La actual situación de crisis del sistema capitalista, con múltiples facetas: una crisis económica, ecológica, energética, alimentaria…, pone de manifiesto la incapacidad de este modelo para garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de las personas y su por el respeto al medio ambiente. Se trata de una crisis estructural que muestra los límites históricos […]
La actual situación de crisis del sistema capitalista, con múltiples facetas: una crisis económica, ecológica, energética, alimentaria…, pone de manifiesto la incapacidad de este modelo para garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de las personas y su por el respeto al medio ambiente. Se trata de una crisis estructural que muestra los límites históricos del sistema capitalista. Su lógica, en este contexto, se muestra con total crudeza: garantizar los beneficios a las élites económicas y políticas a costa de la explotación de las y los trabajadores y la destrucción medioambiental.
Lo hemos visto estos últimos meses, frente a la caída en picado de Wall Street y la quiebra de múltiples entidades financieras, la respuesta ha sido clara: socializar las pérdidas. La coyuntura de crisis implica, como ya estamos viendo, la profundización en el desmantelamiento de los sistemas de protección social, la reducción de los costes laborales y el apoyo sin fisuras a las empresas privadas y, en especial, a la banca.
En el Estado español, el derrumbe de la economía del «ladrillo» y su extensión a otros sectores ha detonado la crisis. Las capas más vulnerables de las y los trabajadores (jóvenes, mujeres e inmigrantes) así como las familias más humildes han sido los primeros en sentir la crisis. Los expedientes de regulación de empleo están al orden del día así como las medidas privatizadoras de los servicios públicos y los recortes sociales. La respuesta a la crisis por parte del gobierno de Zapatero ha sido la de ofrecer más liquidez y garantías a los bancos y empresas y menos prestaciones sociales y empleos a las y los trabajadores.
La incapacidad por parte de la izquierda política hoy hegemónica de dar una respuesta creíble a la situación de crisis, de plantear «otra agenda», dificulta aún más la tarea urgente de levantar una alternativa política desde abajo. La subalternidad de Izquierda Unida al PSOE y su participación y corresponsabilidad en gobiernos social-liberales, gestores de la presente crisis, ha alejado definitivamente a esta formación de aquellas y aquellos que luchan en la calle.
El hundimiento de esta izquierda política institucional así como el endurecimiento de las políticas neoliberales a raíz de la crisis estructural del capitalismo plantea la necesidad urgente de construir un nuevo sujeto político. Un referente de izquierdas al servicio de los movimientos sociales y de las resistencias, que diga lo que haga y haga lo que diga, fiel a unos principios anticapitalistas, internacionalistas, feministas y ecologistas y con total independencia respecto al social-liberalismo.
Es desde esta perspectiva que Izquierda Anticapitalista ha lanzado la propuesta de presentar una candidatura a las próximas elecciones europeas de junio del 2009. Creemos que el contexto actual obliga a impulsar una iniciativa de estas características que genere un debate en la izquierda social sobre la necesidad de dar una respuesta política a la crisis. Las elecciones europeas permiten generar un debate de fondo sobre unas políticas cada día más presentes en nuestra vida cotidiana y que generan mayor precariedad, encarecimiento del consumo, recortes sociales…. Sólo hace falta tener en cuenta las últimas directivas llegadas de Bruselas: directiva de las 65 horas, directiva de la vergüenza, directiva Bolkenstein así como el Plan Bolonia, entre otras.
Consideramos que en paralelo al trabajo en los movimientos sociales, debemos de aprovechar las contiendas electorales para plantear nuestra oposición a estas políticas en la calle y defender también una opción electoral que se haga eco de las mismas. Evidentemente Izquierda Anticapitalista somos tan solo una parte de la izquierda combativa y es por este motivo que hemos lanzado una candidatura abierta a activistas de movimientos sociales que coincidan con estos planteamientos. Se trata de empezar abrir una brecha en esta dirección.
De este modo, iniciamos el proceso de recogida de las 15.000 firmas necesarias para poder presentar-nos a las elecciones europeas y animamos a todas aquellas y aquellos que coincidan con este análisis a participar en la iniciativa. La situación de crisis económica y de derrumbe de la izquierda institucional hace más necesario que nunca empezar a construir alternativas desde abajo y también en la arena electoral. Las contiendas electorales son también para la izquierda un campo de batalla, aunque no el más favorable, y no debemos de renunciar a él. No podemos continuar siendo meros espectadores.
Las elecciones europeas permiten un trabajo de coordinación junto con aquellas organizaciones que en otros países (el Nuevo Partido Anticapitalista en Francia, Sinistra Crítica en Italia, el Bloco de Esquerda en Portugal..) apuestan por una ruptura con el capitalismo desde un frente de luchas político independiente del social-liberalismo. La experiencia del Nuevo Partido Anticapitalista, liderado por Olivier Besancenot, es el máximo ejemplo de las potencialidades de una acción política que sume a amplios sectores de la izquierda social y política y éste es para nosotros un ejemplo a seguir y la fiel promesa de hasta donde queremos llegar. En el Estado español, nos encontramos muy lejos de los debates que vive la izquierda radical francesa, pero la propuesta que lanzamos desde Izquierda Anticapitalista es un primer paso en esta dirección. Nuestro objetivo: fortalecer las resistencias sociales al capitalismo y avanzar hacia la construcción de un polo anticapitalista amplio.
La crisis del sistema capitalista y la consiguiente derrota política e ideológica de sus clases dominantes abre una brecha para las consignas anticapitalistas. «Otro mundo» es más urgente que nunca y otra izquierda que empuje «desde abajo» también.