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No es una guerra de Rusia contra Ucrania, sino de EEUU contra Europa (incluida Rusia)

Fuentes: Rebelión

Los dirigentes de la UE son unos TRAIDORES (vendidos al asesino de Europa, los EE.UU.), como pueden ser todos los mandatarios de los países de la UE y sobre todo los nazis Ursula Vonder Layen y Josep Borrell, que en su traición están ayudando a Biden a empobrecer y destrozar Europa.

Por otra parte, LOS VASALLOS europeos están zombificados por el poder mediático del neoliberalismo global (comandado por los EE. UU.), con un “síndrome de Estocolmo”, pues estos VASALLOS europeos son admiradores de su asesino USA. Y además están archiconvencidos de encontrarse en una «democracia» insustituible, aunque en realidad sea opresora y suicida para la inmensa mayoría. Pero la opinión pública está en la inopia, es decir en la opinión mediática.

Y sucede que una guerra que parece de Rusia contra Ucrania en realidad es de EE. UU. contra la UE, porque USA y su brazo armado la OTAN, quieren destrozar (“balcanizándola”) a Europa entera, igual que destrozaron Yugoslavia [1]. De esta forma USA elimina a un competidor (la UE) y la convierte en una región muy débil y más fácilmente manipulable, explotable y esclavizable.

Mientras, prosigue el “síndrome de Estocolmo” en los VASALLOS “democráticos” europeos atontados (zombificados por el poder mediático) que ya están votando masivamente al nazi-fascismo; eso sí, “democráticamente”. Zombificados a base de mentiras como que lo bueno e irrenunciable es el crecimiento oligárquico o como pueda ser la rusofobia, esto último es algo que le resulta muy rentable y útil a EE. UU. para conseguir el consumo de gas licuado made in USA y también para facilitar la balcanización de toda Europa.

Una prueba flagrante de este ataque de USA a la UE son las cuatro explosiones de los gaseoductos rusos Nord Stream I y II en el mar Báltico, frente a las costas de la isla de Bornholm, que han producido en la superficie marina unos círculos de burbujeo de gases de un kilómetro de diámetro.

No hay duda de que quien sale más perjudicada con este sabotaje es Rusia. Y particularmente es Rusia la que tendría que soportar el enorme desastre debido a la inutilización de los gaseoductos saboteados, de una longitud superior a los 2.000 km, cuya construcción tardó más de 5 años y con un coste de miles de millones de euros. Después de las explosiones los oleoductos quedarán totalmente irreparables e inservibles una vez que, inevitablemente, se queden totalmente inundados de agua marina, que corroe rápidamente su interior.  Aunque indirectamente también va a sufrir grandemente la UE por la interrupción del abastecimiento de una energía barata proporcionada por Rusia y que se volvió indispensable para el mantenimiento de la economía alemana y europea.

Este empobrecimiento energético es algo en lo que están muy interesados los EE.UU., pues debilitan a la UE a la vez que le vende su gas licuado cinco veces más caro y menos abundante que el gas ruso. Es evidente que estas explosiones solo benefician a USA y que, por el contrario, PERJUDICAN (y MUCHO) a Europa incluida en ella Rusia.

Estos días han aparecido denuncias, completamente infundadas, de que se trata de un sabotaje perpetrado por Rusia contra sus propios oleoductos; tales son los casos del mandatario polaco Matensz Morawiecki y del ucraniano Zelenski, quien dijo que sin dudas se trataba de un “ataque terrorista ruso”, y lo hizo justo la víspera de la inauguración del gasoducto Baltic Pipe, que unirá Noruega y Polonia. Pero estas denuncias están hechas si el menor fundamento, pues ningún tonto tira piedras contra su tejado, por muy tonto que esté. Además, a Rusia le basta con cerrar las llaves en su territorio y no pasaría más gas, sin hacer ningún daño a su costosísimo gaseoducto. Otro hecho que resulta acusador a los EE.UU. es que, en junio, durante unos ejercicios de la OTAN la Marina USA hizo prácticas con drones submarinos justo en aguas de la isla más cercana a las explosiones.

El excanciller polaco Radek Sikorski colgó en Twitter la foto de la fuga de gas en el mar Báltico y escribió: “Gracias, EE. UU.”.

En cuanto respecta a Biden, una vez le preguntaron si EE. UU. acabaría con el gasoducto en caso de guerra y contesto tajante: “Le prometo que seremos capaces de hacerlo”.

Las cuatro explosiones-sabotaje fueron detectadas por Dinamarca y Suecia, las cuales ya han declarado la emergencia en el sector gasístico, ya que las fugas, provocadas por el sabotaje, son muy peligrosas para el tráfico marítimo y aéreo.

Y para echar más leña al fuego asesino de la guerra de Ucrania, los EE. UU. ya tienen preparada una nueva donación a Ucrania para armamento de 12.000 millones de dólares.

Pedro Zorrilla (de Greenpeace) anuncia que este sabotaje ocasionará un gran impacto en el cambio climático, ya que liberará a la atmosfera una gran cantidad de metano (CH4) que tiene un poder de calentamiento 84 veces mayor que el CO2. Además, Zorrilla advierte de la posibilidad de una peligrosa explosión en esta fuga de CH4, que produciría una incalculable pérdida de fauna marina en el Báltico.

Por otra parte, Javier Peña (de la “Fundación ¡Hope Acción climática!”) dice que las fugas delos pozos abandonados y de gaseoductos representan el 6% de las emisiones de efecto invernadero globales. Y que, además, sin duda, tamaño desastre ecológico va a influir en el calentamiento global y en el cambio climático.

En conclusión, como se decía en las manifestaciones del 15M: “Lo llaman democracia y no lo es”, sólo es crecimiento oligárquico y duro capitalismo esclavista, acelerador de la brecha social.

Nota:

[1] En la guerra de la balcanización de 1999, comandada por la OTAN, se inició una campaña de bombardeos contra Yugoslavia sin el apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, alegando que Belgrado había recurrido al «uso excesivo y desproporcionado de la fuerza» en el conflicto. La OTAN lanzó “entre 10 y 15 Tm de uranio empobrecido” que provocó un desastre ambiental y quintuplicó el número de casos de enfermedades oncológicas. En 2017 un equipo internacional que preparó acciones legales contra la OTAN afirmó que “En Serbia, 33.000 personas se enferman cada año de enfermedades oncológicas «. Pero hasta la fecha no se ha producido ninguna condena, ni ninguna declaración de crímenes contra la humanidad por esta calamidad ocasionada por la OTAN hace ya 23 años.

Julio García Camarero es doctor en Geografía por la Universidad de Valencia, ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid, exfuncionario del Departamento de Ecología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y miembro fundador de la primera asociación ecologista de Valencia, AVIAT 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.