La mejor manera de acabar con el enemigo no es tanto acabar con sus ejércitos o con cualquiera de sus instrumentos de fuerza sino destruirlo en el terreno de las ideas y qué mejor manera que desactivar su mente. Algo así debió pensar el fascismo italiano liderado por Mussolini cuando decidió encarcelar a Antonio Gramsci […]
La mejor manera de acabar con el enemigo no es tanto acabar con sus ejércitos o con cualquiera de sus instrumentos de fuerza sino destruirlo en el terreno de las ideas y qué mejor manera que desactivar su mente. Algo así debió pensar el fascismo italiano liderado por Mussolini cuando decidió encarcelar a Antonio Gramsci para «impedir que ese cerebro funcione».
Cinco años antes de su detención por «conspiración contra los poderes del Estado» (1926), el que fuera uno de los principales ideólogos marxistas de la época, pero también periodista y cofundador de la revista L’Ordine Nuovo, construye el Partido Comunista Italiano, uno de los más activos y combativos, tanto en lo ideológico como en lo intelectual, de toda Europa.
La editorial Veintisiete letras reedita su libro «Cartas desde la cárcel», que como su nombre explica es toda la relación epistolar que mantuvo durante sus años de reclusión en diferentes centros penitenciarios, incluidas las que escribe durante su destierro en la isla de Ustica y en su paso por el hospital posterior a su salida. En esta ocasión la obra ha sido editada y prologada por Francisco Fernández Buey, estudioso marxista, que además ha sido el encargado de seleccionar 30 cartas adicionales.
Para entender el carácter de todo lo escrito durante esos años hay que tener en cuenta las circunstancias en las que se encontraba. La más obvia es la lógica censura a la que estaba sometido dada su situación y lo que hacía imposible escribir sobre temas políticos o ideológicos y muchas veces recurría a una forma de escribir codificada. También, como es obvio, los receptores de las misivas solían ser familiares o personas cercanas fuera del círculo político de Gramsci. Además hay que entender las diferentes épocas, con sus consiguientes estados de ánimo que se plasman en el tipo de escritos.
A pesar de su situación durante su estancia en la cárcel pone mucho esmero en su aprendizaje cultural. Se centra en diferentes ensayos y estudios sobre lengua y literatura, al margen de mantener vida su pasión por la lectura , aprender diferentes idiomas y cómo no, ampliar sus teorías marxistas.
Si para cualquier persona el paso por las cárceles fascistas es un suplicio mucho más para un hombre como Gramsci que desde muy temprana edad se veía castigado por dolores. Todo ello le llevó a morir por una hemorragia cerebral al muy poco tiempo de abandonar la cárcel.
«Cartas desde la cárcel» es el testimonio de uno de los dirigentes de izquierdas más importantes en Europa pero también el de un intelectual y sobre todo, el de un ser humano que entre sus cartas se perfila no sólo su lado político sino el más sentimental.