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Norman Mailer no descansará en paz

Fuentes: Progreso Semanal

Siendo adolescente aprendí a apreciar la ficción leyendo Los desnudos y los muertos. Los maestros en secundaria nos embutían   a la fuerza La odisea, La Ilíada y otros «clásicos», pero Miller dio a los adolescentes sedientos de sexo y violencia (de manera indirecta, por supuesto) una razón para leer. En la década de 1960 […]

Siendo adolescente aprendí a apreciar la ficción leyendo Los desnudos y los muertos. Los maestros en secundaria nos embutían   a la fuerza La odisea, La Ilíada y otros «clásicos», pero Miller dio a los adolescentes sedientos de sexo y violencia (de manera indirecta, por supuesto) una razón para leer.

En la década de 1960 Mailer se convirtió en activista contra la guerra y en reportero. No todos sus libros alcanzaron la excelencia literaria que él exigía, pero mantuvo su valentía y determinación para expresar ideas acerca de los temas que la mayoría de los escritores evitaban.

En su vida personal a menudo se comportó como un comemierda inmaduro en busca de publicidad, buscando peleas y causas sin pensarlo mucho. En ese sentido, también representó una gran mancha y tensión de la vida norteamericana. Su muerte a los 84 años de edad significa la pérdida de un tesoro nacional.

Los obituarios de Norman Mailer dedican poco o ningún espacio a su contribución literaria que brinda una visión singular de la Guerra Fría. El fantasma de Harlot exploró el choque EE.UU.-URSS como no se atrevieron a hacerlos los historiadores y los sociólogos -o no tuvieron la capacidad para hacerlo.

Al usar al oficial de la CIA Herrick «Harry» Hubbard como su protagonista que de alguna manera se encuentra siempre presente en golpes de estado, invasiones fracasadas (Bahía de Cochinos) y otros hitos de la Guerra Fría, todos diseñados por la CIA, Mailer explora a la compañía real que jugó su papel en el drama de cuatro décadas de fines del siglo 20, un grupo de poderosos e influyentes -y hasta aburridos- personajes y tipos de clase baja que se vieron obligados a adquirir, que representaron un peligroso juego de alto riesgo. Al igual que sus antecesores, playboys en El gran Gatsby de Fitzgerald, estos adultos malcriados, caprichosos e irresponsables, que retorcieron conceptos como el de patriotismo y lealtad, quisieron satisfacer sus caprichos jugando a la Guerra Fría en la escena mundial.

Por medio de la ficción, Mailer mostró el ridículo mundo de la Ivy League ( i ) -predicadores y profesores, hijos e hijas de familias tradicionalmente ricas- que escribieron el guión del supuesto choque de las Grandes Potencias. Estados Unidos no ha tenido un rival desde Inglaterra. Creó la Unión Soviética como súper potencia a fin de participar en el más apasionante juego de toda la historia, un juego que se tornó realmente atemorizante en 1949 cuando los soviéticos lograron el arma nuclear.

Los soviéticos no tenían nada, salvo esas armas, para retar el poderío de EE.UU. Nunca desarrollaron una economía viable, ni lograron la capacidad para exportar una cultura competitiva, al estilo de Hollywood o Madison Avenue ( ii ) . Imagínense a los soviéticos programando estaciones de TV y de radio y tratando de ofrecer el equivalente de compras las 24 horas del día, siete días a la semana, la carne todopoderosa y bang bang bang!

Mailer comienza su novela a principios de la década de 1980. Toma de F. Scott Fitzgerald la descripción de los ricos e irresponsables WASP ( iii ) en Nueva Inglaterra, un hombre de sólida reputación, una esposa de linaje (en la casa) y una amante igualmente aristocrática, pero mucho más sexy -nada menos que su prima.

Harlot, el padrino y gurú de Harry, aparentemente se ha suicidado -como hicieron algunos peces gordos de la CIA. En este caso, el muerto representaba a la contrainteligencia. Pero al igual que varios tipos importantes de la CIA , pudo haber sido un topo del KGB. Es más, su muerte pudiera caer en el reino de la intriga y el misterio.

Kittredge, la esposa de Harry, que en otros tiempos fue la femme fatale de Harlot , se ha estado acostando con Dix Butler, el colega de Harry en la CIA y a veces su contrincante. A Dix le encanta el comportamiento criminal y puede cometer cualquier acción estrafalaria para ganar dinero -incluyendo asesinar a su esposa. Los personajes de Mailer entran y salen de episodios que comprenden décadas de malas alianzas y traiciones personales y nacionales. A cada vuelta el lector encuentra que los líderes de la «inteligencia» norteamericana carecen de cualquier lealtad ideológica, salvo a sus propios placeres caprichosos.

Los altos jefes de la CIA en el libro ayudan a crear el mito del poderío soviético mientras los políticos y gente de los medios le venden su mentira al público. Mailer explora grandes fracasos de la CIA realizados en nombre de promover la libertad u obtener ventajas en la Guerra Fría. En la década de 1950 cavaron el Túnel de Berlín debajo del cuartel general del KGB, solo para descubrir que habían caído en una trampa del KGB; lanzaron la invasión a Cuba después de convencerse a sí mismos de que Cuba caería igual que lo hizo el presidente guatemalteco Árbenz en 1954 por medio de una «invasión» similar. A los inventores de estos planes realmente no les importaban las consecuencias -entonces y ahora. Mailer también explora los intentos de asesinatos -y el grotesco conjunto de asesinos que la Agencia escogió- para matar a Castro.

Conocemos a los altos jefes como Allen Dulles y los psicopáticos planificadores de asesinatos, como E. Howard Hunt. La historia de la CIA, después de todo, es la historia abreviada de los tornillos y tuercas de la historia de la Guerra Fría.

Los personajes que desempeñan los papeles principales están seriamente trastornados. Un psicólogo de la CIA juega con drogas mortíferas y estudia los procesos psíquicos mediante los cuales las operaciones encubiertas se adaptan a múltiples identidades -toda esa tontería en nombre de la defensa de la libertad.

Los WASP que dirigen el aventurero juego saben que los soviéticos no representan una amenaza. Cuando Harry, el entusiasta joven oficial de la CIA, descubre que los soviéticos nunca ajustaron la medida de sus vías de ferrocarril para que coincidan con la de Europa Oriental, lo cual hace imposible la idea de enviar suministros a las tropas que invadan Europa Occidental, su superior le dice que no reporte esa información. Si el público se da cuenta de que la CIA y sus cohortes políticas y de los medios han inventado la «amenaza soviética» de ataque a Occidente, la Guerra Fría terminaría -y con ella la gran aventura. Los medios masivos nunca informaron de este «insignificante hecho». Imaginen la reacción del público a un reporte de que el supuesto plan soviético de ataque a Occidente requería de suministros para sus ejércitos que se detendrían en las fronteras de Europa Oriental, se descargaran en camiones y luego se volvieran a cargar n trenes diferentes. Un poco difícil de lograr así un ataque relampagueante por sorpresa.

Los gurús del gran juego de Mailer son pastores protestantes, profesores de literatura, adictos a la escalada de rocas y practicantes de la perversidad sexual -muy parecidos a la aristocracia europea para la que el sexo al estilo antiguo daba ganas de bostezar.

Anteriormente Mailer había reportado la guerra de Viet Nam, había hablado en manifestaciones en contra de la guerra y escrito una novela alegórica ( ¿Por qué estamos en Viet Nam? ), utilizando a un grupo de tejanos que cazaban osos pardos en Alaska como una metáfora de la participación de EE.UU. en el sudeste asiático. Los norteamericanos cazan cualquier cosa que esté a su alcance, sugiere la novela. Viet Nam significó para los cazadores principales (presidentes) una oportunidad de buscar una nueva clase de presa. Y usan la tecnología para obtener el éxito: helicópteros para ayudarlos a encontrar y destruir a los osos. Sin embargo, hay un rasgo de admiración, hasta de nostalgia, en las descripciones de Mailer, a menudo cómicas, de los personajes supermachos. Ese agresivo intelectual judío de corta estatura quería ser un tipo duro, y cuando trataba de serlo en las fiestas o almuerzos, invariablemente quedaba como un tonto. Y ese comportamiento llegó hasta los medios.

Sin embargo, su imagen de chico travieso no le impidió a Mailer expresar sus opiniones de los verdaderos tipos duros, los asesinos que no poseían alma, que no podían ser explicados por la pobreza o por el abuso a manos de sus padres. Un personaje tal, Gary Gilmore, se convirtió en el personaje central de La canción del verdugo , en la que Mailer presenta un cuadro original de lo que Joan Didion llamó «ese vasto vacío en el centro de la experiencia occidental, un nihilismo antitético no solo de la literatura, sino de casi todas las formas del esfuerzo humano, un terror tan cerca de cero que las voces humanas desaparecen, se van apagando, como los anuncios de humo en el cielo.» ( New York Times , 7 de octubre de 1979.)

Mailer hacer un doloroso esbozo del asesino Gary Gilmore. Brinda un detallado conjunto sociológico de hechos acerca de la pasividad mormona ante la presencia de un asesino en su seno. Analiza y explica los absurdos de la policía y el sistema legal antes de que una persona sea ejecutada.

Mailer trató los grandes temas: la guerra, la corrupción y la hipocresía a los más altos niveles.

También le encantaba publicitar su imagen y el arte de acuñar la frase perfecta. Era homofóbico y misógino. Es más, Mailer nunca aprendió a presentar a las mujeres en una dimensión realista. Es indudable que no las comprendió, lo cual no es un comentario acerca de sus seis esposas.

Mailer comprendió la duplicidad norteamericana, la niebla retórica basada en la religión que cubre el comportamiento político más taimado. También comprendió la banalidad que coincide con el heroísmo en la guerra. En Los desnudos y los muertos , los seis miembros sobrevivientes de un pelotón comparten una misión. Un judío, algunos no judíos y unos pocos antisemitas, algunos instruidos, otros ignorantes, todos comparten las mismas horribles condiciones en una isla del Pacífico. Esta es la democracia norteamericana de Mailer, la unión dispareja en condiciones de combate. Igualmente norteamericano es que las tropas maten a prisioneros japoneses de guerra y luego roben recuerdos de los cadáveres enemigos. Se preocupan de que sus mujeres se acuesten con otros tipos mientras se sienten un poco incómodos acostándose con otras mujeres. Luego descubren que su misión -la cual cuesta la vida a más de la mitad de ellos- no tuvo ningún significado en el resultado de la guerra. Pudo haberlo dicho de casi cualquier otra guerra .

Saul Landau es miembro del Instituto para Estudios de Política y autor de Un mundo de Bush y de Botox. Su nuevo filme, Aquí no jugamos golf, está disponible en DVD por medio de [email protected] This e-mail address is being protected from spam bots, you need JavaScript enabled to view it .

i Literalmente Liga de la Hiedra, es un grupo de universidades privadas del nordeste de EEUU, formado por Yale, Harvard, Princeton, Columbia, Dartmouth, Cornell, Universidad de Pennsylvania y Brown, y que posee una reputación de alto nivel académico y prestigio social. (Nota del Traductor.)

ii Calle de Nueva York donde se concentran las principales agencias publicitarias, creadoras de mitos de la sociedad consumista, por tanto, similar en ese sentido a la «fabrica de sueños» de Hollywood. (N. del T.)

iii Siglas en inglés de «White, Anglo-Saxon, Protestant» que designa a las personas de la clase privilegiada de EEUU –blanca, anglo-sajona y protestante. (N. del T.)