Con los dos últimos presidentes, Lenin Moreno y Guillermo Lasso, hemos llegado a un descalabro nacional nunca visto: corrupción, violencia, desempleo, miedo…
Todos soñamos lograr una vida que nos traiga felicidad, pero fracasamos cuando nos quedamos en un sueño individualista y materialista. Pensamos erróneamente que podemos ser felices individualmente y que las satisfacciones materiales nos van a llenar. Entiendo que la expresión “sueños de perro” identifica esta búsqueda equivocada. Con esta calificación, imaginamos que el perro quiere ser un caballo fuerte, veloz y brilloso… pero sabemos que ese ‘sueño de perro’ nunca va a ser realidad. Soñamos ser ricos, emprendedores y famosos, pero individualmente, y terminamos insatisfechos y fracasados, porque la riqueza, el poder y el prestigio no traen la felicidad que nos merecemos. Nos pueden, durante un tiempo, aportarnos ciertas satisfacciones pasajeras, pero pronto se transforman en ilusiones y decepciones. La naturaleza humana es más exigente: no se limita a satisfacciones individualistas ni sólo materiales o materialistas. La naturaleza humana es fraternidad y espiritualidad.
Con los dos últimos presidentes, Lenin Moreno y Guillermo Lasso, hemos llegado a un descalabro nacional nunca visto: corrupción, violencia, desempleo, miedo… Diríamos una insatisfacción total, porque hemos dejado de luchar valientemente por la fraternidad y una nueva espiritualidad, ya que las religiones se muestran incapaces de acompañarnos en el desafío de lograr no sólo satisfacciones inmediatas y limitadas. Durante 6 años hemos aceptado vivir en la complicidad y la mediocridad del individualismo, la corrupción y el materialismo… Ahora que estamos fracasados, decimos: “¡Basta de Lasso! ¡Basta de violencia! ¡Basta de miedo! ¡Basta de pasividad!”
Parece que hemos despertado reconociendo que los ricos sólo quieren ser más ricos, pero entre ellos: el clan de los poderosos que sacrifica la vida de los demás y los derechos de la naturaleza. ¡Sueños de perro! Lastimosamente, muchas veces buscamos ser como ellos: individualmente satisfechos. ¡Son también sueños de perro! … porque no damos con la verdadera salida que es “ser mejores juntos”. Ese es nuestro sueño profundo, porque es el sueño de Dios: una humanidad fraterna en armonía con la naturaleza y en comunión con él. Eso es el verdadero despertar que necesitamos para ser verdaderamente felices.
Por eso dijo Jesús de Nazaret: “¡Felices los pobres porque el Reino es de ustedes!” Para Jesús, los pobres son los que se unen y se organizan para compartir sin frontera de raza, de clase, de religión, de ideología. ¿Estamos avanzando en este camino de una vida pobre, es decir, sencilla? porque más bienes tenemos, más nos limitan y esclavizan estos bienes. ¿Estamos avanzado en el camino de la comunidad y la organización? porque el individualismo nos achica y destruye interiormente. ¿Estamos avanzando en el compartir cada vez más amplio? porque la soledad nos mata. He aquí 3 caminos de una mística que nos transforma individual y colectivamente: Sencillez de vida, comunión fraterna y compartir equitativo. Eso es el Reino de Dios aquí y ahora. Eso fue la misión de Jesús: conformar la gran Comunidad de comunidades sencillas, fraternas y equitativas. ¿Hemos despertado a esta espiritualidad o, a lo menos, hemos empezado a caminar en esta dirección?
Nuestro país no funciona porque no sólo nuestras autoridades que elegimos, van en sentido contrario, sino nosotros también: Consumimos frenéticamente en vez de saber limitarnos a lo necesario, nos encerramos en nuestras casas o en pequeños círculos egoístas en vez de organizarnos, acumulamos más y más cosas y bienes en vez que ayudarnos a crecer juntos hacia una vida más fraterna, solidaria y equitativa. Eso es la herencia de la cosmovisión del Bien Vivir de los Indígenas y de la sangre de la inmensa mayoría de los ecuatorianos. Eso es la herencia de la fe cristina sembrada en nuestro continente que necesita ser purificada y asumida por los cristianos.
Sí, hemos comenzado a despertar porque eso es la lucha de muchas organizaciones sociales que han descubierto que la solución de los problemas está en las comunidades y los pueblos organizados, valientes y abiertos para enfrentar los desafías y abrir caminos nuevos. Las nuevas elecciones en que nos encontramos nos dan la oportunidad de crecer más y ser mejores, individual y colectivamente. Tratemos de descubrir las trampas de los de siempre que nos quieren hacer creer que ellos van a resolver nuestros problemas. Aprendamos a descubrir los caminos nuevos que han abierto Cuba y Venezuela, sin dejarnos envenenar por propagandas mentirosas. Aprendamos del gobierno de Bolivia que se deja guiar por la cosmovisión del Bien Vivir. Reconozcamos el valor de los colombianos que han elegido presidente y vice presidenta nacidos de organizaciones populares y movimientos feministas. Sigamos a los brasileños que superaron el fascismo de una clase de poderosos que sólo saben aumentar el número de pobres y la destrucción de la Amazonía. Conozcamos la experiencia de los Zapatistas que, en México, desde 30 años dijeron “¡No al neoliberalismo!”, resisten a sus embates y construyen una sociedad autónoma que se organiza económica, política y jurídicamente. Fortalezcamos nuestros vínculos con las organizaciones sociales que trabajan por un Ecuador mejor mediante su incidencia en los partidos políticos, porque estos deben los hijos de tales organizaciones.
Evaluemos hasta dónde hemos despertado para fortalecer los espacios de vida sencilla, de organización activa, de compartir fraterno, de equidad real y de mística entusiasta. Hace pocos días, el papa Francisco dijo: «El cambio de modelo de consumo es urgente e inaplazable… un cambio de rumbo, un decisivo cambio del modelo”.
Pedro Pierre: Sacerdote diocesano francés, acompaña las Comunidades Eclesiales de Base (CEB ) urbanas y campesinas de Ecuador, país adonde llegó en 1976.
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