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Los comunistas y la corrupción

Nosotros no

Fuentes: Rebelión

El año 1973 cuando los militares allanaron las casas de los máximos dirigentes del Partido Comunista de Chile, esperaban encontrar trofeos para sustentar la campaña de que los militantes de la Unidad Popular en general y los comunistas en particular se habían enriquecido con dineros públicos. Nunca pudieron encontrar nada que justificara esto. Cuando allanaron […]

El año 1973 cuando los militares allanaron las casas de los máximos dirigentes del Partido Comunista de Chile, esperaban encontrar trofeos para sustentar la campaña de que los militantes de la Unidad Popular en general y los comunistas en particular se habían enriquecido con dineros públicos. Nunca pudieron encontrar nada que justificara esto. Cuando allanaron las viviendas de Víctor Díaz, Secretario General del Partido Comunista, o de Don Américo Zorrila que fue Ministro de Hacienda del primer Gobierno popular de la historia de Chile se encontraron con viviendas de trabajadores modestos en sectores populares de Santiago.

Hace pocos años estuve reunido con José Cademartori ex Diputado de la República y Ministro de Economía del Gobierno Popular y distinguido economista. No pude dejar de felicitarme de compartir trabajos e ideales con personas como estas: la modestia de su vivienda era extraordinaria.

Históricamente el Partido Comunista de Chile se ha forjado en una conciencia proletaria. Sus militantes, en general, viven sus vidas, con estrecheces, con la convicción de quienes luchan por causas justas y humanas.

Durante el Gobierno Popular ningún militante que desempeñara Puestos Públicos dejaba de entregar la mitad de su sueldo funcionario a los jardines infantiles o a las tareas partidarias. Sus ingresos eran determinados por lo que ganaba un trabajador especializado. Y esto continúa hasta nuestros días. Parte importante de los ingresos de un comunista son entregados para solventar al Partido de la Revolución. Los cargos ocupados por militantes son una responsabilidad no un vehículo de enriquecimiento. El Partido Comunista es un ejemplo sin parangón en la Historia de Chile. Sus fundamentos están en la vida y la obra del gran Luis Emilio Recabarren que decidió como vivir su vida y cómo terminarla sin temores ni dejarse vencer por el obscurantismo clerical

Hemos visto y escuchado las declaraciones realizadas por los dirigentes de de la Unión Demócrata Independiente con la canallesca intención de poner al Partido Comunista al mismo nivel de su basureada realidad. No sorprenden. Ellos representan la tradición del crimen organizado, del enriquecimiento ilícito, del aprovechamiento personal y de los grandes negociados, del emporcamiento de la política y del servicio a los intereses de la potencia imperial.

Cómo se explica que Pablo Longueira, al que no se le conoce trabajos, fuera de los políticos, viva en una mansión en el sector más exclusivo de Chile. Con mansiones que exceden un millón de dólares. Allí están y estuvieron los Golborne, los Novoa los delincuentes de cuello y corbata como Monasterio y uno que otro advenedizo.

Qué comunista pueden mostrar que se haya enriquecido, por ejemplo, con la actividad de la Universidad Arcis? Ninguno. Sin embargo insisten una y otra vez. ¿Qué comunista pueden mostrar que haya recibido aportes de los grandes conglomerados empresariales para su enriquecimiento personal o las actividades políticas del Partido?

Los Comunistas no hacen carrera de parlamentarios ni fungen como «servidores públicos». No hay comunistas que trabajen en un puesto de gobierno para luego convertirse en funcionarios de empresas privadas o directorios. No hay comunistas que legislen apara satisfacer sus propios intereses. No hay comunistas con fortunas en paraísos fiscales.

La UDI y sus similares en la sociedad chileno forman parte ya del basurero de la historia.

Los comunistas son parte del fundamento de una nueva humanidad. Una humanidad donde no habrán seres humanos que se enriquezcan y vivan del trabajo ajeno; ni profetas del apocalipsis que vivan a costa del miedo y de la inocencia de las personas.

Vaivenes ideológicos, más o menos, sabemos de una militancia, que superará los tiempos que corren y será parte esencial de la construcción de esa nueva humanidad.

Santiago, abril, 2016

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.