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A propósito de las "críticas" recibidas por Sicko Michael Moore

Nosjuzganoscondenan

Fuentes: Rebelión

Nosjuzganoscondenan. Dos en uno. Todos los días nos juzgan y… Hablan y lo hacen tal cual los militares fascistas hacían en los simulacros de juicios a los republicanos que defendían la legalidad republicana y democrática: no necesitan razones, argumentos, pruebas, pues su propósito es la condena de todo aquel que no los siga. Era la […]

Nosjuzganoscondenan. Dos en uno. Todos los días nos juzgan y… Hablan y lo hacen tal cual los militares fascistas hacían en los simulacros de juicios a los republicanos que defendían la legalidad republicana y democrática: no necesitan razones, argumentos, pruebas, pues su propósito es la condena de todo aquel que no los siga.

Era la cadena ser, ocurrió así: el comentario era sobre Sicko«, la película de Michael Moore; uno de los opinadores que tiene fijo la multinacional, dice: «Es que hace demagogia» (llama demagogia a lo que Michel Moore expone: una comparación del sistema sanitario de EEUU con el de Canadá y Cuba).

La comparación estricta es un sistema, un método de comprobación por medio del cual aprendemos desde párvulos; pero los datos concretos obtenidos, a los sacerdotes que bendicen o condenan de acuerdo con el criterio de la norma establecida desde los intereses de la multinacional, en esta ocasión, no les sirven para emitir su condena, entonces, sin comentar más, se acusa al cineasta de hacer demagogia.

Otro sacerdote-opinador, no críticos aunque se presentan como tales, que forma parte del programa, declara a continuación: «Y a estas alturas no vamos a creernos lo que nos cuenten, ya somos maduritos». El primero continua refiriéndose al sistema sanitario cubano: «Yo no se, no lo conozco, pero vamos, no me voy a poner a investigar, no me lo creo».

Primero: Los métodos de exposición comparada no les sirven.

Segundo: Niegan la razón aportada por el conocimiento, por lo que se acude a los principios: No necesito comprobar las cosas, mi verdad es una verdad de fe, creo o no creo.

Tercero: Que inventen ellos, yo prefiero no saber. Si el mundo se mueve o no, es una cuestión de fe, mía, personal, y al que diga que la tierra se mueve, a ese, le niego públicamente, y declaro que la razón es absurda, declaro que el conocimiento no existe, que la llamada razón y el denominado conocimiento son una patraña, el conocimiento y la razón ni se desarrollan ni se adquieren, tan sólo vale la creencia: se cree o no se cree. Esta forma me permite juzgarcondenar, dos en uno.

«El País», Lunes 4 de Mayo. Noticia: Declara un paquistaní: «Huimos del ejército, no de los talibanes». El periódico parroquialmultinacional pone punto y seguido a la declaración y deja escrito a continuación: «Increíble». O sea: No me lo creo. Aquí, la fe, no la razón, se niega. Sólo vale mi fe, mi creencia, la que forma mi ideología, fruto, como todas las conciencias, de mi acción y mis intereses, de mis intereses y mi acción.

¿Recuerdan esta?: «El que no crea en mi, se condenará». Ya lo creo que recuerdo esa frase, perfectamente, nos la han repetido tanto que resulta despreciable, así pues, los que se dicen más modernos de los voceros de la clase dominante la han transformado en otras, para que sonando distinto produzca el mismo efecto, tienen el mismo contenido y transportan a los oídos la negación de la crítica con la arrogancia propia del ignorante, ese que quiere seguir tal cual es, un ignorante interesado, un interesado que desde su conciencia desprecia el aprendizaje. Alaban la negación del avance en cualquier aspecto de la vida porque siente más seguridad sirviendo desde el pensamiento de quien les utiliza. Ese que niega la razón lo hace porque la razón le cuestiona a él y a sus amos, que le emplean para difundir la idea general de que no hay nada que buscar que cambie la obediencia ciega por el pensamiento crítico. Deben mantener firme el timón: «Eso es demagogia». «A estas alturas no vamos a creernos lo que nos cuenten, ya somos maduritos». «Yo no se, no lo conozco, pero vamos, no me voy a poner a investigar, no me lo creo» «Increíble».

Estos son unos pocos ejemplos del lenguaje y las «ideas» que siembran los informadores de lo que conviene al orden cuyo valor es la ley del mas fuerte, de lo que llaman el ser competitivo, -mira como me parto de risa- la ley del dinero.

La comprobación de la realidad, el conocimiento, la reflexión, el contraste como método, no les sirve, y eso que pueden mentir, que pueden manipular los datos pues sólo hablan ellos y nada más que ellos, pero ya no llegan ni a eso, su arrogancia les ha llevado al nivel de la «creencia», que es ejército contra la razón. Nosjuzgannoscondenan; cuanto antes nos cuelguen el cartel se creen más fuertes.

Así por ejemplo en las conversaciones con creyentes de estos sacerdotes radiofónicosperiodisticos de la multinacional, estos divulgadores de la creencia, refiriéndose a los pueblos venezolano, boliviano, ecuatoriano, cubano, les escuchamos frases como por ejemplo: «Son ignorantes» «No van a cambiar nunca» «Los dirigentes que eligen tienen formas que me producen rechazo» -lo de «no me gusta por la forma de hablar» lo han difundido mucho- «No hacen más que gritarles» «No tienen educación» «Los engañan» «¡Que van a votar si les comen el «coco»!» «Son dictaduras».

Ya saben: «El que no crea en mí se condenará». Ya saben, nosjuzganoscondenan, dos en uno. Todos los días nos juzgan y…

Cuenta Joseph Roth en una de sus novelas -¿»La marcha Radetzky»?, creo que sí- que los obreros que venían de sus barrios pobres y apartados a manifestarse, en silencio, por el centro de Viena, tras conocerse que había triunfado la revolución en Rusia, los burgueses corrían a esconderse en sus casas, cerraban puertas y ventanas y se les veía mirar escondidos por los laterales de los visillos, cortinas, aberturas de las persianas; cuanto miedo a aquellos que explotaban.

También Howard Zinn, en su magnífico libro titulado «La otra Historia de EEUU» muestra el documento en el que la burguesía declara a los sindicatos obreros «enemigos del progreso» porque se proponían reducir la jornada laboral de 16 horas a 14; también nos muestra documentos en los que las mujeres trabajadoras llamaban a la huelga para ganar un poco más, los hombres ganaban 3 y ellas 1, luchaban además para no trabajar de 4,30 de la madrugada a las 19,30 horas, y salían los sacerdotes de la iglesia capitalista a decir que eso no podía ser. ¿Qué pasó cuando llevaron a cabo su primera manifestación? eran sastras: les mandaron a la policía a apalearlas; como no se rindieron, los grandes sacerdotes del «no se puede mover nada» lanzaron contra las trabajadoras a los marines, al ejército, y las tirotearon hasta terminar con su resistencia, cazaron a sus dirigentes, las encarcelaron, otras quedaron sin trabajo y no las dejaron vivir. «Son unos ignorantes» «No cambiarán nunca» «Los dirigentes que eligen tienen formas que me producen rechazo» «No tienen educación» «Les engañan» «No me voy a poner a investigar» «Lo que hace es demagogia» «No me lo creo» «El que no crea en mí se condenará»…

No soy anarquista ni sostengo sus ideas en uno o en otro grado, más allá de algún postulado general, pero ¿han oído hablar de Amadeu Casellas?; tampoco estoy en la tendencia concreta de Enric Durán ¿han oído hablar de él?; si he escuchado y machaconamente a los que nosjuzgannoscondenan emitir su condena de la candidatura II a las europeas, pero no he podido saber lo que ellos, los condenados, dicen, porque los sacerdotes radiofonicosperiodisticos y los popes de la iglesia capitalista no permiten que se sepa. «Son unos ignorantes» «No cambiarán nunca» «No me voy a poner a investigar» … «El que no crea en mi se condenará».

«Que pase la viuda», decían los bedeles y militares fascistas que tras vencer a los demócratas en la guerra hacían el paripé de juzgar a los republicanos españoles: No los habían «juzgado» y se divertían con la prevista condena. Eso hacen ahora: Nosjuzgannoscondenan, dos en uno.

Prueba a decirles por ejemplo: «Te recomiendo un libro, no te digo nada de él para que tu mismo digas lo que piensas, se titula: «La otra Historia de EEUU», el autor es Howard Zinn. La contestación fue la siguiente: «Ni lo he leído ni pienso leerlo. No tengo tiempo para pensar.»

Fue el resultado de una conversación larga, 7 horas en torno a asuntos relacionados con lo aquí expuesto.

Amigo lector, usted si que tiene posibilidades de participar en la acción que cambie el mundo. Los pueblos que luchan por ello, los individuos, se lo agradecen desde lo más profundo aun sin saber que es usted en particular, ¿qué importa eso? Aunque en realidad la acción que llevan a cabo ellos, los pueblos, los individuos, le cambia a usted, nos cambia a nosotros, empiece por utilizar la razón, el conocimiento concreto de la realidad concreta, no de crédito a los que nosjuzgannoscondenan; está en el camino del intercambio para transformar la sociedad, está en el camino de la solidaridad, de la mano apretada de los pueblos.