El 9 de Mayo de 2002 desde las páginas de Tintají interrogaba ¿Cuál sería el milagro que podría llevar a unificar diversos sectores de izquierda y centro izquierda cuando tienen intereses que les cuesta dejar a un lado? Y respondía: El único milagro sería apelar al sentido común, y poner en la mesa de negociación […]
El 9 de Mayo de 2002 desde las páginas de Tintají interrogaba ¿Cuál sería el milagro que podría llevar a unificar diversos sectores de izquierda y centro izquierda cuando tienen intereses que les cuesta dejar a un lado? Y respondía:
El único milagro sería apelar al sentido común, y poner en la mesa de negociación para unificarse, las potencialidades y debilidades de cada sector.
Luego de ver los posibles precandidatos que decían pertenecer a la «tendencia», analizando la representación simbólica de cada candidatura, viendo los posibles apoyos de grupos y personas, teniendo en cuenta algunas encuestas primarias y los hechos políticos que se habían dado en los tres años anteriores, llegué a la conclusión que la candidatura de Lucio Gutiérrez con el apoyo del movimiento indígena y otros sectores sociales y de izquierda estaba segura en la segunda vuelta por encima de León Roldós y Rodrigo Borja. Las elecciones de octubre de ese año confirmaron el análisis: Gutiérrez logró 20.28 por ciento de los votos cuando todas las encuestas lo colocaban en cuarto lugar con 13 o 14 por ciento, y quedó por encima de Alvaro Noboa que obtuvo un 17.41 por ciento cuando todas las encuestas lo daban por encima del coronel.
Cuatro años después, si bien la realidad es un tanto diferente las características de la próxima campaña electoral se presentan bastante similares, los posibles escenarios no han variado radicalmente aunque hayan cambiado algunos nombres y podemos hacer el mismo ejercicio de análisis.
La Izquierda Democrática (ID), que en 2002 tenía un candidato fuerte como Rodrigo Borja en esta ocasión ninguno de sus posibles candidatos tiene proyección nacional lo que coloca a ese partido en una encrucijada: o se suma a una alianza que promueva la candidatura de alguien por fuera del partido como lo proponen algunos militantes que quieren apoyar a Rafael Correa o debe conformarse en, tal vez, no llegar al 10 por ciento de los votos con cualquier candidato propio.
Correa presenta una candidatura fuerte, pero tal vez no tanto como era la de Lucio Gutiérrez en el 2002. Sin embargo, si logra conformar un frente de los diversos sectores de izquierda y movimientos sociales a su alrededor y, sobre todo, el respaldo directo del movimiento indígena y del MPD lograría colocar en el imaginario de la gente el símbolo de la unidad, que además se vería fortalecido por las victorias de la izquierda a nivel sudamericano y particularmente de Evo Morales en Bolivia.
Pero el fortalecimiento de esa candidatura no pasa por una alianza como la que llevó a Gutiérrez a la presidencia sino por la construcción de un verdadero frente unitario en el que todos los sectores tengan un papel importante con una estructura que los unifique, y el movimiento indígena tenga un papel protagónico colocando por ejemplo el candidato a vicepresidente que debería ser una figura de peso dentro del movimiento. En ese sentido hay dos figuras posibles Luis Macas y Auki Tituaña. El primero tiene una mayor proyección nacional y su influencia sobrepasa al movimiento indígena. Un binomio Correa – Macas sumaría la fuerza de la sorpresa y llegada electoral del outsider a la consistencia de un político y luchador social de reconocida trayectoria y con la base social que no tiene el ex Ministro de Economía.
Pero Correa además debería establecer una alianza clara de centroizquierda e izquierda alejándose de la posible tentación de darle protagonismo al populismo de Marum o al centroderechismo del Chato Castillo. Esos apoyos pueden sumarle votos si no son protagónicos, de lo contrario le restarían mucho más de lo que le aporten. Correa tiene además un talón de Aquiles en la falta de un asesoramiento político consistente que se suma al desastroso apoyo comunicacional. Aunque la semana pasada parece haber decidido dejar de lado las ambigüedades al reclamar la cancelación del contrato del Estado con la empresa petrolera estadounidense Occidental, y exigir un plebiscito sobre el TLC, le falta tomar como bandera la cancelación del convenio que entregó la base de Manta a las fuerzas armadas norteamericanas, por lo menos cuando éste venza en 2009 si quiere respetar lo firmado. Un posicionamiento claro con respecto a estos temas cruciales no solo le da contenido a su campaña si no que le aporta electoralmente. Un discurso de centro semejante a Roldós, además de restarle credibilidad es un suicidio electoral porque entre el original y la copia, los electores preferirán el original.
El Movimiento Pachakutik tiene en Auki Tituaña un precandidato reconocido por su honestidad, su capacidad de gestión, y su liderazgo local. Sin embargo, todavía no tiene el despegue nacional que necesita un candidato presidencial. Su candidatura podría consolidar un voto cautivo para Pachakutik que rondaría entre un 6 y 8 por ciento, pero no tendría el despegue para pelear los primeros puestos. Macas podría tener una mayor proyección nacional y seguramente la votación aumentaría. El presidente de la CONAIE se podría transformar en una mezcla de outsider y candidato tradicional, pero parece difícil que pudiese pasar a la segunda vuelta, aunque eso dependería de las alianzas generales, particularmente en la costa. Por ejemplo, Macas en binomio con una figura como Simón Cañarte o algún mediano productor bananero en un frente con el sector de Eduardo Delgado (otro candidato con proyección interesante) y diversos movimientos políticos y sociales, incluido el MPD, con el apoyo de figuras como el propio Tituaña, Julio César Trujillo y otros, sería una candidatura importante y a tener en cuenta.
Sin embargo, parece (solo parece) obvio que tanto una posible candidatura de Macas como de Tituaña restarían votos y posibilidades de proyección a Correa, lo que tal vez (solo tal vez) permitiría un avance de Roldós. Este en esencia no representa una posición de izquierda aunque algunos lo coloquen dentro de la tendencia, pero puede consolidar los votos de centro y algunos perdidos de la izquierda. Con un o una vicepresidente /a indígena o de peso social real en la sierra, es un candidato con buenas posibilidades. El apoyo, casi seguro del Partido Socialista le daría el toque de izquierda que le falta. Aunque eso se contrarresta con apoyos como el del general José Gallardo, por ejemplo.
Las encuestas que muestran a ciertos candidatos como los de mayor intención de voto carecen de veracidad porque están basadas solamente en poco más del 20 por ciento del electorado que más o menos cree saber en quién va a votar, más del 70 por ciento restante ni siquiera sabe quiénes son los candidatos. Por lo tanto todavía queda bastante camino por recorrer. Algo similar a lo que ocurría hasta julio del año 2002.
Es un momento crucial en la historia de Ecuador, la región andina y América Latina. Para pasar a la segunda vuelta un candidato de izquierda es fundamental consolidar un frente que incluya y no excluya a nadie de la tendencia, pero no desdibuje las propuestas programáticas. Además es fundamental dejar de lado todas las rencillas personales
La dirección de Pachakutik, Rafael Correa y quienes integran los diferentes sectores sociales y políticos de izquierda deberían pensar más seriamente en la responsabilidad que tienen y la necesidad de la unidad. Pero cuando se plantean tantos candidatos, como los que se empiezan a vislumbrar en la izquierda, hay que pensar que no hay cama pa´ tanta gente. Un Frente Social y Político puede ser una fuerza removedora y renovadora del panorama político-electoral, como fue en Bolivia el Movimiento al Socialismo de Evo Morales. En todo caso, el futuro dirá.