fondo. En definitiva, no creen que el capitalismo puede ser superado y que el nuevo siglo viene preñado de revoluciones. No logran ver en la crisis del sistema es un coyuntura para políticas rupturistas La rémora socialdemócrata recita una letanía muy conocida: la revolución, compañero, es para cuando se den las «condiciones». En buen romance; para las calendas griegas.
Ha pasado mucho agua bajo los puentes desde la época heroica de los viejos partido obreros. Sin su épica en la segunda guerra habría sido imposible la democracia liberal y las conquistas sociales de la segunda década del pasado siglo. Hoy parte de esa izquierda histórica se ha institucionalizado. La mayoría de sus intelectuales se formaron cuando campeaba el euro-comunismo y nunca pasaron de hacer una oposición DENTRO del sistema.
En el nuevo siglo «sí la izquierda quiere seguir siendo izquierda requiere con urgencia un concilio vaticano segundo con su respectivo «agiornamiento». Urge abrir las ventanas a políticas que razonen una revolución democrática».
Esta «puesta al día» implica un importante «corpus teórico» . Se trata ni más ni menos de cimentar la teoría y la practica de las revoluciones de siglo XXI. Pensamos que las revoluciones construidas «desde abajo» por los movimientos emancipadores de America del Sur y la práctica de horizontalidad democrática de los indignados son el primer paso.
Hay pequeños síntomas del cambio en algunos intelectuales. El eje de discusión debe pasar de la «refundación de la izquierda» a la necesidad urgente de iniciar el debate para la revolución democrática.
Hasta solo algunos meses los partidarios de la refundación aspiraban como máximo a imitar esa nueva versión de los partidos socialdemócratas europeos representados por «Die Linke» en Alemania y el «Front de la Gauche» en Francia.
Los porfiados hechos les han dado por el traste. Ambas experiencias han mostrado un reiterado fracaso para enfrentar el neoliberalismo. No terminaban los escrutinios en Francia y el líder del Front de la Gauche , Melenchón ya estaba pidiendo el voto útil para Francois Hollande . Como era previsible a poco andar el nuevo gobierno «socialista» francés se ha alineado con firmeza con las políticas del imperialismo en Siria y el Medio Oriente.
Este asunto no es un tema menor. Por aquí pasa la línea roja para posiciones consecuentes de izquierda. Hablar de «imperialismos» puede confundir y resulta obsceno para los pueblos que han sufrido y sufren las brutales agresiones del poder imperial.
Oportunamente el historiador Josep Fontana nos recuerda la Defense Planning Guidance de Estados Unidos «… la nueva estrategia regional de defensa exige que nos esforcemos en prevenir que ninguna potencia hostil domine una región cuyos recursos necesitemos…».
El imperialismo, en la acepción moderna de la palabra, actualizada por Samir Amin y Arrighi, es el actual mecanismo de dominación y explotación del Tercer Mundo por parte de las élites del Primero Mundo.
Este gigantesco poder, que organiza guerras de cuarta generación, busca la solución a su crisis aplicando recetas del más puro y duro del neo-liberalismo en Europa.
Con acierto el economista Claudio Katz, afirma que el resultado de esta política es que el Imperio del capital ha convertido a Europa en el eslabón débil de la cadena de una crisis que es de carácter global. Todos los datos económicos corroboran esta afirmación. El euro es un callejón sin salida y amenaza con contaminar a todo el sistema. Gringolandia mira preocupada al viejo continente. Lo ha dicho Obama; cuando llueve en Madrid hay que sacar el paraguas el Nueva York.
El capital financiero todavía ordena y defiende sus intereses estratégicos sin contemplaciones, Ante la sola posibilidad de tener rivales de cierta importancia el imperio es cada vez más agresivo.
Por lo tanto no nos hagamos falsas ilusiones. Transitamos una época convulsa y hay que prepararse para galopar. En este escenario de confrontación puede ocurrir que algunos profetas de la refundación socialdemócrata corran el riego de quedarse predicando en el desierto. Desde sus cátedras no han logrado percibir que la verdadera refundación de los proyectos emancipadores está pasando delante de sus ojos. La pretendida refundación desde las alturas e institucionalizada ha dejado de tener validez.
La verdadera refundación de la izquierda está en la persistencia de las movilizaciones populares que se auto-organizan al margen de los aparatos políticos. Lo más probable es que tras estas movilizaciones germine una política de rebelión popular que logre articular un proyecto de revolución democrática y social.
Los tiempos que se anuncian vienen agitados. Hay una gran coincidencia que la democracia parlamentaria esta muerta. Ha sido vaciada de contenido por la globalización financiera.
Una vez más Zizek tiene razón cuando asevera que «lo que llamamos «crisis de la democracia» no ocurre cuando la gente deja de creer en su propio poder, sino, al contrario, cuando deja de confiar en las élites». Esto último explica por que se han hecho carne en el pueblo las consignas » no nos representan» y «queremos una democracia real».
El camino recién empieza. Seriamos ilusos e irresponsables sino alertamos que se trata de un ruta saturada de peligros. En los países árabes el imperialismo ha dado clases de cómo puede aprovechar las rebeliones populares en su favor. Como siempre no han trepidado en utilizar la religión y los métodos más criminales.
En épocas como estas, ya no valen los «sorpassos» palaciegos ni las maquinaciones de los aparatos partidarios. Las revoluciones del siglo XXI se construyen con paciencia desde abajo y deberán ser procesos fundados colectivamente por las mayorías. Esta es una regla de oro y también un seguro de vida ante las inevitables maniobras del imperio del capital.
La siguiente cita de la filósofa y activista argentina, Isabel Rauber, da algunas luces de la construcción de la revoluciones del siglo XXI:
«Hacer política es imprescindible y fundamental. El problema radica en cómo hacer política de un modo y con un contenido diferente al tradicional, en no ser funcional al poder del capital y, articulado a ello, en cómo superar la desconfianza instalada en las mayorías populares hacia los partidos políticos, los políticos y la política.
El cambio social requiere poner fin al poder del capital, a su lógica de funcionamiento, y a sus mecanismos de hegemonía y dominación…Construir poder desde abajoreclama, por tanto, un cambio cultural y político práctico, indispensable para el análisis y la práctica política actuales de los movimientos sociales y políticos, en tiempo de revoluciones desde abajo.»
Hoy los revolucionarios no tiene otra opción que el compromiso con una multitud que empieza a rebelarse contra el régimen. La historia no perdonaría a la izquierda si NO esta preparada políticamente para este andar con los nuevos sujetos revolucionarios que viene de camino. Será difícil pero no utópico. Las revoluciones democráticas del siglo XXI se están poniendo al orden del día. Todas las manos, todos los corazones y todo el pensamiento crítico debe orientarse a trabajar por ellas.