Sí, parece que nos estamos acostumbrando a muchas situaciones injustas. Tal vez es por eso que no nos sentimos verdaderamente felices: Vivimos por vivir, nos satisfacemos de pequeños placeres pasajeros, hemos dejado de soñar, somos agresivos, dudamos que las cosas, las personas, las estructuras puedan cambiar…
Tal vez por eso muchos jóvenes se suicidan porque no encuentran en nosotros los adultos testimonios de vida, amor y lucha… porque nos hemos dejado deshumanizar, individualizar… y ellas y ellos no quieren vivir una vida de tercera categoría.
¿No te da vergüenza que Jorge Glas haya pasado cinco cumpleaños en la cárcel por una condena injusta y que se haya hecho tan poco para sacarlo? ¿Qué han hecho sus compañeros de la Revolución Ciudadana? ¿Qué han hecho los Asambleístas de Alianza País en el gobierno anterior? La mayoría se sumó a la traición de Lenin Moreno o quedaron demasiados tranquilos en su butaca bien pagada. Miremos a los brasileños: Después de meses y varios años de luchas sacaron a Lula da Silva de la cárcel y lograron que se lo reconociera inocente de los cargos que se le había inventado. Y ahora es el candidato más opcionado para las elecciones presidenciales del año que viene. Miremos a los bolivianos, en su gran mayoría indígenas: lograron que se vayan los golpistas que sacaron con violencia al presidente Evo Morales del gobierno, para saquear el país y entregarlo a las multinacionales principalmente norteamericanas. Después de un año de luchas, de persecuciones y muertos lograron que regresara al poder el partido de Evo Morales.
¿No te da vergüenza haber aguantado 4 años el gobierno traidor de Lenin Moreno y luego haber elegido más de lo mismo? ¿Por qué hemos creído las mentiras de los medios de comunicación corruptos contra Rafael Correa, las de un candidato banquero y las de la CONIAE-Pachakutik haciendo propaganda por el voto nulo? Ahora lamentamos… ¡A los 100 días el actual presidente tiene sólo 37% de opiniones favorables! Y las protestas -hasta huelga de hambre- se dan por todo el país para que cumpla con lo prometido en la campaña electoral, que no obedezca a los chulqueros del Fondo Monetario Internacional, que no acepte la dominación de los tribunales económicos internacionales en manos de las transnacionales, que no firme tratados de Libre Comercio para que nos roben ni entre en la Alianza del Pacifico al servicio de los intereses norteamericanos… Siguen los desalojos en Guayaquil, los despidos en la entidades estatales, las supresiones de los derechos laborales, las nuevas olas de migrantes, la desesperación. Seguramente los manifestantes lograrán algunas migajas, nuevas promesas, cambios de ministros… Alcanzarán varios logros y triunfos para que, en definitiva, nada cambie fundamentalmente… porque el gobierno de los banqueros y los empresarios tienen el control de las estructuras políticas, económicas, judiciales, informativas… Y somos nosotros mismos que se las hemos entregado en bandeja de plata en las últimas elecciones.
¿No te da vergüenza el derroche de unos pocos a costa del empobrecimiento de una mayoría cada vez más numerosa? Sólo uno de cada 3 ecuatorianos tiene un empleo asalariado. ¡Y muchas veces soñamos con vivir en los sectores más ricos de la ciudad! Ayer leía de un tal Santiago Agrelo: «En este mundo hipócrita y cínico, los pobres tendrían que lamentar no haber nacido animal doméstico o de compañía… ¡Su vida no vale la de una mascota!… La suerte de los pobres es la consecuencia natural a la que llevan las razones del ídolo: la servidumbre del dinero».
¿No te da vergüenza la autodestrucción de la vida en el planeta de la que participamos campantes? ¡Hemos entrado en la etapa de autodestrucción masiva de especies y de la especie humana! La pandemia es un signo de eso y no va a terminar. Ensuciamos y destruimos el planeta de una manera desmedida y criminal, y seguimos “bailando sobre el Titanic”. El calentamiento global está despertando virus y bacteria durmiendo tranquilamente… y los y las que vendrán serán más violentos y mortales que el coronavirus. Pero ¿qué importa? ¡Son otros que mueren, nuestros hijos y nietos! Tal vez nos preocupan los 4 millones de muertos desde el comienzo de la pandemia… pero ¿quién se preocupa de los 9 millones de muertos de hambre durante el mismo tiempo? ¡Qué inconsciencia, incoherencia e hipocresía! Tenemos la vida, el Ecuador y el mundo que nos merecemos, lastimosamente por culpa nuestra.
He aquí las razones porque no nos dan vergüenza todas estas injusticias y maldades: No queremos formarnos ni humana, ni política ni cristianamente, poque ser humanos es ser y hacernos hermanos, ser ciudadanos es participar en las estructuras de gobierno del país, ser cristiano es construir una sociedad fraterna, justa y equitativa en nombre de Dios. Nos quedamos en una vida a media, con la ausencia de convivencia, una fe infantil y dormida, una comodidad mortal. ¿Cuándo nos decidiremos a llevar una vida comunitaria, solidaria, creativa, entregada a los demás y a la construcción de una sociedad mejor?
Para animarnos a tener una vida digna y feliz, recordemos lo que respondió Mahatma Gandhi cuando les preguntaron cuáles son los factores que destruyen al ser humano. “La política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, los negocios sin moral, la ciencia sin humanidad y la oración sin caridad”. ¿No te da vergüenza cómo estamos?