En la extracción de hidrocarburos, la pregunta no es si habrá o no derrames petroleros, sino cuándo van a ocurrir y con qué magnitud.
Esta es una pregunta que debemos hacernos ahora que se está debatiendo con fuerza si debe o no dejarse el crudo en el subsuelo en el Parque Nacional Yasuní, un lugar de gran importancia ecológica y cultural. Porque, aunque se diga que el petróleo se saca con “precisión quirúrgica”, los derrames petroleros ocurren siempre, como el acontecido en Esmeraldas, el pasado 19 de julio.
Petroecuador calcula que se vertieron 1.200 barriles, luego de que se desbordara un tanque de almacenamiento de petróleo. La mancha de petróleo recorrió cuatro kilómetros por las costas de Esmeraldas y llegó a la playa de Las Palmas; un desastre ambiental que afectará a los ecosistemas marinos y costeros a corto, mediano y largo plazo, a pesar de que la empresa estatal asegure que casi lo ha controlado.
Cuando la contaminación llega al mar, los componentes más pesados del crudo tienden a hundirse en los sedimentos, provocando una contaminación constante del agua, afectando a la fauna acuática y fundamentalmente a los organismos que viven en el lecho marino.
Los componentes del petróleo pueden entrar en la cadena alimenticia. Los componentes más livianos o volátiles se evaporan, y son acarreados a otras regiones por el viento y la lluvia.
Luego de un derrame, la primera afectación es a la biota sésil (los organismos que viven directamente sobre rocas o el fondo marino). Algunas poblaciones de especies sésiles se regeneran en un año, pero otros, como los erizos de mar, no se regeneran completamente hasta después de cuatro años. La mortalidad es mayor en los lugares donde se acumula el petróleo.
Otros ecosistemas muy afectados son los arrecifes coralinos, ecosistemas marinos tropicales de altísima biodiversidad, resistentes a la erosión y tormentas, estabilizadores de las líneas de costa, especialmente en zonas tropicales bajas.
Un arrecife recupera las condiciones que tenía antes de un derrame petrolero, después de varias décadas. En los componentes vegetales del arrecife hay una reducción en la tasa de fotosíntesis, que puede ser un problema crónico cuando el arrecife está expuesto a altos niveles de contaminación. Se produce un mal desarrollo del tejido reproductivo y la atrofia de las células reproductoras; dichos efectos pueden durar algunos años después del contacto con el crudo, reduciendo la tasa de reproducción y por lo tanto la densidad de población. El petróleo produce alteraciones en la composición de las especies y en el hábitat. Por ejemplo, dada la mayor masa de los corales ramificados, absorben más petróleo, produciéndose una mayor tasa de mortalidad que en otras especies.
En los manglares, ecosistema de gran importancia social, económica y ecológica, hábitat para muchas especies de peces y mariscos y fuente de materia prima para muchas actividades productivas de las comunidades asentadas en su entorno, el petróleo produce muerte de la vegetación, interrupción en el crecimiento de las plántulas, sofocación e intoxicación de las raíces zancudas y disminución de las raíces absorbentes.
Los árboles maduros que sobreviven sufren deterioro del dosel más alto y disminuye la cantidad de hojas y yemas. La recuperación del manglar puede tardar varias décadas; además, hasta ahora no se conoce ninguna manera de limpiar la contaminación del sedimento sin destruir el bosque. Los daños en la vegetación afectan también a toda la cadena trófica que depende del manglar, es decir: una gran cantidad de especies de peces, moluscos y crustáceos que cumplen etapas importantes de su ciclo biológico en el manglar.
Aquellos animales con bajo potencial reproductivo y de dispersión tienen mucha dificultad para recuperarse a largo plazo.
En los ecosistemas costeros tropicales, el petróleo afecta gravemente a las especies que anidan en la arena. Los huevos absorben la humedad del ambiente que les rodea, por lo que pueden absorber los hidrocarburos presentes. Si hay contaminación en zonas de anidación, el impacto puede ser catastrófico para la reproducción.
Expuestos al petróleo en etapas más tardías, los embriones de tortuga son muy sensibles a los efectos tóxicos del petróleo.
El petróleo retarda la eclosión de los polluelos y produce anormalidad en el carapacho de las tortugas, especialmente cuando la exposición ocurre en las etapas tempranas, que es cuando éste se forma.
Los huevos de pato silvestre también son susceptibles a la contaminación. Dado que la demanda de oxígeno aumenta con el crecimiento embrionario, la obturación de los poros del huevo por el petróleo produce alta mortalidad o disminución en la tasa de crecimiento.
No cabe duda que los derrames petroleros afectan a ecosistemas de gran importancia en los trópicos.
Fuente: https://www.accionecologica.org/otro-derrame-petrolero-a-dias-de-una-consulta-popular/