Un ex-agente de la CIA decidió dar a conocer algunos de los programas con los cuales Estados Unidos controla las comunicaciones telefónicas, Internet y las redes sociales de manera generalizada. Esto provocó una crisis en el gobierno de Obama, que tuvo que salir a reconocer públicamente la necesidad de resignar la privacidad para protegerse de […]
Un ex-agente de la CIA decidió dar a conocer algunos de los programas con los cuales Estados Unidos controla las comunicaciones telefónicas, Internet y las redes sociales de manera generalizada. Esto provocó una crisis en el gobierno de Obama, que tuvo que salir a reconocer públicamente la necesidad de resignar la privacidad para protegerse de las amenazas «terroristas».
Recordemos que uno de los principales avances en estos programas de control proviene de la llamada «Ley Patriota» promulgada por el presidente Bush allá por el 2001 después del atentado a las Torres Gemelas como parte de la «guerra contra el terrorismo». A pesar de que Obama había prometido terminar con el espionaje a la población, esta ley no sólo se ha mantenido sino que los controles se han profundizado, como lo demuestran los informes revelados, incluyendo no solamente a los supuestos sospechosos de actividades «terroristas» sino al conjunto de la población norteamericana y extranjera. Este reconocimiento realizado por Obama que intenta justificar las intervenciones, ha despertado críticas en la población norteamericana y en otros países cuyas comunicaciones son también controladas por Estados Unidos.
En los últimos días en la prensa aparecieron varios documentos. Uno de ellos, muestra una orden judicial secreta solicitando información detallada de todas las llamadas telefónicas de Verizon (la principal telefónica de EEUU). Otro documento muestra un programa llamado «Prisma» que recolecta todo tipo de información de las principales empresas en Internet como Google, Facebook, Microsoft, Yahoo, Skype, YouTube, Apple, etc. Esta filtración de información fue realizada por Edward Snowden, un ex-agente de la CIA. En una entrevista realizada en Hong Kong, Snowden reconoce que no podrá volver a su vida normal y que probablemente termine en la cárcel, se especula con su posible extradición pero por ahora se desconoce su paradero. Cuando le preguntaron por qué lo hizo, sus palabras fueron «no quiero vivir en un mundo en el que se graba todo lo que digo y lo que hago. Es algo que no estoy dispuesto a defender ni con lo que quiero vivir.»
Esta es la más importante filtración de información secreta desde Wikileaks. Justamente hace pocos días comenzó el juicio militar a Bradley Manning, el analista de inteligencia del ejército norteamericano que realizó la mayor filtración de información de la historia hacia el sitio web Wikileaks. Hace 3 años que Manning fue detenido, torturado y está acusado de «ayudar al enemigo» por parte de un tribunal militar que podría sentenciarlo a prisión perpetua o a pena de muerte. Miles de personas marcharon en las afueras de la base militar Fort Meade donde se lleva a cabo el juicio exigiendo la libertad para Manning. Por otro lado, el fundador de Wikileaks, Julian Assange se encuentra desde hace un año refugiado en la embajada de Ecuador en Londres para evitar ser extraditado y declaró que Snowden es «un héroe que ha desenmascarado el insidioso estado de vigilancia masiva en el que vivimos».
Ante la persistencia de la crisis capitalista y el fracaso de sus ofensivas militares, el imperialismo norteamericano busca apoyarse en el control de las comunicaciones para avanzar en mayores controles sobre la población y para defender los intereses de sus empresas. Mientras esto sucede, los bancos y las empresas responsables de la crisis gozan de total reserva con sus secretos comerciales, sus transacciones financieras y el saqueo que realizan en otros países.
Pero ¿y su fuera al revés? ¿y si los trabajadores y el pueblo quisieran controlar a los banqueros y capitalistas? La actual tecnología de la información abre enormes posibilidades de democratizar la economía, aboliendo por ejemplo el secreto comercial, bancario y haciendo públicas las ganancias de los capitalistas. ¿Quién mejor que los trabajadores de cada rama de la economía para evitar y desenmascarar las estafas de los capitalistas mediante un control obrero de la producción y la distribución?
Son los trabajadores los que hacen funcionar las industrias, el transporte, las comunicaciones y la tecnología. Y son también los trabajadores los que pueden destruir el aparato represivo al servicio de los capitalistas y poner los desarrollos tecnológicos en función de las necesidades sociales.
Fuente: http://www.contrainformatica.org.ar/Nueva-filtracion-en-el-espionaje?var_mode=calcul