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Cronopiando

No hay indicios

Fuentes: Rebelión

No hay indicios de que fueran soldados estadounidenses. No hay indicios de que el tanque girase su torreta y apuntara al balcón del hotel Palestina. No hay indicios de que disparase. Lo dice la Audiencia Nacional Española que ya antes había excusado el crimen del camarógrafo español José Couso, en los primeros días de la […]

No hay indicios de que fueran soldados estadounidenses. No hay indicios de que el tanque girase su torreta y apuntara al balcón del hotel Palestina. No hay indicios de que disparase.

Lo dice la Audiencia Nacional Española que ya antes había excusado el crimen del camarógrafo español José Couso, en los primeros días de la invasión a Iraq, por tratarse de una «acción de guerra».

Otra justicia, en este caso haitiana, juzgaba el crimen del también periodista español Ricardo Ortega, muerto en Puerto Príncipe por un soldado estadounidense en el 2004.

Y la justicia haitiana, con el país ocupado, tampoco ha encontrado en su sentencia indicios, aunque, a diferencia de la española, se ha atrevido a aventurar que el periodista, posiblemente, habría sido asesinado por un militar. Sobre la identidad del militar no ha habido más indicios.

Lo que sí hay son víctimas. Entre ellas José Couso y Ricardo Ortega, aunque, eso sí, víctimas sin indicios.

Y también hay testigos. Entre ellos, otros periodistas que resultaron heridos, personas que estaban muy cerca. En cualquier caso, testigos sin indicios.

Y el Estado, el mismo que tantas veces se desboca y manda a callar al tercer mundo, en este caso, mira para otro lado, comedido y discreto como nunca, y se lava los indicios.

Lo peor, sin embargo, no es que no haya indicios. Lo peor es que no hay vergüenza.