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Creación del Ministerio de la Mujer

¿Nos estamos poniendo las pilas?

Fuentes: Rebelión

La presidenta Bachelet utilizando el «Día internacional de la mujer» anunció con bombo y platillos la creación del Ministerio de la Mujer y Equidad de género, en esa ocasión dijo: «Nos estamos poniendo las pilas para asegurar que las mujeres de hoy, y sobre todo las niñas no tengan que esperar toda una vida para […]

La presidenta Bachelet utilizando el «Día internacional de la mujer» anunció con bombo y platillos la creación del Ministerio de la Mujer y Equidad de género, en esa ocasión dijo: «Nos estamos poniendo las pilas para asegurar que las mujeres de hoy, y sobre todo las niñas no tengan que esperar toda una vida para vivir en un mundo más justo». Seguramente el anuncio presidencial de este nuevo Ministerio de la Mujer debió haber dejado contenta a algunas mujeres, pero creo que la mayoría de ellas, silenciosa hasta ahora, saben que esa no es la solución que resuelva los graves problemas de inequidad e injusticia que las afecta a ellas y a todos los chilenos.

Frente a este anuncio surge una primera pregunta: ¿es necesario una nueva burocracia ministerial para resolver los problemas de desigualdad y discriminación que afectan no solo a las mujeres en Chile?, lo que la socialista Bachelet no dijo en esa oportunidad fue que para que mujeres y niñas vivan en un mundo más justo habría que cambiar el principal obstáculo; el sistema económico, político y social, sistema que no solo muestra su verdadero rostro de opresión y explotación sino que su otro lado oscuro, tan perverso como el primero; la alta, fina y refinada delincuencia, claro, no se puede esperar otra cosa si desde el primer momento la Concertación y hoy la Nueva Mayoría, se han transformado en los continuadores de esta modernidad neoliberal que nos trajeron también con bombos y platillos el sátrapa de Pinochet y sus chicagos lumpen boy. En este sentido, la presidenta ha ido a gringolandia a rendir examen frente a Obama y también frente a los principales capitalistas del mundo, también lo hace frente al empresariado chileno, de su última confesión que apareció en la revista Bloomberg (11 de marzo 2015), publicación de los hombres de negocios más acaudalados del mundo, a través de cual les envió a los dueños de Chile un tranquilizador mensaje: «Estamos manteniendo los mismos principios e ideas macroeconómicos que tuvimos en el pasado…y eso demuestra que no somos un gobierno populista. Somos un gobierno serio y responsable y lo seguiremos siendo»

Señora presidenta: los problemas de Chile no se resuelven creando nuevos ministerio, anunciando reformas y creando comisiones fraudulentas, la número 19 en sus dos períodos, la solución como usted dice: «para vivir en un mundo más justo» comienza en una Asamblea Constituyente; amplia, plural, popular, democrática, integrada por hombres y mujeres probos y reconocidos por el pueblo, no con los mismos que con frescura sin par intentan ser juez y parte de un ya generalizada corrupción y descrédito, constituyente que sin los secretismo o razones de Estado; discutan abiertamente, de cara al pueblo, redacten y propongan una nueva Carta fundamental para que sea el pueblo quien democráticamente la legitime.

Segunda pregunta : ¿no será que el tema de la mujer más que un Ministerio y un problema de género es un problema de clases?, porque, lo que el género las une la división de clase se encarga de dividir. Es innegable que los graves problemas que afectan a las mujeres son transversales, pero, no es lo mismo en las que desde la elite social mandan e imponen su poder; económico y moral a otras mujeres oprimidas y explotadas por partida triple; en el trabajo, en la casa y en la sociedad que la mercantiliza como objeto. El sistema margina a millones de mujeres y niñas especialmente a las más pobres condenadas a vivir en condiciones miserables, con salarios paupérrimos, lanzadas a competir en el mercado de una manera brutal, a tener que aceptar condiciones laborales inaceptables para mantener a sus hogares, muchas veces obligadas a prostituirse legalmente. Cuándo le son vulnerados sus derechos y negados otros, cuando es oprimida y explotada termina siendo la consecuencia de la infelicidad de otros; la de su familia entera.

Tercera pregunta : ¿no será qué más que un Ministerio la sociedad chilena necesita un cambio cultural? Para muchos la idea de mujer es una construcción cultural, porque ni el hombre es hombre ni la mujer es mujer, sino que personas con una determinada orientación e identidad sexual con los mismos derechos y deberes. Si el actual sistema neoliberal es un escoyo para transitar hacia una sociedad más justa, la relación Iglesia-Estado es otro de los obstáculos que no permiten avanzar para comenzar a terminar con la opresión y explotación de mujeres y hombres. Chile es uno de los pocos países del mundo que va quedando donde el integrismo ideológico del cristianismo en términos de valores morales aún se imponen, primero porque el Estado chileno jamás se ha separado de la Iglesia Católica, lo hiso en apariencia (1925) y por ello se tuvo que indemnizarla y privilegiarla con exenciones tributarias que hasta hoy mantiene, mientras que un pensionado del INP si paga contribuciones, la Iglesia no paga ni un céntimo. La separación del Estado-Iglesia en ese concubinato perverso de sotana y política, hasta hoy solo ha sido de forma y no de hecho, lo prueban las palabras de Crescente Errázuriz Arzobispo de la época: «El Estado se separa de la Iglesia, pero la Iglesia no se separa del estado». La visión y el trato que la mujeres reciben, más allá de ser un tema de género es el producto de una herencia cultural que arrastramos como pesado legado de una sociedad patriarcal judeo-cristiana, cuya ideología ha sido dominante y castradora; la mujer madre y de propiedad del hombre: «Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar, Y de la costilla Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre…» Génesis 2.21-23, o la imagen de la madre dolorosa a los pies de su hijo macho dominante, o la Eva desobediente y pecaminosa ofreciéndole su manzana al cándido Adán y en el ideario de las oligarquías chilena «las madres de Chile» desvinculadas absolutamente de lo político. Porque las mujeres saben que el miedo es nuestro principal enemigo y por mucho más: ¡vivan las mujeres rebeldes y desobedientes!



El autor es Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Egresado de Magister Universidad Arcis