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Volodia Teitelboim

Neruda buscó la belleza pero también se ocupó de la suerte del hombre

Fuentes: El Siglo

 -La pregunta ineludible: ¿por qué está Neruda vigente hoy? «Neruda tuvo vigencia en el siglo XX y al parecer, por todos los indicios, la tendrá también en siglo XXI y no sólo como poeta de Chile porque, siendo un poeta chileno, tiene creo yo la máxima autoridad literaria poética a nivel mundial. Para mí, leer […]

 -La pregunta ineludible: ¿por qué está Neruda vigente hoy?

«Neruda tuvo vigencia en el siglo XX y al parecer, por todos los indicios, la tendrá también en siglo XXI y no sólo como poeta de Chile porque, siendo un poeta chileno, tiene creo yo la máxima autoridad literaria poética a nivel mundial. Para mí, leer su obra es como estar leyendo un cuento escrito por la vida, porque Neruda es uno de por aquí, en el sentido de que nace en el país y en las tierras más terminales del mundo.

Lo digo porque Neruda fue un hombre que hizo su historia, fue atravesado por la historia, incluso al nacer. Si creemos que alguien pueda leer el destino de una persona, está visto que nació, vivió y murió rodeado de la historia de Chile, que, en realidad, es una historia también violenta. El crece en una especie de campamento militar, que además está naciendo, donde se derriban bosques y selvas para construir ciudades de madera. Su vida es una vida al parecer condenada, como pudo serlo también la de Gabriela Mistral, al silencio, al anonimato, al que nunca supiera nadie quién era el niño Neftalí Reyes. Pero el niño hace un descubrimiento definitivo para su vida: la lectura, en una región, digamos, silenciosa, y después él mismo dice ‘yo no sé cómo llegó a mí la poesía. Yo escribí prosa, versos, unas palabras, balbuceantes, reñidas, pero no estaban reñidas con la rima: estas palabras eran para mi madre, que yo no conocí’.

El sabe que la única manera de ser es en un terreno que es hijo de la lectura: la escritura. Y escribirá observando, mirando a su alrededor.

Muy poco se dice, muy poco se recuerda que este muchachito publicó su primer artículo en el diario de su tío Orlando Masson, ‘La Mañana de Temuco’. Y fue sobre el entusiasmo, la perseverancia y también la palabra ‘resurrección’. Tal vez sentía que mucha gente había muerto y que merecía volver a vivir. Así se titulaba este articulo, a los 13 años».

-¿Tendrá algo que ver con la «Resurrección» de Tolstoi?

«Fíjete que no lo sé. Es una pregunta interesante. El, de todas maneras la conoció, y puede ser… Porque por esos años él va a visitar a la directora del Liceo de Niñas, que es Gabriela Mistral, y ella no sólo lo inviste caballero de la poesía, lo reconoce como poeta auténtico, sino que le dice ‘usted tiene que leer, seguir leyendo. Pero no lea literatura francesa, que es una cortesana con los ojos pintados: lea literatura rusa. Allí está el hombre, los problemas de la gente. la lucha entre Dios y el demonio’. De todas maneras, el conoció ese libro. No sé si en ese momento, o de manera posterior.

Pero él descubre el poder de la palabra, de la palabra impresa, en una zona que dice él es de pésimo desarrollo verbal. Gente que hablaba poco y hablaba mal. El mismo no se consideraba ajeno a eso en ese momento, pero con la lectura descubre el mundo, que existe el mundo y quien se lo ha dicho es la literatura que viene de países lejanos, adonde a él le gustaría viajar, estar, como son los sueños del adolescente, del muchacho.

Y allí, esta persona Neruda, una entre miles que vegetan en esta vida m*s gris, que no trascienden, siente desde muy temprano que es poeta y debe dedicarse a ello y nada puede torcer ese destino. Pero es un poeta que est* mirando… Toda su poesía es autobiográfica. Y también de una observación constante de las cosas Y sus colaboraciones en el diario de su tío, que las acoge con beneplácito, son, digamos así, de tinte ácrata. Son críticas respecto a la sociedad en que está viviendo, que ve formarse. Porque al principio parecía una ciudad democr*tica, pero perdió su espíritu democr*tico porque empezaban los ricos… y también vio al pobre, al viejo ciego, a la mujer que anda con su guagua solicitando limosna. Para él, el mundo estaba mal hecho y lo dijo desde el comienzo. Y se convirtió, siendo presidente del Ateneo en el liceo de Temuco, en el agente y corresponsal de una revista que hacía historia en esa época: la revista ‘Claridad’, de la Federación de Estudiantes. Poco se dice que en esa revista escribió más de 150 artículos, siendo muchachito. Incluso, varios de ellos se publicaron como editoriales y estaban en la primera página bajo la rúbrica ‘El cartel de hoy'».

-¿Y cómo los firmaba?

«Los firmaba generalmente con seudónimos que extraía de las novelas que leía. Leía a todos los rusos, incluso a los naturalistas, que estaban de mucha moda en Chile. Yo alcancé a pispar algo de la cola de esa vigencia.

Pero él creyó en la literatura y se presenta a muchos concursos literarios, provincianos».

La Canción de la Fiesta

«Y por entonces muere el poeta Domingo Gómez Rojas, en circunstancias trágicas. Golpeado, preso, torturado, enloquecido, y pareciera que esa juventud que estaba soñando, que atribuía a la poesía ciertos poderes modificadores, quedaba huérfana. Pero Neruda, tenía 16 ó 17 años, gana el concurso de la Fech con la ‘Canción de la Fiesta’, que celebra a la juventud:

‘Porque la tierra se cimbra

en un temblor polvoroso y violento,

van nuestras jóvenes almas henchidas

como las velas de un barco en el viento’.

El tenía la idea del cambio y la tuvo, de alguna manera, siempre. O sea, que él fue político desde muchachito. No fue comunista desde el comienzo, fue un proceso que fue también cambiando con los vientos de la historia.

Y así esta personita de repente se ve transformada en personaje. ¿Por qué?: por la fuerza de la poesía. Porque escribe poemas que todos recitan, en ese tiempo en que la recitación, la declamación, eran muy comunes. El iba de escuela en escuela con otros poetas jóvenes, Romeo Murga, Víctor Barberis, a recitar. Y el poema que tiene más popularidad entre los jóvenes es ‘Farewell’, aquel que dice ‘amo el amor de los marineros’. Eso, yo creo que le da la sensación de que la poseía puede hacerlo trascender, salir del rincón oscuro de la Araucanía, de Temuco, y empezar a ser conocido en Santiago, alcanzar gloria local. Y que por tanto, la poesía es su camino.

El es un muchacho particularmente dotado. Se transforma en personaje, adopta el seudónimo de Neruda, por temor a las palizas paternas por ‘escribir versitos’. Y allí, escribe que te escribe, está también sumergido en una bohemia que los jóvenes aprendices de poetas de ese tiempo consideraban literaria. Porque la idea de la bohemia venía con la marca de París, y en París el pobre Lelián, el poeta Verlaine, Rimbaud en su tiempo, habían postulado la idea de que el poeta no podía vivir la vida burguesa sino que tenía que ser un rebelde en todos los órdenes. Podía ser también a través del alcohol, del absintio.

Pero Neruda está experimentando una segunda sensación: el descubrimiento del sexo y de la mujer. Y él tenía una particularidad: era un poeta que, partiendo de su propia vivencia, la expresaba de inmediato por escrito. Yo se lo pregunté varias veces, y era así. Cuando joven escribía 4 ó 5 poemas por día. La poesía era su forma de hablar.

Así se hizo un personaje. Pero un personaje pobre, en peligro porque estaba, digamos, amenazado por la tuberculosis que ya había alcanzado a algunos de sus amigos por la bohemia. Y él sabía que tenía que sobrevivir, inventar una huida hacia adelante. Pero se equivocó: eligió gracias a un amigo en el ministerio de Relaciones Exteriores otro sitio y ese sitio fue el Oriente.

El había escrito ‘Crepusculario’, publicado cuando tenía 19 años, ’20 poemas de amor’ cuando tenía 20 y 20 también cuando termina otro libro que no publica porque lo considera influido por otras voces, especialmente Rabat Ercasty, y bastante, digamos, escandaloso, que es ‘El hondero entusiasta’.

Está en el pináculo de la gloria local. Los dos libros que publica tienen una aceptación general que trasciende el mundo estudiantil y muchos consideran que es ‘el poeta chileno’, donde hay grandes poetas que no alcanzan su popularidad, como Gabriela, Huidobro De Rokha.

El entiende entonces que como está cantando sentimientos universales, como el amor, puede llegar más lejos. Pero ya en Chile, él está en crisis personal en muchos aspectos: la crisis económica, de las costumbres, el modo de vida, pero también está en crisis en su poesía triunfante. Y eso es una cosa muy admirable. Otros poetas, con el éxito fulminante de los ’20 poemas’ habrían insistido en la nota del amor, que seduce a tanta gente… El lo considera un peligro, porque está también viviendo la época que proclama el triunfo de la vanguardia a nivel mundial. Y cambia su poesía. Porque cuando llega al Oriente, nadie lo conoce, nadie habla español, nadie habla con él. Tiene que hablar en inglés, con los que saben hablar inglés, y teme olvidar el idioma. Es un desafío y una amenaza contra él mismo, o sucumbirá a ese ambiente ajeno. Y suceden también tantas cosas maravillantes y trágicas, como las que el anota en ‘El tango del viudo’, un poema soberbio. Porque es evidente que todo eso responde a experiencias vividas, alguna de ellas amenazantes, peligrosas. El tiene su propia vanguardia, no la de Vicente Huidobro, el vanguardista típico de Chile, de América Latina, que va a París y está con Apollinaire, se disputa con otros poetas la paternidad del creacionismo. No: Neruda está solo consigo, solo con su alma. El tiene que sobrevivir. En alguna parte dice ‘Yo quiero guardar para mí un sitio eternamente’. O sea, está en el dilema de ser o no ser. De sobrevivir o morir. Y lo hará a través de la poesía, que será una poesía muy distinta de ’20 poemas’. Era evidente que él estaba haciendo su propia vanguardia. ¿Y adónde iba esta vanguardia?: a la proclamación absoluta de la libertad y la independencia de la poesía respecto de los moldes establecidos. Porque generalmente la poesía debía tratar de temas sublimes, los temas poéticos por excelencia: los atardeceres, los ojos de la amada. Pero él allí se insurge contra lo que llama en un verso ‘la negra monarquía’ de la antigua literatura. Es allí donde se produce la insurrección, y de la manera más profunda. En realidad, la poesía de ‘Residencia’, que había empezado en Chile, se escribe en 3 continentes: América, Asia y finalmente en España. Pero la ‘Residencia’ contiene varios libros, y hay que distinguir también en ella.

Neruda es también víctima de la gran depresión del año 29-30. Se suprime el cargo, porque no hay dinero para pagarle. Era un funcionario de sueldo improbable, sólo lo tenía si había muchos sacos de té con destino a Chile… El quería salir, ir a España: era su sueño, la casa matriz del idioma.

Llega un momento -yo creo, es una cosa que pienso- en que puede, y quiere, dirigirse a las capitales del idioma. Pero forma parte también de su obra el reconocimiento, y es así como vuelve a Chile. Está muy mal, un matrimonio fracasado. Pasa por la que es la ciudad más poblada del habla hispana, Buenos Aires, se encuentra con García Lorca, lo cual le acrecienta sus ganas de llegar a España».

España y la historia

«Y llega a España, la historia es conocida: los poetas jóvenes de la generación del 27 lo aclaman, lo reciben como el gran renovador de la poesía. Escribe en la revista que dirige, revista de poetas españolas dirigida por un chileno, ‘Caballo verde de la poesía’, pero despierta las iras de Juan Ramón Jiménez, el apoderado, el profeta, el apóstol de la poesía pura. Y Neruda escribe ese ensayo ‘Por una poesía impura’, que tiene mucha relación con lo que ha hecho, ha descubierto, en el Oriente también, que es darle a cualquier tema considerado hasta entonces prosaico el derecho a convertirse en poesía si lo toca esa mano de rey Midas capaz de hacer el milagro de convertir la arena en oro. Y sostiene firmemente esto.

Y también da cabida en él a su afiliación, su decisión política, porque aquel muchacho anarquista, en la guerra de España ve cómo trabajan los comunistas. En verdad, allí se siente comunista, un comunista sin militancia, que la va a consumar de regreso, luego de México, donde redescubre América precolombina, cosa que se confirma y lo hace escribir ese gran manifiesto poético que es las ‘Alturas de Macchu Picchu’.

Neruda cambia en España. Y entre los temas prosaicos que introduce está cualquier cosa que ve, que lo impresiona: la alcachofa, el congrio frito… Pero también los sentimientos, las dificultades del mundo. Se mete en la vida. El detalle de lo que es considerado cotidiano, al margen de la poesía, él lo poetiza. Entonces, creo que escribe miles de obras. El muere a los 69 años, y por lo menos 50 los dedicó a la poesía.

Pero también España, a un hombre que había conquistado a los lectores de poesía en su América Latina, le abre la puerta de Europa. Y se proyecta como un gran poeta. Incluso, cuando la Academia fundamenta el veredicto que le da el Premio Nobel, dice: ‘Hemos premiado a un poeta controvertido, a un poeta discutido y discutible’.

De hecho, durante largos años, creo que 20 ó 40, siempre está presente como postulante. Esto significa que es un valor permanente. Y es así como este niño huérfano de Parral y que se va Temuco, una zona lluviosa, oscura, fin del mundo, ese poeta de la América violenta, es aceptado en el centro del mundo y en todas partes».

«Un responsable de la vida»

«Ahora, la transformación de persona en personaje, la hace la gente, pero en función de lo que él ha hecho, de que él se ha ganado esta fama. Porque es un poeta que, correctamente traducido, puede concientizar corazones en todas partes, ser un poeta vigente en todos los continentes, todas las lenguas. Y que conozca la mayor popularidad del mundo que tenga un poeta actual, del siglo XX. Y este poeta del siglo XX está librando una nueva batalla: ser poeta también del siglo XXI. El tiempo dirá. Chile está celebrándolo. E incluso países que se consideraban países dominados por el enemigo, como Estados Unidos, Alemania, tuvieron grandes festejos; España, donde casi todas las universidades se han sumado, Francia, Italia. Y en los pequeños pueblos también, en Chile. O sea, esto hay que preguntárselo. Son varios triunfos, que no son exclusivamente personales. Es un triunfo también de este concepto de la poesía. Curiosa o naturalmente, Neruda es el que más ha influido para protestar la poesía y para aceptar también la del siglo XX, que es distinta de la del XIX y posiblemente distinta a la del siglo XXI. Es un cambio y una continuidad. Y también esta poesía dice que no debe ser ajena a la sociedad, a la historia, al interés de los hombres, de sus dolores, a sus guerras. Bueno, hombre de paz, luchó muchos años y en Estocolmo, ante el Rey, ante la Academia, en su discurso habla de su fidelidad al pueblo y dice ‘por eso he llegado hasta aquí con mi poesía y mi bandera'».

-Usted alude a su fidelidad, su cercanía al pueblo. Algunos dirán, o dicen, que esto es retórica. Está en su poesía, pero en concreto era un hombre que se dedicaba a vivir bien, a coleccionar, a viajar, etc. Usted, que lo conoció bien, cuál fue la real inserción…

«Estrecha. Su adolescencia y su juventud fueron entusiastas pero pobres. Incluso conocieron el hambre. Después, cuando su figura engrandeció y fue aceptado en el mundo, hubo la venta fabulosa de ’20 poemas’ en hora relativamente temprana, en la edición de Losada de un millón de ejemplares, cifra insólita para entonces… El era un gozador de la vida, pero un responsable de la vida. Absolutamente. Y ante la sociedad, y sufrió por ella. Fue condenado, perseguido, tuvo que huir como prófugo. Conoció todas las trampas de la vida, pero manifestó también que esa vida que tuvo en algún momento, ojalá la tuvieran todos. Abogó en su poesía por ‘la democracia del almuerzo’, por los demás, por los otros. Quiso ser incluso portavoz, vocero. Conoció también las furias del enemigo y contestó con mucha acritud. Algunos dicen que en su poesía hay muchas cosas contingentes, porque él quería que toda la vida tuviera derecho a la poesía. Esto significó una poesía que es grandiosa, e incluso alguien tan lejano a él como Jorge Luis Borges definía los más grandes poemas de Neruda, como los ‘Cantos de amor a Stalingrado’, como cantos de amor a la gente más que a Stalin… Entonces, él sencillamente hizo de la poesía su vida y de su vida la poesía. Pero la hizo no sólo en función de su individualidad, que era muy fuerte, sino también de su responsabilidad ciudadana y de su conciencia de que la sociedad injusta debería ser cambiada. Por eso se defendió con sacrificio, porque era muy asediado, estaba lleno de tentaciones del sistema que pretendía ganarlo para sí, ofreciéndole todo lo que le podía dar, y muchos intelectuales habían caído en eso. Incluso, la CIA tenía un departamento especial para evitar que obtuviera el Premio Nobel. Y ahora se lo sabe.

El no cedió nunca, aunque reconoció sus errores, que son los errores de todos nosotros. Pero fueron errores de buena fe, porque había depositado su confianza en la limpieza y el humanismo del proyecto socialista que, a mi juicio, fue perturbado por Stalin. Y lo dijo en varios de sus libros, de manera que todos aquellos que continúan diciendo que no criticó nunca a Stalin, quiere decir que no han leído sus obras.

Murió «de muerte nacional»

Fue un humanista, y murió como tal. Murió, sintomática y simbólicamente, con la democracia chilena, con la libertad en Chile, con el respeto por el ser humano. Murió a los pocos días que había muerto Allende. Estaba muy enfermo, pero el golpe apresuró su deceso. En verdad, tenía razón ese profesor del Franco Condado que dijo que Neruda murió ‘de muerte nacional’. Su muerte y su sepelio, el primer sepelio, tienen algo de la tragedia griega. Se pensó que tendría, en circunstancias normales, un entierro a lo Víctor Hugo, con un millón de chilenos acompañándolo. No fueron tantos, fueron unos cuantos que se atrevieron en los días más trágicos, en que la muerte reinaba en Chile, a acompañarlo, no hasta su último sepulcro, porque él tuvo tres. Finalmente, descansa en Isla Negra, como él lo quiso».

-Toda obra va revalorizándose con el tiempo, hay nuevas miradas… De una obra tan vasta, ¿qué quedará en 50 ó 100 años?

«Responder a esa pregunta supone también una opinión personal, susceptible por cierto de errores. Esta pregunta puede hacérsela a muchas personas, y tal vez algunas coincidan y otras diverjan.. Pero yo pienso que entre las obras que seguirán leyéndose estarán los ’20 poemas de amor’, y también toda su poesía amorosa; desde luego, las ‘Alturas de Macchu Picchu'».

-Usted no menciona las «Residencias»…

«Primero, hablo de la que la gente en general piensa, después por cierto incluyo las ‘Residencias’. No enteras… Yo considero más grande la ‘Primera Residencia’, porque es la expresión literaria más honda de una situación de vida crítica, de desesperación, de soledad.

Cada cual tiene derecho a decir ‘me gusta tal libro, o tal poema’, pero él queda con toda su obra y muchos poemas seguirán repitiéndose. Allí está el hombre que quiso cambiar el mundo y que pronunció aquel discurso memorable de Estocolmo, donde dijo que hay que buscar la belleza pero también hay que ocuparse de la suerte del hombre, de la humanidad. Y yo creo que por eso Neruda está en todas partes.

El era un patriota absoluto. Quería lo mejor para Chile, un país democrático, libertario. U también una América Latina… O sea, que no se puede dividir al hombre de los sentimientos íntimos y personales, del que tuvo también grandes sueños colectivos que fueron parte de la cultura progresista de la humanidad. Y en este sentido, creo que Neruda puede ser no sólo un poeta del siglo XXI sino incluso del tercer milenio. No toda la obra, siempre se elegirá algo. Y además es una gran parábola: el niño huérfano, relativamente pobre, en el último rincón del mundo, que se convierte en un vocero de la humanidad. Porque para mí ésa es la tarea de hoy: cuando Estados Unidos invade Irak y hace de la guerra, o sea de la muerte masiva, una divisa y una forma de gobierno y de una llamada civilización, es muy importante la voz de los poetas, que en el fondo es la voz del amor. Y en el caso de Neruda, él cantó al amor por la mujer y al amor por la humanidad. Y por ello sufrió arrostró peligros. Y por eso cuando algunos se hacen la pregunta de qué sería Neruda hoy día, la única respuesta es que sería lo mismo que fue en vida. Y no piensen que se convertiría en admirador de Pinochet o de George Bush. Está claro con quién estaría».